Julio López
está desaparecido
hace 6428 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Ingenieras indígenas chilenas cambiaron su pueblo en Atacama
Por Diario Norte - Tuesday, Sep. 08, 2015 at 11:54 AM

Liliana y Luisa Terán, dos mujeres indígenas de Caspana, una aldea en la región de Atacama, al norte de Chile, viajaron a la India a capacitarse en energía solar fotovoltaica. De regreso consiguieron cambiar su destino y el de todo Caspana, la aldea chilena escondida en una quebrada en pleno desierto.

Ingenieras indígenas...
121604w320h320.jpg, image/jpeg, 320x213

Las dos mujeres, que son primas hermanas, son las encargadas de otorgar a la aldea, al menos, una parte de la autonomía energética que su pueblo requiere para sobrevivir.

Hasta 2013, la aldea contaba solo con un generador eléctrico que le otorgaba a cada casa dos horas y media de luz en la noche. Cuando el generador fallaba, lo que sucedía con frecuencia, quedaban a oscuras.

Las atacameñas Liliana y Luisa, dos ingenieras solares populares capacitadas en el Barefoot Callege (Universidad Descalza) de India. Foto: Marianela Jarroud/IPS
Ahora, el generador es solo una alternativa para las 127 casas que adquirieron autonomía de tres horas diarias de luz, gracias a la instalación solar que las dos primas realizaron.

Para la generación de energía, cada vivienda cuenta con un panel de 12 voltios, una batería de 12 voltios, una lámpara LED de cuatro amperios y una caja de control de ocho amperios.

Este equipamiento fue donado en marzo de 2013 por la empresa italiana Enel Green Power. También fue responsable, junto al Servicio Nacional de la Mujer y la Secretaría Regional Ministerial de Energía, de la capacitación de las dos primas en el Barefoot College (Universidad Descalza), famosa organización social de India.

“A la gente le costó aceptar lo que nosotras aprendimos en la India. En un principio no lo vieron con buenos ojos, porque éramos mujeres, pero de a poco se fueron entusiasmando y ahora nos respetan”, reconoció Liliana Terán.

Su prima, Luisa, recordó que antes de viajar a Asia, en el pueblo había más de 200 interesados en contar con energía solar, pero cuando supieron que serían ellas las encargadas de la instalación y el mantenimiento de paneles y baterías, el número se redujo a 30.

“Es que en este pueblo hay un consejo, una comunidad, que componen los viejos, los abuelos, y que toma todas las decisiones. Es un grupo al que yo jamás perteneceré”, afirmó Luisa, con un suspiro que refleja que su decisión es garantía de su libertad.

Ella tiene 43 años, es deportista, soltera y con una hija de crianza, ejerce de agricultora familiar y artesana en pintura rupestre. Después de terminar la escuela secundaria en Calama, la capital del municipio ubicada a 85 kilómetros, hizo diversos cursos, incluyendo algunos de pedagogía.

Liliana, de 45 años, casada y con cuatro hijos y cuatro nietos, se dedica a limpiar el refugio del pueblo y a la pequeña agricultura familiar. También terminó la secundaria y ha hecho cursos de turismo porque cree que en esa actividad complementaria a la agricultura permitirá taponar el éxodo de la gente del pueblo.

Las dos primas viajaron en marzo de 2012 a la aldea india de Tilonia, en el estado noroccidental de Rajastán, donde se encuentra la sede de la universidad de educación popular.

No lo hicieron solas, en la aventura también participaron las quechuas Elena Achú y Elvira Urrelo y la aymara Nicolasa Yufla, que viven en otras aldeas del desierto de Atacama, en la región de Antofagasta.



La aldea indígena de Caspana, situada a 3.300 metros sobre el nivel del mar, en el desierto de Atacama, en el norte de Chile. Foto: Marianela Jarroud/IPS
Una aldea hija de la hondanada

Caspana, que en la lengua kunza (extinguida a fines del siglo XIX), significa “hijos de la hondada”, se ubica a 3.300 metros sobre el nivel del mar, en una zona profunda del valle de El Alto Loa. Tiene oficialmente 400 habitantes, aunque solo 150 están toda la semana, mientras otros vuelven los fines de semana, explica Luisa.

Pertenecen al pueblo atacameño, también conocido como atacama, kunza o apatama, y que actualmente subsiste en el noroeste de Argentina y el norte de Chile.

“Cada año se van 10 familias de Caspana principalmente por los estudios de los niños y el trabajo de los jóvenes”, explicó.



La escuela primaria de Caspana, a 1.400 kilómetros al norte de Santiago de Chile. Las dos ingenieras lograron que las autoridades municipales pusieran paneles solares para iluminar las edificaciones públicas y sus calles, mientras ellas instalaron los paneles en 127 de sus viviendas. Crédito: Mariana Jarroud/IPS
Universidad Descalza

Hasta el momento, 700 mujeres de 49 países de Asia, África y América Latina tomaron este curso para convertirse en “ingenieras solares descalzas”.

Ese título las hace responsables de instalar, reparar y dar mantenimiento a las unidades fotovoltaicas en sus aldeas, por un período mínimo de cinco años, y armar un taller electrónico rural, donde guardar los componentes necesarios y que funcione como una minicentral eléctrica con una potencia de 320 vatios por hora.

A su regreso, ambas comenzaron a implementar lo aprendido. Por una módica suma, equivalente a 45 dólares, instalaron el kit solar en las viviendas del pueblo, construidas con piedra liparita (pómez) y techos de barro.

Actualmente, la comunidad les paga unos 75 dólares a cada una por el mantenimiento bimensual de los 127 paneles que lograron instalar en el pueblo.

Fuente: ecocosas.com

agrega un comentario