Julio López
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Día de cortar “capi-ñaro” (paja brava)
Por Mdp Punta Querandí - Saturday, Sep. 12, 2015 at 2:30 PM
movimientoendefensadelapacha@gmail.com

El pasado domingo 6 de septiembre, desde las 9 de la mañana, nos reunimos en el sitio público y sagrado con el objetivo de cortar paja brava para el techo del quincho de Punta Querandí, además de realizar las tareas habituales de todas las semanas.

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Ese domingo en asamblea resolvimos organizar una movilización al Municipio de Tigre en defensa de Punta Querandí (ver convocatoria para el jueves 24 de septiembre: http://wp.me/p3kK6f-10s). Pero esta lucha se sostiene más que con palabras y protestas, se sostiene gracias al esfuerzo y al trabajo sostenido de todas las semanas desde hace más de 5 años sin descanso para mantener el predio en conflicto.

Todos los domingos las familias que integramos el Movimiento en Defensa de la Pacha nos encontramos en el sitio público y sagrado para limpiar la costa, hacer mejoras y arreglos en el lugar, reforestar y pintar nuevos carteles, entre muchas otras tareas.

Una de las actividades que más tiempo nos lleva es limpiar la costa del Canal Villanueva, a la cual llegan cientos de desechos con las mareas, y separar la basura en plástico y vidrios para posteriormente reciclarla.

Este domingo último, además de ocuparnos de la basura, nos dedicamos a una tarea especial que no puede hacerse en cualquier momento ya que es necesaria que sea la luna adecuada: cortar paja brava (“capi-ñaro” en guaraní o “iru ichu” en aymara).

La paja brava es una de las floras autóctonas de los humedales, es motivo de leyendas de distintos pueblos originarios y desde tiempos inmemoriales es utilizada para la construcción de viviendas.

Luego de una larga jornada, que concluyó pasadas las 18 horas, la paja recolectada fue puesta a secar en el techo del quincho para luego de unos días o semanas poder continuar con los trabajos.

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La paja recolectada fue puesta a secar para luego de unos días o semanas poder continuar con los trabajos.

La leyenda de Capi-Ñaro

“Cuenta la tradición que cuando aún andaban por el mundo Tupá y Añang, llamando el uno al bien de los hombres y las bestias, y el otro luchando secretamente concitando el mal, existía una tribu inquieta, nómade y guerrera, sin arraigo ni paz.

Tupá se llegó hasta esa tribu y alzando sus manos hacia el Sol, les habló llamándoles al bien y pidiéndoles que dejaran su vida de viajeros eternos y se afincaran, fundando el suelo y dando organización a sus familias y chozas. Les aconsejó que buscaran terreno fértil y levantaran sus toldos, que él les daría ingenio y voluntad, que desarrollaran normalmente sus vidas. Y fueron buenos esos hombres.

Pero Añang no descansaba, y cuando Tupá abandonó tierras para seguir su camino, aquél, ciego de ira lanzó un anatema terrible a la tribu buena; y allí mis convirtió cada familia en una macizo de paja brava, hirientes, ríspidas, agresivas y ariscas. Realizada su obra de mal, se alejó de los campos y se hundió en los Infiernos, enojado con Tupá.

Cuando este regresó de su largo viaje y contempló la obra del Demonio, de nuevo con dulzura se dirigió a las plantas y dijo:

– Añang castigó con crueldad mi obra en vosotras. Os hizo malas, agresivas, hirientes… Yo sin embargo os volveré buenas, cordiales, útiles. Floreceréis como todas las plantas, tendréis un penacho altivo y bello, que será símbolo de pureza, y tendrán utilidad vuestras hojas. Serán ellas las que protejan al hombre de la intemperie y el frio…

Y volvió a caminar por el mundo, enseñando a indios y criollos a quinchar con paja brava”.

Fuente: Diccionario de Mitos y Leyendas – Equipo NAyA
http://www.cuco.com.ar/capi_naro.htm

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La paja recolectada fue puesta a secar para luego de unos días o semanas poder continuar con los trabajos.

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