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Capitalismo y violencia, dos términos inseparables de la barbarie
Por Daniel Papalardo - Sunday, Nov. 08, 2015 at 4:09 PM
danielpapalardo403@hotmail.com

La violencia es la forma como se reproduce el capital en la economia informal e ilegal, sobre la población sobrante , en particular sobre los jovenes.

Las condiciones en las que se desarrolla el modo de producción capitalista en nuestro siglo, producen efectos visibles que se patentizan en la concentración de riqueza ,desvalorización de la fuerza de trabajo, y un espacio convivencial alejado del avance civilizatorio de rostro humano, según los propios paradigmas que dieron nacimiento a la modernidad, es decir: libertad, igualdad, fraternidad.

La acumulación de riqueza en un extremo de lo visible, es al propio tiempo acumulación de miseria, tormentos de trabajo , precarización, empobrecimiento en el opuesto, esto es, en el espacio donde se ubica socialmente la clase que produce su propio producto como capital

Esta dialéctica signada por la concentración.acumulación de riqueza en pocas manos en contraste con la miseria creciente, esta ligada a su vez, al crecimiento rápido e ininterrumpido de la población sobrante, resultado del desarrollo en los últimos 30 años, de los procesos de concentración y centralización capitalista, que han barrido capas enteras de la burguesía y pequeña burguesía..

Población sobrante, es una categoría conceptual que pretende abarcar un grupo heterogéneo de la clase obrera y los oprimidos, que se mantiene dentro de la relación dominante CAPITAL y expresa una de las formas de explotación, en tanto ejercito de reserva y acumulación por desposesión. Su alcance excede el mundo de los desocupados en tanto más allá de estos , abarca a parte de la población que ha dejado de rendir plusvalía en forma directa al capital en condiciones de productividad media.

Simplificando y solo a título enunciativo : desocupados efectivos, empleados estatales precarios (desocupación oculta), jóvenes sin trabajo subsidiados, grupos poblacionales impulsados del campo y obreros que trabajan en pymes y empresas recuperadas que viven de los subsidios estatales.

En el contexto nacional, sobretodo si se lo mira desde la estructura capitalista tardía y dependiente con la que toma forma nuestra sociedad , se constata el estancamiento de las tasas de crecimiento productivo y el descenso de la tasa de ganancia. Ambos imponen a la burguesía para su sobrevivencia un relanzamiento, que exige materializar un ataque abierto sobre los trabajadores y demás sectores oprimidos, empleando en principio , la tactica es el desgaste, es decir, la erosión permanente de posiciones, que va dando lentamente como admitido, un proceso de degradación creciente en la población,

Por otro lado, en cuanto se refiere al desarrollo de fuerzas productivas en el perío 2003/2011, debe decirse, que desde entonces a la fecha se vive un período de estancamiento signado por la caída de recursos y el endeudamiento en altas tasas de interés .
Este último factor es el que hace que el discurso político se vea esencialmente marcado y establecido por la específica variación que se ha producido en el ciclo económico de modo tal que la reproducción del capital exige de la determinación de otras instancias ajenas al proceso productivo formal. Dicho en otros términos, la gravitación de la economía informal y de la ilegal, asume en nuestro país significativa relevancia , y esa objetividad es la que pone el problema de la seguridad en la escena de la intervención política .

El capitalismo está por encima de la ley , de la Constitución, de la policía. Crece y se reproduce también , en las tramas informales e ilegales. Por eso hoy, es impensado el desarrollo del capital sin paraísos fisclaes, sin frandes financiero, evasión impositiva , circulación y lavado de activos , flujos de dineros directamente generados por actividades delictivas, etc.

Por esta razón , mientras el capitalismo ha tenido instancias de expansión ligados alos mercados legales, impuso un discurso de Estado de Derecho, con garantías y primacía del orden constitucional. En un marco de exaltación de la libertad y la igualdad, el capital necesitaba también de seguridad para el trabajador y tranquilidad para los consumidores. En su estado actual el agotamiento de los mercados legales torna necesaria la expansión de las economía informales y los mercados ilegales, lo que hace que la violencia se vuelva un recurso productivo, necesario y funcional.

