Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Ver este artículo sin comentarios

La revolución del Buen Vivir
Por Agencia Walsh - Monday, Apr. 20, 2015 at 9:05 AM

Sábado, 18 de Abril de 2015 | (AW) El próximo martes 21 de abril a las 13.00, mujeres pertenecientes a una diversidad de naciones originarias, marcharán desde el monumento al genocida Roca, hasta el Congreso Nacional en Buenos Aires. No marcharán solas. Miles de mujeres y hombres que apoyan la Primera Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir, caminarán con ellas.

La revolución del Bu...
marcha_buen_vivir_640.jpg, image/jpeg, 640x480

Pies; manos; voces; y corazones recorrerán las calles interpelándonos. Obligándonos a mirarnos a los ojos, a mirar los espejos y preguntarnos: ¿Deseamos el buen vivir? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para conseguirlo?

El buen vivir. Objetivo incuestionable de toda la humanidad. ¿Qué es? ¿Cómo se consigue? ¿Todxs imaginamos lo mismo cuando nos referimos a él?

El debate está abierto. Mujeres invisibles. Sabiduría ancestral. Miradas que interpelan. Reflexión colectiva ineludible. ¿Utopía?
Desde la Agencia Rodolfo Walsh queremos recoger este guante. Creemos necesario revisar prejuicios, cuestionar, poner en debate ideas establecidas. Seguramente habrá tantas formas de entender el buen vivir como seres humanos hay en la Tierra. Intentaremos reflejar algunas ideas generales sobre el tema con pincelada gruesa.

Hay quienes creen que el buen vivir está vinculado casi exclusivamente al poder adquisitivo, a la posibilidad de poder comprar o acceder a productos y servicios.

Así lxs carenciadxs, lxs marginadxs del mercado podrán lograr a una buena vida con un “mejor reparto de la torta” que permitirá comprar o tener una buena alimentación; vivienda; salud y educación. Acceso al esparcimiento y a la cultura.

Desde una óptica más espiritual, y muchas veces no enfrentada a la anterior perspectiva, el buen vivir será alcanzado en una próxima vida si en esta se siguen los preceptos del Creador y se acepta el destino que este eligió para cada unx de nosotrxs.

Quienes participamos de la Agencia Walsh, provenimos mayoritariamente de una tradición ideológica y cultural vinculada con la izquierda.
El buen vivir desde esta mirada, será alcanzado después de la revolución. Hasta entonces la felicidad será transitar el camino de la lucha.
Preguntamos: ¿El buen vivir está relacionado con la posesión material? ¿Con lo espiritual? ¿Con un equilibrio entre ambos? ¿Sobrevendrá el buen vivir después de la muerte? ¿Después de la revolución?

En la Walsh no renegamos de la necesidad de revolucionar el mundo, de terminar con la sociedad de explotación. Todo lo contrario. Lo creemos imperiosamente necesario, imprescindible. Pero ¿No será hora de repensar en forma colectiva muchas de las ideas que teníamos como inamovibles al respecto?

“La tierra para el que la trabaja” era (es) una de nuestras consignas importantes en la lucha por cambiar el mundo. Reforma agraria como paso previo a la socialización de la tierra, principal medio de producción.

“La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a ella” nos dicen los pueblos originarios. Y nos hablan de un concepto más abarcativo, más integrador. Nos hablan de territorio (ver fundamentos del proyecto de ley por el buen vivir) como cuestión fundamental para lograr el buen vivir.

¿Será así? Los pueblos originarios sostienen que practicaban el buen vivir antes de la conquista, antes del genocidio planificado y realizado por el Estado Nacional.

¿Habrá sido? ¿Será necesario escuchar, dialogar con los pueblos originarios?

Su palabra fue históricamente silenciada. Sus cuerpos sistemáticamente masacrados.

En Argentina no hubo solo una dictadura que cometió genocidio. 100 años antes hubo un genocidio absolutamente negado y ocultado por el Estado Nacional contra los pueblos originarios. Genocidio que hoy continúa de muchas formas.

Los monumentos, nombres de calles y homenajes diversos y variados a los genocidas, son motivo de vergüenza, de necesidad de lograr la justicia negada para los que queremos revolucionar la vida.

En la Agencia Walsh no tenemos claridad sobre cómo cambiar el mundo para lograr el Buen Vivir para todxs. Lo anhelamos y para eso trabajamos. Sabemos que el sistema capitalista, el sistema de explotación, el sistema de destrucción sistemática de la vida y de la naturaleza debe terminar. Debe ser reemplazado por uno de respeto y justicia. Para eso trabajamos.
¿Tendrá que ver el buen vivir con alguna de las cosas que expresamos? No estamos segurxs.

