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La "sexta extinción" y el futuro de la vida en el planeta Tierra
Por Orpheus Reed - Tuesday, Jan. 12, 2016 at 2:42 PM

Por muchos años, los científicos y grupos ambientalistas han estudiado y vigilado el decaimiento de especies silvestres, y también han documentado la eliminación o extinción de especies.

El decaimiento ha aumentado dramáticamente en los últimos 100 años. Esto se ve en muchas especies que probablemente conocemos—elefantes, leones, simios, tigres y muchas especies de anfibios, pájaros, muchos tipos de peces, osos polares, etc. Lo mismo está sucediendo con otras especies que no vemos o no conocemos — como invertebrados, plantas, e incluso microorganismos. El decaimiento en poblaciones de organismos en una especie está estrechamente ligado a vulnerar esa especie a que se extinga en el medio ambiente. Por ejemplo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha evaluado a 77.340 especies a nivel mundial y ha concluido que 22.784 —más de un cuarto— están en peligro de extinción

La extinción es algo que se sabe por el record de los fósiles. Se calcula que el 90% de todas las especies que han vivido en el planeta ahora están extintas. Así que la extinción durante largos períodos de tiempo es algo que sucede constantemente en la historia de la Tierra. La extinción en tiempos modernos se la conoce por el record escrito de la historia de la humanidad—especialmente de los últimos 500 años.

¿Qué es la extinción masiva?

Ha habido mucho debate entren científicos y ahora creciente acuerdo de que hoy la Tierra está experimentado una extinción más allá de lo normal, o “comparable” con otros ritmos de extinción. Ahora, bajo nuestras narices estamos atestiguando el enorme decaimiento de poblaciones de organismos, y en unos casos su extinción, mejor dicho, en unos casos esto está sucediendo en décadas y en otros en períodos más breves. La foca del Caribe, la paloma pasajera, el tigre de Tasmania son algunas de las especies que se han extinguido en los últimos 100 años.

Muchos científicos han advertido que los niveles actuales de extinción representan una crisis, y que nos acercamos o ya estamos en la “sexta extinción masiva” en la historia de la Tierra.

Una extinción masiva es cuando se da un gran aumento en la muerte de especies de diferentes tipos (lo que los biólogos llaman “taxa” — o unidades biológicas superiores a unidades de especies) en más de una zona geográfica durante un período de “tiempo geológico” relativamente breve. Un período breve de tiempo geológico no quiere decir ni años ni siglos, sino breve en comparación con los 4,6 mil millones de años que es la edad de la Tierra.

Las cinco previas extinciones masiva fueron causadas por fenómenos naturales, como el impacto de un asteroide que se considera resultó en la extinción de los dinosaurios y buena parte de la vida hace 65 millones de años. Esa fue la última extinción en masa. Las extinciones en masa anteriores eliminaron grandes porcentajes de la vida, se calcula que podría variar entre un cuarto hasta el 90% de lo que existía que pereció durante la extinción Pérmico. (Ver el artículo: “Mass Extinction: What Causes Animal Die-offs?”, National Geographic) La extinción actual, la sexta, no se debe a causas naturales, sino a la actividad humana. Por tanto, no es necesaria y se la podría parar. Tampoco se debe a la “naturaleza humana”. Hoy el principal causante es la manera en que la sociedad humana está organizada bajo el capitalismo, y las relaciones sociales correspondientes, la ideología y la cultura de este sistema. La rapacidad del capitalismo moderno y su incesante búsqueda por las ganancias a través de una feroz competencia y el desperdicio del “crecimiento” económico sin fin, su fomento del consumismo, su ética de “superarse” y las verdaderamente despiadadas condiciones para amplios sectores de la humanidad que impone el capitalismo-imperialismo están matando la vida y acelerando la amenaza de extinción a un ritmo sumamente rápido.

La “sexta extinción” — porque importa

Un nuevo estudio publicado en junio en la revista Science Advances, “Accelerated modern human-induced species losses: Entering the sixth mass extinction” (La acelerada y moderna pérdida de especies provocada por humanos: Entrando a la sexta extinción en masa), asienta más pruebas de que es muy probable que hemos entrado en un periodo de la sexta extinción causada por la destrucción perpetrada por seres humanos. Esto es grave y conlleva enormes consecuencias con respecto a la continua existencia de la gran diversidad y belleza del mundo natural, y para la futura existencia de la humanidad.

