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Esa maldita costumbre de matar. Una cronología de diciembre del 2001 (Parte I)
Por Leonidas Noni Ceruti - Sunday, Dec. 20, 2015 at 10:57 AM
ceruti_leonidas@hotmail.com

En un recorrido sobre lo acontecido en las semanas de diciembre del 2001, podemos ver desconcierto en el ejecutivo nacional, disputas políticas, desaciertos económicos, malestar y reclamos de todos los sectores, cada día más pobres en las calles y más fuerzas policiales y de la gendarmería patrullando. Todo eso es lo que intentaremos reflejar en estas líneas, para recordar y darle una verdadera dimensión a lo acontecido.

Torpezas, descontento y disputas políticas

El gobierno nacional adoptó durante los primeros días de diciembre una serie de restricciones importantes a la entrega en efectivo de los depósitos bancarios particulares. De tal forma, las transferencias dinerarias se vieron limitadas y la casi totalidad de los pagos debió hacerse por medio de transferencias bancarias. El “corralito”, establecido por el decreto 1570/01 del Poder Ejecutivo, encerró los depósitos de grandes sectores de la clase media y perjudicó a todos los sectores de la economía informal.

Los diarios titulaban: “Definen un paquete que incluiría la dolarización de las cuentas”, “Cavallo anunciará medidas para restringir el retiro de depósitos”, “Limitarán extracciones por 90 días”, “La gente no tendrá problemas con los pagos”, “De la Rúa asegura que ‘la garantía y la potestad’ están en sus manos”, “El gobierno intenta desdramatizar la avanzada del PJ en el senado”, “El presidente y varios funcionarios minimizaron la virtual pérdida de la vicepresidencia de la Nación”.

Las manifestaciones de protesta ganaron las calles y canalizaron el enojo de los distintos sectores. Los comerciantes realizaron movilizaciones en las que marcharon golpeando cacerolas por distintos barrios porteños.

Eduardo Menem puso en duda la continuidad de De la Rúa: “si la crisis se agrava, se podría llamar a una Asamblea Legislativa”. El senador veía a la convocatoria como única salida institucional, pero después bajó los decibeles. De la Rúa se reunía con el senador Puerta, quien reclamaba el llamado a extraordinarias, según sus voceros, para cimentar la “imagen de gobernabilidad de la Alianza”. Cristina de Kirchner declaraba: “Hay un desplazamiento del poder hacia el peronismo”. Sin embargo, la senadora electa se quejaba de que en su partido no hay “un sistema de decisiones unívoco”.



El decretazo provocó el inmediato rechazo de los trabajadores. La CGT disidente repudió las medidas del gobierno y anunció un plan de lucha. Daer y Moyano convocaron a un paro nacional por 24 horas. Las dos CGT se pintaban la cara y llamaban a la huelga. Faltaba definir si la medida de fuerza sería con movilización, cortes de calles y hasta ocupación de edificios.

El peronismo tenía el control total del Congreso. El PJ recuperó el timón que había perdido en diputados. Bajo el signo del “consenso”, el duhaldista Camaño se convirtió en el nuevo presidente de la cámara baja.

El gobierno flexibilizaba el nuevo régimen bancario y anunciaba que “los trabajadores podrán sacar los mil pesos de una sola vez”, “los viajeros podrán irse con 10 mil dólares”, y que “no habrá restricciones para las nuevas colocaciones”. Cavallo seguía defendiendo la convertibilidad. El FMI informaba que no aportaría los 1.200 millones, ya que no se cumplió con el déficit cero. Para los empleados en negro, la crisis pesaba más. Los empresarios y los asesores tributarios no le tenían mucha fe al blanqueo dispuesto por el gobierno. A la vez, anunciaban más despidos por efecto de una mayor recesión. Y continuaba la fiebre por la bancarización.

Mientras, el gobierno llamaba a Menem en su búsqueda desesperada de consenso. Eran cinco los heridos tras las marchas contra el ajuste cordobés. La policía reprimió a los empleados provinciales que cortaron calles en repudio al ajuste y el pago de salarios en cuotas. Neuquén sin agua y energía por los paros.