El dialogo está abierto.

agrega un comentario


Creación del Consejo de Mujeres Originarias por el Buen Vivir.
Por reenvío agencia walsh - Monday, Apr. 20, 2015 at 9:08 AM

ANTE-PROYECTO DE LEY


Art.1º: CREASE el Consejo de Mujeres Originarias por el Buen Vivir, en adelante EL CONSEJO, el que tendrá el carácter de ente autónomo y autárquico sin dependencia orgánica ni funcional de ningún estamento del estado.


Art. 2º: CADA PUEBLO designará dos (2) Consejeras, de acuerdo a su filosofía ancestral y a sus modos propios de organización en un plazo no superior a seis meses.


Art. 3º: DETERMINASE como objetivo del Consejo la realización de un proceso de consulta, participación, información y difusión para elaborar y proponer normativas y políticas que garanticen y efectivicen el Buen Vivir.


Art.4º: ENTIENDESE como la filosofía del buen vivir, el restablecer la cohabitación en reciprocidad y armonía entre los pueblos y con la naturaleza.


Art. 5º: DOTASE al Consejo de Mujeres de Pueblos Originarios, de iniciativa parlamentaria.


Art. 6º: DENTRO del plazo de 180 días de su constitución el Consejo deberá dictarse su reglamento de funcionamiento.


Art. 7º: ASIGNENSE los fondos necesarios para el cumplimiento de los fines de la presente, debiendo el Consejo elaborar y elevar su Presupuesto Anual a los efectos de la atribución de la Partida Presupuestaria independiente.



Descargar documentos


FUNDAMENTOS


Señor Presidente: En febrero del 2012, las hermanas del Pueblo Qom del Barrio Toba de Rosario se reúnen con una hermana Mapuche y plantean la necesidad de ser vistas, reconocidas en su condición de mujeres originarias; señalaron la importancia de hacer escuchar su voz, ya que padecemos siglos de opresión, sufrimos de manera particular la violencia institucional no sólo racista sino también sexista. Luego, mujeres originarias del Pueblo quechua de Jujuy definieron que para ser vistas y oídas debíamos hacer una marcha todas juntas; las mujeres M´bya Guarany recomiendan que sea una marcha de propuestas. Finalmente, las Mujeres Mapuches se reúnen y sumando a las ideas que se fueron construyendo sugieren que la propuesta que se llevara adelante será la implementación del Buen Vivir como un derecho, el cual entendemos es la relación de reciprocidad entre los pueblos y la naturaleza que nos permite alcanzar la armonía. A partir de 2013, realizamos talleres participativos en diferentes puntos del país, sobre todo en comunidades en conflicto y lucha por sus derechos. Se va conformando el Colectivo de Mujeres Originarias por el Buen Vivir. Desde diferentes pueblos y puntos del país, se coincide en la necesidad de realizar un encuentro, donde profundizar la propuesta. Así, del 13 al 16 de febrero de 2015 se realizó en Epuyén, provincia del Chubut, el Primer Encuentro de Mujeres Originarias por el Buen Vivir. De manera conjunta las mujeres de diferentes Pueblos Originarios planteamos los fundamentos y la propuesta de la presente Ley. Fuimos diagnosticando la realidad que nos envuelve: el colapso de nuestra madre tierra, la explotación sin límites del modelo extractivista, que saquea, depreda y contamina,. Estos diálogos y reflexiones nos llevan a articular de manera urgente una propuesta, que no solo nos aglutine a nosotras, las mujeres de las 36 naciones originarias, sino a todo el pueblo argentino que al igual que nuestros pueblos merece el Buen Vivir.
Porque cuando hablamos de cuidar la Madre Tierra, Ñuke Mapu, Pachamama, Qarate´e Alba, Tekohá, ella nos reconoce, nos define, nos abraza y es ella la que nos cuida. Por eso debemos también escucharla y cuidarla, en el campo y en las ciudades, porque vivimos de y con la tierra. Con años de lucha se han conseguido leyes y reformas de la constitución nacional y de las provinciales y se han firmado convenios internacionales de reconocimiento de los derechos indígenas. Pero para que nos vean como comunidades, tenemos que sacar personería jurídica y esos papeles no sirven, nos dividen y hacen pelear. Nos hablan de tierras y territorios de las comunidades, nos hablan de papeles y propiedades. Cada pueblo tiene sus formas de organizarse, su pensamiento y espiritualidad, y es eso lo que las leyes deben respetar. El estado no puede definir cómo tienen que ser nuestros representantes ni qué personas son los que representan nuestro pensamiento y hablan por nosotras. El territorio es todo para nosotras; “el territorio es todo de todo, y es nuestra esencia”, el territorio es el espacio identitario, espiritual, es el memorial de los pueblos, y el de la continuidad de la cultura en donde la vida fluye, desde la relación armónica entre las fuerzas de la naturaleza y el de las personas. Elegimos cuatro ideas en común que nos ayudaron a organizar cómo queríamos conversar y lo que queremos expresar.


