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La víctima detrás de la causa armada
Por Cecilia Litvin - Red Eco - Friday, May. 01, 2015 at 9:52 AM

Jueves 30 de Abril de 2015 | Gabriel Blanco fue asesinado en una comisaría de Isidro Casanova en 2007. Desde hacía un tiempo era perseguido sistemáticamente por efectivos de la zona por negarse a robar para ellos. Los abogados defensores de los tres policías detenidos por su crimen, que podrían ser juzgados a mitad de año, iniciaron una causa contra el referente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, Pablo Pimentel, quien acompañó desde un comienzo a la familia Blanco. Red Eco Alternativo

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(Cecilia Litvin - Red Eco) Buenos Aires – El subcomisario Rubén Darío Suárez, el suboficial Ariel Emiliano Gómez y el oficial Pablo Balbuena están detenidos desde hace dos años y medio. Se espera que en poco tiempo se sortee el tribunal que los juzgará por torturas seguidas de muerte cometidas contra Gabriel Blanco. Ya se había realizado un primer sorteo pero uno de los magistrados tenía relación con uno de los acusados, por lo que se retrasó el inicio del proceso.
El 1ero de marzo de 2007, la policía detuvo a Gabriel Blanco, de 21 años, en la casa de su hermana. Lo acusaron de haber robado, lo golpearon y se lo llevaron hasta la comisaría de San Carlos donde siguieron torturándolo. Su pareja fue con su hijo de 2 años a verlo pero no la dejaron, sí escuchó los gritos de Gabriel. Le dijeron que se fuera tranquila a su casa, que en la comisaría lo iban a contener, pero pocas horas más tarde le avisaron que se había suicidado.
Apenas la familia Blanco recibió el cuerpo de Gabriel, se dio cuenta que la versión de la policía no era real. El joven tenía la mortaja pegada a su cuerpo, en un intento por disimular la salvaje golpiza que había recibido.
La reconstrucción del hecho y las distintas pericias confirmaron que al joven lo habían matado. “Lo hicieron pasar como un suicidio, dijeron que había usado los cables de luz para ahorcarse, pero la comisaría tiene 40 años y los cables son viejos por lo que no coincidían con el cable nuevo que decían que había usado para ahorcarse. Además, Gabriel medía como un metro ochenta y pico y la altura de la cama de cemento con la reja por donde habría pasado el cable no llega al metro veinte, yo mismo lo comprobé”, explicó Teófilo Blanco, papá de Gabriel, a Red Eco.
A su vez cuando los policías declararon, sus relatos no coincidieron entre sí: “llevó seis años que los detuvieran, por lo menos ahora están presos. Igual faltan el comisario y un agente de policía que están en libertad y encubrieron lo que pasó”, agregó Teófilo.
Según le había relatado a su padre, los policías lo esperaban a Gabriel cuando iba o salía del trabajo para obligarlo a robar para ellos: “lo paraban, le tiraban sus cosas al piso. Yo le dije que trabajara de cualquier cosa menos para ellos. Le dijeron que si no trabajaba con ellos iba a desaparecer, y cumplieron”, contó Teófilo a Red Eco.
Apenas ocurrió el asesinato de Gabriel, su familia se comunicó con la APDH La Matanza. En realidad, el primer contacto con el organismo había sido a través del propio Gabriel, porque había estado trabajando con integrantes del organismo que estaban en el Barrio “La Borward” de Isidro Casanova donde la familia Blanco vivía.
Poco tiempo después del crimen, patrulleros pasaban permanentemente por la casa de la familia Blanco haciendo sonar sus sirenas. También se presentaron policías en varias oportunidades en la vivienda del Barrio “La Borward”. Cuando Teófilo salía, le preguntaban por su hijo. Con el expediente en la mano, algo que no debían tener ellos sino la fiscalía, le decían que tenían algunas preguntas para hacerle a Gabriel. Siempre con el arma en la mano. Esto continuó hasta que el propio Pablo Pimentel se lo informó a la fiscal del caso y el hostigamiento cesó.
De todos modos, el accionar policial se trasladó al propio Pimentel. Los abogados defensores de los efectivos lo acusaron de extorsión, decían que había hablado con los detenidos en la comisaría el día que murió Blanco para que señalaran a los policías como culpables de la muerte del joven, a cambio el organismo les habría prometido alivianar sus causas y/o mejorar las condiciones de encierro. Esta acusación fue desmentida desde un primer momento por la APDH. Según aclaró Pimentel desde un principio, se dirigieron efectivamente a la comisaría para dialogar con los detenidos y saber qué había pasado. La mayoría de los presos aseguró haber escuchado la noche de la muerte de Blanco a un joven que gritaba desesperadamente. “Charlamos con los detenidos y pudimos determinar, entre las doce o trece personas que había, que la mayoría escuchó gritos desesperados de un joven que pedía por favor que no le pegaran más porque lo iban a matar. Ese era Gabriel Blanco. Pero cuando los abogados leen en la causa que había presos que no escucharon nada porque estaban durmiendo, los citan y con preguntas inducidas les hacen decir que nosotros les habíamos dicho que denunciaran contra la policía ya que si lo hacían iban a tener mejoras de parte de la APDH en sus condiciones de detención y en sus causas, como si la APDH pudiera meterse en algo así”, explicó Pimentel.
Ante esta situación, un importante número de organismos de derechos humanos, sociales y políticos se encuentra organizado para llevar adelante distintas actividades en repudio a esta causa armada contra la APDH La Matanza.
El reclamo de justicia para Gabriel Blanco también está y estará presente. Su familia espera el inminente sorteo de tribunal para que a mediados de año pueda comenzar el juicio contra los policías acusados de torturarlo hasta la muerte.
“Gabriel era un buen chico. Se drogaba pero estaba saliendo, por su hijo y gracias a la APDH. Había conseguido trabajo en un peladero, estaba encaminado, pero no lo dejaron”, aseguró Teófilo al cerrar el diálogo con Red Eco.

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