Julio López
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Megacausa La Perla: Audiencia 227
Por Movimiento DDHH - Thursday, May. 21, 2015 at 6:03 AM
JORGELUISALTAMIRANO@GMAIL.COM

¡¡¡ VIVAN LOS DDHH !!! LAS AUDIENCIAS SEGUIRAN EL PROXIMO MARTES y MIERCOLES A LAS 10 HS. EN TRIBUNALES FEDERALES de CORDOBA. ESTUVO PRESENTE EN VILLA MARIA el COMPAÑERO EDUARDO ACCASTELLO....

Megacausa La Perla
Córdoba, Argentina, 2012
H.I.J.O.S. Córdoba
El Diario del Juicio
Día 227: 20/05/ 2015
El registro de la jornada de audiencia del día de hoy, en el cual el Tribunal se constituyó en Villa María, fue realizado por la periodista Marta Platia.
Testigo 509 Juan Carlos Figueroa

Jubilado. 82 años. Es ex policía. Es por el secuestro de la pareja Ester Felipe y Oscar Mónaco.
Lo interroga la fiscal Virginia Miguel Carmona.
-¿En qué se desempeñaba usted durante 1978?
-En Investigaciones (de la Policía) en Villa María.
-¿Recuerda si investigó un hecho de secuestro?
-No.
-Le digo el nombre del denunciante, Gregorio Felipe...
-Yo después lo he visto en el diario, me parece. Era un señor alto, gordo.
-¿No recuerda haber estado en un domicilio, Calle Manuel Ocampo 1478, acá en Villa María?
-No estoy seguro, pero creo que sí fui.
-Creo he yo ahí, había unas gasas que estarían manchadas con alcohól de yodo. Me las dieron, pero no recuerdo quién.
-Señor Presidente, tengo un acta con fecha 19 de enero de 1978, la 777. Es un acta de su declaración, en la que manifiesta lo que fue a hacer a ese domicilio. Se lo leo:
Interviene el juez Díaz Gavier: ¿Usted no fue a averiguar sobre el secuestro de dos personas?
-No, a mí me pidieron que averiguara qué había pasadoi ahí, no el secuestro...
Yo dije que debía ir alguien de mayor jerarquía.
-Le digo dos nombres Ester Felipe y Luis Oscar Mónaco.
-De Felipe por los diarios supe que era hija de este señor... (el testigo parece recordar de a ratos. Si que fue, pero no el hecho. Le muestran documentación que lleva su firma). El hombre reconoce la firma.
Ahora la fiscal Carmona le lee par que él pueda recordar.
-Usted dijo que fue comisionado por las autoridades para que efectuara las diligencias para su esclarecimiento. Ahí secuestró dos trozos de vendas de color blanco, dos trozos de algodón y dos pañuelos, uno azul y uno rojo. Los que según los dichos del dueño de casa, usaron para maniatar y amordazar a los dueños de casa: el señor Felipe y la señora de Felipe.
-
El juez le pregunta si efectivamente le entregaron esos elementos. El hombre dice que sí y los entregó.
-Usted dijo "por qué me mandan a mí y no alguien de mayor jerarquía".
-Otros compañeros me dijeron que tuviera cuidado, que tenía que ir alguien de mayor jerarquía, que yo era agente, mientras tomábamos mates, ellos me decían mis compañeros. Después de eso, no me mandaron nunca más a ningún lado.
-¿Después de eso se hablaba de por qué podrían haberlos secuestrado o quiénes participaron?
-No, nada. Yo después no supe nada nada nada de eso. Un agente no está preparado para estas cosas graves. No sé porqué me mandaron a mí.
Primero, ahora que me acuerdo, en la mañana me dijeron, yo estaba en Investigaciones, tenés que ir a trabajar en Sumarios, Delitos contra las personas. Me dijeron "el otro se ha enfermado" y a la tarde me llaman y me dicen "acá hay una denuncia". Yo no la veía. El hombre me dijo que fuera a ver que una mujer había desaparecido. Me prepararon desde la mañana a la tarde pero nadie sintió un ruido y nada de nada...
-¿Cuando usted va a la casa y se entrevista con Gregorio Felipe, recuerda lo que le dijo, cuál era su estado?
-Yo recuerdo que era un señor alto, gordo, grandote.
-La fiscal le sigue leyendo: "Y continuando con la investigación, procedió a buscar más, pero no encontró nada. Luego fue al domicilio de la calle Catamarca, del señor Mónaco, donde había un gran desorden"... ¿Recuerda?
-No.
-Pero acá está su firma y usted la reconoció
-Sí, pero vio cómo era eso, uno firma y ni mira, por la confianza que le tenía al sumariante...
-Y usted siguió en la policía, ¿Este hecho no le llamó la atención?
-No. Yo seguí y nada más.
-¿Y no participó en la investigación de otros secuestros?
-No. Yo me dedicaba a lo que llamamos choreo. Los del servicio de inteligencia eran cuatro o cinco y trabajaban muy en secreto
-¿Quiénes eran?
-De María que era el que estaba a cargo, oficial; Centani, agente, y los otros dos no recuerdo el apellido.
-¿Y quién confeccionó el acta?
-Pérez Estévez, que murió.
-Los de inteligencia trabajaban acá?
-Acá en la comisaría de Villa María.
-Cuando a usted lo comisionan para investigar, algún militar toma contacto con usted?
-No, nunca nadie me dijo nada de lo que había pasado, nada de nada.
-Usted dijo que fue al domicilio del señor Mónaco y encontró "todo desordenado, y que tomó conocimiento que habían estado tres vehículos, un Ford Farlain, una ambulancia y otro coche. Que reconocieron a la hija de Felipe que caminaba entre otras personas. Que esto fue por un dato confidencial". ¿Recuerda esto?
-No. No recuerdo (es muy selectiva su memoria. Eso figura en las actas de las cuales reconoció su firma)
-Yo le digo la justa, eh? De eso no me acuerdo.
-Pero si no se acuerda, quiere decir que alguien le escribió esto?
-...
Interviene el juez: ¿Quién era el comisario principal Mena? ¿Lo recuerda? El firma al pie de esta declaración suya...
-De la declaración no me acuerdo, pero a él siempre lo veo en la calle.

