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La inclusión de los hombres feministas
Por Valeria Donato - Tuesday, Mar. 31, 2015 at 5:02 PM

"Quien no se mueve no puede darse cuenta de sus cadenas" Rosa Luxemburg

La inclusión de los ...
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Hace ya un tiempo que noto una cierta urgencia desde las feministas para incluir cishombres en el movimiento y últimamente como van en aumento las campañas que, desde estos hombres, se están llevando a cabo apoyados por diferentes organizaciones de mujeres o "de género". Entiendo que no es un debate nuevo el de qué lugar estos hombres deberían o preferiríamos que ocuparan, sin embargo me parece que lejos estamos de haber llegado a una conclusión y considero que no es un debate menor, especialmente cuando cada vez más son ellos los protagonistas de nuestras luchas.

Entiendo que para que el feminismo logre provocar un cambio cultural y duradero debe aumentar su masa crítica. Algunas compañeras me plantearon que para que esto suceda es estratégicamente importante sumar "gente" a nuestras filas. Otras argumentan que el patriarcado afecta tanto a mujeres como a hombres y por lo tanto ellos también son sujetos políticos del feminismo.

Ante estas dos posturas quisiera plantear algunos puntos que espero puedan aportar al debate. Si bien es cierto que para poder hacer un cambio cultural tan drástico hace falta de una gran parte de la sociedad que lo apoye y luche por él, pienso que, como primera medida, esos hombres, como nosotras hicimos y hacemos, deberían someterse a un importante autoanálisis y deconstrucción incluso hasta más exhaustivo que el de las mujeres, porque es más difícil darse cuenta de los beneficios que de los padecimientos. No digo con esto que todas las mujeres son feministas por nacimiento o que tienen algún tipo de ventaja por el hecho de ser mujeres en cuanto a conciencia feminista, pero sí considero que el papel que el patriarcado nos asignó es muy diferente al de los hombres. Es cierto que el cishéteropatriarcado nos afecta tanto a hombres como a mujeres pero la forma en la que nos afecta no es la misma. Nosotras somos las que sufrimos las desigualdades económicas, políticas y simbólicas mientras que ellos, si bien tienen que lidiar con las simbólicas si deciden romper con las normas, no corren con nuestra misma "suerte". Por otra parte la palabra clave es "deciden". Nosotras no podemos elegir cómo se nos percibe ni cuáles consecuencias nos acarrea esta percepción de nuestros cuerpos.

Particularmente quisiera centrarme en lo que considero un retroceso importante en dos de nuestras luchas y quizá de las más antiguas: el empoderamiento y la visibilización. Las dos últimas campañas que ví (la de la ONU: "He for She" y la de Cosecha Roja con la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género: "Yo soy la mujer de la bolsa") socavan estos dos pilares del feminismo. No es mi intención menospreciar ni dudar de las buenas intenciones de estas dos campañas como de otras del mismo tenor, sino la de sumar un punto de vista para que pensemos las consecuencias que el rol que queremos que ocupen los hombres en nuestro movimiento puede tener en estos dos ejes.

Desde el empoderamiento, considero que si permitimos que "Ellos actúen POR nosotras" nos estamos alejando de este objetivo que es precisamente el de ser agentes de nuestro cambio. Sentir que nosotras podemos pelear por nosotras mismas sin la necesidad de que venga nadie a "rescatarnos". Salir del rol de víctimas pasivas, objetos, en el que nos ponen/mos para asumir el control de nuestros cuerpos, vidas y destinos. Nos pueden acompañar de diferentes formas, como muchos respetuosamente ya lo están haciendo, pero no actuar por nosotras.

En lo que respecta a la visibilización, hace décadas que desde el movimiento feminista se viene haciendo un fuerte trabajo para rescatar del olvido las figuras femeninas borradas de las ciencias, de las artes, de todas la disciplinas y de la Historia, intentando recuperar esa voz silenciada, esos ejemplos que simbólicamente abren al imaginario colectivo y a nosotras mismas la posibilidad de otras opciones para las mujeres que las tradicionales de esposas y madres. Permitiendo que los hombres sean "la mujer de la bolsa", estamos otras vez invisibilizando a las verdaderas protagonistas, a Daiana y a Ángeles y especialmente minimizando las desigualdades estructurales del patriarcado substituyendo a los sujetos oprimidos por los opresores. Otorgamos la hegemonía de la palabra y la imagen a los hombres y, lo que es más grave, lo estamos haciendo en un sentido amplio, dado que incluso lo estamos permitiendo en el caso más emblemático y exclusivo para las mujeres como es el femicidio. Si hay una de las prerrogativas que mantienen más estrechamente los sistemas opresivos es el de la palabra y nosotras estamos renunciando a ella. No creo que querramos ser la gran mujer detrás de todo gran hombre. Considero que defender ese espacio de visibilización es en sí mismo un ejercicio de empoderamiento.

Quiero que quede bien claro, no niego a priori la existencia de hombres feministas ni veo a los hombres como enemigos "naturales". Simplemente considero que para ser feministas, para poder ser considerados nuestros compañeros y pelear por el cambio que buscamos, los hombres tienen que renunciar a ese inmenso privilegio que históricamente el patriarcado les otorga que es el de ser los sujetos, las caras, las voces de todas las acciones para que nosotras podamos crecer en nuestro empoderamiento, mantener y aumentar nuestra participación en ese espacio público que tanto trabajo nos costó conseguir.

Y sobre todo YO NO QUIERO SER la mujer de la bolsa ni Daiana, ni Ángeles, ni Melina ni la Pepa ni Effy ni Romina Tejerina.

Que el hecho de ser percibidas como mujeres no signifique el silencio, la sumisión al aleccionamiento, no sólo ser las representadas sino también poder ser las lideresas de nuestro movimiento.

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