1. El territorio es nuestra casa.
Cuando pensamos en nuestra casa, la queremos en armonía, limpia y ordenada. Hacemos mucho trabajo para eso, para estar bien, y tener lo que necesitamos para vivir. Para eso, en cada casa, en todas las casas, se fijan prioridades porque nuestra casa tiene que identificarnos y tener lo que necesitamos para vivir en armonía. Lo primero, es que necesitamos agua, para nosotras, para nuestros animalitos y cultivos. No se puede desperdiciar el agua porque lo que derrochan o ensucian algunos, afecta el derecho a la vida de otros. Las políticas de estado vienen concesionando, privatizando, explotando el agua, pero entre todos tenemos que acordar políticas de uso controlado y cuidado del agua. Tenemos que garantizar agua para todos y pensar sistemas de almacenamiento.
También tenemos que ver cómo calentamos e iluminamos nuestras casas, lo que requiere que participemos en la toma de decisiones sobre las políticas energéticas. Hay que buscar energías alternativas que no contaminen, que sean accesibles para todas y exigir que se cumplan los acuerdos de las cumbres climáticas. Nuestro territorio nos asegura nuestro alimento y sin territorio no hay soberanía alimentaria ni posibilidad de tener una dieta variada. En el campo y en la ciudad tenemos que tener espacio para tener casas dignas, para criar nuestros animales, para cultivar lo que comemos. Los transgénicos nos enferman. Hay que hacer bancos de semillas orgánicas. La comida envasada no explica qué es lo que estamos comiendo. Una casa no se puede mantener armónica, limpia y ordenada si no se organiza el trabajo. Los proyectos comunitarios ayudan a hacer las cosas, pero los mega-emprendimientos desorganizan todo pues no cuidan ni de las personas ni de la biodiversidad. Hay que promover las construcciones naturales y priorizar y conservar diseños identitarios. Así pensado, el territorio es el espacio donde coexiste toda la vida. Hay que asegurar su sustentabilidad; saber que nuestros actos tienen consecuencias que se manifiestan hoy y en el tiempo futuro, y que tenemos que obrar con herramientas jurídicas, políticas y tecnológicas, pero sustentadas en nuestra espiritualidad.


2. El territorio también es nuestro cuerpo
Las mujeres sabemos que si con nuestros cuerpos damos vida, también sufrimos la opresión en nuestros cuerpos. Lo que hacen con el territorio cuando lo lastiman, también lo hacen con nuestros cuerpos. Es que la madre tierra es mujer como nosotras. Si ella está fértil, vital y armónica, también nosotras lo estaremos. Y si nosotras estamos fértiles, vitales y armónicas, también la madre tierra lo puede estar. Particularmente los sistemas de salud y educación pública disciplinan nuestros cuerpos y nuestras mentes. Pero si nuestros cuerpos y nuestras mentes no están bien, si no están bien cuidados y si no pueden ser libres, nada más puede estar bien. Como resultado de la colonización, hay machismo también dentro de nuestras comunidades y a veces nuestros propios compañeros nos violentan e impiden el acceso a los anticonceptivos. Sin embargo como mujeres somos fértiles no sólo porque damos hijos, sino también porque damos ideas, cariño, sabiduría que nuestros mayores nos han cedido. Nosotras identificamos y denunciamos la violencia racista y sexista del patriarcado que estratifica la valorización de la mujer a partir de un patrón de belleza Colonizador-Europeo. No somos reconocidas para esta sociedad ni siquiera en la categoría de mujeres. Por eso el buen vivir para el cuerpo pasa por recuperar y valorar el conocimiento ancestral y la medicina tradicional; ejercer el derecho sobre nuestros cuerpos según nuestras prácticas espirituales y culturales, aunque no haya una división entre lo espiritual y lo cultural. No entregar nuestros cuerpos contra nuestra voluntad también implica no ceder el espacio de parto natural según nuestra decisión. Lo mismo con el amamantamiento, la anticoncepción natural y las campañas de vacunación de nuestros niños. Las industrias de medicamentos invaden nuestros cuerpos y nuestros territorios. Mucho de lo que decimos y esperamos de los sistemas de salud también lo decimos y esperamos de la educación pública. No puede ser que otros decidan por nosotras si nuestros hijos y nuestros nietos merecen una educación intercultural y bilingüe.