Los ataques entre radicales y peronistas eran cada vez más violentos. El Congreso iniciaba un nuevo período en momentos de graves dificultades. Tanto la Cámara de Diputados como el Senado estaban en manos del PJ. El nuevo ajuste reclamado por el FMI y el presupuesto del 2002 serían temas de discusión en el parlamento. Desde la UCR se ratificaba la voluntad aliancista y deseaban “buenas migas con el gobierno”, según declaraba su vicepresidente, Juan Manuel Casella.

“Desde que asumí, vivo apagando incendios”, manifestaba De la Rúa. Moyano respondió ironizando: “Le debe faltar presión a la manguera” y ratificó que irían al paro.

En esas jornadas se repitieron largas colas en los bancos y las quejas. Los cajeros estaban preparados, pero el efectivo se evaporó. Sólo los más afortunados pudieron sacar 1.000 pesos de sus sueldos de una vez. El dólar seguía alto. Protestas en Rosario contra las medidas y el sistema financiero: el comercio Pyme contra “los buitres”, casi 200 manifestantes organizaron un “escrache” ante un banco extranjero, y también se quejó la izquierda. La bronca y las manifestaciones aumentaban día a día. El 13 de diciembre se desarrolló el séptimo paro general contra el gobierno de Fernando De la Rúa. El acatamiento fue importante, generalizado y conflictivo.

La Capital de Rosario, ponía en sus páginas estos titulares: “Fuera de las marchas en el centro, las calles estuvieron desiertas. La huelga fue contundente y con alta sensación térmica. La inactividad fue casi total y balearon a un canillita. Hubo unos pocos incidentes en otros lugares del país. La adhesión provincial fue muy alta, según el gobierno. La capital del paro tuvo tres marchas: dos en el microcentro y una en zona sur. Bronca contra los bancos. Hubo recorrida para convencer a los que trabajaron. Protestaron los mercantiles, y esta vez hubo empleados y también comerciantes. Huevazos a la Intendencia y marcha en zona sur. El transporte, sector público y comercio, los pilares de la protesta. Adhesión sin fisuras en todo el país. El gobierno nacional minimizó la huelga, pero las CGT calcularon un acatamiento del 100%. Hubo incidentes y atentados en varias ciudades del interior. La policía chocó con manifestantes en Neuquén: seis heridos y grandes daños. En Córdoba atacaron los edificios de dos diarios y en Capital Federal y Mar del Plata a colectivos y taxis. La medida se sintió tanto en el centro como en los barrios. Rosario mostró un paisaje desolado. Las persianas bajas fueron la constante, salvo en algunos comercios y en los grandes hipermercados”.

En la provincia de Buenos Aires, un grupo de manifestantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), que participaba de una protesta convocada por la CGT disidente, ingresó en la Municipalidad de Pergamino y exigió a las autoridades bolsones de comida. Fueron desalojados por la Gendarmería Nacional. En la Ciudad de Buenos Aires tres taxis fueron incendiados. En La Plata, una bomba molotov explotó en la madrugada frente a una sucursal del Banco Nación y provocó la rotura de los vidrios. Otra bomba detonó en la ciudad de Mar del Plata en una sucursal del Banco Francés del barrio Constitución.

Las fuerzas de seguridad parecieron no comprender la magnitud del conflicto latente que estallaría días después. El jefe de Gendarmería Nacional, comandante general Hugo Miranda, sostuvo en una entrevista periodística que había condiciones generalizadas de protesta contra algunas medidas, pero no evidencias de una pueblada.

