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Pedro Pascual Alarcón: La historia de un campesino chaqueño
Por Gerardo Roberto Martínez - Friday, Oct. 23, 2015 at 6:37 AM
yaguaretecoli@yahoo.com 0362154695860 Presidencia de la Plaza (Chaco)

La historia de un campesino chaqueño, comprometido con su tierra y con su comunidad.

Nació el 23 de octubre de 1943 en el Lote V de Presidencia de la Plaza. Sus padres, que tuvieron nueve hijos en el Chaco, vinie-ron en 1922 desde San Luis del Palmar, en Corrientes, directamente a establecerse en Lote V, cuando toda la tierra era fiscal. “Llegaron con las manos cruzadas, no tenían nada. Empezaron a trabajar la tierra y compraron un buey. El algodón era la vida, era el que le daba vida al Chaco, hoy el algodón ya no vale nada y nadie hace. Hoy no hay cosecheros porque no hay algodón, los que tienen cosechadoras de algodón las tienen paradas porque nadie siembra algodón”, comenta Pascual, quien hizo su vida en Lote V, excepto por un año en que se fue a trabajar a Resistencia; además estuvo un tiempo trabajando en Villa de Mayo, hoy partido de Malvinas Argentinas en la provincia de Buenos Aires. “Me acuerdo que fue para un 24 de diciembre, estábamos cenando y no me hallaba, ahí decidimos volver al Chaco. Los patrones me decían: ‘quedate, que te vas a ir a hacer, te aumentamos el sueldo’, pero nos tomamos el tren y nos volvimos al Chaco”. Trabajó 25 años con Raúl Robles.

“Un día vino González, el de tierra y me preguntó si yo me arreglaba con las 17 hectáreas de tierra que me dejó mi papá. Y le dije que sí, cuando podría haber pedido 50 hectáreas, si yo soy nacido y criado en el cinco, me tenían que dar”.

En 1987 armaron un grupo de trabajo que era asistido por INCUPO. “Trabajamos mucho por la organización, hicimos el galpón para nuestro centro y hoy todo eso se lo quedó una sola persona. Hoy ya la gente no quiere trabajar en grupo, no quiere organi-zarse cuando ve esas cosas, porque se trabajó muy mal. En 1993 volvimos a armarnos con el grupo para trabajar con el INTA”.

Comprometido con el bienestar de la colonia, en 1995 se juntaron todos los vecinos de la zona y armaron el proyecto para que llegue la electrificación rural a la colonia. Mucho trabajaron para eso y finalmente consiguieron que en el año 2002 sea una realidad.

No cree en aquello que dicen que todo tiempo pasado fue mejor. Recuerda que con sacrificio gestionaron durante muchos años para que se abriera el camino y tener un rápido acceso a la ruta 7 o para llegar a Presidencia de la Plaza; hoy eso es una realidad. Con 72 años continúa trabajando, aunque está jubilado, porque en el campo siempre hay cosas para hacer, comenta mientras recorre la chacra donde ha sembrado mandioca, melón y sandía. “Gracias a Dios estamos bien, los dos estamos jubilados y vivimos tranquilos. Yo me acuerdo que muchas veces pasé hambre”. Sus padres, que trabajaron duro toda su vida, nunca pudieron jubilarse, y cuando fueron mayores se fueron a Resistencia, a vivir con una hermana de Pascual.

Vive aferrado a su tierra, a esa tierra que lo vio nacer, donde se crió y crió a su familia. “Mientras viva, si Dios y la Virgen quieren, no me voy a ir, siempre voy a vivir en el campo. Acá tenés seguridad, anda en el pueblo a dejar algo afuera. Acá hay veces que amanece la moto allá afuera y no hay nada de problema. Me dijeron que mucha gente que se fue del campo ahora está pidiendo comida en la municipalidad. Acá en el campo siempre algo hay, pero hay que trabajar”.

Casado con Antonia Obregón, es padre de cinco hijos: Hugo, Eduardo, Aurora, Elena y Lucy, que le dieron 10 nietos, que a su vez le regalaron 5 bisnietos. Todos sus hijos debieron emigrar, ya que el campo no daba para poder progresar “No me quejo de mis hijos, todos están bien, pero lo que tienen lo consiguieron a costa de sacrificios, nadie nunca les regaló nada”, cuenta con orgullo. “Hoy el que siempre se da una vuelta por acá es Ale, el se encarga de llevar la mandioca y otras verduras a vender en el pueblo”, cuenta, refiriéndose a su nieto, a quien criaron como a un hijo desde los cinco meses.

Cantor y guitarrero, con tres vecinos músicos armaron el conjunto San Antonio, con el cual recorrían la zona animando bailes y fiestas familiares.

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