3. El territorio viaja con cada persona
El territorio es más que lugar físico y viaja con nosotras. Por eso nos sentimos parte y no dueñas de la tierra en los distintos lugares en los que estamos, y necesitamos comunicarnos espiritualmente con ella. Por eso nos comprometemos con el otro y con nuestros antepasados en distintos lugares. El compromiso con nuestra espiritualidad es para nosotras también un compromiso político que debe poder manifestarse en distintas partes. Por eso pedimos que se respeten nuestros espacios ceremoniales, que nos reconozcan espacios de expresión de nuestra espiritualidad aunque estemos lejos del lugar donde nacimos. Por eso no renunciamos a nuestra identidad en los espacios urbanos. Tampoco en las cárceles. Con las migraciones, coexisten varios territorios en un
mismo lugar porque cada una lleva consigo sus raíces. Por eso tenemos que ver cómo hacer para que esas raíces no sean cortadas. No hay libertad de culto para los pueblos originarios porque no siempre se respetan nuestros lugares sagrados ni se nos da acceso a ellos. En las ciudades hay lugar para iglesias, templos y mezquitas, pero no se reconocen lugares sagrados donde podamos ejercer nuestra espiritualidad. En las cárceles se abre la puerta a ciertos cultos, pero no se nos deja ejercer el mismo derecho, ni ser visitadas por quienes asisten nuestra espiritualidad originaria. El buen vivir no es sólo para los pueblos originarios sino que tiene que ser también para los no indígenas. El estado debe garantizar políticas públicas que organicen la manera en que cohabitemos desde el buen vivir, sin discriminaciones, con respeto por las prácticas culturales de quienes comparten ese espacio. Nuestras fechas sagradas tienen que ser feriados para que podamos dedicarlos plenamente a cultivar nuestra espiritualidad.


4. El territorio es donde se concreta la libre determinación de los pueblos
En cada casa decidimos cómo hacer, cómo vivir. Unas viven en el campo y otras en los pueblos pero, en todos lados, desde nuestras casas nos autodeterminamos. Ese derecho no se pide ni demanda, sino que se ejerce. Aun así, luego de tantos siglos de dominación, hay que reconocer que estamos desordenadas en nuestras casas, con nuestra gente, a veces por temor, a veces porque otros de afuera nos meten otras ideas. Pero cada casa, cada comunidad, cada pueblo es responsable de ordenarse desde su filosofía ancestral y modos de organización. A su vez, nuestras casas comparten el patio con otras casas y entre todas tenemos que acordar cómo mantenerlo también limpio y ordenado, porque lo compartimos. No puede ser que unas lo cuiden y otros lo arruinen. Tenemos que tirar parejo en esto. Por eso el Buen Vivir requiere pensar en cómo cohabitamos nuestras comunidades como pueblos originarios, pero también cómo cohabitamos con los diferentes integrantes de la sociedad no indígena, y cómo hablamos con el estado y las empresas que sólo buscan ganar más, sin que les importe nada cómo dañan la naturaleza y la vida de las personas. Ellos quieren vivir con ciertas cosas y las sacan así nomás, pero nosotros también necesitamos y queremos ciertas cosas. Si nadie de afuera puede mandar en nuestras casas, entre todas tenemos que ver cómo compartimos el patio, lo cohabitamos y cuidamos, y qué hacemos con los que lo ensucian y lo rompen.
Necesitamos volver a ponernos de acuerdo sobre cómo queremos vivir juntas respetando el buen vivir de todas. Es a partir de esta forma de pensar que nos pareció importante profundizar las reflexiones en torno al buen vivir, llegando a más mujeres originarias, pero también a más varones de nuestros pueblos. También queremos invitar a integrantes de la sociedad no indígena a que expresen y compartan con nosotras sus pareceres y sentimientos. Por todo lo expuesto proponemos este ante-proyecto Ley de creación del Consejo de Mujeres Originarias por el Buen Vivir, para la realización de un proceso de consulta, participación, información y difusión a fin de elaborar y proponer normativas y políticas que garanticen y efectivicen el buen vivir.

