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Carta a Macri denunciando la endogamia universitaria
Por Eduardo R. Saguier - Wednesday, Dec. 16, 2015 at 12:14 AM
saguiere@ssdnet.com.ar

Estimado Sr. Presidente Ing. Mauricio Macri

Sin afán pesimista alguno le escribo con el propósito de avanzar ideas para evitar eventuales fracasos al frente de la primera magistratura del país. Esa preocupación se alimenta de la carencia que su gobierno exhibe en materia de diseño político reformista, que incluya elementos innovadores para la educación superior argentina.

Esa carencia no consistiría en no levantar el cepo, ni en eliminar la inflación ni en no acabar con el déficit fiscal. La carencia residiría en no saber construir una estructura educativa que contemple la formación de la clase dirigente del país, y por el contrario se perpetúa un anacrónico y obsoleto andamiaje educativo que cercena las vocaciones intelectuales y sabotea en Argentina la producción del conocimiento.

En principio, por diferentes razones, su desempeño al frente de la ciudad de Buenos Aires no reveló interés por precaver la creciente crisis de la universidad argentina. En sus manos estuvo la posibilidad de auspiciar en la ciudad un barrio universitario al estilo de las grandes ciudades del mundo desarrollado, pero esa frustrada sugerencia ni siquiera asomó en su agenda gubernativa, reduciéndose la misma a proponer una ciudadela científica (Tiro Federal) y a solucionar los crónicos déficits de la docencia primaria y secundaria (ver ut infra, Una Reorganización…).

Los sucesivos gobiernos argentinos a lo largo del siglo XX han sostenido una tesis foquista acerca de un supuesto potencial insurreccional del estudiantado universitario, razón por la cual había que mantenerlos divididos por cuanto juntos significaban un peligro para el orden público. Esa concepción paranoica del orden público, que concibe la educación superior y su desarrollo supeditada a criterios de seguridad y orden interno se entronca con los orígenes del autoritarismo una vez que se produjo el golpe del 30.

Esa tremenda ceguera canibalizó la estructura universitaria, aislando los conocimientos unos de otros, impulsando una formación profesionalizante que decapitó las aspiraciones científicas del grueso de nuestros graduados y los precipitó en una creciente endogamia defensiva. El fracaso de la principal universidad argentina, al correr del siglo pasado, fue dando lugar a una progresiva multiplicación de universidades públicas, primero a escala provincial, y luego a escala municipal, reproduciendo todas ellas el mismo esquema profesionalizante vigente en la UBA.

Y lo que es más desalentador es que esta multiplicación de universidades públicas, sumado al régimen venal de la investigación científica --encarnado por la Agencia (ANPCyT) y por el CONICET-- en lugar de coadyuvar con la democratización de los planteles docentes, los tabicó alrededor de sí mismos, y engendró así una docencia crecientemente incestuosa (ver la lucha contra la endogamia en la universidad norteamericana gestada por Charles Eliot).

Eduardo R. Saguier
Museo Roca-CONICET
http://www.er.saguier.org

Una Reorganización Inteligente de la Universidad de Buenos Aires.
La Refundación física, geográfica y pedagógica de la más importante institución de educación superior argentina.

Eduardo R. Saguier
http://www.er-saguier.org

A partir de las modernas concepciones del Pensamiento Complejo (Morin), y de la Sociedad de la
Información y del Conocimiento (McLuhan, Castells, Thurow), tuvieron también su desarrollo la
Nueva Ciencia Política (Rokkan, Bierstecker, Rosenau), la Nueva Geografía (Kotkin, Sassen), la
Nueva Antropología Urbana (Hannerz, Augé, Low, Martín-Barbero), la Nueva Economía (Castells,
Kelly, Davis), la Nueva Sociología Urbana (Lojkine, Topalov, Preteceille), la Pedagogía Crítica
(Apple, Giroux, McClaren, Bonal, Becher), las disciplinas transculturales o etno-ciencias
(etnohistoria, etno-psicología, etno-musicología, etno-sociología, etnolingüística, etno-geografía,
etno-farmacología, etc.), y el Nuevo Urbanismo (von Hoffman, Downs, Fulton, Duany, Krier,
Flecken, Talen, Genestier, Bardet), y sus cruciales categorías de diferenciación funcional,
centralidad expandida, comunicabilidad, peatonalidad, digitalidad, y sociabilidad o gregaridad, en
crítico menoscabo de las categorías de sub-urbanidad, vehicularidad, individualidad,
descentralización y linotipia.

