Las Toscas: Manos curtidas de obreros descartables
Por Río Mío Digital - Tuesday, Feb. 02, 2016 at 12:36 PM

1º de Febrero de 2016 | Las Toscas es una localidad de alrededor de 9.000 habitantes en el norte santafesino, mucho mas cercana al Chaco y a Corrientes que a las grandes ciudades de la provincia, Santa Fé y Rosario.

Las Toscas atraviesa hoy por una situación de extrema angustia. La empresa SADESA, una curtiembre que produce suelas para calzados y cinturones, amenaza con cerrar sus puertas y despedir a sus alrededor de 150 empleados, provocando así un agujero en la economía local y zonal, en las vidas de miles de personas. El viernes 29/1 Río Mío pudo estar presente en una tensa audiencia entre representantes de la patronal, de los obreros organizados en el S.T.I.C (Sindicato de Trabajadores de la Industria del Cuero) y del gobierno municipal y provincial. Según el testimonio obrero, el anuncio de SADESA fue sorpresivo, unilateral, y se vivió como una puñalada por la espalda: el 21 de Enero la empresa hace público un comunicado anunciado el cese de operaciones.

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Podredumbre capitalista: contaminación y extractivismo.

Para quien transite la ruta 11 es difícil olvidar el repugnante olor que provocan las curtiembres y que inunda la ciudad. Durante décadas la ciudad tuvo que resignar su salud ambiental en pro del ‘progreso’ contaminador y a cambio de una pequeña porción de la plusvalía que produce la clase trabajadora con sus fuerzas. Allá por el año 2000 la zona que comprende Las Toscas, Villa Ocampo, y otras localidades aledañas, fue noticia por una serie de denuncias realizadas por vecin@s debido a un elevado incremento de los casos de cáncer, atribuídos a la contaminación con metales pesados llevada adelante, esencialmente, por otra curtiembre, aún mayor que la que ahora nos ocupa: ARLEI. (Ver más: http://www.pagina12.com.ar/2001/01-05/01-05-04/pag19.htm)

La curtiembre Arlei tiene entre sus principales insumos para el curtido de cueros productos al Cromo y el Plomo, ambos carcinógenos según advierte la Organización Mundial de la Salud. SADESA informa de un proceso de curtido diferente, el ‘Curtido vegetal’, basado en la utilización de Tanino, un insumo extraído del Quebracho, una especie seriamente amenazada por una serie de producciones extractivistas, con escaso valor agregado, como los monocultivos de soja, maíz, algodón, caña de azúcar, y un proyecto en marcha de una empresa China generadora de energía en base a Biomasa en Villa Guillermina. Es un secreto a voces que los chinos van a meter mano de lo que resta de centenarios árboles y ecosistemas de lo que una vez fue el gran Chaco. Esta región conoce de extractivismos, de ‘inversiones’ imperialistas que explotan los recursos del lugar, entre a la gente, y de un día para el otro se van, dejando ruinas del despojo. La historia mas conocida es la de La Forestal, pero no fue la última. Arlei, SADESA, contaminan, explotan, y obligan al juego real, extorsivo, de elegir entre el salario y la salud.

Un gobierno socialista bastante liberal…

Si no somos del tipo de l@s que tienden a naturalizar las cosas, no es difícil pensar que en realidad si el gobierno provincial del Frente Progresista Cívico y Social, hegemonizado por el Partido Socialista, tuviera la voluntad política de mantener los puestos de trabajo, podría hacerlo sin demasiadas complicaciones. Pero para ello debería tomar medidas realmente socialistas, como la expropiación de las instalaciones y capital de una empresa que… ‘En el año 2012, Sadesa SA vendió por 1.500 millones de pesos, según su propio balance publicado en la revista “Mercado”, es decir 4,3 millones diarios, más de 179 mil pesos por horas, 2.989 pesos por minuto. La empresa se radicó en la Argentina, según su propia página web que está escrita en inglés y dice “líder de líderes”, el 12 de agosto de 1930 y tiene plantas en distintos lugares de la provincia, Esperanza y Las Tocas, y del país. Durante el año pasado exportó por más de cien millones de dólares. La decisión de cerrar la empresa tiene poca fundamentación en relación a estos números. La firma se define como una multinacional de origen argentino y con diez plantas industriales en América del Sur y Asia y, hasta no hace mucho tiempo, publicaba sus supuestos logros en el “cuidado” del medio ambiente, algo largamente cuestionado, tanto en Esperanza como en Las Toscas’ (Datos aportados por el colega Carlos Del Frade). SADESA debería verse obligada a abrir los libros contables, para que los obreros y la sociedad conozcan a ciencia cierta las ganancias históricas que estamos seguros han sido exhorbitantes, en base a la explotación de la mano de obra y los recursos naturales de la zona.

