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Sintonía fina en el pacto de la rentabilidad
Por Economía - La Capital - Monday, Jan. 04, 2016 at 12:55 PM

Domingo, 03 de enero de 2016 | En Foco. El gobierno avanzó en la última semana del año con la liberación del mercado financiero.

Sintonía fina en el ...
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Tras el shock de rentabilidad que activó con la devaluación, la baja de retenciones y la liberación de precios, el gobierno nacional avanza con la sintonía fina de su programa de recomposición de la tasa de ganancia empresaria.

En la última semana del año eliminó el sistema de administración de exportaciones agroalimentarias y trasladó su mínimo control del área de comercio a la de Agroindustria, desmontando formalmente la política de desacople que había intentado, con éxito dispar, el gobierno anterior. Dio también un paso más en la desregulación de la cuenta capital al liberar la posibilidad de que los no residentes compren instrumentos en pesos del Banco Central y desregular la operatoria de contado con liqui, la principal vía utilizada por los grandes inversores para fugar dólares durante el último tramo de la administración kirchnerista.

En la ruta del reendeduamiento, formalizó el canje de las letras intransferibles que el Tesoro le dio al Banco Central cuando el gobierno le pagó la deuda al FMI, por un conjunto de bonos que podrán usarse para tomar endeudamiento en el exterior. Troca así una deuda de entrecasa, sin costo para el erario público, por deuda externa. En la misma línea, consolidó como deuda las transferencias pendientes de dólares a los importadores.

El ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, confirmó también que en enero comenzarán las reuniones formales para definir el peaje que demandan los fondos buitres, el juez Griesa y los "me too" para permitir el retorno del Estado nacional al negocio del endeudamiento en dólares.

La reducción del impuesto interno a los autos de alta gama, formalizada en la última semana, también apunta a recomponer la ecuación cambiaria de las terminales y dinamizar el mercado de vehículos en el segmento de demanda que promete ser el gran ganador del nuevo ciclo político y económico.

 

El pacto social. Como complemento de este plan financiero, el ministro de Hacienda dio algunas precisiones más sobre el pacto social con el que apunta a administrar esta puja distributiva de sesgo regresivo. Dijo que se buscarán anclar las paritarias en un porcentaje algo superior a una meta de inflación futura, que todavía no se develó. Quizás surja de proyectar la medición de índices provinciales. En cuanto al pasado, su registro quedó en la nebulosa con la decisión de no emitir índices oficiales, aprovechando la buena excusa que le ofrece la destrucción anterior del Indec. "Es mejor no tener índice de inflación, que tener uno que mienta", dijo Prat Gay. Es un desplazamiento conceptual sinuoso y capcioso. Contra el cuestionada IPC oficial, en el pasado reciente, se acomodaban múltiples índices privados, como los reunidos en el IPC Congreso, el índice changuito de Hugo Moyano en la CGT o el de un conjunto de consultoras privadas, que se utilizaban y validaban sin mayor timidez por su rigor. Que más información haya sobre la mesa en estos casos, aún cuando la credibilidad esté en disputa, es mejor que el vacío. Luego, la paritaria se termina acomodando por relaciones de fuerza. Prat Gay lo expuso brutalmente: "Cada sindicato donde aprieta el zapato y hasta qué punto puede arriesgar salarios a cambio de empleos".

Por lo pronto, el ministro fijó en 3,5 por ciento su propia inflación para diciembre. Insistió en culpar al gobierno anterior, con argumentos algo más sofisticados. Al de la "zona liberada" de un sistema de control de precios en el que no cree, le sumó una presunta campaña del miedo sobre la liberación del cepo cambiario. Una relación menos comprobable que sus tempranas declaraciones preelectorales en las que aseguró que los precios ya se fijaban indexados a un dólar a $ 15

Este colchón inflado tras el anuncio de la futura devaluación ya provocó una fuerte transferencia de ingresos desde los sectores más expuestos a la depreciación del peso, como los asalariados. El gobierno no espera a esta altura un retroceso de valores a los niveles de noviembre pero confía en que el zarpazo haya saciado la sed de ganancias extraordinarias de sus aliados. La suba de tasas y la menor actividad económica entrarán a tallar en enero, como disciplinador de los precios de los artículos más sensibles a la evolución de la demanda y menos cartelizados.

Sobre este escenario, el gobierno apuesta a conducir una reestructuración económica que desmonte a través de mecanismos más o menos sofisticados, según sea el caso, la institucionalidad construída durante la posconvertibilidad. En forma más brutal, como en el caso la ley de medios, o a través del desagio de sus fundamentos, como Precios Cuidados o la asignación universal. Es probable que deba hacer frente a alguna tensión con el sector del gran capital para asegurar un ajuste con algún grado de heterodoxia.

En un mundo que no da señales de ayuda, salvo el giro que se pueda esperar del cambio de ministro de Economía en Brasil, el escenario económico de la primera mitad de 2016 parece ser el de una menor actividad que el de 2015, con un importante cambio en el esquema de ganadores y perdedores, tanto a nivel general como en el mundo de los negocios.

La cuota de alivio para la región sería la que deriva de ser el ámbito geográfico en el que se desenvuelve el cluster de los agronegocios, principal beneficiario del cambio de política económica. Habrá que ver en qué medida y en qué forma el efecto derrame se hace presente, si es que decide aparecerse.

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