Julio López
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"Después de lo que vi, nada que pueda pasar en las morgues me sorprende"
Por La Retaguardia - Tuesday, Sep. 01, 2015 at 7:16 PM

Domingo, 30 de agosto de 2015 | (Por La Retaguardia) Durante 45 días, Roberto Andrés Gallardo, a cargo del Juzgado Nº2 en lo contencioso y administrativo de la Ciudad de Buenos Aires, trabajó en una causa sobre irregularidades en las morgues de los hospitales porteños; luego fue separado por el propio gobierno del PRO. Gallardo relató los desastres que vio en las morgues. El magistrado aportó información sobre el Hospital Santojanni. Si bien no estaba a cargo de la causa de las morgues cuando apareció el cuerpo de Luciano Arruga, enterrado como NN. en el cementerio de Chacarita tras haber estado internado en ese hospital, sí tuvo en su poder los registros de la entrada y salida del hospital del joven, en los que la descripción aportada no coincide con la fisonomía de Luciano, que estuvo desaparecido 5 años y 8 meses.

"Después de lo ...
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Foto: El Juez Gallardo durante la entrevista con La Retaguardia.

“La generación de ese proceso judicial fue medio extraño”, comenzó el juez Roberto Gallardo su relato acerca de cómo se dio inicio a la causa por irregularidades en las morgues porteñas. “Durante mi licencia en el juzgado con motivo de mi asunción como defensor general adjunto de la ciudad –continuó el magistrado–, el gobierno inició un conjunto de causas en las que pedía autorización judicial para enterrar algunos cuerpos de cadáveres que estaban en cuatro morgues. Esos procesos se iniciaron en el juzgado en mi ausencia, cuando yo regreso viene a la firma, nosotros decimos así porque son pilas de expedientes que diariamente tenemos para firmar. Cuando miro uno de ellos me resultó extraño lo que estaba pidiendo el gobierno, entonces lo saqué del circuito y me puse a verlo. Ahí me entero que no era un pedido solo, sino prácticamente una docena. Entonces los empiezo a analizar y me doy cuenta que lo que realmente reinaba en todos esos expedientes era un conjunto bastante grave de irregularidades”. Faltaban, por ejemplo, partidas de defunción, o algunas estaban hechas hasta 2 años después de producida la muerte, había además casos en los que los cadáveres estaban en las morgues desde hacía 6, 7 años. “Frente a ese cúmulo de irregularidades, saqué los expedientes de circulación, paralicé el trámite, y ordené una revisión física de las morgues, porque me pareció que tenía que ir a ver lo que estaba pasando. Fue muy grande la sorpresa cuando llegamos y nos encontramos con una situación mucho más grave de lo que pensábamos, con que algunos de esos cadáveres para los que se pedía orden judicial para su inhumación, no estaban; otros estaban duplicados, había dos con el mismo nombre... Frente a esto tomó intervención el Ministerio Público Tutelar, porque había menores muertos involucrados, y el Ministerio pidió que esa revisión de la morgue fuera extendida al resto de los hospitales dependientes del Gobierno de la Ciudad. Y eso fue lo que se hizo, con mucha velocidad porque me parecía que el tema lo ameritaba, y realmente el cuadro final de esas revisiones fue realmente grave”, explicó Gallardo.

