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Integración con los originarios: lento avance y deudas pendientes
Por Diario Norte - Tuesday, Mar. 31, 2015 at 4:23 PM

Por: Eduardo López. Como una bocanada de aire puro en medio de tanto chicaneo electoral que apesta, el sábado 21 por la noche los resistencianos tuvieron la posibilidad de compartir una celebración sin igual: los 53 años del Coro Toba Chelalaapí. Fue una fiesta del canto, del espíritu donde flotó en el aire la alegría de la hermandad. El recinto de la Casa de las Culturas, estuvo colmado en partes iguales por hermanos aborígenes y por nativos chaqueños, hijos de inmigrantes.

Fue un recital emocionante, con la participación de un trío encabezado por Leko Zamora, de la etnia wichí, que hizo a los presentes transportarse a ritmos ancestrales y a sabiduría pura. Después la presentación de Los Peregrinos, de tal justeza y entonación, que no se explica cómo no hayan trascendido aún a otros escenarios de la región y del país.

Y después el recital de Los Chelalaapí, con sus tres integrantes originarios y “los nuevos”, estrenando ropa y confirmando lo que hace que en lo suyo sean Gardel, porque “cada día cantan mejor”. Y esta vez acompañados por el Ballet “Renacer Originario” de Pampa del Indio que le prestó un adecuado marco a cada una de las canciones.

El público siguió con devoción un espectáculo que se podría calificar de “alta gama” y que, ahora que se presentan cantantes populares en el Teatro Colón, no desmerecería para nada a ese escenario, más bien lo enaltecería.

El cierre fue por demás significativo: el joven director del Coro, Claudio Largo, invitó a cantar el cumpleaños feliz, primero en qom, para lo que les hizo repetir varias veces a todos los presentes ese augurio en la lengua originaria, hasta que salió el canto.

Esta escena impensable en el Chaco cincuenta años atrás mostró con un pequeño detalle que a pesar de tantos tropiezos y de idas y vueltas ese tema de la integración con los pueblos originarios tiene sus pequeños logros, que se va imponiendo más la tenacidad aborigen que por el discurso de los políticos, siempre propensos a agrandar sus logros, que más de una vez quedan sólo en los papeles.

La ley aborigen y el Idach

Este cumpleaños sirve para que se repasen algunos hitos que se han logrado y que han comenzado a derribar fronteras a partir del momento que se terminó la pelea, y comenzó la integración, aunque haya quedado de por medio la peor tragedia de toda la historia chaqueña en la Matanza de Napalpí en 1924 y a pesar de que la devolución a sus dueños de las tierras de la Mesopotamia Chaqueña a sus legítimos dueños refrendada por un decreto nacional, también de 1924, y prometida por repetidos gobernadores siga aún inconclusa.

En esta línea se debe recordar como conclusión de una lucha cuya semilla echó al viento René James Sotelo, indigenista quitilipense en las décadas del 50 y 60, que el 13 de mayo de 1987 -entrada la madrugada del 14- la Cámara de Diputados del Chaco sancionó la Ley Provincial del Aborigen (3.258), promulgada el 30 de septiembre del mismo año por el gobernador Florencio Tenev. Pero para que fuera sancionada, tres días antes de su tratamiento numerosos aborígenes acamparon frente a la Legislatura para presionar a los legisladores. Durante el acampe y tras conocer la aprobación de la ley falleció de muerte súbita, en la misma calle, el aborigen Ramón Aguirre de La Leonesa.

Esta ley creó, entre otras cosas, el Instituto Provincial del Aborigen (Idach), un ente autárquico cuyas autoridades serían elegidas por el voto popular, con un directorio integrado por representantes de las tres etnias. Eso les dio un barniz democrático y de cierta autonomía que hoy, a 28 años de su sanción, deja mucho que desear porque el organismo, lejos de ser autárquico, es un simple apéndice del gobierno de turno, con un presupuesto acotado y, de hecho, con escasa influencia en el resto de la comunidad. Se impone una revisión seria de esa ley y del funcionamiento del Idach para introducir las reformas necesarias que lo hagan más ejecutivo para decidir sus relaciones con otros departamentos del Estado como Vivienda, Educación, Salud, Colonización.

Esto se complementó con el reconocimiento constitucional en la reforma de 1994 cuando ordena la devolución de las tierras que históricamente le pertenecieron, algo de lo que sólo se ha cumplido un porcentaje mínimo y en cuenta gotas.

Otros adelantos han sido la implementación de las escuelas de enseñanza bilingüe, la creación del centro de formación docente de Sáenz Peña para maestros bilingües, la determinación de sumar a los idiomas qom, moqoit y wichí como lenguas oficiales de la provincia o la creación de la Escuela de Gestión Indígena del barrio Toba de Resistencia o el Centro de Estudios de Pampa del Indio.

Los pueblos aborígenes en la Corte Suprema

Pero quizás lo más impactante de esta década sucedió el 29 de agosto de 2007 cuando el Defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, presentó ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación una demanda contra el Chaco y el Estado Nacional en la que solicitó que “se detenga el exterminio de comunidades tobas que habitan en la provincia. Se están violando los derechos humanos incluidos en la Constitución. Se encuentran en una situación de exterminio silencioso, progresivo, sistemático e inexorable”.

Setenta días después, el 6 de noviembre, en una audiencia inédita, la Corte Suprema con los representantes de la Nación, de la Provincia y del Instituto del Aborigen Chaqueño se escuchó el alegato de este último, representado por Orlando Charole y Egidio García, que insistieron en reclamar acciones concretas y no intenciones. “Hemos esperado tanto que podemos seguir esperando con paciencia que se cumpla lo pedido”, dijeron en ese momento.

Año y medio después, 1, 2 y 3 de abril de 2009 llegó al Impenetrable el en ese entonces miembro de la Corte Raúl Zafaroni para verificar cómo se cumplía la orden de asistencia a las comunidades aborígenes.

Un lustro después, el 5 de noviembre de 2014, el secretario general a cargo de la Defensoría del Pueblo de la Nación, Carlos Haquim, llegó al Chaco para visitar comunidades indígenas y constatar las falencias que su equipo de trabajo detectó. “Hubo importantes avances de la situación de aquella época a la actual en obras de infraestructura y mejores condiciones para las comunidades, pero hay que decir que hoy en día algunos aspectos, sobre todo en el tema del agua y la alimentación, estamos con falencias las cuales ya fueron detectadas”, “hay lugares sin provisión de agua, se cambió el sistema de entrega y hay lugares donde no llega. Constatamos que hay familias aborígenes que toman agua de charcos y tienen que caminar hasta tres kilómetros para acceder a ella. En caso de los alimentos, consideramos que la bancarización realizada en la provincia (tarjeta alimentaria) perjudicó a distintas comunidades, porque en definitiva el monto que les habilitan lo terminan gastando en transporte”.

Menos números y más hechos concretos

Todo esto, apenas una muestra de lo que pasa, pone en evidencia que nuestros hermanos lo siguen siendo en los papeles y que apenas reciben unas migajas de la mesa de los señores (los políticos) que gobernaron y gobiernan. Y que si de verdad se quiere integrar a los hermanos aborígenes, han que trabajar en serio y con dedicación en todos los ámbitos. Con menos estadísticas y más hechos concretos. Para que esa señal de cantar el cumpleaños feliz de un coro, que es un orgullo de todos y no una rareza, no sea un hecho aislado e impensado, sino parte de la cotidianeidad.

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