Jorge Castro, referente de los damnificados por la inundación en la ciudad de Santa Fe en 2003, presentó la segunda edición de su libro en el cual se destacan los detalles de la causa penal. Un material necesario para seguir pidiendo justicia por las víctimas del crimen hídrico.
La inundación de la ciudad de Santa Fe en abril de 2003 dejó 158 muertes, 25 mil viviendas afectadas y más de 130 mil personas evacuadas que en los años posteriores continuaron pagando las consecuencias de una obra que permanecía inconclusa ante el conocimiento de los funcionarios de turno. Y porque fue una tragedia evitable se habla de crimen hídrico y hay responsables con nombres y apellidos. Desde entonces, se construyó una impunidad que no sólo permitió que los principales responsables políticos todavía gocen de libertad y ni siquiera sean procesados, sino que también los protegió para que permanezcan en cargos públicos y listas partidarias de cara a las próximas elecciones. Pero más de doce años de vigencia de la impunidad no significa estancamiento. Del dolor de la pérdida, pero también de la fuerza de la militancia, siguen surgiendo experiencias que fortalecen el incansable pedido de justicia. Un ejemplo de ello es la segunda edición del libro de Jorge Castro, militante del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y referente de los damnificados por la inundación, en el cual se refleja más de una década de trabajo.
“Verdades locas contra impunes mentiras”, se titula el libro, que fue editado por primera vez en 2009 y tuvo su segunda presentación este lunes en la sede rosarina de la Asociación de Trabajadores del Estado. “Las verdades locas son los hechos en sí. La inundación del 2003 es un hecho producido por el Estado, porque se dejaron defensas abiertas y por eso el río cambió su curso, penetró la ciudad y produjo la cantidad de muertes que ocurrieron. Mientras, el mismo Estado a través de su máximo responsable Carlos Alberto Reutemann, tejió un manto de impunidad y de mentiras en cuanto a las causas de la inundación. Es una lucha política, un enfrentamiento con el Estado, el aparato judicial y mediático, que permite que Reutemann hoy siga siendo un representante político de la provincia”, explicó Castro en conversación con enREDando acerca de su trabajo.
En su primera edición, este libro muestra un recorrido por la investigación y los sucesos enmarcados en la causa judicial que dan cuenta de las responsabilidades políticas pero también de la inacción de los poderes de turno en cuanto al avance de dicha causa. En esta segunda publicación, tal como detalló Castro, “aparece toda la documentación de la causa penal desde 2010 a la fecha, y las distintas repercusiones políticas que ha tenido el hecho en estos años”. “Se trata de esclarecer y desnudar la matriz de impunidad que es la misma que se teje en otros casos, con inundaciones en otros lugares del país”, agregó haciendo referencia a la vigencia de esta problemática que frecuentemente sufren las regiones postergadas. En este sentido, remarcó la necesidad de que se construya “un plan nacional e internacional” para concretar las obras necesarias a fin de evitar futuras inundaciones. “Las obras que se tienen que hacer se hacen mal o se hacen a paso de tortuga. El Paraná todavía no habló, y el día que hable las ciudades costeras van a estar muy afectadas”, explicó Castro.
En “Verdades locas contra impunes mentiras”, se trabaja principalmente sobre la responsabilidad de los sectores políticos y económicos en cuanto al fenómeno de las inundaciones, con el ejemplo preciso de la del 2003. “Apuntamos al tipo de economía política que existe como estado provincial. Es un abordaje que no se puede tomar sólo desde el punto de vista de la ingeniería hídrica, ni sólo desde la economía o la política. El modo de producción que existe en la provincia, más la situación social que se viene desencadenando desde hace 30 años, provoca que los principales afectados en estas situaciones sean los pobres en una situación de precariedad muy grande”, agregó el autor. En este punto, en relación a los afectados, consideró que la posterior respuesta del Estado es “con cuentagotas”. En su análisis, sugiere que en torno a las inundaciones persiste “un gran negocio político y económico”. “El Estado aparece como benefactor y no como culpable. Hay muchos sectores que viven de las inundaciones, cuando la respuesta del Estado es comprar miles de colchones, mantas, pares de zapatillas y demás elementos, hay un sector que se beneficia”, sostuvo el autor.
El protegido del poder
El prólogo de esta segunda edición del libro de Jorge Castro, está escrito por Celeste Lepratti, hermana de Pocho, víctima de las represiones policiales en el estallido social de diciembre de 2001. Por este hecho, al igual que por la inundación de 2003, se considera el entonces gobernador provincial Carlos Alberto Reutemann como principal responsable político. Pese a ambas acusaciones, la impunidad sigue siendo la aliada principal del actual Senador Nacional, quien nunca estuvo procesado en ninguna de las causas. Por estos días, su reaparición pública de la mano del PRO, despertó el repudió de muchos sectores del arco político. “Reutemann llegó a la política santafesina de la mano de Menem y fue uno de sus mejores alumnos en aplicar la receta neoliberal, y ahora nos está diciendo a través de Del Sel (candidato a gobernador por el PRO), qué futuro quiere para la provincia”, señaló Lepratti en la presentación del libro.
“Estamos asqueadísimos de tanta mentira, de que esto no se termine. Tantos años peleando para que verdaderamente rindan cuentas por tantos daños, y pareciera que eso está lejos. No se va a alejar de los fueros parlamentarios, pero con o sin fueros es y será siempre el principal responsable político de la masacre del 2001, del crimen hídrico del 2003 y de su política dañina que trajo tantas muertes”, aseveró la militante social, hoy candidata a concejala de la ciudad de Rosario por el Frente Social y Popular.
Para Castro, por su parte, la permanencia de Reutemann en la plataforma política actual es producto de “la hipocresía de todos los partidos políticos”. “En el 2001 ya estaba sucio de sangre y en el 2003 se repitió, no pueden estar catorce años sin darse cuenta. Hoy es fácil criticarlo porque se sacó la camiseta del justicialismo y se puso la del PRO”, agregó en relación a los recientes pedidos de expulsión de Reutemann del Partido Justicialista. También hubo mensaje para el Socialismo provincial: “Lo perdonó en 2007 porque tenían todos los elementos para iniciar el juicio político y no lo hicieron”.