Estas nuevas concepciones filosóficas y políticas, y sus derivaciones geográficas, antropológicas,
sociológicas, económicas, urbanísticas, comunicacionales, psicológicas y pedagógicas, exigen
planificar la diferenciación funcional en vecindarios o barrios universitarios, judiciales (Retiro),
tecnológicos (e. g.: farmacéuticas, Villa Lugano), deportivos (Palermo), recreacionales (Recoleta) y
turísticos (San Telmo). En el caso concreto del vecindario universitario, se deberá planificar la
erradicación de sus penurias (atomización física, docencia magistral, y deformación
profesionalizante), y combatir la tesis foquista del potencial insurreccional del estudiantado
universitario. Esta última tesis fue fomentada por la Doctrina de la Seguridad Nacional, que el
Pensamiento Único del Neoliberalismo y los intereses privatistas y facciosos en la educación
superior argentina acentuaron durante el proceso post-genocida y des-industrializante, de cuyas
resultas se generaron múltiples micro-universidades en el denominado conurbano y se segregaron
aúnmas aquellas unidades académicas de la UBA de mayor capacidad dinamizadora (Filosofía y
Letras, Ciencias Sociales, Psicología, Arte, etc.).

Por ello, estas nuevas concepciones requieren resucitar las teorías desarrollistas de los polos o
motores de crecimiento y las políticas intervencionistas en los servicios públicos (educación, salud,
justicia, deporte, comunicación, ocio, turismo) y una consiguiente política de estado, de
relocalización y reposicionamiento territorial y de reforma pedagógica, que densifique los procesos
urbano-espaciales de flujos y circuitos, jerarquice las relaciones de influencia, sociabilidad,
proximidad, y contigüidad o adyacencia, combine ejes peatonales, viales e inalámbricos, explote
las ventajas comparativas, y a su vez ponga en tela de juicio los estereotipos y solidaridades
simbólicas de las carreras profesionales. Para Castells (2000), debe parecer obvio que “…las
universidades son un motor de crecimiento económico, tecnológico y empresarial, pero también
son un factor de creación de ciudad”. Hoy día, la universidad es --para Castells-- “…un elemento
esencial de la dinamización del tejido urbano, a la vez que un elemento esencial de la producción
de mano de obra calificada, de innovadores y de personas con ideas nuevas. Esta nueva
economía no es simplemente de gente que hace electrónica, es de gente que aprende a pensar o
enfocar las cosas de forma nueva. Y esto depende de la calidad del sistema de educación
universitaria”. En este sentido, para Castells, se está imponiendo cada vez mas “…la idea de la
importancia de los campus urbanos como elemento, a la vez de dinamización y de absorción de
ideas de un tejido social más amplio que el de la propia universidad”. Finalmente, para Castells, la
idea de “…universidades con facultades distribuidas en el conjunto de la ciudad, no parece eficaz”.

La dispersión o atomización hace que “…el trabajo interdisciplinario, la fusión de enseñanzas de
distinto tipo, tenga mucha mayor dificultad. Es mucho más difícil para los estudiantes tomar
materias de distintas facultades, que es un elemento fundamental de la nueva universidad. Es
mucho más difícil para los colegas articularse entre ellos. Por tanto, la noción de campus sigue
siendo una noción productiva en términos culturales y de innovación pero, al mismo tiempo, la
integración de ese campus en tejidos urbanos densos parece que también es el elemento que se
esta señalando como de mayor productividad cultural y, a la vez, urbana”.