Existe entonces una suerte de encadenamiento productivo que hace a la lógica reproductiva del capital en su conjunto , que se agudiza en tanto el circuito legal deja de tener posibilidades de desarrollo autónomo por sobreproducción o falta de posibilidad efectiva de realizar la plusvalía. De esa forma los mercados formales necesitan tanto de los mercados informales como estos de los mercados ilegales.

Es decir, no basta con la ley, se necesita del crimen. El capital necesita seguridad jurídica, pero también por razón de su estancamiento apela a otras reglas de otra naturaleza, en la que incluso están contenidas acciones de fuerza o intimidación de resultados letales, todas ellas para crear y expandir mercados ilegales e informales que necesitan de distintas formas de violencia para resolver sus conflictos que no pueden dirimirse en los tribunales. Por esta vía, y paradójicamente, la violencia se convierte en un factor de producción.

A este problema se suma en particular en nuestra zona de Rosario y Gran Rosario, que por deficiente intervención política de los operadores del estado, la agencia policial se ha horizontalizado, generando en su seno corporaciones y hasta pequeñas empresas delictivas que cobran autonomía desconociendo anárquicamente toda regulación, factor este que profundiza el carácter necesariamente violento de las resolución de los conflictos, donde además se incorporan todas las demás contigencias emergentes de la cultura narco, que exceden el propósito de este trabajo.

En otras palabras, la violencia se ha convertido en última instancia , en la manera de reproducir las relaciones de producción ilegales que a la vez por el flujo de dinero que generan y que incorporan al circuito económico y financiero, sostienen la continuidad de la economía formal.

En ese contexto, básicamente la regulación invisible de esos otros mercados y la gestión invisible de la violencia que los torna operativo, esta básicamente encarnada por el aparato policial. La violencia es entonces, la manera de modelar la fuerta de trabajo emergente de la población sobrante permanente que necesitan las economía ilegales para reproducirse y expandirse

Lo cierto es que la violencia y su resultado “la inseguridad” entendida como negación dialéctica de un determinado orden social donde los actores adquieren sensación de certeza en sus comportamiento social y no ven afectados de manera directa sus bienes y su integridad física , se convierte en estos tiempos en una obsesión política y la presunta “guerra “ contra el crimen asume centralidad política, por vía de discursos que promueven la ampliación de las facultades policiales y de fuerzas de seguridad para contener a la población sobrante .

Lo que se busca como objetivo estratégico, es dotar a las fuerzas de seguridad del control invisible del mercado informal e ilegal, de forma tal que este asuma sus funciones reproductivas generadoras de flujos de capitales desde el orden interno, sin que afecte por sus modalidades el desenvolvimiento de la producción legal.En este último plano , en particular para los espacios territoriales en donde se radica esa producción, existe eldiscurso al modelo “tolerancia cero”. Esto, no es otra cosa que la confesión de que la política tiene que subordinarse a la necesidad primaria y dominante de la estructura productiva del capital y sus demandas.

La población sobrante es el espacio social de la violencia y ésta acontece como resultado de prácticas socialmente injustas asociadas con el desarrollo y reproducción del capitalismo, con el aumento de la composición orgánica del capital y el fenómeno que describe la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. que tiene su génesis en el sistema de la gran industria donde el trabajo productivo es constantemente revolucionado por la ciencia y la técnica en un contexto objetivado por las máquinas , que genera “excedente problacional” fluctuante, en tanto existe posibilidad de entrar y salir de ese conjunto según los ritmos económicos del mercado,pero estable en las personas de mediana edad, que desplazadas de la producción tienden a consolidarse en ese sector y lo propio cabe pensar de los jóvenes que no tienen posibilidad de acceder a un primer empleo por carencias estructurales y estar sometidos en su desarrollo como personas a un ingente y prolongado período de pauperización que tiende a consolidarse a pesar de las políticas sociales que desde el llamado modelo neo-desarrollista se busquen implementar.