El viernes 14, la tensión social aumentaba. Hubo asaltos e intentos frustrados a locales comerciales. Rosario vivió un día cargado de zozobra y los peores fantasmas se iban haciendo realidad: un chico de 8 años resultó herido y hubo una decena de detenidos. El miedo pareció apoderarse de todos: mediodía agitado en las zonas oeste y norte. Cien personas saquearon un súper y después fueron a pedir alimentos a otro. Corridas y balacera en Empalme Graneros: la policía frenó la entrada a un comercio. Dicen que hubo punteros que arengaron a los vecinos. Los cartoneros se estacionaron en la Intendencia para pedir alimentos. Desde el rectorado de la UNR se informaba que los universitarios cobrarían el 20 por ciento de su salario. Los profesores y el personal no docente seguirían con el paro. El rector estudiaba accionar judicialmente. El gobierno trataba de sentar a Duhalde en la mesa de diálogo y anunciaba que el titular del congreso nacional justicialista se reuniría con De la Rúa. La consulta del FRENAPO arrancó con éxito. La población respondía masivamente al plebiscito por un seguro de empleo y formación de $380.



De la Rúa y Cavallo contra las cuerdas

Se esperaba un aval del BCRA para aliviar las restricciones. Y como un “regalo” de navidad, anunciaban que “dejarán sacar del banco un poco más de efectivo, será excepcional, para afrontar los mayores gastos del período”. Cavallo desmintió que se congelen depósitos. Se aceptaba una presentación efectuada por las dos CGT: un juez decidió que los trabajadores podían retirar plata sin restricciones. El fallo alcanzaba a todos los empleados del país. Daer decía que si el gobierno no cumplía incurrirá en desacato. Economía echaba mano a los plazos fijos de las AFJP. El gobierno nacional evitó un default pero debería afrontar nuevos compromisos, en las semanas siguientes.



Las viejas cuotas pactadas en pesos no cambiarían. Para los poseedores de tarjetas: todas las deudas se vuelven verdes. Más empresas en problemas: la medida de protesta fue desencadenada por el atraso salarial y el ajuste. Huelga de hambre de decanos acentuaba la crisis universitaria en San Luis. Se demoraron los vuelos de Aerolíneas y Austral en rechazo de quitas salariales. Asambleas de los técnicos afectaron las salidas desde Ezeiza y Aeroparque. El Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria. Una medida cautelar consagraba la intangibilidad del salario. Los docentes tomaron un banco.

El intendente de Rosario, Hermes Binner, el sábado 15, se reunía con supermercadistas y funcionarios. Se anunciaba que habría una entrega masiva de comida a las familias carenciadas. Se reconocía que se trata de una “medicina” en un marco de emergencia. Los híper donarían 20 mil cajas de alimentos. La normalidad volvió a las calles bajo atenta vigilancia policial.

Puerta, el virtual vicepresidente de la Nación, decía que Duhalde fue un visionario en la campaña y que “De la Rúa debía arriar banderas”, y le pedía al presidente un cambio de 180° para resolver la crisis. Por su parte La UCR pretendía liderar la concertación, y luego de una agitada reunión, el partido del gobierno emitió un documento de apoyo al presidente.

La incertidumbre pasaba por la convertibilidad y cuáles serían los escenarios posibles. Para algunos la devaluación era un error. Un economista afirmaba que los empresarios más chicos sufren las medidas contradictorias del gobierno, relataba la odisea de las Pymes.

Algunos legisladores instaban a aprobar el presupuesto que pedía el FMI. Desde el ejecutivo proclamaban que “No iban a tocar el aguinaldo”, sería de 500 pesos la cuota extra que se podría retirar de los bancos.

El país en rebelión

El domingo 16, fue aprovechado en Rosario para que se reuniera el comité de emergencia. Funcionarios y empresarios preocupados. Binner buscaba unirse con Reutemannn para exigir ayuda social. El gobierno nacional consideraba que la tensión en la ciudad “la deben resolver la provincia y el municipio”. Mientras llegaban refuerzos policiales de otras unidades regionales. Se buscaba una veloz respuesta para la demanda de cajas alimentarias.

El justicialismo autoconvocaría al Congreso a sesiones ordinarias. Podría haber un conflicto de poderes. La estrategia de la oposición contemplaba, entre otras medidas, eliminar los superpoderes del gobierno.

De la Rúa rechazó las versiones sobre un cambio obligado de pesos por dólares. Para Cavallo, es un tema “artificial”, y se trabajaba a contrarreloj para definir la ley de leyes. El transporte de carga arrancó el paro con un alto acatamiento, y la medida era por tiempo indeterminado: fuerte adhesión en Santa Fe. Pedían rebajas en el precio del gasoil.