Crisis de sobreproducción capitalista, conservadurismo industrial y gubernamental.

Ante la lógica desesperación y nerviosismo de los trabajadores, los patrones y gobiernos piden calma, orden. Pero lo que estan viviendo hoy los laburantes, los esclavos asalariados de SADESA a quienes todo el tiempo se les retaceó y se les retacea la información, es la responsabilidad de la lógica especulativa de una clase capitalista y un sistema malacostumbrado a privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. En la audiencia a la que asistimos y en diversos comunicados la patronal aduce cuestiones de mercado. Que el consumo de los productos cuasi primarios que producen ha decaído, que los precios de la mano de obra local no son competitivos a nivel internacional. Que la demanda de India, China, Estados Unidos ha mermado. Que las suelas están siendo reemplazadas por materiales sintéticos y que la inversión necesaria para operar una reconversión industrial de la planta de Las Toscas sería demasiado grande. Que los depósitos están llenos de suelas y cinturones que no encuentran comprador@s. Es la historia de siempre, las crisis de sobreproducción capitalista y la brutal competencia en un sistema que no planifica la producción, que no busca el bienestar general sino la rentabilidad exhorbitante de poc@s, llevan a estas situaciones dónde el ajuste recae sobre la vida concreta de la clase trabajadora y de los pueblos. Mientras la patronal sigue esgrimiendo sus argumentos sin abrir sus libros, estamos obligados a creer, juntos a los laburantes de la misma, que todo es mentira, que hay otros negocios. ¿Es demasiado complejo pensar en una inversión estatal en maquinaria para reconversión de la producción? Por ejemplo, a calzados reciclados para abastecer a organismos públicos, trabajador@s del estado, a estudiantes? ¿Convocar a las universidades a volcar su creatividad en el desarrollo de una alternativa productiva viable? Hay a disposición de quien quiera experiencias de grupos de emprendedores que con pocos recursos crean productos sustentables ambientalmente, calzados en base a neumáticos y telas recicladas, por ejemplo. Con los recursos que maneja un estado como el de Santa Fe, con el acceso al crédito que tiene un estado, no es una utopía reconvertir hacia una producción sustentable, ambientalmente y en el tiempo. Aún con el magro, ridículo, nivel de impuestos que pagan hoy por hoy las grandes cerealeras, los grandes puertos, los pooles de siembra, al estado gobernando por el no mal apodado ‘Sojacialismo’.

No está todo dicho

Los laburantes de SADESA están haciendo una experiencia política acelerada en la lucha por mantener sus puestos de trabajo. Es necesario rodearlos de solidaridad y ejercer una amplia presión a los gobiernos, a nivel local, provincial, nacional. Lo mismo con la empresa. Hay que dejar de sacralizar la propiedad privada de los medios de producción. El capital de las empresas no es mas que la materialización de la fuerza de trabajo explotada, robada, a la clase trabajadora. La fábrica es de los obreros, quienes dejaron décadas enteras de su vida adentro de la misma, y estos no deben permitir que se la cierran, que los expulsen y condenen a la miseria. Nuestras poblaciones no deben seguir siendo víctimas de las empresas extractivistas que explotan, saquean y se van. Es necesario generar empresas sociales para un desarrollo industrial sustentable ambientalmente. Nuestro destino se juega en poder lograr estos objetivos. En ese camino, hoy, Tod@s somos obrer@s de SADESA.

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Por Cristian González. Equipo editorial de Río Mío. Ilustrador. De Paso de los Libres, Corrientes, Argentina.

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