agrega un comentario


El Buen Vivir no es ser feliz siempre
Por reenvío agencia walsh - Monday, Apr. 20, 2015 at 9:11 AM

REPORTAJE A LA CASKI- KURAKA MARIELA TULIAN DE LA COMUNIDAD COMECHINGON



(AW) El buen vivir atraviesa toda nuestra vida cotidiana, es un eje, es básicamente poder decidir por nosotros mismos, autogobernarnos, practicar nuestra medicina, nuestra espiritualidad. Aquí en San Marcos por ejemplo, vemos nuestros lugares sagrados avasallados, sin respeto por nuestra cultura, es una continuidad de la colonización. Nuestra medicina tiene un gran aporte espiritual, se basa en nuestro territorio allí encontramos las plantas, los frutos, las hierbas medicinales, que nos curan, al dañarlos, quiebran nuestro equilibrio energético, atentan contra nuestro bienestar espiritual. Pareciera que hubiera un plan sistemático contra nuestra cultura. No tenemos derecho a que nuestros hijos nazcan de acuerdo a las necesidades de nuestra tradición, a nuestra necesidad emocional y espiritual, nuestros niños nacían en el agua, en el río Quilpo todavía están las parideras, pero no tenemos acceso a ellas tenemos prohibido usarlas. Tampoco podemos morir según nuestras creencias, mi hijo falleció hace poco, me hubiera gustado enterrarlo en casa como hicimos siempre, pero no se puede, está prohibido. Los museos y universidades poseen restos de nuestros ancestros pedimos que los devuelvan. Nacer y morir son parte de la Vida, hacerlo de la manera que más nos conforta es parte del Buen Vivir”




No es igual el “Buen Vivir” al “Vivir Bien” , no es ser “feliz siempre”, es tener control sobre los procesos sociales que nos atraviesan como comunidades indígenas. Los pueblos indígenas somos parte de la sociedad, no estamos aislados de los procesos sociales e históricos.


¿Cuál es la vinculación del “Buen Vivir” con su planteo territorial?


Del territorio surgen los derechos, la educación que queremos para nuestros hijos, la soberanía alimentaria, nuestra medicina, sin control de nuestro territorio, nada de esto es posible. Es la reivindicación histórica de las comunidades indígenas frente a los estados en todos sus estamentos y por supuesto frente al estado nacional argentino. Las comunidades indígenas fueron las primeras en dar su sangre para la libertad de esta nación y esta nación nos debe reconocer, debe reconocerse a sí misma como un estado plurinacional. Por ahí también pasa el buen vivir , por reconocernos parte . El artículo 75 inciso 17 de la constitución nacional , que incorpora los derechos indígenas es solo un parche, la idea del contrato social que reconoce a los habitantes como fuente de su legitimidad y se responsabiliza y garantiza sus derechos no rige para nuestras comunidades , no hay garantías ni financiación para que podamos educar a nuestros hijos en nuestra cultura en el sistema público por ejemplo, donde predomina el modo occidental de vida, no se garantizan nuestros territorios y con esto hacen muy difícil nuestra cultura y modo de vida. Nos deben reconocer como parte constitutiva de este estado nación Argentina, como ya lo ha hecho Bolivia. Es necesaria entonces una reforma de la constitución que nos incluya como parte de un estado plurinacional esta es la cuenta principal que el estado argentino nos debe. Sino siempre seremos una parte postergada, relegada sometida, no nos podemos sentir y asumir como iguales.
Las historias de las comunidades, su tradición oral su cultura no están dentro de la escuela , necesitamos que nuestra voz este presente en el sistema educativo. En teoría las leyes reconocen el bilingüismo y en Córdoba, la lengua comechingón debería ser enseñada en las escuelas pero esto no sucede , sigue llegando la versión del colonizador, en el idioma del colonizador exclusivamente.
Con la Universidad de Córdoba ha comenzado una relación que nos llena de esperanzas y el hecho de que reconozca a nuestras comunidades nos parece el primer paso de una reparación histórica, ya que particularmente esta universidad , administrada en sus orígenes por jesuitas, fue clave en la evangelización .Necesitamos ser parte institucional de la universidad para llegar a los jóvenes. Muchos de nuestros hijos se meten en este sistema educativo que termina lavando sus cabecitas. Hemos presentado un proyecto para crear una “Residencia para Estudiantes Indígenas”, queremos generar carreras propias, hay un compromiso de crear diplomaturas, la primera es en “Recursos Naturales”, que se dictará en Córdoba y en San Marcos, y a ella se incorporará la medicina ancestral, con aportes científicos, pero partiendo de los saberes de las comunidades.
Proponemos crear la carrera de ingeniería en recursos naturales, queremos incorporar y tener todos los conocimientos que tiene un ingeniero pero ponerlos a favor de la Madre Tierra y de la vida .
El Buen Vivir está relacionado entonces con la vida misma con el reconocimiento de nuestro territorio no como propiedad privada sino como propiedad comunitaria, el territorio tiene derechos, la tierra tiene derechos , el gobernador de Córdoba con solo su firma pudo construir la carretera del Cuadrado en zona protegida y no le hizo falta consultar a las comunidades. Queremos integrarnos plenamente, esto es imposible sino se nos reconoce, sino se nos tiene en cuenta, solo una comunidad originaria por su vinculación con la Madre Tierra puede decidir sobre los emprendimientos de estas zonas, nos asumimos como uturuncos, Guardianes del territorio.