Los ecosistemas son redes complejas de vida que se interactúan, se interrelacionan y son interdependientes. La extinción de especies, y la destrucción del hábitat, así como muchas otras formas de destrucción ambiental, pueden causar el desmoronamiento de maneras imprevisibles de ecosistemas a medida que especies que dependen las unas de otras son degradadas o eliminadas. Y eso puede ser una bola de nieve. El que se vayan sumando colapsos de una serie de ecosistemas podría causar el colapso o desmantelamiento de ecosistemas a nivel mundial. Eso es lo que ha empezado a suceder y está acelerando.

En comentarios ante la prensa, es muy importante que los autores del estudio recalcaron el punto de que la existencia de diversas especies y ecosistemas y el “servicio ecosistema” que le ofrecen a la humanidad (alimentos y agua potable, ciclos nutrientes y la polinización de cultivos, el control del clima y las enfermedades, y la apreciación social de su belleza y diversidad, etc.,) todas están amenazadas por la sexta extinción. El autor líder, Gerardo Ceballos, advirtió que la existencia de la humanidad es lo que está en juego, agregó: “Si se permite que esto continué, a la vida le tomará millones de años recuperarse y nuestra propia especie probablemente se extinga pronto”.

“Entrando a la sexta extinción en masa”

Science Advances, observa la extinción en varios tipos de organismos biológicos y contrasta la extinción que se calcula proceder a un ritmo normal de extinción con lo que se ve en los últimos 500 años. Los autores usan criterios muy conservadores para tratar de eliminar cualquier cosa que podría sobreestimar el ritmo actual de extinción en comparación con el ritmo normal de la extinción. Hicieron eso para demostrar que aun usando esos criterios conservadores, hay una “señal” clara de que el ritmo de extinción actual supera al ritmo normal de extinción.

Aun con ese enfoque, que probablemente subestima el ritmo actual de la extinción, encontraron que el ritmo de extinción desde 1500 es de 8 a 22 veces más alto que lo normal y que desde 1900 hasta el presente los ritmos son de 24 a 100 veces más altos. La conclusión: “Las pruebas son irrefutables de que los ritmos de extinción recientes no tienen precedentes en la historia de la humanidad y sumamente inusuales en la historia de la Tierra. Nuestro análisis recalca que nuestra sociedad global ha empezado a destruir especies de otros organismos a un ritmo acelerando, dando inicio a un episodio de extinción en masa que no se ha visto en 65 millones de años”.

Señales de una emergencia ambiental fuera de control en aceleramiento

Casi a diario salen nuevos informes y artículos que detallan los daños a la naturaleza y sobre cómo eso impacta a la humanidad. El ritmo de esos están acelerando — en parte debido a lo mucho que se le está estudiando y prestando atención, pero también porque la destrucción está acelerando y ya podría irse fuera de control. Hace mucho que sonaron las alarmas. Lo que nos hace frente es el posible colapso inminente de la vida que conocemos en el planeta Tierra.

Estos son apenas unos pocos detalles de lo que se ha informado en las últimas semanas:

* Para subrayar la discusión sobre la extinción en masa del estudio de la revista Science Advances, otro estudio—en la revista PLOS One—se enfocó en el 19% de la población de aves marítimas y documentó un declive de 70% n esas especies entre 1950 y 2010. Mejor dicho, de cada 10 aves marítimas que existían en 1950, ahora solo quedan 3.

* La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, confirmó que el período entre enero y mayo del 2015 fue el más caluroso en la historia desde que se mantiene récords (más de 136 años). Las altas temperaturas son indicaciones de que aumenta el calentamiento planetario debido a la acumulación de gases causantes del efecto invernadero en la atmósfera. Estas temperaturas más altas, debido al calentamiento planetario causado por seres humanos, probablemente están aumentando hoy mismo debido a la acumulación normal y periódica de agua caliente en el este del Océano Pacífico que produce el patrón de clima conocido como “el Niño”. (Para más sobre esto, vea “Sixth Great Mass Extinction Begins: 2015 on Pace to Become Hottest Year on Record”, Dahr Jamail [en inglés])

* Las temperaturas altas han sido un factor en la terrible ola de calor que está azotando a Pakistán y la India. Más de 1.100 personas en Pakistán y unos 2.200 en la India han fallecido de insolación cuando las temperaturas subieron más allá de 43° C. un señor que opera un servicio de ambulancias en Paquistán dijo: “La mayoría de la gente que estamos levantando ha muerto en la calle. Simplemente caen muertos. Los cementerios están repletos”. (Ver “Pakistán: Una ola de calor mortal, un sistema mortal”, en revcom.us)