Descontrol y desmanejo

El juez pensó en la cantidad de casos sin resolución aparente, homicidios, trata de personas, distintos hechos en los que los cuerpos habían desaparecido, pensó que muchos podrían estar en estas morgues ante la cantidad de cadáveres hallados en situación irregular.
Durante la inspección ocular que realizó en el marco de la causa, Gallardo escuchó distintos  comentarios que le permitían confirmar sus suposiciones: “uno escucha un montón de cosas, a veces se las dicen a quien encabeza (la inspección), otras veces se habla y uno escucha lo que la gente está diciendo, pero se hacía alusión al desmanejo. En muchos casos decían ‘acá puede pasar cualquier cosa porque no hay ningún control’, y efectivamente no había ningún control, ni de ingresos, ni de egresos de los cadáveres. Había una normativa, si se quiere antigua, no muy eficiente, pero normativa al fin, que implicaba una serie de registros como para mantener claridad y un inventario que pudiera ser fiscalizado en cualquier momento, que no se cumplía. O sea, esas normas nunca se cumplieron, al momento que nosotros hicimos los cortes de estado de cada una de las morgues, esas normas no se estaban cumpliendo. Entonces si no hay un control de ingresos, ni de egresos, nadie sabe lo que hay dentro de las cámaras, y uno se encuentra con numerosa cantidad de escenas de cadáveres NN. Tal vez la más impresionante sea la del (Hospital) Rivadavia donde se trataba de cadáveres recién nacidos, y había decenas, de hecho entramos de una forma bastante desagradable a la morgue porque nos cortaron la luz, y tuvimos que trabajar con los bomberos y linternas. Y realmente entrar a una cámara de esas, llena de cajitas con fetos o recién nacidos, NN, apilados, desordenados, daba una imagen de que cualquier cosa podía pasar ahí”. Respecto a las morgues del Santojanni y el Ramos Mejia, Gallardo aseguró que fueron de las más desordenadas que le tocó investigar.

¿Dejarle la causa de las morgues a Gallardo? ¡Ni muerto!

Al ser consultado acerca de si este desorden era intencionado para ocultar lo que allí ocurría, el juez afirmó que es difícil de saber: “como la causa fue paralizada, ex profeso, a través de una recusación infundada del gobierno de la ciudad, que tuvo el efecto de sacarme la causa y paralizarla durante más de un año, yo no pude investigar más sobre las supuestas finalidades que pudo haber habido para ese desorden. Para que entienda el común de la gente, esto es como cualquier depósito, como cualquier negocio, donde uno tiene productos que entran y salen, parece muy frío lo que estoy diciendo pero es así, y hay un stock y un saldo, es muy fácil mantener el orden, entra, sale, hay tanto; ahora, cuando no se mantiene esa ecuación tan básica, tan elemental, algún motivo debe haber para que haya tanto desorden, porque el tema es muy simple si se quiere. Y este desorden era muy marcado en algunos lugares y no en otros, en los que había un relativo orden. En ninguno de los casos, la inspección ocular arrojó un estado óptimo, en ninguno puede decirse que cumplía con las normas vigentes, pero había casos que eran gravemente irregulares”.
Gallardo pudo investigar unos pocos días hasta que llegó la recusación del gobierno de Macri en agosto de 2013. El 9 de abril de 2014, la Cámara en lo Contencioso Administrativo rechazó la recusación. Sin embargo, lejos de bajar los brazos en su pelea por detener la investigación, el gobierno porteño subió la apuesta y ahora el Tribunal Superior de Justicia debería definir la situación, que ya está demorada, se intuye, de manera definitiva.
En tanto, en el Cementerio de la Chacarita se hizo un allanamiento y se secuestró documentación vinculada con la Dirección General de Cementerios de la Ciudad: “teóricamente es el lugar donde se derivan los cuerpos que se encuentran en situación irregular, de las morgues del Gobierno de la Ciudad son derivados a esta Dirección, y ahí se produce la inhumación. Como nosotros teníamos que poder hacer un corte y relacionar los  cadáveres existentes en las morgues con los cadáveres inhumados teníamos que tener la documentación con la que habían llegado los cadáveres al Cementerio de la Chacarita, por eso procedimos al secuestro de esa documentación. También allanamos la Procuración General de la Ciudad, que es el órgano letrado, el que patrocina a la Ciudad de Buenos Aires en términos jurídicos en cada proceso, y que fue el que solicitó esta autorización judicial de inhumación que dio origen a los casos, también allanamos y secuestramos toda la documentación que había ahí vinculada con los pedidos de inhumación de cadáveres por estado irregular”.