agrega un comentario


Convocatoria a la primera Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir
Por reenvío agencia walsh - Monday, Apr. 20, 2015 at 9:13 AM





Las Mujeres de las 36 Naciones Originarias de Argentina, convocamos a todo el país, a participar en la 1er. Marcha de Mujeres Originarias en demanda de la creación de un Consejo de Mujeres Originarias por el Buen Vivir, que se llevará a cabo en la ciudad Buenos Aires, el próximo 21 de Abril de 2015.

La Marcha se iniciará a las 13 hs. con un Acto frente al Monumento a Julio Roca (Calle Perú 104), para posteriormente marchar hasta el Congreso de la Nación, donde está previsto a las 16 hs. la entrega del Anteproyecto de Ley que hemos elaborado las Mujeres Originarias de todo el territorio de Argentina.



Descargar documentos





El objetivo fundamental de la marcha es instalar en Argentina el Buen Vivir como un derecho, reconocer nuestra legitimidad como actoras sociales y políticas en el proceso de lucha y fortalecimiento de nuestros pueblos, y articular una propuesta consensuada frente a la crisis civilizatoria, convencidas de que un mundo nuevo y mejor es posible desde el Buen Vivir.

Esta iniciativa pretende involucrar a todo el país en un proceso de repensar las bases institucionales, políticas y sociales para lograr un pacto de cohabitabilidad, que instale la reciprocidad entre los pueblos y con la naturaleza. Este se construirá a través un proceso de participación, información y consulta.

El 21 de Abril del 2015 será un día histórico, memorable para la Argentina y para el mundo, ya que como nunca antes y por primera vez, las Mujeres Originarias, que hemos sido a lo largo de la historia uno de los sectores más olvidados y silenciados, llegaremos a Buenos Aires y tomaremos la palabra en el recinto del Congreso de la Nación, para presentar al pueblo argentino a través de sus representantes parlamentarios nuestra propuesta para el Buen Vivir.

El sedimento constitutivo del modelo de país, a excluido a los pueblos originarios, colocándonos en un lugar de postergación empobrecimiento y actualmente afectados por la contaminación y devastación de nuestros territorios. En particular la situación de las mujeres originarias es de absoluta vulnerabilidad, con múltiples intersecciones de opresión por nuestra condición de: mujeres, pobres e indígenas.

Sin embargo, las mujeres originarias, hemos venido realizando un importante recorrido de autoafirmación identitaria, de autovaloración y de recuperación de los saberes ancestrales, que nos permite hoy proponer al país un camino de unidad y de esperanza: el Buen Vivir como derecho.

La propuesta de Ley que se va a presentar, pretende cubrir los vacíos legales existentes, en relación a los derechos específicos de las mujeres originarias y los derechos fundamentales de los pueblos indígenas.

Las organizadoras de esta histórica marcha señalamos nuestro deseo de promover el buen vivir, es decir, la forma de entender nuestra relación con la Tierra y los demás, no solamente para los pueblos originarios, sino para todos, comprendiendo la diversidad y pluralidad. La propuesta del Buen Vivir se articula y se hace extensiva a todos los ciudadanos y ciudadanas argentinas a través de la mencionada Ley, garante del restablecimiento de la armonía entre las personas y la naturaleza. Históricamente los pueblos originarios nos hemos sentido solos en este caminar por justicia, por la reciprocidad, pero creemos que éste es un momento histórico, en que todo el pueblo argentino se sumará a caminar con nosotras.

