Julio López
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Orgullosxs, diversxs y luchadorxs
Por ANRed - Monday, Nov. 09, 2015 at 9:47 AM

Gran cantidad de organizaciones feministas, de lesbianas, gays, travestis, transexuales, transgéneros, bisexuales, intersex, queers, y organizaciones militantes de cuestiones de géneros, se movilizaron ayer de Plaza de Mayo al Congreso Nacional en la XXIV Marcha del Orgullo LGTTTIBI. Las consignas "Justicia por Diana Sacayán" (militante trans asesinada hace un mes), "Basta de travesticidios" y "Ni Unx Menos" fueron el común denominador de toda la marcha. El contraste: las organizaciones kichneristas llamando a votar contra Macri y celebrando las conquistas logradas, y las organizaciones de izquierda remarcando la connivencia del Estado y la Iglesia en temas como educación, derechos sexuales y reproductivos, y en la no aprobación de la ley por el aborto legal, seguro y gratuito.


XXIV Marcha del Orgullo LGTTTIBI - Por otra sociedad, sin opresiones, explotación, violencia ni discriminación

Diariamente nos preguntan: ¿Para cuándo el/a novix? ¿Para cuándo el casamiento? ¿Para cuándo bajas de peso? ¿Para cuándo la casa.... el viaje... lxs hijxs... el ascenso en el laburo? ¿Para cuándo?

Nosotrxs nos preguntamos cuándo la sociedad dejará de vernos e interrogarnos acerca de nuestros cuerpos, identidades y existencias, preguntas avaladas por el Estado, las iglesias, los hospitales, las escuelas y nuestras familias.

Nos proponen jugar el juego perverso de la heteronorma: el juego de siempre parecer pero jamás ser. Si sos puto, que no se note; si sos torta, que no se note; si sos travesti, que no se note; si sos intersexual, que no se note; si sos bisexual, que elijas “el camino correcto”… para que no se note.

En el juego hay roles asignados. Si sos varón, serás blanco, cisgénero, heterosexual, capitalista, machista, fuerte, poderoso, potentado, atrevido, dominante y viril. Si sos mujer, serás blanca, cisgénero, heterosexual, capitalista, machista, débil, obediente, dependiente, sonriente, dominada y siempre, flaca, bien arreglada y de piernas cerradas. Lxs “desviadxs” quedamos afuera y la única ficha que tenemos es hacer todo nuestro esfuerzo para intentar encajar. Pero no queremos encajar y “deber ser”, ¡queremos ser!

Y ante eso, acá venimos las hordas de lesbianas chorreantes, de travas furiosas, de putos bien maricones, hordas de bisexuales ardientes, de cuerpos intersexuales orgullosos. Venimos marchando porque no queremos más “tolerancia”, “aceptación”, “respeto”, abrazos fríos ni fotos de campaña, no queremos “asimilación” ni “integración”, tampoco que nos miren de lejos. Queremos que dejen de violentarnos con sus pautas normalizadoras, que dejen de asesinarnos y suicidarnos, porque justicia es que no vuelva a pasar. Queremos que nos acompañen. Queremos que nos deseen.

Sin dejar de reconocer los avances en materia legal (matrimonio igualitario, identidad de género, educación sexual integral, fertilización asistida) y de política pública hacia nuestra comunidad pero que, al mismo tiempo, resultan insuficientes o han sido imparciales. Derechos que, no olvidemos, son producto de los largos años de lucha en las calles de las organizaciones LGBTTTI y de los movimientos sociales.

Pero, ¿es esto todo? ¿Cuánto se ha modificado el rechazo, el odio, el desprecio y la violencia hacia quienes nos identificamos como lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transgéneros, transexuales e intersexuales hoy?

Hace menos de un mes la policía y los grupos neonazis nos reprimieron en el Encuentro Nacional de Mujeres a la vez que ocurrían diez femicidios en el transcurso de ocho días y asesinaban a la activista travesti y compañera Diana Sacayán.