* Varios factores, entre ellos temperaturas por sobre lo normal, han causado enormes incendios en Alaska. Hace poco se anunció que actualmente hay 291 incendios. Chris Mooney, en un artículo del Washington Post, cita un informe que afirma que “aproximadamente cada año la zona quemada en promedio ha duplicado cada década” en Alaska entre 1980 y el 2009. Los incendios en Alaska son aún más peligrosos que en otras partes porque en unas partes queman materia orgánica congelada en el permahielo, lo cual puede contribuir más carbón a la atmósfera y así acelerar el calentamiento global/cambios climáticos. Los incendios incontrolados de Alaska están ocurriendo cuando se dan temperaturas sumamente altas y hay una sequía que no ha impactado únicamente a California sino a toda la costa del oeste y al oeste en general. Con toda seguridad será una mala temporada de incendios incontrolados, y afectará dramáticamente a la agricultura, a los peces y fauna. Los incendios incontrolados ocurren naturalmente y a largo plazo incluso ayudan a regenerar los bosques, pero esto no es normal.

* El New York Times también informó sobre otro estudio que documenta que un tercio de los más grandes acuíferos del mundo están agotados y no serán rellenados por las lluvias. Estas fuentes de agua se encuentran en “regiones que producen alimentos y sustentan a 2 mil millones de personas”.

¿Qué impulsa la crisis actual — y qué es la salida?

Como señalamos en “el número especial de Revolución sobre el medio ambiente” en revcom.us, la emergencia ambiental tiene muchas dimensiones que se entrelazan. Cuando se averigua las causas de la destrucción, lo que resalta es el funcionamiento del sistema capitalista en su totalidad, impulsado por leyes de competencia y ganancias. ¿Cómo?

Las principales razones de la extinción de las especies hoy son la destrucción de los hábitats naturales, la introducción de especies invasoras, la sobre-cosecha de especies, y los cambios climáticos.

No podemos en este artículo adentrarnos en gran detalle sobre el inmenso y horripilante retrato que esto representa, pero podemos abordar brevemente unos ejemplos importantes:

Los océanos se están volviendo más acidificados y más calientes debido a los cambios climáticos causados por la energía de fósiles que es fundamental para el capitalismo. Los arrecifes de coral, donde existe una increíble cantidad de vida marítima, han sido arrastrados y a veces destruidos. La existencia misma de esos arrecifes está en peligro. Una enorme cantidad de poblaciones de peces está siendo sobre-cosechados, barridos por enormes redes de pesca de arrastre. Ese método es espantosamente destructivo, pero es rápido y provechoso – e insostenible. Los enormes intereses pesqueros ya están compitiendo para ver cuál de ellos se apoderará primero de esos “recursos” y se llevará la mayor parte. Enormes cantidades de peces y mamíferos y otros animales como tortugas mueren y son desechados como “subproducto”.

Supuestamente existen reglas y reglamentos para la protección de mamíferos en el océano. Pero todas las potencias y corporaciones capitalistas constantemente son impulsadas para socavar esas reglas. Las explosiones sísmicas y el tráfico de buques arruinan el sentido de comunicación de las ballenas, causan que se vuelvan sordas y trastornan su patrón de migración. Los derrames de petróleo eliminan la vida marítima. Esos grandes intereses están obligados a buscar y explotar nuevas fuentes de combustibles de fósiles — que les rinden enormes ganancias y les sirven para dominar la vida económica y el poder estratégico. Por tanto siempre están descartando las reglas que protegen la vida marítima.

Ya está en curso la migración y trastornos de la vida marítima como resultado de los cambios climáticos, el calentamiento de los océanos y otros factores. Lo mismo está sucediendo en la tierra. Es como si nuestro planeta, y su amplia gama de vida, están siendo sacudidos como un globo de nieve en un experimento mortífero. Nadie sabe exactamente cómo terminará.

Una forma clave de la destrucción de hábitats es la deforestación. El Fondo Mundial para la Naturaleza calcula que cada año se pierde entre 119 y 150 mil kilometros cuadrados de bosques. La deforestación se da a través de incendios, tala indiscriminada para la agricultura, el comercio de la madera, la extensión de ranchos y el desarrollo, y cada vez más degradación de los bosques a través de los cambios climáticos. Se calcúla que la sequía actual de California —causada en parte, o empeorada por los cambios climáticos— ha causado la muerte de 12 millones de árboles.