I. La Refundación de la UBA

Pero para los críticos más acérrimos a toda reforma o modificación de las estructuras
universitarias, éstas deben partir de las propias autoridades de la universidad, pues según ellas las
autoridades políticas que presumen de alguna responsabilidad no tienen nada que hacer ahí. Hete
aquí que nos encontramos ante un verdadero nudo Gordiano, que para peor, no encuentra quien
se atreva a cortarlo.

Es decir, para estos eternos estetas del “no se puede”, enfermos de un etnocentrismo corporativo y
mafioso, el poder político nacional y local es un extraño que debe carecer de toda opinión y cuya
única responsabilidad es la de proveer los recursos financieros que hagan posible la impertérrita
continuación del escenario y ritual académicos, aunque estos hayan perdido toda relevancia
científica en el concierto académico internacional y aún continental.

Numerosos intelectuales del centro y de la periferia vienen diagnosticando desde hace décadas
(Campbell, 1969; Barry, 1981; Becher, 1989; y Pérez Lindo, 2000) un creciente malestar intelectual
con graves derivaciones para la creatividad y la originalidad del conocimiento, para el cual la
terapia y los remedios deben ser mas de naturaleza política y organizativa que puramente
académica o epistemológica. En efecto, para Campbell (1969) y Barry (1981) este malestar debe
ser atribuido tanto a los organigramas basados en carreras y facultades, como a los planes de
estudio basados en especialidades y departamentos. Para ellos la pertenencia a estas tribus o
camarillas internas actúa “…como una poderosa fuerza centrifuga al promover la alineación y la
distancia artificial aun entre especialidades estrechamente relacionadas” (Becher, 2001, 64)

En el caso preciso de la UBA esta distancia artificial, o experiencia de centrifugación caníbal, existe
acrecentada a grados insospechados, por cuanto dicha fractura disciplinar se halla potenciada
física, geográfica y orgánicamente desde hace décadas, sin que nadie y menos aun las
autoridades universitarias de turno se hayan dignado prevenir al estudiantado y a la comunidad
universitaria de este masoquismo suicida. Cuando a fines de la década del 20 y del 40, del siglo
pasado, la Facultad de Derecho se mudó del barrio Catedral al Sur (Moreno y Defensa) al barrio de
Recoleta, se aisló a los estudiantes de Derecho del contacto con los estudiantes de Ciencias
Exactas, residentes en la Manzana de las Luces (Diagonal Sur y Defensa, ex Instituto Topográfico).

