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“¿Maoísmo sciolista?”
Por Ramiro Parodi - Red Eco - Friday, Jun. 19, 2015 at 9:28 AM

Viernes 19 de Junio de 2015 | La propuesta de este texto es hacer una reflexión sobre el concepto de “comunismo” que circula en los medios de comunicación hoy y las implicancias para con la izquierda en un contexto de elecciones democráticas. El disparador será la designación de Carlos Zannini como candidato a vicepresidente (en fórmula con Daniel Scioli) del Frente para la Victoria.

“¿Maoísmo sciolista?...
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(Ramiro Parodi - Red Eco) Buenos Aires - El actual secretario legal y técnico de la presidencia es uno de los pocos hombres que atravesaron los doce años de kirchnerismo sin interrupciones. De hecho su relación con los Kirchner comenzó cuando Néstor K era gobernador de Santa Cruz. Durante su juventud en los 70´ Zannini militó en el partido que reivindicaba la Revolución Cultural China denominado “Vanguardia Comunista” y fue a raíz de su activismo que en 1975 fue detenido durante cuatro años por la dictadura militar. Es precisamente este dato biográfico el que más resaltaron los medios de comunicación hegemónicos al tratar de describir su perfil: “Zannini es maoísta”, señalaron.
A cualquiera que conozca mínimamente los vaivenes del comunismo y sus formas o vertientes históricas seguramente se le escapó una sonrisa cuando escuchó o leyó en medios de comunicación que “nace el maoísmo sciolista” como describió el zócalo del programa “A dos voces” transmitido por el canal TN (uno de los más vistos de la República Argentina).
Pero más allá de la contradicción de este rótulo y de la distancia que existe entre el kirchnerismo y la izquierda interesa pensar por qué ser “maoísta” (o “comunista”, o “leninista” o “marxista”, significantes que, reproducidos en TN, significan todos lo mismo aunque una mínima aproximación a la historia demuestra que esto no es así) se ha convertido en un argumento para criticar a un partido político. Es decir, desde algunos medios hegemónicos el único lugar (y eso que había muchos, como sus relaciones con Julio Grondona y Cristobal López, o simplemente ser vice de Scioli) que encontraron para comenzar a lanzar “artillería pesada” sobre Zannini fue que posee formación “marxista, leninista, maoísta” (esto fue apuntado por Jorge Lanata en su programa de radio, “Lanata sin filtro”).
Esta tendencia que se reproduce en los medios de comunicación de vincular los conceptos del marxismo a una calificación peyorativa no solo ocurre en Argentina. La imposición del neoliberalismo decantó en un sistema de constante estigmatización para con los discursos de izquierda, sobre todo aquellos más conceptualmente cargados. Pero ante esta lucha desigual, ¿cuáles son las alternativas para revertir en el sentido común ideas fundantes de una filosofía (la marxista) que puja por la igualdad?
Veamos lo que pasa en España: movimientos como “Podemos” que poseen formación marxista, prefieren no catalogarse como de “izquierda”. ¿Por qué? El mismo Pablo Iglesias, líder del movimiento, lo explica:
“A nivel individual siempre voy a decir que soy de izquierda. Sin embargo a lo que representa “Podemos”, las nociones “izquierda/derecha” son metáforas que presentan un tablero de juego político en el que siempre gana la banca y nosotros entendemos que para definir el campo político hay nociones que nos acercan mucho más a la realidad del cambio, a la posibilidad de ganar como “arriba/abajo”, (…) el enemigo querría llamarnos “izquierda” y nosotros no nos vamos a dejar nombrar por el enemigo cuando aquí puede llegar mucha gente que puede construir una mayoría social que provoque un cambio independiente de los nombres que les pongamos a las cosas.”
¿Estrategia discursivo política o pérdida de convicciones?
A esta altura ya es una obviedad plantear que en el juego político actual los medios de comunicación representan un lugar de construcción de sentidos comunes que cualquiera que aspire a presentarse a unas elecciones democráticas debe entender y, principalmente, intentar disputar. A raíz de cómo retomaron los medios la militancia de Zannini (hecho sobre el que ni siquiera se profundizó) se pudo observar que el sentido común en torno al significante “maoísmo” (que, como ya dijimos en los medios de comunicación se lo trata igual a “leninismo”, “marxismo”) está absolutamente anclado a una significación negativa, peyorativa, retrógrada.
En este sentido es pertinente volver a traer el debate sobre “la idea comunista” que tan larga data tiene al interior de la izquierda. Más aún es necesario repensar el comunismo a partir del momento actual que nos toca vivir en Argentina y de la incidencia de los medios de comunicación en el orden mundial. Ya que la estigmatización a Zannini por “maoísta”, de costado, perjudica a la izquierda o, como mínimo, a sus categorías discursivas.
Ante esto las opciones son varias, “Podemos” decidió apartarse de ese discurso y, a partir de una reflexión autocrítica sobre sus propias creencias, utilizar un conjunto de enunciados que puedan interpelar a la sociedad de forma más efectiva (han ganado mucho concenso popular y las encuestas los sitúan de forma muy favorable a las elecciones de fin de año). Otra alternativa es llevar el debate sobre la idea comunista a los propios medios de comunicación y extraer sus raíces del partido o la academia y plantarlas en sitios de mayor difusión y, por lo tanto, más fértiles. Seguramente habrá más y sobre todo más efectivas propuestas pero hay algo que es innegable: la lucha política posee un fuerte componente discursivo y si ese combate se deja en manos de los poderes consolidados ya se ha sufrido una derrota.

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