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La rabia reaccionaria de Joaquín Morales Solá
Por Eduardo Castilla - La Izquierda Diario - Sunday, Dec. 20, 2015 at 7:17 PM

Domingo 20 de diciembre de 2015 | El columnista de La Nación se despachó con un editorial que no tiene nada que envidiarle al que, en el mismo diario, pedía el fin de los juicios contra los genocidas. Esta vez habla no de los juicios sobre la dictadura pasada, sino de los "combates" del presente.

La rabia reaccionari...
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La columna de opinión escrita por Joaquín Morales Solá no podía quedar “perdida” entre el resto de los editoriales dominicales. Sobre todo porque vuelve a poner en escena el discurso reaccionario y pro-dictatorial que el diario La Nación desplegó, en una editorial sin firma, a pocas horas del triunfo de Macri en el balotaje. Ahí se pedía el fin del juicio a los genocidas, pero además se denunciaba la “persecución” que sufrían, según la dirección del diario, los torturadores y represores responsables de la muerte, tortura y asesinato de 30 mil compañeros y compañeras.

Morales Solá vuelve a repetir los tópicos comunes de un discurso político reaccionario por donde se lo mire. Después de hacer una suerte de “balance” de los primeros días de gobierno, el columnista arremete:

“el próximo desafío es apartar a los argentinos del conflicto social que convierte sus vidas, desde hace 14 años, en un infierno cuando salen al espacio público. Corte de calles céntricas, piquetes en rutas y autopistas. Junto con la alegría por la reacción del mercado, Macri se despidió de su primera semana con un infinito malestar por la dinámica salvaje de esas protestas. El viernes, los empleados de la empresa Cresta Roja, beneficiaria de subsidios increíbles durante el kirchnerismo, condenaron a los viajeros de Ezeiza a llegar al aeropuerto arrastrando sus valijas. Como en los días de furia de 2002. "Eso es maldad, no es protesta", deslizó un ministro”.

La colección de insultos a los trabajadores está cerca de superar la cantidad de palabras por oración. Las protestas son “salvajes”, los argentinos viven un “infierno”. Se ve que los trabajadores que cortan rutas no son argentinos para Morales Solá. ¿Estará tentado de pedir el restablecimiento de la Ley de Residencia?

Los trabajadores y trabajadoras que cortan rutas lo hacen por estricta necesidad. El verdadero infierno lo viven ellos cuando pierden sus puestos de trabajo y carecen de medios para alimentar a sus familias entre otras cosas. Lo realmente “salvaje” son los despidos, las suspensiones, las rebajas salariales y las muertes por accidentes de trabajo. Lo verdaderamente “salvaje” es el objetivo de ganar cada vez más, aunque sea a costa de la vida obrera.

A esos trabajadores y trabajadoras, desde un cómodo escritorio de redacción, Morales Solá los adoctrina sobre los métodos de lucha.

Pero la carga moral que le imprime al párrafo muestra aún más el desprecio por la clase trabajadora y el pueblo pobre. La apelación a la “maldad”, puesta en boca de un funcionario macrista, evidencia un cinismo mayúsculo. Los trabajadores son “malos”, pero los empresarios que vaciaron la empresa, los funcionarios del Estado y la conducción sindical que dejó avanzar la situación de vaciamiento no parecen serlo. En la óptica de Morales Solá, seguramente el empresario vaciador fue una víctima de su exceso de “bondad”.

El “combate” que viene

El llamado a enfrentar el conflicto social en las calles, es decir la convocatoria abierta a la represión, se hace más denso conforme avanza la columna.

Morales Solá relata: ““Esto debe terminar”, bramó Macri. Sabe que en la calle se librará el próximo combate para desafiar su poder. "No nos equivoquemos. La fiesta de la asunción ya pasó. Ahora habrá que vérselas con pequeños grupos que se proponen perturbar la vida de la sociedad", le dijo el Presidente a sus ministros. No son las movilizaciones del kirchnerismo puro y duro las que le preocupan. Esas más bien lo alivian: en ese tren, el kirchnerismo se convertirá en un minúsculo partido de izquierda. El peronismo es otra cosa”.

La mención a “pequeños grupos” es el descalificativo histórico de los partidos de la clase capitalista contra toda protesta obrera y popular. Los grupos que quieren “perturbar el orden” o “sembrar el caos y la anarquía” fueron siempre el punto en la mira de la oligarquía, las grandes patronales y la derecha.

En los años 70, de manera más explícita, la derecha peronista se apropió de ese lenguaje para elevarlo a discurso político contra la izquierda y las corrientes revolucionarias. Por aquellos tiempos, La Nación coincidía con los muchachos de la Triple A y el Comando Libertadores de América.

Aunque no es necesario viajar tan atrás en el tiempo para volver a leer el lenguaje de la derecha fascista. Hace casi cuatro semanas, en el mismo diario, se podía leer que “los trágicos hechos de la década del setenta han sido tamizados por la izquierda ideológicamente comprometida con los grupos terroristas que asesinaron aquí con armas, bombas e integración celular de la que en nada se diferencian quienes provocaron el viernes 13, en París, la conmoción que sacudió al mundo. Aquella izquierda verbosa, de verdadera configuración fascista antes y ahora, se apoderó desde comienzos del gobierno de los Kirchner del aparato propagandístico oficial”.

Lo verdaderamente fascista era aquella editorial que pedía la impunidad para todos los genocidas. Hoy por la mañana, Morales Solá, aunque no se mete en ese tema, despliega un discurso que no tiene nada que envidiarle.

El salario bajo fuego

Siguiendo con la lista de cuestiones que Macri debe enfrentar, Morales Solá agrega que “los sindicatos son otro desafío que deberá sortear para evitar el eterno círculo del fracaso argentino: inflación de precios, desbocados aumentos salariales, inflación descontrolada y el colapso final”.

Lo único “desbocado” es el propio Morales Solá, haciendo de vocero de las grandes patronales que acaban de beneficiarse alevosamente de la devaluación de Macri. Para que la ecuación de ganancias resulte completamente exitosa en función de sus intereses, el empresariado necesita que el salario se mantenga rezagado.

En relación a los aumentos de precios, el periodista afirma que “Macri acepta que la readecuación del dólar podría justificar aumentos de precios de no más del 11% en algunos casos, no en todos. Con los empresarios será tan inflexible como con los piqueteros”.

La idea de que Macri será inflexible con los empresarios causa carcajadas. En la primera semana de gobierno estableció por decreto medidas que significaron una gigantesca transferencia de riqueza, mientras que a la clase trabajadora apenas le otorgó la exención parcial de ganancias en el medio aguinaldo. Medida que, por otra parte, tomó después de múltiples idas y vueltas.

El "mérito" que tiene la editorial de Morales Solá es que pone de manifiesto -de manera "desbocada"- lo que esconde la fachada de la "revolución de la alegría". El editorialista de La Nación también "te habla a vos" y te dice lo que los otros ocultan: el objetivo principal es una "ley de derribo" contra el salario y para alcanzarlo hay que lograr que el orden reine en las calles. Eso si que es un verdadero "sinceramiento".

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