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Codicia, inconsciencia e irresponabilidad
Por (reenvio) Guillermo Marín - Friday, Oct. 16, 2015 at 1:48 AM

Los problemas de la gente, que vive en “La Modernidad”, son de inconsciencia e irresponsabilidad. Como el sistema trabaja arduamente para que vivamos “ajenos a nosotros mismos”, la resultante es que el país (México) está pletórico de personas inconscientes y por lo mismo totalmente irresponsable, consigo mismo, con su familia, con la comunidad y con la nación.

“Así nos quieren, así nos necesitan”: irrespetuosos, vulgares, consumistas, flojos, sin valores, sin respeto a la norma y a la ley, sin tradición, sin cultura, “modernos y televisivos”. Un ejemplo más que claro, es que todo mundo en este país sabe que la Coca Cola es muy dañina para la salud. Sin embargo, somos el país que más la consume, y por supuesto, la diabetes es ya una verdadera pandemia que está creando mucho sufrimiento y nos está exterminando.

Como se puede apreciar, no es un fenómeno de falta de información o de ignorancia. La gente bebe este refresco embotellado a pesar de saber que está perjudicando su salud y la de sus hijos. Como se ve, -la inconsciencia y la irresponsabilidad-, es la generadora de grandes riquezas a partir de la enajenación, la enfermedad y el dolor. Y es aquí, en donde deseo llamar la atención de nuestro amable lector.

Porque, si ya es un gran problema la inconsciencia y la irresponsabilidad, cuando estas son manipuladas por la codicia el resultado es una verdadera tragedia humana.

La codicia no es un mal físico o mental, es en cambio, una deficiencia de carácter espiritual. La gente que desarrolla la codicia como una forma de vida, es que ha perdido la calidad humana, los valores y principios más esenciales del “ser”, vuelve a un estado bestial.

Desde presidentes de los países ricos y pobres, desde los presidentes de mega compañías trasnacionales o comerciantes de un mercado, la codicia los hunde en el vacío existencial. Cómo es posible que un mandatario cambie la gloria de servir a su pueblo, por la de servirse del erario del pueblo.

Cómo es posible que un presidente de una mega empresa mundial, como WV, que gana mucho dinero, sea capaz de tratar de engañar a sus clientes para ganar más dinero de manera ilegal. Cómo es posible que los comerciantes en un mercado público, por la codicia se apropien de los pasillos para encimarse sobre el espacio de los clientes, poniendo en peligro su seguridad.

La codicia no tiene límites, y cuando esta se ejerce desde el poder del Estado o del Mercado en contra del bien común, de la alimentación, la salud, la educación o la organización del pueblo, los resultados son catastróficos. Porque el orden social se fundamenta en la en la confianza, cuando se pierde ésta, se pierde el sentido de la sociedad.

Cuando por codicia los detentadores o representantes del poder del Estado y el Mercado, por su avaricia desfondan la confianza del pueblo en sus autoridades y en las instituciones, públicas o privadas, es cuando involucionamos y volvemos a la “ley de la selva”, donde el más fuerte y violento impondrá su codicia sobre los demás.

El problema de nuestros “tiempos modernos”, es que “la corporación mundial del poder”, se ha dedicado de muchas maneras, legales e ilegales, a enajenar a los seres humanos, es decir, a alentar su inconsciencia e irresponsabilidad para poder crear riqueza de manera inmoral, atentando, no solo contra la misma vida humana y de todos los seres vivos del planeta, sino contra la organización social de los seres humanos en el mundo.

De manera cruda y real, una gran parte de la humanidad está siendo tratada por el poder económico mundial, igual a como se tratan a pollos, cerdos y vacas de las granjas industriales. La voracidad necesita de un sustrato de enajenación humana, es decir, de inconsciencia e irresponsabilidad existencial.

El minúsculo grupo de personas que controlan la economía y las finanzas del “mundo libre”, para hacer lo que hacen con la humanidad y el planeta, han perdido su alma, se la han entregado completamente a la parte “oscura”, al becerro de oro.

Son entonces, los que gobiernan el mundo, gente desalmada es decir, que han perdido su alma. Son seres peligrosos y diabólicos que no se tientan el corazón para engañar, robar, asesinar para tener, más y más dinero.

La codicia de unos cuantos ha destruido el mundo de todos.

fuente: http://www.toltecayotl.org

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