Más luego, cuando en la década del 50, la Facultad de Ingeniería se escindió de la Facultad de
Ciencias Exactas, y en 1956 se trasladó parcialmente del barrio de Recoleta al edificio de la ex
Fundación Eva Perón (Paseo Colón), se privó a los ingenieros primero del vínculo con los
estudiantes de matemáticas y de física, y luego de la ligazón con los de derecho y ciencias
sociales. Asimismo, cuando en la década del 60, en plena Revolución de los Bastones Largos
(1966), las Facultades de Arquitectura y de Ciencias Exactas se trasladaron desde la Manzana de
las Luces a la Ciudad Universitaria de Núñez, se frustró a los urbanistas y arquitectos del contacto
con sociólogos y arqueólogos y se divorció a los biólogos de los bioquímicos, y una menesunda
conspirativa vino a atribuir la mudanza al potencial insurreccional del estudiantado universitario,
que según la Doctrina de la Seguridad Nacional era preciso prevenir dispersando física y
geográficamente las unidades académicas de la UBA. Mas aun, cuando en la década del 70,
durante la primavera Camporista y de las autodenominadas “Cátedras Nacionales”, la Facultad de
Psicología se desmembró de la Facultad de Filosofía y Letras, y se corrió del Barrio Clínicas, sede
de la Facultad de Medicina, al barrio de Balvanera (calle Independencia y Urquiza) --dificultando a
los psicólogos el vínculo con antropólogos, sociólogos y psiquíatras-- ninguna argumentación
científica y técnica se brindó para justificar tamaña fractura disciplinar y geográfica. Por otro lado,
cuando a comienzos de la década del 80, luego de haberse recuperado la Universidad de la noche
negra de la Dictadura Genocida, a la Facultad de Ciencias Sociales se la desprendió de la Facultad
de Filosofía y Letras, privando a los politólogos y comunicólogos de la relación con historiadores,
geógrafos, filósofos y científicos de la educación, las autoridades universitarias tampoco libraron
aclaración alguna al estudiantado acerca de dicho acto fratricida. Y cuando a fines de dicha
década, en plena conspiración Neoliberal, la Facultad de Filosofía y Letras, sita en el Barrio
Clínicas, fue trasladada al alejado barrio de Caballito, se obstaculizó a los geógrafos, historiadores
y antropólogos el contacto con economistas, médicos y farmacólogos, y a los críticos literarios y
lingüistas del vínculo con sus propios Institutos residentes en plena City, jamás las autoridades
universitarias dieron fundamento alguna y se atribuyó la veloz movida a motivos puramente
espaciales, cuando había sido público y notorio que existían otras alternativas edilicias que
subsanaban con creces dicho déficit. Finalmente, en lo que sería el colmo del canibalismo, la
Facultad de Ciencias Sociales se fracturó en tres localizaciones ferozmente distanciadas entre sí:
la sede central en Marcelo T. de Alvear y Uriburu, donde se dictan las carreras de Relaciones del
Trabajo y Trabajo Social; y las sedes del Parque Centenario, y de la Escuela sita en Tucumán,
entre Agüero y Anchorena, donde se dictan las carreras de Ciencia Política, Sociología y Ciencias
de la Comunicación.

En otras palabras, los sucesivos y seculares clivajes o fracturas disciplinarias y pedagógicas, y las
reiteradas redistribuciones y mudanzas edilicias y geográficas fueron gangrenando la unidad de la
UBA, y con ella la esperanza de una creativa e interdisciplinaria formación universitaria. Así
estamos hoy, con la Universidad de Buenos Aires fragmentada en infinitos espacios
inconmensurablemente distanciados unos de los otros, resignados a adoctrinar audiencias
cautivas, y reducidos a la práctica del coto de caza, y a la expedición de patentes de corso cada
vez menos redituables. O mas prosaicamente, nos encontramos con la Universidad ferozmente
canibalizada, con el agravante que las autoridades universitarias y la burocracia estudiantil y
docente pareciera cohonestar cínicamente este lacerante drama antropofágico sin atreverse a
ensayar la más mínima crítica al respecto, y reduciéndose a mendigar una triplicación
presupuestaria, que al no explicitar el destino de los fondos reclamados, despierta la natural
sospecha sobre la existencia de un agujero negro, ciego, impenetrable e insondable.
¿Con que derecho entonces, las autoridades universitarias, incluida la CONADU y la FUBA, se van
a oponer a que el poder político nacional y local asuma su indelegables responsabilidades, tomen
cartas en este grave asunto, donde le va al país la vida como nación y como parte integrante de la
comunidad global, e intente cerrar la brecha existente, restituyendo la unidad largamente perdida
mediante una verdadera refundación física, geográfica y pedagógica del principal establecimiento
de educación superior del país?

II. Polo y Circuito universitario

Para las nuevas concepciones pedagógicas, económicas y urbanísticas (Castells), la educación
superior debe renunciar a los modelos de radicación espacial pre-digitales, segregados y
dispersos, principal causal del colapso cultural y político argentino, y debe asumir como algo
esenciale imperativo su integración a un núcleo o polo central interconectado y localizado a una
distancia peatonal, que contribuya a combatir la desorientación y frustración vocacional, el
etnocentrismo o autismo curricular, la incomunicación inter-disciplinaria, la deserción universitaria,
y la crónica fuga o drenaje de cerebros, alentando a que cada estudiante elija y forme su propio
plan de estudios y que tienda a superar en la docencia superior y en la investigación científica los
nichos feudales, los intereses corporativos y las fronteras y distanciamientos disciplinares y
comunicacionales, cada vez más inconmensurables.

