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No al despido de Víctor Hugo Morales: defensa irrestricta de la libertad de expresión
Por La Naranja de Prensa - Thursday, Jan. 14, 2016 at 12:38 PM

12 de Enero de 2016 | El violento despido de Víctor Hugo Morales y su equipo de producción constituyen un golpe a la libertad de expresión en nuestro país. Pese a los argumentos esgrimidos por Radio Contintental, la decisión empresaria se encuadra en un realineamiento operado en los medios de comunicación que al calor del triunfo macrista se encaminan a un acuerdo político de mayor alcance con el nuevo gobierno. En ese contexto, el de Víctor Hugo Morales es un despido con un claro sesgo ideológico.

Radio Continental forma parte de un vasto imperio mediático cuya cabeza es Canal 9: se trata de la segunda empresa más beneficiada por la pauta oficial durante los años del kirchnerismo. Debido al encuadramiento del multimedios con el gobierno anterior, Sabbatella hizo la vista gorda ante su composición, pese de ser claramente violatoria de la ley de medios.

Macri, empeñado en un ajuste brutal con decenas de miles de despidos en el Estado, devaluación y aumentos en las tarifas, ha encontrado aliados inesperados (o no tanto), entre los empresarios kirchneristas de los medios que han decidido encabezar el ajuste contra los trabajadores de prensa. El ataque contra Víctor Hugo se encuentra en sintonía con las provocaciones de Szpolski y Garfunkel que adeudan salarios y aguinaldos y han comenzado un vaciamiento en el Grupo 23.

A su vez, la brutalidad del despido de Víctor Hugo recuerda a los métodos que utilizó el kirchnerismo para sacarse de encima a periodistas que no comulgaban con el relato oficial de entonces. Juan Miceli fue despedido de la TV Pública en 2013 por denunciar la demagogia camporista del Cuervo Larroque.

El despido de Víctor Hugo y el de su productor del programa —quien filmó a los matones que le impidieron al conductor de “La Mañana” ejercer su labor cotidiana— marca un reforzamiento del despotismo ideológico de las patronales sobre los periodistas.

La conquista de la palabra —es decir el derecho a opinión no sólo de los periodistas, sino de todos los que producen la riqueza cultural, informativa y espiritual en la sociedad— no está en las bases de ley de medios: sólo puede ser garantizada por la organización de los trabajadores de prensa, con una orientación independiente del Estado y de los dueños de los medios.

Ningún despido; garantía de estabilidad laboral; de las condiciones de trabajo y de la libertad de pensamiento para todos los trabajadores de prensa.

La Naranja de prensa

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