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La formación del gremio de los telefónicos (Parte II)
Por Leonidas Noni Ceruti - Wednesday, Feb. 03, 2016 at 8:15 AM
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Aquel conflicto que se había dado doce años antes, en 1919, tuvo su revancha. En enero, coincidiendo con la Semana Trágica, se movilizaron los telefónicos en demanda de diversas mejoras que culminó con la primera asamblea general, que se lleva a cabo el 2 de febrero.

Los reclamos continuaron*

Luego de la primera experiencia, las protestas continuaron con un conato de paro en 1887, un movimiento de protesta efectuado en 1896 y una huelga – que no llego a concretarse– en 1904.

Pasaron algunos años, y el 11 de febrero de 1907, las trabajadoras de la “Central” telefónica instalada en la calle Pueyrredón, entre Rivadavia y Bartolomé Mitre, presentaron un petitorio al gerente de la empresa Unión Telefónica, Sr. Parker, en el que solicitan:

*.-Un aumento de $ 10 mensuales (ganaban $ 40)
*.-El establecimiento de tres tumos
*.-Tener franco los días domingos,
*.-Eliminación de las multas arbitrarias,
*.-Más medio día los feriados.

Los diarios de la época dejaron constancia de las condiciones de trabajo, al entrevistar a una de las huelguistas:
“No tenemos un momento de descanso. Los abonados protestan, pero la culpable es la Empresa. No se puede atender 80 líneas a la vez. Detrás de nuestros asientos el auxiliar vigila y nos multa cuando vacilamos o no se atiende rápido a los abonados. No es posible hablar, ni moverse, ni abandonar el asiento, aun por fuerza mayor.
“La remuneración de $40 disminuye a causa de las multas. Cualquier falta vale $ 0,50 y más, por Indemnización a la Empresa. Cualquier enfermedad obliga a dar aviso. Luego debe presentarse certificado médico particular, que no es gratis. Se pierde el jornal además de pagar consulta médica.
“No hay descanso alguno. Tenemos un día franco cada dos domingos. Eso es todo. La Empresa obtuvo $35.000 por encima de los beneficios del año anterior y niega a quienes producen esa riqueza un miserable aumento”.

Eran 20 las telefonistas que trabajaban en el lugar, fueron presionadas de distinta manera. El petitorio no fue contestado, y ocho de ellas fueron despedidas, al intentar impulsar la huelga. Estas dos huelgas, la de 1883 y la de 1907, tal vez, sea el origen de las luchas de los telefónicos; la primera con algún grado de organización, pero que encontró a una patronal absolutamente despótica y descaradamente insensible, la que aplastó el pedido de los trabajadores.

Vendrían años de disputas entre los capitales ingleses con los de EE.UU., que se fue erigiendo como potencia hegemónica mundial, lo que dio lugar a una intensa lucha por la posesión y el control de los sectores más dinámicos de la economía.

En 1927, la ITT (International Telephone and Telegraph) inició su penetración en el mercado telefónico argentino, mediante la compra de algunos paquetes menores de acciones de la UT. Posteriormente realizó una acción envolvente que, completada por una fuerte presión financiera, hizo quebrar la resistencia del capital ingles y en 1929 la UT pasó a manos norteamericanas, consumándose de este modo una derrota del capital inglés en la Argentina.
El expansionismo de la nueva administración se tradujo en la ampliación de redes y absorción de empresas pequeñas, llegando a controlar prácticamente el 90% de la red telefónica.

Sobre las utilidades proporcionadas por la explotación telefónica existen, por supuesto, diferentes versiones. Lo cierto es que nunca se supo exactamente a cuanto ascendían las utilidades del negocio. Pero sin embargo el volumen de la lucha desatada por la posesión de la UT, y el interés depositado en su expansión dan pie para admitir como creíbles estimaciones, que sugieren niveles de rentabilidad casi usurarios para la época.

La influencia de la UT en la vida nacional, particularmente en ciertas esferas del gobierno, fue tan grande que no sólo le permitió salir airosa de conflictos pasajeros, sino también, a pesar de estar en precarias condiciones jurídicas, poder sepultar antes de su nacimiento varios proyectos de reglamentación y/o nacionalización presentados en el Congreso.

El estallido de la Primer Guerra Mundial encuentra a los 460.857 teléfonos existentes así distribuidos: UT: 89,42%, Compañía Argentina de Teléfonos y Compañía Entrerriana de Teléfonos, ambas subsidiarias de la Ericcson sueca, con 3,68 y 2,61% respectivamente, y el resto repartido en una gran cantidad, de pequeñas compañías de poco volumen de líneas.

El triunfo llegó en 1919

Pasaron varios años desde aquellos primeros conflictos, la experiencia se fue acumulando, el movimiento obrero se fue organizando y enfrentó a las patronales con más fuerza y nuevos métodos.
Aquel conflicto que se había dado doce años antes, en 1919, tuvo su revancha. En enero, coincidiendo con la Semana Trágica, se movilizaron los telefónicos en demanda de diversas mejoras que culminó con la primera asamblea general, que se lleva a cabo el 2 de febrero.