Para ello se precisa como prerrequisito una verdadera política nacional, pedagógica, informática y
urbanística, que signifique una verdadera refundación universitaria, mancomune y reorganice los
recursos académicos, didácticos y electrónicos, de una forma inteligente, que venza las múltiples
resistencias simbólicas, y combata el drama de la fragmentación física y geográfica de su más
relevante institución de docencia superior (UBA). En esa tarea muy tardíamente reparadora, el
Gobierno debería declarar a una determinada área o eje urbano (con notoria acumulación
académica originaria y por ende con potencialidad expansiva) de interés estratégico nacional
(sujeta a expropiación) y alentar en la misma el acondicionamiento de toda una infraestructura
electrónica, vehicular, peatonal y cultural (librerías, galerías, ciber-cafés, teatros, cines,
exposiciones), tal como existe en todas las más importantes capitales del mundo (París, Londres,
Nueva York), e incluso en las de Santiago y Concepción, en Chile, la de San Pablo en Brasil, y en
algunas de nuestro propio interior (Córdoba, Cuyo y Tucumán), sin que ello signifique otra obra
faraónica marginada del casco urbano, y que sea susceptible de volver a instalar a dicha
universidad a la cabeza de la cultura Latinoamericana.

En ese sentido, Buenos Aires debería priorizar como polos de educación superior sólo un par de
áreas o ejes estratégicos, que cumplan tanto los requisitos de vialidad y vehicularidad como los de
gregaridad y peatonalidad. Para satisfacer los primeros requisitos, la localización ideal es la Ciudad
Universitaria de Núñez, que aunque golpeada por la contaminación acústica --provocada por el
Aeropuerto Jorge Newbery-- concentra las Facultades de Arquitectura y de Ciencias Exactas y
Naturales, ubicada en el extremo norte de la ciudad (lindando entre el Río de la Plata y las
Autopistas Lugones y General Paz). Esta Ciudad Universitaria debería alcanzar su propia
autonomía, en una suerte de UBA-II, con atribuciones para crear nuevas carreras y facultades, y
con la posibilidad de recuperar los espacios actualmente usurpados por el Club Universitario de
Buenos Aires (CUBA) y el Club Naval, y de añadir el predio de la Escuela de Mecánica de la
Armada (ESMA) y del Tiro Federal con sus construcciones incluidas, todo lo cual atendería --por su estratégica localización en un extenso eje vial-- a la zona norte de la ciudad y del conurbano.

Y para satisfacer los requisitos de gregaridad y peatonalidad, Buenos Aires brinda tres (3)
ubicaciones donde hoy existe cierta acumulación académica originaria. Ellos son los barrios de
Recoleta, donde se encuentra la Facultad de Derecho; el barrio de Puerto Madero, donde se halla
la Facultad de Ingeniería; y el Barrio Clínicas, donde actualmente existen las Facultades de
Medicina, Odontología, Farmacia y Bioquímica y Ciencias Económicas. De dichos tres (3) barrios,
el único que ofrece una potencialidad y factibilidad territorialmente expansiva es el Barrio Clínicas.
En este último caso, la potencialidad expansiva se orienta exclusivamente en dirección del eje
occidental, por cuanto su frontera este se encuentra ocupada por la Universidad del Salvador, y los
límites sur y norte se hallan densamente pobladas y onerosamente edificadas. Esta vertiente
occidental, consistente en un circuito urbano que combina ejes peatonales y viales, ofrece a su vez
dos potencialidades: la orientada sobre la banda septentrional de la Av. Córdoba, perteneciente a
los barrios de Recoleta y Palermo, mucho más costosa y poblada; y aquella otra orientada hacia la
banda meridional de dicha Avenida, que pertenece a los barrios de Abasto y Almagro, y que se
extiende hasta la Av. Corrientes. Es esta última franja meridional, de menor densidad demográfica
y edilicia y de menor costo relativo, la que ofrece la mayor potencialidad expansiva.