Las actuales reconfiguraciones del modo capitalista de producción y las relaciones sociales que le son propias resultan configurativas de una fase de transformación que profundiza y acelera particularidades como la naturaleza violenta del Estado y la invisibilización del hombre concreto tras la masificación que impone el fenómeno comunicacional. Es decir el contenido concreto que asume la violencia estatal legitimada tiene correspondencia significativa con las formas del poder político, las representaciones sociales y los valores vigentes que la acen aceptable .

La violencia represiva asume forma de guera contra el crimen permanente en aras de contrarestar un cuadro subjetivo de inseguiridad y se traduce en una reformulación jurídica y penitenciaria que conduce al encierro creciente de jóvenes en situación de población sobrante .Esta guerra, es hija y expresión potenciada de la llamada defensa social, y funcional a la forma de acumulación , reproducción del capital y la concentración de la riqueza que del mismo se genera.

Dicho en otros términos , esta guerra contra el crimen tiene como función sistémica justificar la violencia Estatal. Los nucleos duros del “fenómeno delictivo” centrados en los jóvenes son enemigos cuya existencia es imprescindible mantener para garantizar la represión de todo lo que se añade falsamente en su entorno, y esto incluye la represión de la protesta social.

Así descripto, el incremento de la población sobrante se presenta como una de las principales contradicciones del sistema capitalista. Al existir un incremento en el desarrollo de las fuerzas productivas , a la par y como consecuencia de ello, se necesitan menos obreros y se eliminan las pequeñas empresas del rubro , sirviendo ambos extremos a la conformación y consolidación de la población excluida del proceso productivo, sobre la que luego se lanza el control social punitiva o simplemente la violencia letal , estatal o para estatal.

En definitiva lo cierto y objetivable es que, la población sobrante es resultado de las leyes que explican el proceso de acumulación y reproducción extensiva del capital y en ningún caso una ley inevitable de la naturaleza a la que haya que resignarse . Dentro de esta construcción, es central comprender y hacer comprender que, la automatización de la producción y el progreso técnico hacen que cada día sea mayor el desaprovechamiento del potencial de producción, el paro forzoso y el excedente de capital -que se combina con el sobrante de población- prueba, todo ello, de la extraordinaria profundidad a que llegan las contradicciones del régimen capitalista.

Argentina es un país pequeño si se lo mide por su baja escala productiva y se lo compara con el resto de los estados capitalistas, fuerte mente marcada por su alto índice de endeudamiento. Esto hace que la estructura económico-social en la que nos encontramos sobreviva a duras penas, por un mecanismo de compensación centrado en la renta agraria diferencial y que la producción industrial adquiere precaria existencia en el mercado interno por la expansión inducida del consumo y no por la valorización creciente de la fuerza de trabajo.

La polarización establecida entre la población sobrante y el concomitante proceso de concentración de riqueza en pocas manos, hace entre otras cosas, que la institucionalidad en su conjunto abandone el rol esencial de control social que le era asignado para pasar a funcionar en una lógica de control puramente represivo, con alta influencia mediática para la consolidación con carácter hegemónico de la ideología del castigo punitivo expresado en términos de inseguridad.

Se trata de aislar a los grupos o sujetos considerados peligrosos, reformulando ideológicamente los objetivos de la pena que siendo retributiva y disuasiva , amade un componente gravitante de incapacitación del sujeto sobre el que se descarga orientado simplemente a inhabilitarlo privándolo de libertad en forma temporal altamente prolongada. Cierto discurso académico y la llamada criminología mediática que posicionan los conflictos sociales en términos de “inseguridad”, son determinantes en la configuración de este nuevo desarrollo del capitalismo.

Es allí donde debe ser inscripto el fenómeno que implica la violencia material desarrollada sobre los cuerpos mas vulnerables, en tanto diseño de un ataque represivo descargado sobre la población sobrante y en especial sobre los jóvenes que la integran.