Al realizarse la segunda asamblea, ahora de afiliados, la empresa dejó cesantes a sesenta activistas. El 12 de marzo se declaró la primera huelga general que se prolongó durante 20 días.

Las comunicaciones quedaron completamente interrumpidas, los abonados apoyaban. El presidente Hipólito Irigoyen ofreció su mediación. En el despacho presidencial se firmó un acuerdo donde constaba que “el presidente como testigo presencial se verá obligado a intervenir si la empresa no respeta lo pactado”. Fue, el primer triunfo gremial.

Es en esta fecha y en relación a ese conflicto terminado en triunfo, que se concreta la primera organización de los trabajadores telefónicos: “Federación Argentina de Telefonistas”, fundada el 2 de febrero de 1919, instalando su primera sede en Belgrano 551.

Los estatutos, nos dan una idea de esa organización pionera de los telefónicos:

PREÁMBULO:
“Considerando que, por los efectos de la industria moderna, y las necesidades que derivan de la actual forma de organización de la sociedad, basada sobre la propiedad individual de los instrumentos de producción, existen dos factores: el capital y el trabajo.
Que este hecho da origen a la formación de dos clases distintas: los que aportan el capital y los productores creadores de la riqueza por medio del trabajo.
Que las relaciones entre días existentes producen su antagonismo debido a la diferencia que se suscita sobre las apreciaciones del mayor valor.
Por estas razones los proletarios deben poner en práctica el axioma de la Internacional: “La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos”.

La Federación, con la intención de expandirse a todo el país se dio una dirección de 19 miembros, la que funcionaría como Consejo Federal, para las provincias.

Pero no tendría mucho tiempo para organizarse, ya que apenas dos meses después, luego de las provocaciones patronales, (la que suspendió a centenares de trabajadores para desmoralizar la organización sindical naciente) decreto la huelga el 12 de marzo de ese año.

Huelga triunfante, que dará un gran espaldarazo a la organización sindical y al conjunto de los trabajadores. Verdadero bautismo de fuego, que origino el primer sindicato telefónico.

Tiempos de búsqueda y organización

Pero la empresa poco después despide a un activista de la sección talleres, y la Federación declara nuevamente la huelga. Muchos afiliados no responden. El movimiento fracasa y la organización se desmembró. Recién el 12 de diciembre de 1920 se reorganiza el gremio.

En esa fecha se crea la Sociedad de Resistencia de Telefonistas con gran influencia anarquista que desaparece en 1922. Durante ese año al sancionarse la Ley de Jubilaciones 11.110, se incluye a los Telefónicos, que tenía representantes “gremiales” designados por la empresa.

El dirigente telefónico Luis Gay, relató como fueron esos años en que comenzaron a organizarse “en el año 1926 entro a trabajar en la Unión Telefónica, y me intereso por saber si había alguna organización de compañeros que estuvieran preocupados en constituir el sindicato, con esa inquietud, todos los que nos encontrábamos a fin de mes para cobrar nos reuníamos en Retiro, en una oficina que todavía está, creo que es la calle San Martín y Córdoba. Ahí cambiamos ideas al respecto del trabajo, ahí pudimos localizar elementos para una acción sindical, una acción organizativa futura.


Luis Gay

Fueron dos años de un trabajo yo diría un poquito subrepticio, un trabajo hecho en pequeños grupitos, con manifiestos anónimos que se distribuían por intermedio de algunos amigos, en cajones de herramientas, en las oficinas por debajo de las puertas, en algunas oficinas donde sabíamos que iban a participar varios compañeros, hasta que finalmente se constituye la organización en al año 28. Por supuesto que empezó muy precariamente, se inicia en la calle Esperanza en una reunión donde habría 25 o 30 personas donde se nombra una comisión provisoria llamada de delegados de distintas oficinas.

Esos 13 compañeros de la comisión provisoria se ven enfrentados por la empresa que llama a asambleas por aumentos salariales, para desarmar la comisión pero la gente apoya a la comisión.

En el año 28 se consigue el primer convenio colectivo, primer convenio colectivo con la intervención del gobierno. Nosotros estábamos dispuesto a ir a la lucha, en ese entonces estaba el Departamento Nacional de Trabajo, bastante inoperante, pero tuvimos la suerte de radicar el problema en la presidencia de la nación, y el presidente Yrigoyen tuvo una intervención no solamente eficaz sino enérgica.

Fue en el año 28, es decir la segunda presidencia de Yrigoyen, que les hace notar a los representantes patronales que un conflicto en las comunicaciones puede ser de consecuencias perjudiciales para el país y hay que solucionarlo. Los telefónicos reconocieron la intervención del presidente, con el que estuvimos dos o tres veces.