Durante este mismo año, la curia romana reafirmó su posición en contra de la homosexualidad y llegó a comparar a las personas trans con armas nucleares. Esa iglesia es la que sigue marcando la agenda política en materia de derechos sexuales y reproductivos y, en especial, en contra del derecho al aborto legal. Iglesia que en nuestro país es subsidiada por el Estado, el cual promociona al “papa argentino” mientras que reprime las demandas populares.

No puede ser “todo” cuando los medios masivos de comunicación se siguen morboseando al interrogarse respecto de si tenemos pija o concha, cómo estábamos vestidas, cómo caminamos, cogemos, hablamos o vivimos.

Mucho menos puede ser nuestro único horizonte cuando las condiciones materiales de existencia mínimas no están garantizadas para las personas trans.

Tampoco cuando el poder de la institución médica continúa ensañándose con las personas intersexuales y trans; con una sociedad que sigue burlándose de nuestras existencias y estereotipándonos. Estos discursos propios del régimen capitalista, heterosexual, racista, cis-sexista y patriarcal son los que debemos enfrentar como sociedad en su conjunto para terminar con todas las formas de opresión, discriminación y violencia.

Son todas estas razones, entre muchas otras más, por las que hoy estamos acá, por las que marchamos, nos encontramos, compartimos nuestras alegrías, tristezas y vivencias. Nos celebramos, nos tocamos porque creemos que todo cuerpo es bienvenido, porque algunxs no tenemos miedo y otros sí, pero sabemos que entre todxs nos acompañamos y nos damos aliento en la lucha. La lucha por existir, por ser y seguir siendo. Porque hoy resistir es la tarea.

En un contexto de avance de fuerzas políticas aún más conservadoras que antes a nivel nacional e internacional, pensamos la visibilidad como una acción de rebeldía en tanto que acto político de afirmación en una sociedad que, a pesar de sus leyes, sigue siendo profundamente discriminatoria, condenatoria y violenta, que inscribe en nuestros cuerpos el rechazo. Así, nos reconocemos en las luchas de lxs activistas Ilse Fuskova, Carlos Jáuregui, Diana Sacayán y Andrea Fernández, entre otrxs con lxs que día a día nos nutrimos para cambiar la sociedad. Con ellxs aprendimos la importancia de la visibilidad como reivindicación y tarea primera.

Es desde un activismo LGBTTTI disidente y con iniciativas que nos paramos para no retroceder y seguir trastocando los resortes de esta sociedad, demandar por todas nuestras reivindicaciones que aún siguen pendientes. Por otra sociedad, sin opresiones, explotación, violencia ni discriminación, donde podamos elegir cómo vivir y qué queremos ser, sin condenas morales ni sociales.

Porque como decía Carlos Jáuregui en una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política.

¡Exigimos!

Justicia por Diana Sacayán. Basta de travesticidios y femicidios.

Basta de odio social hacia las personas LGTTTBI, No a la violencia en todas sus formas: institucionales, laborales, simbólica, física, etc.

Cumplimiento efectivo de la de Ley Educación Sexual Integral. Por una ESI laica y no heteronormada.

Basta de intromisión eclesiástica en el Estado y en nuestras vidas. Separación de la iglesia y el Estado.

Por la despatologización de las personas intersexuales, trans y travestis. Abolición de tratamientos de normalización binaria a personas intersex.

Por el libre acceso a tratamientos hormonales, cirugías y cobertura pública de atención sanitaria a trans y travestis.

Aborto legal, seguro y gratuito para todas las personas con capacidad gestante.
Basta de persecución y criminalización a identidades trans y travestis.

Derogación de los Códigos de Faltas a nivel nacional.

Por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.

Por el efectivo cumplimiento de la ley de fertilización asistida.

Desde el Fuego - colectiva disidente y antipatriarcal

Potencia Degenerada CAUCE

Tortas de Barrio FOL

Corriente de Organizaciones La Brecha

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