En el Amazonas, derriban bosques enteros para los ganaderos, el cultivo de la soya y desarrollos diversos. Algunas especies ya han desaparecido. Un estudio del 2012 calcula que habrá una extinción inevitable de cinco veces más especies de las que ya han desaparecido debido a la gran cantidad de hábitat que ya se ha destruido o degradado. Históricamente el bosque pluvial del Amazonas es conocido por su rica diversidad. Ahora, diversos tipos de monos, pájaros, nutria y otras especies se ven limitadas a cada vez más pequeñas parcelas, a la vez que arrancan de raíz a más y más plantas y árboles. Y enfurece y da asco que estén talando a este bosque pluvial de inmensa belleza y fuente clave para regular el clima por las ganancias. Eso está impulsado por la intensa competencia entre las grandes potencias y corporaciones que buscan convertir la naturaleza en mercancías antes de que lo haga el otro. Pero para el análisis costo/beneficios del capitalismo la enorme destrucción ecológica que eso causa, el fin de especies, no es sino una externalidad.

En los últimos años la destrucción del Amazonas ha disminuido, pero persiste y podría haber un repunte. Ante problemas económicos, el gobierno de Brasil está contemplando “un programa de desarrollo rápido” que incluye la construcción de 20 nuevas centrales hidroeléctricas.

En Indonesia, algunos de los mayores bosques del mundo han sido arrasados para la industria del aceite de palma y la tala ilegal. Las especies en peligro como el elefante del bosque, tigres raros y rinocerontes están a punto de extinción. Esa destrucción —al igual que la destrucción en el Amazonas, África, Asia y otras partes— está ligada a los intereses de las gigantes corporaciones de la agroindustria y las compañías de madera y minería capitalistas. En muchos casos es financiado y dirigido por instituciones económicas internacionales, bancos y gobiernos imperialistas. En el caso de Indonesia, el respaldo estadounidense y salvajes dictaduras militares han promovido horrores indescriptibles para la gente y la naturaleza.

La destrucción del hábitat del bosque es también un ataque genocida contra los pueblos indígenas y su cultura. En marzo de 2014, la Declaración Palangkaraya de las comunidades del bosque de Kalimantan, Indonesia, dice: “La situación que nosotros y el planeta enfrentamos es espantosa. La crisis de la deforestación mundial persiste y recientes investigaciones científicas indican que la pérdida de bosques está acelerando, especialmente en países con bosques pluviales. La destrucción no solo pone al planeta en riesgo por el calentamiento planetario, la pérdida de la biodiversidad y de la función de los ecosistemas, sino que también perjudica la vida cotidiana, la cultura, nuestro propio sustento y economía y pone en peligro el futuro de todos”.

La destrucción de hábitats bajo el capitalismo es incesante y generalizada. Incesante y continuamente busca nuevo crecimiento y desarrollo —nuevas tiendas “big box”, urbanización, y proyectos hidroeléctricos y agrícolas— sin ningún plan a largo alcance y sin reconocimiento de los límites que impone el mundo natural.

Lo que impulsa este proceso no es solamente la avaricia o “las corporaciones”. La destrucción del hábitat, el saqueo de los mares y de su vida, la amenaza al planeta entero y todos sus habitantes por los cambios climáticos, están incrustados en la dinámica indispensable del sistema capitalista.

Por otro lado, todos esos intereses y potencias capitalistas están sumamente organizados para llevar a cabo la cosecha y la producción. Pero todos esos intereses están en manos privadas y en feroz competencia el uno con el otro para crecer y apoderarse de lo que puedan lo más rápido posible y convertirlo en ganancias. Están en una contienda de te mato o me matas con todos lo demás que están haciendo lo mismo. Existe una profunda contradicción subyacente entre el carácter de las fuerzas de producción que son sumamente globalizadas y organizadas, y la manera irracional e insostenible con que se lleva a cabo eso, porque esos intereses están en manos privadas y motivados por la competencia. Esta aguda y arraigada contradicción entre las organizadas fuerzas de producción y la manera anárquica con que se lleva a cabo el proceso bajo el capitalismo es la fuerza principal que impulsa el saqueo y la destrucción del mundo natural.

