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#NiUnaMenos: transfobia en acción
Por La Izquierda Diario - Thursday, Oct. 15, 2015 at 11:56 AM

Jueves 15 de octubre de 2015 | La reciente muerte de Diana Sacayán se sumó al asesinato de dos travestis ocurridos en el último mes. Cuando la igualdad ante la ley no alcanza para la igualdad en la vida.

#NiUnaMenos: transfo...
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Tomás Máscolo
@PibeTiger

Pablo Herón
@PhabloHeron

"Mientras no vayamos entendiendo que somos sujetos diferentes pero iguales, comprendiendo al otro o a la otra que está al lado nuestro, no podremos pensarnos como sujetos transformadores de la realidad ni pensar un cambio verdadero y profundo". Amancay Diana Sacayán.

El caso más reciente y que conmocionó a todo el activismo de la diversidad sexual y gran parte de la población fue el de Diana Sacayán. Como ya relatamos en La Izquierda Diario era tucumana pero se crió en una familia de trabajadores de Laferrere. Fue redactora del suplemento Soy del diario Página/12, escribió para la revista El Teje y encabezaba el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación.

Le cortaron las alas pero sus logros tuvieron vuelo propio. Fue partícipe del frente por la Ley de identidad de Género y era una referente política de La Matanza. Diana era una militante que le ponía el cuerpo a sus ideas, había sido detenida de forma arbitraria por la metropolitana hacía tres semanas. Y fue una de las primeras en denunciar el travesticidio a la que están sometidas las compañeras trans con un promedio de vida de 35 años en la reciente marcha del 3J.

Los hechos hablan por sí solos, el travesticidio de Laura Moyano y de Marcela Chocobar, ambos con crudeza y extrema violencia, deja al descubierto la estigmatización, discriminación y desdén hacia una parte de la población que históricamente vivió pauperizada y marginada.
El cinismo del falso relato

Hoy por cadena nacional la presidenta se refirió a Diana Sacayán: "Fue la primera mujer trans a la que le otorgué el documento. Murió asesinada en Flores. Pido la colaboración de las fuerzas de seguridad nacionales y de la Policía Metropolitana para esclarecer este terrible crimen". Su nombre en boca de la presidenta a través del televisor, es símbolo de su lucha para que se visibilice la realidad de las personas trans, una realidad invisibilizada cotidianamente. Sin embargo, la metropolitana y las fuerzas de seguridad nacionales a las que Cristina llama a colaborar para esclarecer el hecho, son las mismas que bajo su mando y el de Mauricio Macri hostigan, persiguen, violan y abusan a las personas trans, muchas veces haciendo uso de los códigos contravencionales que velan por “la moral y las buenas costumbres”. Ni hablar de la complicidad de estas instituciones con las redes de trata y el narcotráfico.

El cinismo de CFK no tiene parangón, además del asesinato de Diana, en la última semana hubo otros nueve casos de femicidios. A cuatro meses de la histórica movilización del 3 de junio, el gobierno nacional ni siquiera atisbó a tomar una mínima medida para enfrentar esta situación. Mientras desoye el grito de #NiUnaMenos, el reclamo contra la violencia, los femicidios y el aborto legal, la presidenta se preocupa más por declarar a viva voz “yo no soy feminista”.

En la última década se conquistaron importantes derechos para la diversidad sexual como la Ley de Identidad, de Matrimonio Igualitario, de HIV, de Educación Sexual Integral, entre otras. Sin embargo la realidad de las personas trans, como Diana, Marcela o Laura, aún con leyes mediante, permanece signada por la amenaza de la violencia y la muerte despiadada. Una realidad moldeada por un discurso conservador que tiene al papa Francisco como su principal vocero, el mismo al que abrazan el gobierno nacional de CFK y los principales candidatos presidenciales.
Basta: “No queremos que nos maten”

El mandato medieval se hace presente una vez más. En los medios de comunicación muchas veces se vuelve a reproducir la transfobia de ese maldito “sentido común”. Cuando se cubrió el caso de Marcela Chocobar, en todas las primeras noticias la tratan como hombre y muchas veces el amarillismo toma la posta discriminatoria y estigmatizante, como cuando se tituló en un diario de Tucumán “Caen travestis con drogas en los huevos”.

Así como sucedió cuando se debatió sobre el subsidio a personas transexuales de más de 40 años que generó diversas opiniones. Pocas de ellas tuvieron en cuenta que una persona transexual que logra sobrevivir a una realidad adversa llegando a cumplir 40 años, difícilmente consiga trabajo, por más que exista la ley de identidad de género. Las personas trans son en su mayoría mujeres jóvenes en situación de prostitución. Mientras tanto el 85% de las mujeres trans está o estuvo en situación de prostitución y en el caso de los varones trans la cifra es de 63%.

Según una investigación realizada por ALITT, la primera causa de muerte es el VIH, otra de las terribles causas es el abuso policial, como también los femicidios por transfobia, ya que muchas mujeres trans han sido asesinadas por sus parejas, los proxenetas que las explotan sexualmente o eventuales clientes.
Organicémonos miles

A días de volver del XXX Encuentro Nacional de Mujeres que convocó a más de 60 mil mujeres, se hace necesario redoblar la apuesta y organizarnos para exigir que no haya una muerta más por violencia machista. Desde el Frente de Izquierda venimos dando la pelea, así como lo hicieron el candidato a presidente Nicolás del Caño y su vice Myriam Bregman, presentando el proyecto de emergencia contra la violencia hacia las mujeres en el Congreso. O así, como lo manifestaron las más de 2300 de compañeras junto a Pan y Rosas en Mar del Plata organizándose al grito de Ni Una Menos.

El recambio presidencial pone sobre el tapete la lucha por las demandas y derechos que aún nos faltan, como la necesidad de que las ansiadas leyes sean una realidad en nuestra vida. Nada podemos esperar las personas LGBTI y las mujeres de Macri ni de Massa, así como tampoco del principal candidato al sillón de Rivadavia, Scioli, que promete la continuidad de un proyecto aliado al Vaticano. Para enfrentar la moral que nos quieren imponer la Iglesia y sus aliados, y pelear contra la violencia transfóbica retomemos la experiencia del 3 de junio, seamos miles en los colegios, universidades, fábricas y lugares de trabajo organizándonos al grito de ¡Ni una menos!

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