Julio López
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“La memoria tiene que estar en la calle”
Por ANRed - Wednesday, Apr. 08, 2015 at 8:12 PM

“La memoria tiene que estar en la calle porque es lo que va a sostener la continuidad de ese proceso independientemente de las políticas de los gobiernos”

Una baldosa, cien barrios, mil historias. ANRed entrevistó a Osvaldo López, integrante de la Coordinadora de Barrios por Memoria y Justicia, que lleva adelante la iniciativa de dejar inscriptos a los asesinados por el Terrorismo de Estado en los barrios en los que vivían. López cuenta la iniciativa desde sus comienzos, la relaciona y la distancia del gobierno de turno, señala los debates al interior de la agrupación y afirma: “El trabajo de memoria es estratégico. Cada acto que hacemos en homenaje a un compañero desaparecido estamos fortaleciendo la militancia de hoy que quiere verse reflejado en eso y ser un reflejo de aquella militancia.” Por Santiago Nuñez, para ANRed

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“Cuando interpelás al vecino, te acompaña. Nosotros logramos ese consenso en el barrio.. Nos reconocen esa historia de visibilización de los vecinos en el barrio. Los vecinos cuidan las baldosas, nos llaman y nos avisan cuando una está rota”, afirma Osvaldo López integrante de la Coordinadora de Barrios por Memoria y Justicia, que realiza hace años la colocación de baldosas en las calles de la ciudad de Buenos Aires en que vivieron víctimas del terrorismo de Estado.

Las inscripciones se encuentran a lo largo de toda la ciudad, en una iniciativa que lleva ya casi 20 años de antigüedad: “En los años 1996, 1997 aproximadamente comenzamos. Había un colectivo que hacía trabajo de memoria en San Telmo y La Boca, llamado ´Encuentro por la Memoria´. Entonces se ve la necesidad de visibilizar cuáles eran los vecinos desaparecidos de cada barrio. Esto surge de la propia necesidad de ese grupo colectivo que no conocía a los militantes anteriores del barrio que estaban desaparecidos. Entonces se hace una investigación al respecto y se empiezan a construir las reseñas de esas historias de vida.”. Luego de ese comienzo, llegó el momento de ubicar esa necesidad y esas investigaciones en acciones concretas. “Empezamos ese trabajo de memoria en San Telmo y La Boca que consistía en hacer una marcha de antorchas y pintar una silueta en el suelo con pintura, poner el nombre del desaparecido y la fecha en las casas donde habían vivido. Así, interpelábamos a los vecinos, con una difusión hecha anteriormente”.

Sin embargo, no es hasta casi diez años después que se consolidó la organización de estas acciones, ya que recién en el año 2006 se conformó la “coordinadora de Barrios por Memoria y Justicia”, actual agrupación que sigue con le iniciativa.
Osvaldo reflexiona en este sentido acerca de las finalidades de esta iniciativa, vinculada fuertemente con enlazar la figura del militante desaparecido con el barrio y la vida cotidiana en la que él o ella estaban insertos. “El objetivo era empezar a demostrar que ese desaparecido que estaba en términos abstractos era alguien concreto que tenía familia que tenía una vida que tenía una inserción social, que tenía un trabajo, que iba al club.”

A su vez, la colocación de un texto en las baldosas requirió el debate pertinente al interior de la agrupación para delinear de manera detallada cada una de las palabras que allí representarían a cada persona a homenajear. Al respecto, López afirma: “Teníamos que consensuar un texto para cada baldosa, que se firmaría como ´Barrios por Memoria y Justicia´, puesto que era un nombre que hacía mención de todos. Pusimos, a su vez, la fase ´militantes populares´ porque nos parecía un concepto que englobaba a todos los desaparecidos. Decidimos “terrorismo de Estado”, que consideramos no empezaba en el 76 sino que empezó en el 74 con la Triple A, después en el 75 el operativo independencia, lo que marca que el concepto era abarcativo hacia la represión del Estado también anterior a la dictadura”.

La Coordinadora, compuesta por diversas agrupaciones de distintas posiciones en el espectro ideológico, no presenta un carácter homogéneo, lo que genera discusiones políticas con respecto a la actualidad al interior de la organización. Sin embargo, la Coordinadora intenta focalizar, según López, en un objetivo común más allá de las distintas opiniones. “Existen los debates políticos en la coordinadora. La composición social allí es heterogénea. Hay compañeros alineados con el kirchnerismo, otros con la izquierda. Entonces el debate está presente. Nosotros tratamos que las diferencias de opiniones y las contradicciones que se expresan en cuanto a la interpretación política del accionar del gobierno no interfiera en la reivindicación de los compañeros militantes”. En ese sentido, Osvaldo indica que los procesos judiciales a los responsables del terrorismo de Estado son un tema en discusión: “El tema de los juicios por ejemplo está en el debate. Muchos compañeros consideran que hay mucha deuda con respecto al castigo a los culpables. Hay algo más de 500 condenados y estamos hablando de entre 20.000 y 30.000 represores directamente involucrados en el secuestro, la tortura y el exterminio”.

Sin embargo, López resalta un cambio producido en la última década: “Sentimos que, luego del 2004, a la gente se le permitió hablar del tema”. No obstante, afirma que la política de Derechos Humanos no es invento mágico de ningún gobierno, sino que son el resultado de “procesos de lucha anterior”. Por esto, la lucha por la memoria no es monopolio de un espacio político ni de una presidencia, sino que se nuclea en algo mucho más fuerte: “La memoria tiene que estar en la calle porque es lo que va a sostener la continuidad de ese proceso independientemente de las políticas de los gobiernos”. De esta manera, López distancia esas iniciativas del gobierno de turno, ya que las políticas de memoria dependen de una organización social mucho más importante:“Hay un proceso social que sostiene las políticas de memoria. Nosotros hacíamos esto antes de que existiera el kirchnerismo y se va a seguir haciendo después.”

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