Esta ofensiva en un primer momento esta ligada a la naturalización y ocultamiento de la verdad de los episodios donde se desarrollan las muertes y agresiones y en segundo momento la construcción de un chivo expiatorio focalizado específicamente en un sector juvenil de esa población sobrante.

Vista así la dinámica de la situación, habrá que referirse al sistema penal y recordarn en primer lugar que este no es exclusivamente un conjunto estructurado de normas punitivas, sino fundamentalmente el administrador del encarcelamiento por vía de la distribución de etiqueta sociales sobre la población de tipo degradatorias y reivindicativas.

Otro plano del problema, exige una perspectiva histórica. Desde allí advertimos que en los últimos 30 años de nuestra existencia, pueden verse tres secuencias temporales. La primera ligada a la salida del proceso genocida militar y caracterizada por la defensa de los derechos humanos asimilable al régimen democrático donde el contenido del reclamo de justicia era de carácter punitivo y a la vez reivindicatorio de la memoria histórica, es decir, se exigía el castigo con sanciones penales graves y se destacaba la necesidad de verdad sobre los sucesos.

La segunda secuencia temporal más próxima en el tiempo ubica un discurso contra la impunidad frente a las acciones del poder democrático y sus instituciones punitivas con reivindicación de un modelo de victima perteneciente al pueblo y afectado por intereses politicos “caso Bulacios, Maria Soledad Morales”. Sin embargo, ya embrionariamente se fue gestando un discurso en paralelo de alarma frente al delito como expresión de inseguridad.

Finalmente en una tercer momento no cerrado en términos históricos sino en desarrollo actual, se revierte el proceso dando prevalencia a la inseguridad y la consiguiente alarma por el delito ,abarcando incluso un discurso que naturaliza el uso de medios violento, haciendo visible un sujeto culpable ubicado como el enemigo en sectores sociales jóvenes del grupo heterogéneo de la población sobrante.

En paralelo se gesta el reclamo por la militarización de la represión y por el empleo exponencial de la institución carcelaria en el que se involucran grandes empresas mediáticas, el aparato judicial policial por vía incluso de la modificación de los procedimientos de investigación dando rol destacado al juicio abreviado y por flagrancia.

Ese mismo esquema conceptual se completa con la construcción hegemónica de una cultura puramente represiva y criminalizante y en paralelo con un dispositivo comunicacional de exaltación de la victimización.

Todo esto significa de modo complementario, el consecuente declive de los principales pilares del modelo sobre el que se edificó la modernidad penal, es decir: El llamado derecho penal liberal , la preponderancia de la administración burocrática y la racionalización de los mecanismos y agencias de control, la prevalencia de los discursos de integración y reinserción social , las prácticas correccionalistas.

Dicho en otros terminos, por vía de lo que se designa como giro punitivo, nuestra sociedad se define por el crecimiento generalizado de las estrategias políticas excluyentes y estigmatizantes, tales como la multiplicación de los estereotipos de alteridad, mediáticamente producidos, las prácticas linchadoras, el crecimiento exponencial de las tasas de encarcelamiento, la elevación en los montos de los castigos y la vulneración de los resguardos jurídicos del debido proceso. En esa lógica se inscribe centralmente la extensión de la prisión preventiva y la hegemonizante práctica del juicio abreviado que facilita el encarcelamiento y cierta eficiencia en el aparato judicial.

Todo esto expone con evidencia, que existe un nexo fundacional entre lo que se da en llamar transgresión criminal, castigo penal y orden social , con la polaridad : población sobrante- concentración de riqueza, en tanto resultante objetiva del proceso de reproducción del capital.Por eso, nada de lo que se pueda decir, opinar o proclamar en torno a ese aspecto de la vida social, resulta ajeno a la estructura económica de un país y su institucionalidad .