Hay que parar y poner en reverso la destrucción del hábitat y las especies, así como todo lo demás amenazado por la sexta extinción. No es demasiado tarde para frenar esa trayectoria y salvar los ecosistemas del mundo, y mucha de la biodiversidad del planeta también. Pero lo que se requiere es una lucha dramática que empiece ya y, fundamentalmente, transformaciones revolucionarias.

Hay una salida. En oposición al capitalismo, el socialismo que avanza hacia el comunismo podría frenar esa destrucción y tomar medidas para proteger a los ecosistemas y a la gente, y tomar los pasos necesarios para permitir la recuperación del mundo natural y para que vuelva a florecer. El socialismo no lleva incrustado nada en su esencia que le obligaría a cumplir con leyes que le lleven a tratar a la naturaleza como nada menos que un objeto, un “recurso” o un “premio” al que hay que socavar y convertir en producción para la ganancia. Esto no sería ni fácil ni mágico. Este sistema destructivo ya ha puesto en marcha, y garantizado, mucha destrucción de especies y del ambiente natural. Pero cuanto más dure, tanto peor serán las cosas, hasta podría volverse catastrófica. La nueva sociedad enfrentaría difíciles opciones y transformaciones que requerirán sacrificio y lucha. Pero la revolución es la salida que protege tanto a la humanidad como a la naturaleza.

La nueva sociedad socialista guiada por ese principio planificaría un desarrollo económico sostenible para cumplir con las necesidades de las masas de la humanidad desde el punto de vista de ser porteros del planeta.

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El saqueo de las selvas tropicales de Indonesia y Malasia

"Las selvas tropicales de Borneo constituyen una de las maravillas del mundo natural. Sostienen por lo menos 15.000 especies de plantas, incluyendo más de 2.500 clases de orquídeas… Hay flores del tamaño de una silla de playa, una de las mariposas más grandes del mundo, elefantes pigmeos, víboras voladoras, cocodrilos enormes, una ave conocida como cálao rinoceronte, un rinoceronte tan poco común que sólo quedan unas cuantas decenas más en el mundo natural, y los orangutanes".

"Entre los grandes simios: En busca de nuestros parientes más cercanos" — Paul Raffaele

Las últimas selvas tropicales grandes sobre la tierra se encuentran a lo largo del ecuador: en El Amazonas de Sudamérica y en Asia y África. Se están desapareciendo rápidamente, utilizadas para leña, tumbadas y quemadas para producir soya, carne de res, café y aceite de palma para vender en el mercado internacional.

Indonesia, un país de más de 17.000 islas en Asia, contiene el 10% de lo que queda de las selvas tropicales del mundo. Las islas indonesias de Sumatra y Borneo (divididas entre Indonesia, Malasia y Brunei) tienen una inmensa riqueza natural y diversidad biológica. Ahí viven muchas especies únicas como el tigre de Sumatra, elefantes de bosque y los últimos de los orangutanes (el único simio grande en Asia). Indonesia tiene una diversidad biológica tan rica que contiene del 10 al 16% de las plantas de flor, aves, mamíferos, reptiles y anfibios del mundo a pesar de tener solamente el 1,3% de la superficie de la tierra. Pero esta diversidad está amenazada, puesto que estas tierras padecen el saqueo por la tala y el desmonte para plantaciones de palmeras de aceite. Casi tres cuartas partes de la selva original de Indonesia han desaparecido. Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, al ritmo actual casi toda la selva de Indonesia habrá desaparecido para el 2022.

La deforestación casi ha orillado a la extinción al tigre de Sumatra; sólo quedan unos 400 ejemplares en el mundo natural. En Borneo, el orangután está en peligro y en Sumatra el estado de peligro es crítico. La selva donde vive el orangután es objeto de destrucción y fragmentación, a menudo reemplazada por grandes extensiones dedicadas al monocultivo de palmas de aceite. Por esta pérdida de la selva, los orangutanes se están dividiendo en grupos más reducidos lo que perjudica su reproducción. En 1997-98 enormes incendios en la selva acabaron con millones de hectáreas, llegando a afectar a los países vecinos por su humo contaminante. Los que cultivan la palma de aceite a propósito provocan estos incendios, para desmontar más tierras. De tal manera, han exterminado hasta un tercio de la población de orangutanes de Borneo, de decenas de miles de animales ("The oil for ape scandal"). De continuar así, se pronostica que el orangután se podría desaparecer en una década. Una vez que desaparezcan, no vuelven jamás.