Esta marcha no será sólo de las mujeres originarias, a través de nuestros pies caminan la Mapu, la Pacha, la Tierra.

Cuando el discurso del sistema global cae en el vacío de las palabras, en la negación de la verdad, solo una cosa podemos hacer, y es responder con la construcción del Buen Vivir como derecho, desde la memoria, el amor, la verdad, y reciprocidad.

Este 21 de Abril empezaremos a cambiar la historia y necesitamos que estés allí, junto a nosotras.

agrega un comentario


Pueblos originarios y forma de vida
Por reenvío red eco alternativo - Monday, Apr. 20, 2015 at 9:16 AM

(AW) La primera marcha de mujeres originarias por el buen vivir recoge un concepto filosófico que puede ir a buscarse a los orígenes mismos de la propia filosofía. No sólo a partir de Aristóteles sino mucho antes todavía, Homero o Pericles dan cuenta de ello, el buen vivir o el vivir bien constituía un problema filosófico-político esencial. De hecho, su implicancia incluso rebasa el ámbito de la filosofía o la política y llega a ser primordial en el marco de problemas éticos o religiosos. Sin lugar a dudas, esta superposición de esferas conflictivas está relacionada con nuestra esencial condición humana de vivir juntos. En las antiguas reglas monásticas por ejemplo, el termino habitatio no designaba una simple situación de hecho sino que a demás indicaba la posesión de una virtud y una condición espiritual determinada. Eso quiere decir que la vida común como problema filosófico no nació como una dificultad meramente fáctica sino como una dificultad conceptual. Dicho en otras palabras, el problema de los que viven juntos es constituir una comunidad que se propone la perfección de la vida y no el simple hecho de vivir.