Testigo 508 Martha Estela Zandrino / Registro tomado del Muro de Marta Platia

La testigo es Martha Estela Zandrino, de 64 años. Es psicóloga. Es la número 508 en este juicio. Está en silla de ruedas como consecuencia de las heridas que le causó la patota de Menéndez cuando balearon la quinta de sus padres en ocasión de su secuestró.
Cuando el juez Díaz Gavier le pregunta por "las generales de la ley y si conoce a algún imputado", Martha dice que sí, que conoce a alguno de los acusados.
En primera fila, está presente el intendente de Villa María, Eduardo Accastello. Estamos en el Salón de Actos de la Municipalidad de esta ciudad del sur cordobés..
El fiscal Facundo Trotta le pregunta si estuvo detenida durante la dictadura. Marta Zandrino, desde su silla de ruedas, comienza su relato:"Yo fui detenida por casi un año y medio sin que me dieran ninguna autoridad judicial ni autoridad competente. No tuve a disposición del poder ejecutivo. Y cuando fui liberada así, sin más, tampoco tuve alguna explicación ni imputación. Tampoco recibí asistencia médica oportuna cuando fui detenida, tuve consecuencias gravísimas que me dejaron inválida. Cuando me detuvieron, robaron joyas, se robaron todo. Todo el tiempo que yo pasé en el primer tiempo, mi madre sabía dónde estaba. Fui detenida el 26 de agosto de 1976, en la quinta que era propiedad de mi familia. Yo había ido porque había prestado la casa para una reunión. y alrededor de las 10 de la noche para ver si necesitaban algo. Cuando siento que había una agitación, salí. Y ahí siento el disparo que me tiran, y... bueno... no pude precisar si fueron dos horas después... los disparos venían de un solo lado... Pedí ayuda, pero adentro no quedó nadie... Yo pude ver que eran los soldados, porque había muchas luces de bengala que iluminan todo el cielo (de pronto habla en presente). Y cuando se aproximan a mí, había soldados y había gente de civil. Alguien me da vuelta y me dicen que uno decía que era cura. Quedé inconsciente. Y alguien me comentó que me llevaron a la Fábrica Militar, pero no sé. Cuando despierto, ví una persona militar, y me llevaban al Córdoba, al Hospital Militar. Dijeron que le iban a avisar a mi familia. Llego a un hospital. No sé cuánto tiempo estuve ahí. Me costaba mucho recuperar la conciencia. Y una noche, sí, era una noche, porque no puedo reconocer si era de noche, siento gente que discute y había una religiosa. Me llevaron en un vehículo, me habían vendado los ojos. Alcancé a ver cuando se corrió la venda, parecía que era la avenida Colón o la de la Fuerza Aérea. Después de andar bastante, llegamos a un lugar (La Perla), y me lavaron con un agua que estaba inmunda y eso me provocó infecciones.
Después escuché a mucha gente. Escuché órdenes, los llamaban por números... También se escuchaban quejidos... (le cuesta seguir) a mí me asistía una mujjer, también una prisionera que se llamaba Tita (Servanda Buitrago) y también Patricia (Astelarra). Ellas me daban ánimo. Ahí fui conociendo a muchos de esos personajes que me hablaban de forma humillante... Humillante al mismo tiempo que me maltrataban. Tenían la costumbre de hacerse los amigos. Uno de ellos, "Palito" (Romero) y él me dijo que él me había pegado el tiro. El me dijo... Fanfarroneaba con éso. Reconozco también al señor (el represor Luis) Manzanelli. Manzanelli era algo así como el propietario mío. Después otros se burlaban de mí. Se ve que la venda era celeste, porque decían que era de Belgrano. Y después el Cura, y me decía, no te acordás de mí, soy el Cura (Magaldi) y también a Barreiro (el represor Ernesto "el Nabo") y me preguntó si siempre había sido asmática. Yo tenía rasgada la pleura y luego me retiraron unos tres litros de líquido, de modo que yo no podía respirar. El clima era una cosa tensa. Yo quería vivir y sabía que era lo único que tenía, porque en el instante siguiente no sabía lo que pasaba...

