Julio López
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Buscarle la quinta pata al chancho
Por reenvío lavaca - Thursday, Jun. 04, 2015 at 9:33 AM

La Cooperativa Los Chanchitos gestiona hace 2 años un bodegón porteño que se llena mediodía y noche. De sus anteriores dueños, que fueron a quiebra, sólo quedan los muebles que la justicia quiere enviar a remate público. En el medio, otro capricho judicial los intima a cobrarles un alquiler retroactivo. Pero los trabajadores tienen una receta especial.


A las 2 de la tarde de cualquier día hábil el restorán Los Chanchitos está lleno. Repleto. 92 cubiertos al mediodía, que a la noche llegan a dar 3 vueltas. “Ese señor que ves allá – señala José Martín, mozo y presidente de la cooperativa- cuando cumplimos 2 años nos regaló una torta así de grande que decía Felicitaciones Cooperativa Los Chanchitos” . El hombre, ensimismado en su plato, es uno de los tantos fieles clientes de este restorán que ya es un clásico porteño.

La mesa en la que apoya el hombre los codos, que sostiene a su vez el plato, los cubiertos, la botella de agua, y la silla en la que está sentado ese hombre, deberían estar en este momento en remate. Es decir que en lugar del hombre comiendo en un salón lleno, hoy debería haber un martillero público, un oficial de justicia y los interesados en comprar el inmueble de Los Chanchitos.

Pero no: los trabajadores se plantaron de la mejor forma que conocen, trabajando, y piden renegociar las condiciones del remate y que se les validen los créditos laborales adeudados por la antigua gerencia.

Mirá las comisiones

Los Chanchitos es parte de la primera camada de restoranes recuperados en 2013, junto a Alé Alé, La Soleada, Don Battaglia y La Mangiata, todos pertenecientes a los mismos dueños y a la misma receta: vaciamiento, quiebra y toma del lugar por parte de los trabajadores.
Ocuparon el restaurante el 25 de abril del 2013, y ya en mayo estaban conformados como cooperativa y funcionando. Este año cumplieron dos años y ahora les toca dar la última batalla legal respecto a la quiebra de la firma anterior, Pizzanesa S.A., comandada por Jorge Andino y Sergio Lipovich.

Según José Martín, la firma quebrada desapareció del mapa pero ahora se enfrentan a la propia justicia, figurada en la síndico Ana Graciela Ventura, representante de la quiebra en el Juzgado Comercial n° 13. “Ella quedó adueñándose de la indagación y ahora quiere negociar. Es sabido que con la quiebra, al no haber activos de la empresa, los profesionales no cobran. Entonces quiere cobrar sus honorarios a costa de la cooperativa”.

La maniobra de la sindicatura, avalada en todos los casos por el juez Fernando Perillo, consta de tres actos:

Por pedido de la síndico y disposición del juez fueron sujetos a remate todos los bienes de la empresa recuperada por sus trabajadores: sillas, mesas, muebles, heladeras, cocinas, aires acondicionados y hasta una camioneta y dos motos.
El Juzgado Comercial n° 13 fijó que, en caso de ser la cooperativa la ganadora del remate, que la misma abone “en el momento y al contado” un 20% en concepto de “comisiones”.
También, la síndico pidió y el juzgado aprobó que los trabajadores paguen un canon locativo de 125 mil pesos por el uso de los bienes de forma retroactiva, es decir, por estos dos años pasados que estuvieron funcionando.

Los trabajadores la hacen corta: “No vamos a pagar ningún canon y vamos a renegociar las condiciones del remate. Nos cansamos. Estamos hartos de las trabas que nos impone la justicia. Si no le ponemos freno, el día de mañana nos van a venir con otra cosa”.

Lo que cuestan las cosas

La forma en que van a hacer efectiva esta decisión es no permitiendo el remate y yendo a discutir jurídicamente las condiciones del litigio: “Es una persecución judicial para un beneficio propio de ellos aduciendo que perjudicaría el funcionamiento del juzgado, que quedaría sin fondos para respaldar los actos legales… Sentimos una actitud maliciosa hacia la cooperativa. Dice que no tiene que tener beneficios especiales, porque nosotros nos estamos amparando en un respaldo político-social que no concuerda con lo legal. Pero no es así. Que seamos cooperativa no quiere decir que nos tengan lástima: somos un restorán que está funcionando gracias al esfuerzo nuestro”.

Los trabajadores tienen un arma concreta: el 15 de abril compensaron sus créditos laborales, es decir todas las deudas que tenía la empresa Pizzanesa S.A. con ellos al momento de la quiebra: cargas sociales, sueldos atrasados, etc. El monto total de esos créditos, determinó la justicia, es de 345 mil pesos que los asociados donaron a la cooperativa.

Cuenta el presidente: “Días después la sindicatura presentó una notificación al juez pidiéndole el rechazo de los créditos laborales presentados por la cooperativa”. Los trabajadores insisten en que se validen esos créditos para el remate, ya que la cuenta les cierra a favor: los bienes fueron valuados en 297 mil pesos, 46 mil menos que el monto a favor de Los Chanchitos.

A su vez, los trabajadores discuten el propio monto en que fue valuado el mobiliario: “Hay que tener en cuenta todo lo que nosotros invertimos en reparar ese equipamiento. Heredamos un negocio abandonado con las cosas en desuso: heladoras, cocinas y fritadoras que no funcionaban. Eso lo pusimos en condiciones nosotros. Una camioneta que hoy la tenemos trabajando estaba tirada en un taller; fuimos, pagamos el arreglo y la pusimos a trabajar. Inclusive hay otra camioneta que está secuestrada por la justicia, que está en una cochera que pagamos nosotros; eso debería estar en un estacionamiento judicial. Hay dos motos en la terraza, que nunca las usamos. También les están poniendo precio dentro de la subasta: no tiene sentido. Hay un montón de cosas que no sirven, están inutilizadas y no tienen valor de reventa. Es para discutir y negociar”.