PLAZA MONSEÑOR DE ANDREA

Este último espacio, corredor o eje universitario debería concentrar entonces la totalidad de las
unidades académicas perdidas, segregadas o exiladas en el resto de la ciudad (salvo Agronomía);
y abrir sus propias carreras de arquitectura y ciencias exactas, en lo que sería un barrio destinado
a atender fundamentalmente a las zonas oeste y sur de la ciudad y del conurbano. Este corredor
debería extenderse desde el espacio o nudo geográfico donde se encuentra la Universidad del
Salvador (Av. Córdoba y Callao), el Colegio Lassalle (Río Bamba y Viamonte), FLACSO (Ayacucho
y Tucumán), el Profesorado Alicia Moreau de Justo (Av. Córdoba y Ayacucho), la Escuela Normal
No.1 (Av. Córdoba entre Río Bamba y Ayacucho), y el Colegio Carlos Pellegrini (Marcelo T. de
Alvear y Callao); pasando luego por el específico Barrio Clínicas, cuyo epicentro se halla en la
Plaza Bernardo Houssay (Av. Córdoba entre Junín y Uriburu) y el propio Hospital de Clínicas;
atravesando luego la Av. Pueyrredón hasta alcanzar al cabo de cinco (5) cuadras la Plaza
Monseñor de Andrea (Av. Córdoba entre Anchorena y Jean Jaurés); siguiendo luego otras dos (2)
cuadras hasta arribar al predio del Instituto de Salud Mental Arturo Ameghino (Av. Córdoba y
Agüero); continuando otras seis (6) cuadras mas hasta llegar al entramado donde se encuentran la
Escuela Técnica No.30 (Salguero y Lavalle), la Universidad Tecnológica Nacional (Medrano, entre
Lavalle y Guardia Vieja, a media cuadra de Av. Córdoba), las diferentes sedes de la Universidad de
Palermo y la Universidad Kennedy, y los inmensos predios actualmente ocupados por las firmas
Chevrolet y Renault (Av. Córdoba 3600, entre Bulnes y Salguero) y el supermercado DISCO
(Bulnes y Tucumán); y que culmina circulando por la Av. Córdoba (que vehicularmente corre de
este a oeste) otras cuatro (4) cuadras mas hasta arrimarse a la Escuela No.20 Rosario Vera
Peñalosa (Pringles y Rocamora), el IUNA de calle Yatay, el Colegio Benito Nazar de los Hermanos
del Sagrado Corazón (Pringles y Estado de Israel) y el actual supermercado Jumbo (entre Yatay,
Guardia Vieja y Humahuaca, ex Molino Harinero). (ver plano o mapa adjunto)

PLAZA BERNARDO HOUSSAY

Este estratégico circuito articularía sin solución de continuidad, en un eje vial de casi veinte (20)
cuadras, compuesto por las calles Cabrera y Paraguay, y la Av. Córdoba, desde Callao hasta
Estado de Israel; y vincularía medio centenar de manzanas contiguas, que deberían estar
complementadas por un eje peatonal y bicicletero; el cual podría estar instalado en la calle San
Luis, que es la primer arteria que corre paralela a la Av. Córdoba hacia el sur, desde Medrano
hasta Azcuénaga, en lo que vendría a ser el norte de los barrios de Almagro y Abasto (actualmente
revitalizado por las inversiones del grupo IRSA). En su defecto, el eje vial podría estar potenciado
por una construcción subterránea, extendida a lo largo de las Avenidas Córdoba y Estado de Israel,
ambas de libre trazo, desde el Parque Centenario hasta la misma Plaza Houssay, donde se
entroncaría con la estación Facultad de Medicina, del Subterráneo que va de Plaza Mayo hasta el
barrio de Belgrano, y que atraviesa Plaza Italia.