Los actores de una obra tenebrosa

Roberto Gallardo afirmó que también es difícil definir a los actores que participan de este perverso y complejo circuito: “sobre todo por el poco tiempo que pudimos trabajar, lo que sí se sabe es que en el circuito hay generalmente una intervención policial, que tiene que ver con las situaciones de accidentes, porque pueden ser accidentes o no, por la cuales llega una persona todavía con vida a un hospital y muere, y luego va a parar a la morgue de ese hospital, pero cuando la persona ya está muerta en principio no ingresa a la morgue de los hospitales públicos, sino que va si es una situación de muerte irregular, muertes que tengan que ver con situaciones de violencia o con las llamadas muertes dudosas, en esos casos el cuerpo va a la morgue judicial que es la que está en el famoso edificio de Junín y Viamonte. Ahora, cuando entra una persona con vida y fallece dentro de la estructura hospitalaria del gobierno su cuerpo pasa primero por la morgue de ese hospital, entonces hay primero una posible intervención policial al llevar a la persona aún con vida al lugar, luego un actor es el que controla el ingreso y la generación de la historia clínica, que no siempre existe. Por ejemplo, tratamos de cruzar muertos con historias clínicas, y muchas veces no había historias clínicas, o sea la persona ingresó y por algún motivo la historia nunca se hizo, o si se hizo desapareció. Entonces no se sabe quién es, ni por qué entró, hay un cadáver sin referencia histórica en términos de gestión hospitalaria. Después otros protagonistas son los que administran las morgues, generalmente hay un jefe o varios jefes, depende del tamaño de la morgue y de los turnos, hay personal que traslada los cadáveres que son los camilleros, hay una vinculación entre las morgues y las cocherías, que lamentablemente tampoco pudimos avanzar mucho por el poco tiempo de investigación. Y luego la Dirección General de Cementerios en el caso de que el cadáver no vaya a una cochería y queda de alguna manera retenido en la estructura del hospital en algún momento es derivado a la Dirección General de Cementerios para su inhumación. Ese es básicamente el circuito que se puede describir. Es el circuito normal, porque después hay muchas cosas absolutamente irregulares, extrañas”.
A modo de ejemplo, el magistrado mencionó un hecho ocurrido en el Hospital Ramos Mejía: “es un tema que dio lugar a otra investigación que siguió su curso por la fiscalía federal que es la vinculada a la existencia de unos ataúdes en zonas aledañas a la morgue, ataúdes que nadie pudo explicar qué hacían ahí, el director del hospital dijo que eran donaciones pero los ataúdes costaban varios miles de dólares porque eran importados y de unas características infrecuentes en el mercado fúnebre de la ciudad de Buenos Aires, eran enormes y aparte de película, si yo tuviera que describir cómo son esos ataúdes diría que son de película de gánster, o de muertos en la mafia, estructuras metálicas con vidrio para ver la cara del muerto, cosa que uno que no vive en la necrológica pero más o menos conoce lo que es un evento funerario de clase alta, nunca ve ese tipo de ataúdes. Lo que quiero decir es que nadie puede explicar qué hacían varios ataúdes nuevos ahí en ese lugar, la explicación del director del hospital diciendo que eran donaciones que hacían empresas que se dedicaban a la incineración de cadáveres para que sean usados para gente que no tuviera posibilidades económicas de tener un ataúd no resiste el menor análisis; por varios motivos, primero porque hay previsto un sistema de aprovisionamiento de ataúdes para personas que no tienen condición económica para tenerlo, y segundo que nadie va a hacer una donación de una estructura de varios miles de dólares filantrópicamente para alguien que no tiene recursos, no cierra. Como ese caso, hay  un montón que no se pueden explicar y que alterarían la normalidad de un circuito; si uno no sabe qué hacían esos ataúdes ahí puede presumir que entrarían y saldrían cadáveres que no están dentro del circuito, por lo menos que no están registrados”.