La resolución de la crisis constante en que vive nuestro país en el plano de su estructura económica, desde las recetas recesivas habituales, ligadas a la reducción del gasto público y suba de la tasa de explotación del asalariado, para permitir un “relanzamiento “ de la burguesía en su conjunto, supone necesariamente el desplazamiento de altos contingentes poblacionales, en particular los jóvenes ,hacia situaciones de pobreza, con correlato en la concentración económica de la riqueza en cada vez menos manos, y la necesidad de un discurso-practica de control social con contenido puramente represivo .

Ese verdadero programa de gobierno, cualquiera fuese el sector político que asuma su gerenciamiento desde los intereses de la burguesía en términos concretos implica:
1) violencia estatal por medio de la agencia policial y otras fuerzas de seguridad y para-estatal por medio de bandas armadas (lease barras bravas futboleras, patotas de la burocracia sindical o de los punteros políticos. (El fenómeno del lumpen en relación a su magnitud en Argentina, en tanto verdadera capa social detrito de todas las clases , es relevante en tanto deviene funcional a la política criminal estatal y se constituye en brazo ejecutor de tareas que el propio Estado no puede visibilizar como propias )
2) mercados ilegalizados de venta y distribución de objetos previamente penalizados, armas y obtenidos producto de ilícitos.
3) Sobrecriminalización sectorial y territorial, con políticas de saturación policial y sobreprotección de espacios geográficos exclusivos para la burguesía en el medio urbano.
4) Hacer del proletariado urbano, joven y precario , el principal blanco de ataque ideológico de clase concentrado culturalmente en la exaltación de los trabajadores organizados y formales contra los desplazados componentes de la población sobrante . buscando contraponer al “que pone el lomo” con el que vive de los planes o del trabajo ocasional.

Esto no tiene otra finalidad que consolidar falsa conciencia sobre lo que nos ocurre, en particular con el proceso de fragmentación o segmentación del proletariado, que encuentra sus fundamentos en las formas de reproducción del capital. Se trata en última instancia de ocultar que desempleo, marginalidad, pobreza , precariedad e incertidumbre anidan en el corazón mismo de la dialéctica reproductiva del capital y la construcción del modelo de asalariado que ese proceso de realización y producción de plusvalor requiere conforme a la fase en que se encuentre.

En paralelo esa técnica de dominación se completa con el desarrollo por consenso del “otro”, como enemigo , es decir, hacer visible y lograr aceptación respecto de un estado de cosas, en el que el burgues y el trabajador formal , conforman un polo opuesto a la población sobrante y descargar sobre esta todos los males.

Ese contexto de lucha contra el otro en términos bélicos surge incluso del discurso oficial. En el juramento que Daniel Scioli toma a las fuerzas de la policía local dice claramente y lo publicita en sus spot de campaña “cadetes y oficiales de la policía local jurais a la patria seguir constantemente y defender a su bandera hasta perder la vida”. Esto significa sin mayor esfuerzo interpretativo que se habilita un despliegue policial a vida o muerte contra un enemigo social interno indefinido.

Para ejemplificar el uso de intervención mediática de este nuevo modelo que ubica un enemigo social en el curso de este mes fallecieron 4 menores por ataque violentos en la via publica y en todos ellos con algún que otra diferencia terminológica se enunciaba en los títulos de la siguiente manera EN EPISODIO POCO CLARO CAYO SIN VIDA UN CHICO VINCULADO AL DELITO.

Sin duda, estamos frente a un proceso social complejo, pero aún así es posible observar que en él se define una fuerte tendecia de abierto ataque por todos los medios, hacia un sector social determinado ubicado dentro de la llamada población sobrante.

En paralelo ese grupo o espacio social por su heterogeneidad esta en una situación de desarme ideologico tanto en el plano político como cultural que demanda una defensa estratégica montada y asumida desde los intereses de la clase trabajadora organizada tanto en el plano sindical como político.

En primer término es necesario romper con la dicotomía hacia el interior de la clase no permitiendo la segmentación por vía de quienes por un lado están ligados al trabajo formal, con los precarizados y aquellos que carecen de posibilidad de acdeder estructuralmente a un empleo .