Por sobre todo, el buen vivir se convierte en problema filosófico, político o ético porque no designa únicamente la comunión de muchos que viven juntos sino porque implica una forma o manera de vida. En la Política, Aristóteles definió primero la naturaleza política de los hombres y dijo que ella estaba relacionada con el hecho de vivir juntos; y luego, definió a la ciudad (pólis) como aquella que sólo existe en la forma del vivir bien. Por un lado entonces, tenemos el eminente hecho político de vivir juntos, de compartir necesariamente una esfera pública, común; pero por otro lado, tenemos el problema ético/político de la perfección de la vida. En la introducción a las Instituciones cenobíticas, Casiano menciona como objetivo de su libro la “enmendación de las costumbres” y la exposición de la “vida perfecta”. Con ello, no hace más que indicar el fundamental sentido ético que los monjes le atribuían a su forma de vida. Como tal, la forma de vida significa mucho más que vivir juntos y requiere, para tener real y efectiva existencia, de calidad y disciplina en la ejecución misma de su ejercicio. En su filosofía, Aristóteles es plenamente consciente de lo que está en juego en la política, o sea, el trabajo o el oficio del hombre definido como “vivir bien”. Así entendida, la política es una techne (técnica), está incluida entre las artes, y puede semejarse a actividades como la del actor en la que el producto es idéntico a la interpretación.
En Altísima pobreza, Agamben explica como su investigación, que al principio se proponía definir la forma-de-vida en el particular ejemplo del monaquismo, debió medirse con el problema de una arqueología del oficio. Como vemos, eso se debe a una concepción que comenzó con Aristóteles y que luego continúo con las instituciones monacales, y que identificaba el logro específicamente humano del buen vivir con su misma realización. Para comprender el sentido más amplio del concepto de convivir, el filósofo italiano se remonta al término hábitus que está en las reglas monásticas y que pertenece a la metafísica aristotélica. En su origen, continua explicando el autor, hábitus significa fundamentalmente “modo de ser o de actuar”. El habito, por lo menos desde Aristóteles en adelante, casi siempre es utilizado como sinónimo de virtud y designa, por sobre todas las cosas, una realización constante y acabada del alma o del cuerpo en una materia determinada. En ese caso entonces y como bien afirma Agamben, el oficio o habito del monje se convierte en el “ejemplo de un modo de vida” porque su virtud no es más que el habito a partir del cual el sacerdote hará bien el trabajo de convivir. Estrechamente ligado a su propósito, el habito constante alcanza la virtud, o sea, el buen vivir o el vivir bien.
Colectivamente, para Agamben: “Habitar juntos significa, pues, para los monjes, no simplemente compartir un lugar y una vestimenta, sino sobre todo compartir habitus; y el monje es, en ese sentido, un hombre que vive en el modo del “habitar”, es decir, siguiendo una regla y una forma de vida.” Gracias al historiador musulmán Ibn Jaldún, sabemos que el termino omrán proveniente del árabe significa simultáneamente un lugar habitado, la cultura, la población de un país, su prosperidad, la civilización y la urbanización. En definitiva, con una sola palabra los árabes señalaban el sentido de poblar una región e impulsar su progreso social. En líneas generales, la trama de los asuntos humanos esta siempre y necesariamente ligada a la congregación de los hombres en sociedad. Es por eso que casi todos los filósofos han definido la naturaleza del hombre como citadina. A su vez, la mayoría de ellos coinciden en desestimar el egoísmo de la vida solitaria y eremita. En general, el supuesto del cual se parte afirma que en la comunidad de vida el don de cada uno se vuelve común a aquellos que viven con él. En ese sentido, el precepto que en la regla monástica condena la vida solitaria por considerarla una corrupción de la ley de caridad constituye, ante todo, un ejemplo de lo indispensable que es para el hombre congregarse en sociedad. Mucho antes que Marx, Ibn Jaldún ya había señalado que la diferencia que se advierte en las condiciones y las instituciones de los diversos pueblos se debe, principalmente, a la manera en que cada uno de ellos se procura la subsistencia. Según él, los hombres se han reunido en sociedad para ayudarse a lograr los medios del vivir; y la convivencia colectiva responde, ante todo, a las exigencias de la labor de subsistencia y el trabajo que son, al mismo tiempo, los que proporcionan los diversos medios del vivir.
Antes que nada, el problema fundamental con el que se encuentra cualquier reflexión sobre la organización colectiva de los individuos es el problema de su forma. Esta, a su vez, puede adquirir diferentes matices de acuerdo con la comunidad que la lleve adelante. Así, para los apóstoles por ejemplo, el paradigma de la vida común se describe en términos de “unanimidad” y “comunismo”. Según ellos, todos los creyentes estaban en el mismo (lugar) y tenían todas las cosas en común. Por su parte, Ibn Jaldún describe la situación del estado social de manera un poco más localizada y singular. Según él, la sociabilidad comprende dos aspectos notoriamente destacables: la vida nómada y la vida sedentaria. La primera es aquella que se desenvuelve en las llanuras, sobre las montañas, o bajo las tiendas transitorias, que recorren los puntos de pasturaje ubicados en los desiertos de las regiones arenosas. La segunda, es la que se desarrolla en las ciudades, poblaciones, aldeas y caseríos; localidades que ofrecen al hombre seguridad y protección con sus murallas y fortalezas. En su Discurso sobre la historia universal, Jaldún insiste en el elogio de la vida de campo o de la vida sencilla. Su argumento es que la gente del campo es menos corrompida que la de la ciudad porque provee su subsistencia en armonía y conforme a la naturaleza. La gente que se dedica a la agricultura o la cría de ganado se limita a lo estrictamente necesario en materia de alimentos, ropa, alojamiento y en cuanto a toda cosa relacionada con las costumbres de la vida. No pretenden mayores cosas ni conseguir lo superfluo; sus viviendas, carecen de todo ornamento ya que su única finalidad es el abrigo. Por el contrario, la meta de la vida urbana y la civilización persigue la abundancia y acaba por introducir los hábitos del lujo y de lo superfluo. Estos, pueden revelarse fácilmente en la manera en que adornan sus viviendas, mejoran el arte culinario, seleccionan los vestidos y otros menesteres. Liberados de la pobreza y superando lo necesario, se empeñan en superar la calidad de los objetos cotidianos que poseen.
La consecuencia más importante de que los hombres de las ciudades se ocupen en diversos placeres y se entreguen a las costumbres del lujo, es, tal vez, el hecho de que abandonen sus pasiones y apetitos. De ahí que sus almas pierdan vigor y se dejen influir por depravaciones morales adquiridas. Según Jaldún, cuanto más se ahonden en estas costumbres transitorias sus almas se apartaran de sus hábitos más primitivos y naturales. Si bien es cierto que ninguna entidad social, ya sea del campo o de la ciudad, constituye siempre una uniformidad en lo que respecta a sus condiciones y maneras de ser, creo que el caso de los pueblos originarios es un ejemplo de la permanencia de hábitos más sencillos y en armonía con la naturaleza. Lo cual no quiere decir inmediatamente que la vida nómada sea integralmente la mejor forma del buen vivir; sino que por lo menos es una forma menos grotesca, voraz y lujosa que la vida en los grandes centros urbanos.

agrega un comentario