Luciano 

Tras las irregularidades halladas durante los 45 días de investigación, a Roberto Gallardo no le sorprendió que el cuerpo de Luciano Arruga fuera encontrado enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita 5 años y 8 meses después de su desaparición. Luciano fue llevado allí luego de que falleciera en el Hospital Santojanni como consecuencia de haber sido atropellado mientras corría desesperado por la General Paz. Luciano estuvo internado la misma madrugada que desapareció y murió al día siguiente. Durante esas mismas horas, su mamá y su hermana estuvieron en el hospital preguntando por él, nadie supo o quiso decirles que Luciano estaba allí. A pesar de tener 16 años, el cuerpo del adolescente fue anotado como si tratara de un adulto de 26, tampoco se hizo referencia a las características físicas propias del joven que hubiesen permitido su inmediata identificación.
El 17 de octubre de 2014 se conoció la noticia del hallazgo del cuerpo de Luciano. Para esa fecha a Gallardo ya le habían sacado la causa de las morgues porteñas; sin embargo le resultó inevitable unir ambas puntas de una misma cuerda de la que no le dejan tirar: “el hallazgo del cuerpo me hizo pensar inmediatamente en la causa. Cuando ocurrió y se empezó a hablar del pase, de ese circuito que hizo primero en vida en los hospitales y luego ya fallecido en las morgues, rápidamente me hizo pensar que esto tuvo que ver con la causa que habíamos llevado. Las irregularidades que habíamos visto eran tan graves que nada me sorprende, al día de hoy cualquier cosa que pueda aparecer o que pueda derivarse de este estado de cosas no me sorprende”, afirmó el magistrado.
En relación a lo sucedido con el cuerpo de Luciano y la posible coordinación entre las policías bonaerense y federal para mantenerlo oculto durante tantos años, Gallardo reflexionó: “no puedo aseverar cómo son las cosas porque documentalmente el tratamiento que tuvo el cadáver es muy breve, no tiene una extensión ni un circuito, ni datos que permitan ir más allá de lo que se ve, lo que queda claro es que es irregular el ingreso, la descripción, la salida, todo eso es clarísimo. Ahora, qué pasó antes, cómo fue el supuesto traspaso que debió haber existido porque es un poco difícil de entender que las fuerzas de la provincia entren en la ciudad para llevar un cadáver y que todo pase desapercibido, algún ítem intermedio hubo que permitió eso, es claramente posible que eso haya ocurrido. Ahora, cómo fue yo no puedo decirlo porque no aparece ningún indicio en la documentación obrante en la causa”.
En cuanto a las irregularidades que sí están demostradas en la causa, el juez manifestó: “básicamente tuvo que haber habido un procedimiento de identificación que no existió, los datos que obran se corresponden con un NN que no era tal, que era identificable con una edad cronológica  que no era la real, la descripción del cadáver no se ajusta a lo que fue, y además si uno eso lo relaciona con otras fuentes que hablan de la presencia de la madre, de la familia, solicitando información en el mismo lugar y que se la niegan, les dicen que no está, para el que conoce por haber ido, por haber recorrido todas las morgues cómo es el manejo, cómo funcionan los mecanismos de registración, qué volumen de cuerpos se manejan, resulta bastante poco creíble que haya habido una respuesta negativa frente a la precisión que planteaban los familiares, no estamos hablando de movimientos que justifiquen la confusión”.

“Dualización social”