Este proletariado urbano, joven y precario , constituye el principal blanco de ataque ideológico de clase que se concreta culturalmente en la exaltación de los trabajadores organizados y formales contra los desplazados componentes de la población sobrante . se contrapone al “que pone el lomo” con el que vive de los planes o del trabajo ocasional.

Esto no tiene otra finalidad que consolidar falsa conciencia sobre lo que nos ocurre, en particular con el proceso de fragmentación o segmentación del proletariado, que encuentra sus fundamentos en las formas de reproducción del capital. Se trata en última instancia de ocultar que desempleo, marginalidad, pobreza , precariedad e incertidumbre anidan en el corazón mismo de la dialéctica reproductiva del capital y la construcción del modelo de asalariado que ese proceso de realización y producción de plusvalor requiere conforme a la fase en que se encuentre. En paralelo esa técnica de dominación se completa con el desarrollo por consenso del “otro”

El objetivo es hacer visible y lograr consenso respecto de un estado de cosas, en el que el burgues y el trabajador formal , por consenso conformen un polo opuesto a la población sobrante y descargar sobre esta todas las estrategias de dominación que resulten necesarias, incluyendo la pura y simple represión estatal o paraestatal.

El problema es la realidad de la tendencia creciente a la consolidación de amplios sectores en población sobrante estable y su pauperización y a la vez denunciar que su origen anida en el proceso objetivo de acumulación y reproducción del capital , buscando evitar que esa situación se haga carne en la clase en sí de modo que sea la propia clase la que participe activamente en el propio proceso de exclusión, reclamando su expulsión de los espacios sociales , visibilizando a sus pares como enemigos. Trabajador libre y pobre sonel producto común y contradictorio de un único y mismo proceso del capital y no el resultado de dos procesos opuestos.

El contenido concreto que asume hoy la defensa estratégica a la que aludimos ,solo se centra en un intento de búsqueda de un espacio de negociación con el poder Estatal, dentro del marco de las instituciones judiciales y políticas, sobre la base del respeto a las libertades y garantías democráticas concentrado en el castigo a los culpables y la denuncia de la complicidad policial judicial.

Si bien ese posicionamiento es necesario, hoy deviene insuficiente y exige construir un límite a esa estrategia de dominación , exclusión y eliminación física, incorporando otro discurso y otra práctica con eje básicamente antirepresivo, que reformule el orden punitivo instalado culturalmente por la clase dominante y su sentido fundante del castigo, en modo tal que esta no sea visibilizado por las amplias mayorías de la población como la respuesta necesaria e ineludible.

En este contexto el abordaje de la pretendida contradicción que surge de oponer delito-seguridad, debe buscar la superación concreta de esta falsa alternativa, con relevancia de lo político y modificación de la estructura económica productiva de la que el derecho no es otra cosa que su expresión instrumental y supraestructural.

Proponemos que se tome como necesidad de orden cultural, la construcción de un discurso crítico y superador de lo dado hasta aquí, quitando sentido y fundamentación a la tesis represiva que hace base en el castigo, entendido como devolución de dolor y mecanismo de defensa frente al otro socialmente degradado.

La agitación de consignas transicionales en condiciones de dominio estable de la burguesía (es decir, en periodos no revolucionarios), , es pertinente y necesaria en tanto, intento de enlazar los objetivos estratégicos de los socialistas con las preocupaciones inmediatas de las masas

Resulta de alto riesgo para todos, que se consolide en términos culturales un discurso que haga eje exclusivamente en aspectos primarios de la idea de castigo asimilable a la venganza y por esta vía se precarice la existencia, dividida entre probos y reos sociales, con el solo argumento de un barrio, una gorrita, una visera, una moto y sobretodo, ese color de tés oscura que tanto nos seduce a la hora de buscar un culpable. No hay guerra posible contra el delito. La única guerra posible es contra el orden social imperante que genera de sus entrañas esta lucha de sectores, amparada desde los aparatos ideológicos de dominación, para que la necesidad del autoritarismo, y las restricciones de nuestra libertad se naturalicen y hagan cuerpo en nuestra conciencia.

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