El orangután se evolucionó en relación con los árboles. Es increíblemente ágil, capaz de columpiar de una rama a otra en la selva, pero es torpe y relativamente inmóvil sobre la tierra. En la medida que se destruye su ambiente natural, estos simios en peligro cada día más tienen que salir de la selva a caminar sobre la tierra de los cultivos de palma de aceite, donde son objeto de la caza y los matan "como molestias" o los capturan y venden en el comercio de mascotas.

Si el saqueo de la selva de Asia solo estuviera provocando el desastre ecológico mediante la eliminación de la biodiversidad y las especies maravillosas, eso ya sería lo suficientemente malo. Pero la tala y la quema de la selva contribuyen mucho al calentamiento global. Se estima que la destrucción de las selvas tropicales a nivel mundial podría contribuir hasta el 20% de las emisiones de los gases del efecto invernadero. Y la destrucción de la selva en Indonesia ahora libera tanto dióxido de carbono (CO2) que ese país ya ocupa el tercer lugar de los países que lo emiten en el mundo después de China y los Estados Unidos. Las plantaciones de palma de aceite se desarrollan sin tomar en cuenta las consecuencias para la naturaleza. Ahora estos cultivos hasta tienen en la mira las turberas, muy ricas en el carbono que se encuentra en las raíces y el suelo. Al secar, avenar y quemar estas tierras, se genera un gran peligro por las grandes cantidades de carbono que emiten.

Las empresas multinacionales y bancos principales de la mayor parte del mundo imperialista, de Suiza, Gran Bretaña, Estados Unidos, China y otros países, están financiando directamente y lucrando con la venta de los productos sobre la base de la destrucción de la selva. Y a un nivel más profundo, el papel de las fuerzas armadas y gobierno estadounidenses junto con los organismos financieros que controla, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, están al centro de lo que se puso en marcha y lo que todavía está impulsando la destrucción de la selva.

El gobierno y las fuerzas armadas estadounidenses entrenaron a los sectores dominantes de las fuerzas armadas indonesias y apoyaron al dictador Suharto cuando tomó el poder a los nacionalistas en 1965. La CIA proporcionó a los militares indonesios listas de comunistas a que capturar. Estados Unidos apoyó y alabó a Suharto mientras éste mataba entre 250.000 y 750.000 izquierdistas al establecer una dictadura brutal. El FMI estabilizó el dominio de Suharto con un préstamo de 51 millones de dólares y promovió medidas y desarrollo con el fin de abrir a Indonesia al capital extranjero. Bajo Suharto se aceleró la destrucción de la selva, a beneficio de las plantaciones del caucho, la minería, industria maderera y cultivos de palma de aceite. Muchas veces sacaron mucho provecho los familiares y compinches de Suharto. Al mismo tiempo el ejército indonesio aplastó de manera sangrienta al pueblo de Timor Oriental. Mataron a más de 200.000 personas a fin de aplastar una lucha a favor de la independencia y convirtieron al Timor Oriental en lo que su pueblo dijo era "la mayor isla-cárcel del mundo". Nada de eso hubiera podido suceder sin el apoyo de Estados Unidos, que consideró a Indonesia como baluarte para sus intereses en esta parte estratégica del mundo.

Las potencias imperialistas alabaron a Indonesia por ser una parte clave del "milagro asiático" hasta que la economía de Asia se derrumbó en 1997. El Banco Mundial reconoció que este "milagro" de Indonesia había sido resultado de una estrategia en la cual la selva se consideraba "un bien que se tenía que liquidar a fin de poder apoyar su estrategia de crecimiento, colocando a Indonesia como un líder mundial en la exportación de los productos de las selvas tropicales". Después del derrumbe económico, con el tiempo Suharto tuvo que dejar el poder y Estados Unidos y el FMI impusieron nuevas "medidas de austeridad" para obligar al gobierno indonesio a recortar programas de ayuda social y abrir al país aún más al capital extranjero. Los préstamos y los programas de rescate por parte de Estados Unidos, FMI y el Banco Mundial dictaron la producción en Indonesia de más productos agrícolas para la exportación (madera, pulpa de papel y aceite de palma) como "salida" de la crisis económica.