A los 45 días de haberla iniciado, el gobierno de la Ciudad se sacó al juez esta causa por la situación en las morgues. Esto ocurrió en agosto de 2013, y 9 meses después la Cámara en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires se la devolvió; sin embargo el gobierno porteño interpuso otra recusación ante el tribunal supremo de justicia apartando definitivamente a Gallardo; el encono de Macri con Gallardo no es nuevo. “Lo del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es sumamente interesante porque no solo me recusa dos veces para sacarme la causa, sino que además me inicia una denuncia penal. Me denuncia a mí diciendo que yo me había extralimitado porque había buscado documentación a través de los allanamientos y secuestros, de una forma impropia porque según el gobierno yo podría haber solicitado las cosas de manera amigable esperando que ellos me pasaran la documentación. En las denuncias penales que hacen en las cuales fui definitivamente sobreseído, tanto los jueces de primera instancia como los camaristas de otros fueros, en lo criminal, preguntan en sus sentencias por qué el gobierno en lugar de perder el tiempo denunciando al juez que interviene en la causa no hace algo para saber qué es lo que pasa con los cadáveres en sus morgues, eso se lo dice con todas las letras la justicia nacional. Es una pregunta que yo también me hago, puedo intuir cuáles son las motivaciones, creo que hay una desidia en todo lo que es no solo la salud pública, sino lo que es básicamente el trato que se la da a los sectores más pobres de la ciudad, que es histórico y que se ha profundizado en los últimos años, y toda la gente que pasa por estas situaciones, es decir gente que desaparece”, aseveró Gallardo.
En este sentido, remarco que el caso de Luciano Arruga no es el único: “lo tenemos a diario en lo que es el cinturón sur de la ciudad, chicos que desaparecen, y no es una exageración, es una literalidad, lo que pasa es que ni al gobierno de la ciudad le interesa demasiado, ni a los medios tampoco porque responden a un paradigma social, que nosotros en el fuero llamamos de la dualización social, hay un sector para el cual existen los derechos, la dignidad de las garantías y los cuidados del Estado y para otro sector no existen, y esto quedó absolutamente demostrado en el caso de Luciano Arruga. Yo me pregunto y me pregunté en su momento, qué hubiera pasado si Luciano Arruga en vez de ser Luciano Arruga chico pobre, hubiera sido un hijo de un hacendado o de un comerciante, que hubiera salido de Recoleta y hubiera tenido el mismo problema que él, le pasó lo mismo en ese lugar, en la General Paz o donde fuere, y desaparece… realmente podemos suponer que los medios de comunicación hegemónicos, masivos, hubieran destinado tres renglones como fue durante muchos años el tema de Arruga o hubiera sido tapa de los diarios con la foto buscándolo y pidiendo información en todos lados, esto marca un tratamiento diferenciado, y ese mismo tratamiento diferenciado es el que explica por qué la sociedad se conmueve poco y nada cuando uno habla de las decenas de manejos irregulares en los hospitales vinculados a los cadáveres, porque no le tocó a ninguno de los que está en el sector ABC 1”.

Desaparecidos

En Argentina, la figura del desaparecido tiene un fuerte peso simbólico. A la vez, en los últimos años, se ha consolidado el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad cometidos durante el Terrorismo de Estado; sin embargo, es el mismo país donde pareciera ser que se ha sistematizado la desaparición de jóvenes pobres por parte de policías provinciales y nacionales. En este marco, se le consultó al juez Gallardo cómo es posible la convivencia entre ambas realidades: “creo que la sociedad ha hecho tardíamente una revisión sobre su rol, su actuación, su pasividad, omisión, tolerancia, vinculada con los hechos del proceso de 1976-1983, esa revisión permite que los tribunales actúen como lo hacen aún hoy en el juzgamiento de los genocidas. Sin embargo, la sociedad no hizo aún su revisión del genocidio económico de los ’90 por ejemplo, o sea no hay una aceptación de que el proceso de segregación económica y social que claramente se desarrolló en el neoliberalismo de los ’90 que desplazó y mató a miles de personas, esto todavía no se asume como una deuda social, política en la Argentina, entonces como esto no se asume seguimos pensando que la pobreza es un tema de ajenidad, es un tema que no nos toca, que si hay pobres es porque no son eficientes y por eso no pueden integrarse al sistema de trabajo, que los que fuman paco y desaparecen todos los días en el Riachuelo por ejemplo, en el camino de sirga, del cinturón sur, son en definitiva pibes inadaptados que no entienden cómo se debe comportar una sociedad de nuestro supuesto primer mundo. Eso es lo que todavía nos falta hacer carne, hacernos cargo como sociedad, y por eso esta discordancia entre lo que somos capaces de hacer en materia de derechos humanos para un pasado que ya casi no nos pertenece, es de otra generación, y la incapacidad que tenemos para resolver las deudas sociales y básicamente de derechos humanos que tenemos hoy. Y hablo del cinturón sur porque es un tema que yo trabajo desde mi tribunal permanentemente, donde nada ha cambiado, diría que todo ha empeorado, en una jurisdicción rica como es la Ciudad de Buenos Aires”.
Como actor judicial, Gallardo dijo sentir vergüenza ante el difícil acceso a la justicia que tienen muchas familias que no se encuentran en el sector ABC 1 al que hizo referencia: “es asumir que el aparato judicial no da respuesta a personas que piden y merecen respuesta. Y entonces la sensación es de impotencia y poniéndose en el lugar del otro, porque muchas veces en el poder judicial las cosas se manejan como con números, el expediente es un número, no se conoce a la persona, y no se la quiere conocer, entonces esa suerte de distancia entre lo que se está resolviendo y quien resuelve facilita las cosas, cuando uno se acerca al sufrimiento del otro, lo conoce, lo ve, se banca que lloren cuando le están hablando, eso hace que uno sienta vergüenza ajena de la poca respuesta, de la poca dignidad con la que se trabaja muchas veces frente a estos reclamos”.