III. Repatriación de Unidades Académicas

La des-localización y re-localización (repatriación o rescate) de las unidades académicas dispersas
y exiladas, se reduciría a:

1) la actual Facultad de Filosofía y Letras, ubicada en la ex-Fábrica Piccardo (Puán y Goyena en el barrio de Caballito, a medio centenar de cuadras de Plaza Houssay);
2) la Facultad de Ciencias Sociales (ex-Fábrica Terrabusi, en San José y Carlos Calvo, a 25 cuadras de Plaza Houssay);
3) la actual sede de la Facultad de Ciencias Sociales (sita en el edificio de Parque Centenario,
Ramos Mexía y Franklin, a treinta cuadras de Plaza Houssay, y en la ex fábrica de Terrabusien el barrio de Constitución);
4) la Facultad de Psicología (edificios sitos en las calles Independencia e Hipólito Irigoyen, a treinta cuadras de Plaza Houssay);
5) las subsedes del Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA).

De esa forma, se podría planificar el Barrio Universitario de Buenos Aires --que incluiría a las
Universidades de Buenos Aires, del Salvador, FLACSO, UTN, Palermo y Kennedy-- formalizando
una serie de tareas que consistirían en: a) un censo inmobiliario público y privado, b) un estudio de
factibilidad urbanística e inmobiliaria, c) un plan operativo de obras, y d) un arsenal de operaciones
inmobiliarias y edilicias (compensaciones, triangulaciones, enroques, canjes, expropiaciones,
ventas, reciclajes y edificaciones), que subsidiariamente derivarían en substanciales ventajas
colaterales para otras áreas e instituciones culturales. Las edificaciones podrían lograrse sin costo
ni endeudamiento alguno para el erario público si se licitaran con contraprestaciones jurídicas en
forma de comodatos o concesiones, para servicios tales como: patio de comidas, locutorios, cibercafés,
garages, etc. La edificación y el reciclaje deberían utilizar la tecnología del Edificio
Inteligente, por medio de la cual se haría uso interactivo del sistema de voz, vídeo e información
digital.

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS

IV. Ventas y Transferencias

Tentativamente, así como se ofrecerían en venta las sedes del Rectorado (en Viamonte y
Reconquista) y de los Institutos de la Facultad de Filosofía y Letras (25 de Mayo y Perón), ambas
ubicadas en pleno micro-centro o City financiera, y otras sedes dispersas como la del Instituto de
Bibliotecología (Azcuénaga 280); la actual Facultad de Derecho (ubicada a 20 cuadras de Plaza
Houssay) se destinaría a ampliar la sede del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), y la actual
Facultad de Ingeniería (ubicada a casi cuarenta cuadras de Plaza Houssay) se transferiría a la
Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), cuya sede central se encuentra en la vecina
Puerto Madero. Esta última cesión sería a cambio o canje del Seminario Arquidiocesano de Villa
Devoto (Facultad de Teología de la UCA), el cual se ofrecería a su vez en compensación a la
empresa Aguas Argentinas por su histórico edificio de Av. Córdoba y Ayacucho, o en su defecto al
Instituto de Salud Mental Arturo Ameghino (Av. Córdoba y Agüero).

Asimismo, se deberían operar una numerosa y muy prolífica serie de canjes o transferencias, tales
como la de:

a) el edificio de la actual Facultad de Filosofía y Letras, sita en la ex-Fábrica Piccardo, se
destinaría al Colegio Nacional Carlos Pellegrini (Marcelo T. de Alvear y Callao);
b) el de la Facultad de Ciencias Sociales (ex-Fábrica Terrabusi), a la Escuela Normal No.1
(Córdoba entre Ayacucho y Río Bamba);
c) el de la actual sede de la Facultad de Ciencias Sociales (sita en el edificio de Parque
Centenario) a los despachos de Tribunales, actualmente ubicados en Marcelo T. de Alvear,
entre Callao y Río Bamba;
d) los de la Facultad de Psicología (sitos ambos en las calles Independencia e Hipólito Irigoyen),
al Profesorado Alicia Moreau de Justo (Av. Córdoba y Ayacucho); y al Servicio de
Informaciones del Ejército (Av. Callao y Viamonte);
e) el de la Facultad de Ingeniería (de Av. Las Heras y Azcuénaga) a la Dirección de Festejos y
Ornamentaciones de la Municipalidad (Córdoba 2222, que ocupa todo el corazón de la
manzana, casi 5000 m2);
y así sucesivamente los edificios de la Morgue Judicial (Viamonte y Junín), el Servicio
Penitenciario Federal (Av. Pueyrredón entre Tucumán y Lavalle) y las diferentes Casas de
Provincia.