El fuerte proceso recesivo que soportaba el país provocó que las ventas se retrajeran por cuarto año consecutivo, era la baja más pronunciada en años. El consumo cayó 10% durante el año 2001. Evaluaban pedir al FMI más tiempo para pagar la deuda. Pese al despliegue de la policía hubo saqueos en Concordia y Mendoza. Cientos de personas de origen humilde asaltaron supermercados. Hubo dos heridos y cuatro detenidos.

La crisis social crecía y el lunes 17 en Rosario, el reclamo de comida provocó duros enfrentamientos. Unas doscientas personas forzaron la entrega de cajas de alimentos. Fuego cruzado entre la policía y habitantes de una villa de emergencia. Peligraba la atención de unos 1.600 jubilados. Los geriátricos prestadores del PAMI estaban al borde del colapso. Se apoyó al paro de los profesores y del personal no docente de la UNR. Los alumnos tomaban las facultades.



Servini de Cubría dejó en manos del ex presidente la conducción del PJ. Menem le ganó la pulseada judicial a Duhalde por la interna justicialista. El ex jefe del estado aseguró que De la Rúa no estaría “en funciones si no fuese por la “herencia recibida”.
El presupuesto fue al Congreso con un ajuste de 9 mil millones. Se mantiene el recorte salarial pero no elimina el aguinaldo. Caen incentivo docente y planes de competitividad. Legisladores no estaban dispuestos a votar de apuro. El Banco Central dispuso una excepción a las restricciones y los empleados pueden retirar 500 pesos más de las cuentas sueldo. La industria cayó al nivel más bajo de toda la serie histórica. Los empresarios continuaban apoyando el uno a uno. Sin embargo, preferían un régimen de flotación.

El sur santafesino se sigue movilizando contra la política del gobierno nacional. Cinco mil personas se levantaron en Firmat contra el rumbo económico. Comerciantes, industriales, obreros y desocupados estuvieron representados en la manifestación. Asamblea para hacer un paro regional. Marchas y huevazos en otras poblaciones. Sigue tomado un frigorífico en Venado Tuerto.

Reutemannn y Binner se reunieron con los ministros Mestre, Sartor y Dumon, el martes 18. La nación pagaría los planes trabajar y enviaría 19 mil cajas de alimentos. Los funcionarios del gabinete nacional prometieron que durante enero continuarán con los programas de empleo. Según De la Rúa, la situación social estaba “controlada”. En Rosario, en el barrio Las Flores y la zona oeste, los vecinos recibieron insumos básicos. Las cajas de comida se entregaron bajo una fuerte guardia de la Gendarmería y efectivos de Infantería. Se reclamó una amnistía para las personas detenidas en los incidentes del viernes.

Los senadores peronistas votaban la prórroga de sesiones ordinarias, y el PJ aumentaba la presión en el congreso. La CGT no paraba esos días, aunque mantenía las críticas a las medidas. Los caciques dialoguistas pidieron a los legisladores del PJ el cumplimiento de la intangibilidad de sueldos.

Duhalde apelaba la resolución de la justicia por el control del PJ. El FMI estimó que el PBI se contraería el 1,1% en el 2002, y no creía que la Argentina pudiera sostener su plan económico y que la mezcla de déficit fiscal, deuda y régimen cambiario “no es sustentable”. Economía zafaba otra vez del default. Fuerte reclamo para incluir fondos sociales en la ley de leyes. La UCR y el PJ condicionaban su apoyo al presupuesto 2002. El impasse con el FMI compromete el auxilio internacional. Acusaban a Cavallo de instigar a los banqueros a cometer delitos. Feroz disputa entre el gobierno y jueces por el cepo a depósitos. Fallos que habilitan al retiro de efectivo por encima de lo estipulado fueron rechazados por economía. Tarjetas: se dispararon las tasas de interés en dólares. Economista de la UIA pide una devaluación. Aumentaba la tensión social. Varios grupos de trabajadores desocupados reclamaron la entrega de alimentos y el pago de planes trabajar.

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