Los trabajadores cuentan que repusieron 8 motores de las diez heladeras, dos de los tres motores de los extractores, repararon la mecánica de la camioneta y compraron tres aires acondicionados.

Recalculando: “No tenemos problema con la subasta. Vamos a la subasta pero a renegociar el valor de los bienes y para que validen los créditos laborales”.

Por último, la batalla más insólita que les apareció ahora es el pago de un alquiler de esos bienes retroactivamente por los dos años que los usaron: 120 mil pesos a pagar en 20 días. “No lo aceptamos, es una decisión unánime de todos los compañeros. Como tampoco aceptamos cuando quisieron meternos un interventor”.

La historia del interventor demuestra que la discriminación judicial a la cooperativa estuvo desde el inicio y fue sostenida: “A los dos meses que arrancamos acá nos quisieron meter un interventor. ¡A nosotros! Estábamos laburando sin un peso. Yo, sentado en frente del interventor, le dije: usted tendría que haberle intervenido la empresa a Pizzanesa, que son los que crearon todo este fraude, esta deuda que la están sufriendo no solo los trabajadores, sino los proveedores, la AFIP, el Gobierno de la Ciudad… Ahí se ve el trato discriminatorio”.

Recetas sin patrón

Hoy Los Chanchitos es uno de los mejores lugares donde comer en Buenos Aires: platos abundantes, originales y precios muy accesibles. “Estamos haciendo las cosas como corresponde. Aprendimos durante muchos años de los errores de la patronal, siendo empleados. Por eso anda tan bien. Hoy somos 35 asociados, empezamos 28, o sea que hemos creado fuentes de trabajo cuando todos los demás restoranes están achicando. Quiere decir que esto funciona”.

¿Por qué en estos dos años cerraron tantos restoranes? “Es muy difícil este rubro. Nosotros necesitamos de muchos insumos, hay que comprar prácticamente todos los días mucha mercadería perecedera. El tema es que nosotros como cooperativa somos 35 asociados interesados, de los cuales al menos 10 nos preocupamos por pensar esas compras. Vamos en la camioneta dos veces por semana al mercado central. Ahí conseguimos todo lo que es fruta verdura; negociamos mucho los proveedores de bodega, vamos a Mataderos, donde sea. Entonces achicamos el costo por ahí, y lo que es carne no se toca: lo pagamos caro pero es la mercadería que queremos laburar y la gente prefiere. De esa manera mantenemos la calidad y bajamos el costo por otro lado. Eso un empresario no lo puede hacer. Un empresario está solo. No puede más que agarrar el teléfono y hablar con el proveedor. Y si aumenta la carne, él aumenta el precio, y si aumenta el vino, lo sube en la carta, y así”.

Los Chanchitos se enorgullece de que el último aumento que hicieron fue en noviembre de 2014 -hace seis meses- y fue de 10%.

José: “Entonces el empresario lo que hace es recortar los salarios de los compañeros, a los proveedores, a generar un poquito de deuda, y cuando te querés acordar ya no te rinde. Si a mí hace dos años me decían: vamos a cerrar porque no viene gente, Los Chanchitos no trabaja, fenómeno, me voy a mi casa. Pero si es por una maniobra fraudulenta, ni loco”.

Los detalles del fraude pueden conocerse en la Mu 65: http://www.lavaca.org/mu/mu-65-operacion-blue/

La receta de Los Chanchitos quizá sea una enseñanza para muchos en tiempos de inestabilidad económica: “Salir a buscar costos te ayuda un montón, y esa es la razón por la que mantenemos la clientela. Encontramos la medida. Un restorán normal no tiene el tiempo que tenemos nosotros”.

Bingo: lo más valioso en la autoegestión es el tiempo, y no el dinero.

Más recetas autogestivas: “Hoy en día una cooperativa de trabajadores no se llena de plata. Nosotros creamos un mercado interno para manejarlo acá, conservamos nuestras fuentes de trabajo, conservamos el local en estado. Es una economía chica para nosotros lo esencial es tener un retiro que nos permita vivir y que lo podamos cobrar en tiempo y forma, cosa que acá no sucedía”. Aclaración: los socios de una cooperativa de trabajo no reciben sueldos ni salarios, sino que realizan retiros o retornos. No hay relación de dependencia, sino una red de trabajadores haciendo las cosas juntos. Sin patrón, de modo autogestionado.

“También el hecho de recuperar nuestra jubilación, la obra social, un montón de cosas que se habían perdido, para nosotros es una ganancia enorme, porque te crea estabilidad en la familia, que era lo que se iba deteriorando. Nosotros lo vivimos, nos damos cuenta de esas diferencias, y no pretendemos llenarnos de plata. Si entra plata de más intentamos crear una fuente de trabajo”.

La familia y el futuro: “Los asociados nuevos son todos pibes jóvenes, la mayoría familiares de los compañeros. Estamos tratando de que el día de mañana nuestros hijos y sobrinos puedan seguir con esto. Tenemos el gran trabajo de cuidarlo ahora. Nos mentalizamos para defenderlo como sea”.

El round de esta semana: “Te quieren debilitar, te quieren hacer bajar los brazos. Pero no se dan cuenta que atrás de todo esto hay mucho apoyo, un montón de gente.

Este miércoles, desde temprano, invitan a agruparse dentro del local para recibir al martillero público con un “no” contundente. El resto, lo discutirán en la justicia y, si es necesario, en la calle. También las cooperativas de trabajo pueden plantearse: Ni una menos.

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