después de que le dispararon. "Una enfermera lloraba y me dijo ´te estás muriendo´". Martha Zandrino.
Sigue su relato Martha Zandrino: "Un día sentí que me arrastraban. Era un teniente vestido de fajina. Me agarró de la cabeza y sentí que ahí me destrozaban. Ahí me revisaron las heridas. Cuando me cargan a un vehículo, yo sentí que hacía mucho frío. Seguía desnuda. Le pedí que me tapara con una colcha. Y me dijo "no me comprometas, chiquita". Por supuesto que no me ayudó. Me llevó a un hospital. Reconocí ahí de nuevo a la monja porque me dice algo. Y me sirven por primera vez té con leche caliente... Por primera vez sentí algo en el estómago. Ahí reconozco un poco más lo que me va sucediendo. A mí me costaba, porque cuando recuperaba la conciencia veía lo que pasaba... Esa monja me miraba. Entonces aparece un señor y le veo las alas, era un personaje jerárquico, no sabía si era médico (militar). Y me dice: "he conseguido que la lleven al hospital San Roque así no vuelve". Yo pregunto quién es usted, y me dice que conocía a mi padre, que era un médico conocido. Y me doy cuenta de que había alguien de La Perla. Me sacaron de La Perla porque no podía estar consciente. Querían recuperarme y devolverme (a La Perla). Me trasladan y me llevan a Sanidad Policial, no al San Roque. Ahí la custodia cambia. Estuve un tiempo ahí y me llevaron al Hospital San Roque. Ahí, en el San Roque, había muchos estudiantes, se ve que había un seminario. Y cuando llego, ellos me rodean. La policía empieza a los gritos. Los chicos querían salvarme, me preguntaban el nombre, la dirección, pero la policía me saca, me esposa... Me llevan.. Había médicos que me revisan. Conocía a un doctor Cáceres: me dijo "quedate tranquila porque me iban a operar con o sin autorización de los miliitares". Finalmente, soy operada. El doctor Gioíno estaba preocupado porque decía que por el estado de mi pulmón, "esta chica se me va a quedar en la operación". Habían pasado 20 ó 30 días del disparo... Soy operada, pero mi estado era malo. Tenía una enorme infección. Estaba paralizada y estaba esposada. Con canalización y todo, estaba esposada a la cama... En ese estado estaba. Una enfermera muy joven lloraba a la noche. Le pregunté qué pasaba. Me dijo: "Te estás muriendo". (Si Martha hubiese recibido atención médica luego del disparo, es muy posible que no hubiese quedado paralítica de por vida).

Le sacaron la bala del cuerpo 20 ó 30 días"La chica del hueco en la espalda" y las compañeras de la UP1
Sigue Martha Zandrino: “Me llevaron a la UP1, ahí me cuidaron las compañeras. A ellas les debo mi vida. Especialmente a Sara Waitman. A Sara Waitman le debo mi vida. Ella me cuidó en la UP1. Ahí me decían la chica del hueco en la espalda, porque podían pasar un puño por el agujero que tenía en la espalda (en la columna vertebral). Sara ayudó a que mis articulaciones funcionaran". (La testigo se conmueve con el recuerdo de lo hecho por su amiga, también prisionera política y sobreviviente de la dictadura. Sara está hoy en la sala).
Marta Zandrino le presenta al Tribunal una carta que el represor Menéndez le envía a su madre diciéndole que la libera “por razones de humanidad”. También muestra al tribunal una fotocopia ampliada de una foto de ella, en el suelo, desnuda, herida, el cuerpo casi inerte: “Así me ingresaron a la cárcel. Me tiraron en el suelo y me sacaron esta foto. Siempre estuve secuestrada. Siempre. Nunca estuve a disposición del PEN. No hay acusación en mi contra. Yo estuve secuestrada".
MESA PROVINCIAL de TRABAJO POR los DDHH de CORDOBA

H.I.J.O.S. Regional Córdoba en la Red Nacional - Dirección: Santa Fe 11 - Teléfono: (0351) 425-6502 - Email: hijoscba@gmail.com

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