Hoy, Indonesia y Malasia producen al menos el 75% del aceite de palma a nivel mundial y se compiten entre sí sobre el dominio del mercado. El aceite de palma se utiliza en muchas cosas, de los helados y los cosméticos a la margarina. Hoy, las plantaciones de palma de aceite son la causa principal de la destrucción de la selva. El financiamiento para éstas proviene de muchas fuentes, incluyendo el Banco Asiático de Desarrollo, varios bancos suizos y británicos, etc. Las empresas multinacionales como Unilever, Nestlé, Proctor & Gamble, junto con intereses ricos de Indonesia sacan provecho de la producción del aceite de palma.

Hoy, especialmente con los reflectores puestos sobre la destrucción de la selva y el cambio climático, la norma es que estas empresas y grupos financieros imperialistas hablan de la producción "responsable" del aceite de palma y promueven programas que dicen que "salvarán las selvas". Pero debajo de la propaganda se halla que "lo verde" y el capitalismo simplemente no pueden combinarse. Al contrario, como el Banco Mundial reconoció, las selvas siguen siendo "un bien que se tenía que liquidar". Por ejemplo, el Banco Mundial promueve su "marco estratégico" para proteger las selvas y combatir el cambio climático. Pero una auditoria interna del Banco Mundial demostró que la Corporación Financiera Internacional del banco ha estado echando leña a la destrucción de la selva, financiando las plantaciones de palma de aceite con 200 millones de dólares a sabiendas que representaban un gran peligro para el medio ambiente.

El aceite de palma también se utiliza como biocombustible para reemplazar al petróleo y el gas, con la lógica que los biocombustibles serán "más limpios" y cuando se quemen, no producirán grandes cantidades de dióxido de carbono. Para reducir las emisiones de gases del efecto invernadero, la Unión Europea ordenó que para el 2020, los países europeos suministraran al 10% del combustible para el transporte por medio de los biocombustibles. Pero mucho de ese combustible se derivará del aceite de palma el cual se consigue con relativa facilidad y es relativamente barato. Como se ha demostrado, la producción del aceite de palma en sí echa leña al cambio climático destruyendo las selvas tropicales sin importar las consecuencias, emitiendo enormes cantidades de dióxido de carbono.

La destrucción de las selvas tropicales, el aniquilamiento de las preciosas formas de vida en la selva y las emisiones en masa del dióxido de carbono aumentan los riesgos a que nos enfrentamos en la emergencia ambiental.

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Biodiversidad, zonas naturales y naturaleza

¿Por qué importa que se extingan las especies en la escala descrita en este número de Revolución? ¿Por qué importa la conservación de la biodiversidad y de las zonas naturales?

Primero, las especies que existen son el producto de millones de años de evolución. Cada una tiene cierta maravillosa belleza, observando su vida y cómo se relaciona a otras especies y en qué formas cada especie ha evolucionado. Pero una vez extinguidas, las especies se han ido para siempre. No es cierto que los seres humanos, aunque el poder sea arrancado de las manos de los capitalistas, puedan recrear la biodiversidad una vez que se haya ido. Desde luego, las especies desaparecen en el curso de la evolución de la vida. Pero la destrucción de especies causada por el saqueo anárquico del capitalismo va a un ritmo mucho mayor que el normal. Es difícil medir exactamente este ritmo, pero los científicos estiman que hoy hay de cien a mil veces la proporción normal de extinciones. Y esto es un crimen que debe de detenerse.

Segundo, la naturaleza y las zonas naturales tienen gran importancia en relación a las necesidades concretas del ser humano, de experimentar y de explorar lo relativamente desconocido, de experimentar la aventura y la soledad. La naturaleza y las zonas naturales abren para nosotros una cierta belleza y una cierta admiración y un cierto asombro. Da una gran alegría experimentar la naturaleza y las zonas naturales como son, sin los efectos del desarrollo humano. Perder eso es disminuir lo que puede representar eso de ser humano.

Tercero, la humanidad es parte de la naturaleza, y nosotros confiamos en la naturaleza para nuestra propia vida.

Los seres humanos son producto de la evolución natural. En un sentido real, nosotros somos parte y estamos relacionados a todas las otras cosas vivientes. Todas las especies se originan como modificaciones evolutivas de especies ancestrales preexistentes y así todas las especies vivientes están relacionadas unas a otras a través de antepasados comunes. Y nuestra propia especie humana está relacionada, por diferentes grados de parentesco, a todas las otras especies del planeta, sean éstas las briznas de hierba y los árboles frutales, el oso polar, los más pequeños insectos o el gato de la familia.