FACULTAD DE DERECHO

V. Expropiaciones y Edificaciones

Más aún, dicha programación debería contemplar la expropiación del inmueble correspondiente al
predio central de Aguas Argentinas (ex Obras Sanitarias), ubicado en Av. Córdoba entre Río
Bamba y Ayacucho, que se lo destinaría para la increíblemente inexistente Biblioteca Central de la
UBA; así como la expropiación de los solares pertenecientes a las concesionarias de Chevrolet
(10.000 m2) y Renault (5.000 m2), sitas en Av. Córdoba al 3600; de Chemea sita en Av. Córdoba
al 3800 (5.000 m2); y de los supermercados DISCO (Tucumán y Bulnes) y Jumbo (entre Yatay,
Guardia Vieja y Humahuaca, exMolino Harinero). También se debería tener en cuenta la
edificación de las playas de estacionamiento de dominio público, existentes en Uriburu y Viamonte,
y en Azcuénaga y Marcelo T. de Alvear; la playa de estacionamiento de dominio privado, de San
Luis y Jean Jaurés (8.000 m2); y los solares valdíos de Hara Krishna (ex Sanatorio del Valle y de
SMATA), en Billinghurst entre Córdoba y Cabrera; del ex Colegio Mary Graham, en Sánchez de
Bustamante y Cabrera; y de un predio vecino al Sanatorio Güemes, sito en Cabrera al 3900 (8.000
m2).

OBRAS SANITARIAS

VI. Plan Operativo Tentativo.

Una forma sencilla y económica de armar un plan de obras, refacciones y traslados –luego de los
consabidos estudios de espacio-- partiría del único eslabón actualmente desocupado y desierto, el
de la ex fábrica Terrabusi, ubicada en San José 1062, y a partir del mismo –una vez
convenientemente refaccionado-- se precipitaría en un raid inmobiliario de consecutivas y
colindantes operatorias que como en un juego de damas se programarían en nueve (9) sucesivas y
provisorias etapas:

1) trasladar el Colegio Nacional Carlos Pellegrini a la fábrica Terrabusi, de San José 1062;
2) trasladar la sede de la Facultad de Ciencias Sociales sita en Parque Centenario a la sede del
Colegio Carlos Pellegrini;
3) trasladar el Instituto de Salud Mental Arturo Ameghino a la sede de Parque Centenario;
4) trasladar la Facultad de Psicología al Instituto Mental Arturo Ameghino;
5) trasladar la Escuela Normal No.1 Al edificio donde actualmente se encuentra la Facultad de
Psicología (Av. Independencia y Urquiza);
6) trasladar la Facultad de Filosofia sita en la ex FabricaPiccardo de Caballito, a la Escuela
Normal No.1 y al edificio de Tribunales, sito en Marcelo T. de Alvear entre Callao y Río Bamba;
7) trasladar la Escuela Técnica No.30 al edificio de la ex FabricaPiccardo en Caballito;
8) trasladar la Facultad de Derecho a las Escuelas Técnica No. 30 y Municipal No.20 Rosario Vera
Peñalosa;
9) entregar el edificio de la Facultad de Derecho al Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA);

FACULTAD DE MEDICINA

Este complejo plan operativo debería ejecutarse mediante decretos de necesidad y urgencia y
planificarse a imagen y semejanza del emprendimiento iniciado en Chile por la Corporación
Universitaria de Santiago, y por la que el propio Gobierno Nacional --bajo la denominada
Corporación Puerto Madero-- motorizó en el pasado para beneficio entre otras instituciones de la
Pontificia Universidad Católica Argentina.

Bibliografía

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