Descartes

En el despacho de Gallardo conviven, en armonía estética -y para el juez también ideológica-, un crucifijo, una ilustración con la imagen de Ernesto Guevara, Salvador Allende, Carlos Mugica, una pintura de Sebastian Maissa, a quien conoció en IMPA, la fábrica recuperada de la que fue abogado, y fotos del Papa Francisco, entre otras imágenes que dan cuenta de su modo de actuar y pensar. Por eso no sorprende que cite al Papa: “con mucha claridad el Papa Francisco en sus últimos mensajes ha hablado de los descartes –continuó el magistrado–, y que este sistema económico mundial es un sistema que descarta países y descarta personas, y dentro de la lógica del descarte se inscriben todos estos fenómenos de desinterés, omisión, sistematización; porque, ¿qué es un sistema?... son distintos elementos que confluyen en una misma direccionalidad, contribuyen entre sí, los sistemas a veces se van perfeccionando solos, casi por una cuestión natural del propio contexto, y este proceso económico de descarte facilita que se habilite un sistema en donde la gente pueda desaparecer en silencio, que nadie se preocupe demasiado, que nadie sepa por ejemplo en el caso de los chicos que por decenas hay en el cinturón sur de la ciudad en situación de pasillo, como se dice, no en situación de calle porque no las hay, los chicos que están en situación de pasillo muchas veces no tienen documentos, se mueren porque los ven los curas por ejemplo, y un chico que estaba al lado dice ‘vomito sangre y se murió’, pero vomitó sangre porque tenía tuberculosis, y ese cadáver va a parar a un hospital donde le ponen paro cardiorespiratorio no traumático, ‘murió de muerte natural’, pero no murió de muerte natural, ese chico fue asesinado por una sociedad que lo descartó porque durante todos esos años que estuvo ahí nadie se ocupó entonces si no nos hacemos cargo de eso, que es lo que el Papa claramente está diciendo: si no nos hacemos cargo del descarte somos sus cómplices. El cómplice lo mejor que hace es alejarse de su responsabilidad, ‘yo con esto no tengo nada que ver’, ‘no se puede cambiar’, ‘nada se puede cambiar’, ‘la pobreza es así’, ‘es un accidente’, ‘nos toca vivir con esto’. Él habla de las causalidades, de un sistema que privilegia el dinero, que lo pone por sobre todo; la rentabilidad, el desarrollo de un país medido solo por el ingreso bruto, por el ingreso de la renta, bueno, esto es lo que nos lleva a tolerar el descarte”.

En diálogo con La Retaguardia, el juez Roberto Andrés Gallardo, al que sus conocidos llaman Andrés, habló de una causa que debería estar investigando hoy, pero que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le sacó, no una sino dos veces. El magistrado describió lo que vio en las morgues de los hospitales porteños, una realidad que continúa porque nada ha cambiado a pesar del material relevado; una realidad que explica por sí sola por qué el Ejecutivo porteño hizo todo lo posible, y lo imposible también, para impedir que un juez investigue este tipo de situaciones; una realidad muy diferente al mundo que imaginamos los soñadores, en el que los gobiernos, más que alejarnos de la verdad, impulsen a los jueces a investigar.

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