El mundo de la naturaleza se compone de ecosistemas que son redes de formas de vida que se interactúan de manera unificada entre sí y con su ambiente material. La destrucción de especies, especialmente especies clave, o grupos de especies clave, afecta otras y hasta puede causar el desenmarañamiento de la vida de un ecosistema de especies entero. No siempre sabemos cuáles hebras, cuando tiradas, pueden causar ese desenmarañamiento.

Otro buen ejemplo de esta concatenación de ecosistemas que los biólogos han descubierto es la parte que juegan las especies depredadoras, como el lobo de la región del parque Yellowstone. Estos lobos fueron eliminados pero han sido reintroducidos. Los estudios han demostrado que en realidad los lobos regulan el ecosistema entero. La reintroducción del lobo está manteniendo baja la población de venados y uapitíes que estaban pastando excesivamente de algunos árboles. Ahora los uapitíes están manteniéndose apartados de los árboles que bordean los arroyos porque ahí se hacen vulnerables a ataques de lobos. El que el uapití ya no paste tanto por los arroyuelos ha causado que los álamos, que habían sido casi eliminados, háyanse recuperado. El que los álamos se hayan vuelto y provean más sombra, crea sistemas fluviales más sanos y establece mejores condiciones para que vivan y crezcan los peces. A la vez, otras especies viven del consumo de los peces. La importancia de las especies depredadoras en la cima de la cadena alimentaria para mantener un ecosistema sano y relativamente balanceado, ha sido registrada en muchos otros ecosistemas, incluyendo los océanos donde grandes cambios negativos han resultado de la eliminación de los depredadores por la sobrepesca y la sobrecaza. En efecto, la eliminación de los depredadores de dicha cima puede hacer que un ecosistema entero pierda su equilibrio y hacerlo vulnerable a la degradación y hasta el colapso.

Un área importante de estudio científico y trabajo de conservación por biólogos y otros hoy son esfuerzos para “regenerar las zonas naturales” del mundo. Esto supone esfuerzos para superar la destrucción y la fragmentación de los hábitats con vida salvaje a través del desarrollo y otros procesos, vinculando y conservando núcleos de zonas naturales y corredores de animales silvestres por los cuales éstos se muevan, sobrevivan y florezcan. Estos son esfuerzos muy importantes para proteger nuestro mundo natural.

Nosotros los seres humanos sobre este planeta debemos darnos cuenta que nosotros confiamos en la naturaleza y somos dependientes de ella para sobrevivir. El ambiente material y sus interacciones con los organismos vivientes es la base para la vida humana: generar animales y plantas para comida, lluvia y así agua dulce para beber, materiales para refugio, medicinas para muchas enfermedades y dolencias, árboles y plantas que toman el dióxido de carbono del aire y producen oxígeno para que nosotros lo respiremos, etc. Sin los vibrantes ecosistemas naturales que funcionan, la humanidad no existiría mucho tiempo sobre este planeta. Que no quede duda, la destrucción y el colapso de ecosistemas enteros puede transformar nuestro planeta en uno que podría a llegar a ser inhabitable para los seres humanos, incluso con todo nuestro potencial de adaptación.

Y esto es lo que está en la balanza en la emergencia ambiental que estamos enfrentando hoy.

La emergencia ambiental se rige por la lógica del capitalismo de que la naturaleza es sólo un instrumento que alimenta el crecimiento, una lógica que mercantiliza la naturaleza (la convierte en un objeto de compra-venta). Este punto de vista es terriblemente destructivo y también deja a la humanidad empobrecida en un sentido moral. En contraste, el método comunista para con la naturaleza ve que la humanidad llegaría a cuidar el mundo natural y a conservar la vida silvestre. Está basado en el método científico de entender la realidad como un todo. Alienta una valoración de la vida natural, una alegría ante lo desconocido y asombro de ella, un amor por su belleza y un entusiasmo de aprender de ella todo lo que pueda enseñarnos.

Pero este enfoque no es simplemente mejor en un sentido moral, sino es el enfoque que la humanidad necesita para transformar nuestra relación con la naturaleza, para poder sobrevivir y convivir con la naturaleza sobre este planeta como parte de un mundo comunista futuro.

Fuente: Periódico Revolución
http://www.revcom.us/revolucion/numero-actual-es.html

http://www.nodo50.org/ciencia_popular/articulos/Extincion.html

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