El convenio fue muy bueno, porque las condiciones de trabajo en la Unión Telefónica eran muy malas, se obtuvo un aumento entre el 50 y 100%, incluso en Bahía Blanca se llego al 300%. Uno entraba como peón, al poco tiempo lo hacían ayudante, al tiempo oficial, pero siempre con el mismo sueldo. Uno podía ser ayudante de empalmador, después oficial empalmador y tenia el mismo sueldo.

La jornada era de 8 hs., de 7 a 11 y de 13 a 17hs. En las cámaras subterráneas se trabajaba 24 hs seguidas, pero se pagaba extra, de 7 a 7 de la mañana, al día siguiente tenia franco. El trabajo en las cámaras subterráneas era totalmente insalubre, por eso se establecieron las seis horas”.

Pasaron seis años sin que los telefónicos cuenten con una organización gremial, y el 26 de junio de 1928, cuarenta asistentes a una asamblea, dejaron constituida una comisión provisoria, integrada por 13 delegados.

Como la Unión Telefónica convocó a una reunión con el fin de manejar por su cuenta al gremio, la comisión provisoria ordenó concurrir en masa y coparla. Cinco mil trabajadores se reunieron el 9 de agosto en el salón “Príncipe George”. Presidió la asamblea el administrador, el gerente y otros funcionarios de la empresa. Con el objeto de anunciar algunas mejoras, pero fundamentalmente, para disputarle la dirección política a la Comisión Provisoria, orientada por líneas políticas clasistas.

Pero la relación de fuerza los obligó a levantar la sesión y desaparecer. La Comisión Provisoria se reunía en el local de la Federación de Empleados de Comercio y funcionaba prácticamente como rama de la misma.

La jugada patronal, era quebrar la unidad de los trabajadores, la que se iba forjando alrededor de la Comisión Provisoria designada para la dirección del Sindicato.

La Comisión Provisoria designó a uno de ellos para que hable en dicha asamblea; y así lo hizo, dando vuelta completamente la reunión: de una asamblea pro patronal, pasó a ser una auténtica asamblea proletaria. Un orador dijo entre otras cosas:

“Yo, que he dicho lo que necesitaba para no morir envenenado de indignación, desmiento que nadie ajeno a la U.T. sea quien dirige este movimiento. Somos nosotros los parias de la Empresa, quienes lo hemos iniciado y dirigido. Esta asamblea fue fraguada contra nosotros, pero estos aplausos prueban que la hemos dado vuelta y que somos concientes. No vamos a retroceder por esos discursitos que se han traído preparados. Iremos hasta la Federación que establece derechos y exige justicia”.

Los convocantes de la asamblea, o sea, algunos miembros de la Empresa, fueron abucheados y debieron abandonar la sala, poco menos que a escondidas. La asamblea fue dada vuelta, por la decidida acción de los integrantes de la Comisión Provisoria. Y así la organización sindical se consolido en la lucha.

Pasaron varios meses y el 30 de diciembre de 1928 se designó una Comisión Administrativa, que pasó a llamarse “Federación Obreros y Empleados Telefónicos”, (FOET). En un principio la integraban también los telegrafistas y radiotelegrafistas, que se separaron al crearse su propia organización con apoyo de los telefónicos. En la ocasión se designó como presidente de la FOET, a Luis F. Gay.

La composición de la primera Comisión Administrativa fue la siguiente:
Presidente: Luis F.Gay, Vice: José Cabrera, Tesorero: Luis Seletti
Pro tesorero: Emilio Di Leo, Pro: Joaquín Fernández, Secretario de Actas: Diego Bagur. Archivista: Eduardo Freire, Vocales: E. Rodríguez J. Rangone; P. Saliva A. Gallini; F. Guzmán A. Dall A´rmellina; A. Molteni O. Guardia. Vocales Suplentes: H. Pascua de Rose M. Rosellini.

La Unión Telefónica persistió en crear una entidad a su servicio con elementos adictos, pero uno a uno, todos fracasaron. A principios de 1929 la F.O.E.T. inició una campaña de gran envergadura, reclamando la firma de un convenio. Este se firmó en el mes de marzo. El servicio telefónico era ya de propiedad norteamericana.

Fue el 4 de septiembre de 1929 que se aprueban los Estatutos, y ese mes comienza a editarse el Periódico “Federación”. La novedad fue que en ese año se inauguró el servicio telefónico entre España, Uruguay y Argentina.

A partir de 1929 van creándose diversos sindicatos telefónicos en el interior: los primeros en Bahía Blanca, Córdoba, La Plata, Rosario, Santa Fe. Así como había ocurrido en época de los ingleses, también ahora los norteamericanos intentaban dividir el gremio mediante la creación de mutualidades, obra social y clubes deportivos, presionando al personal para que se incorporen a ellos.

Ver: La formación del gremio de los telefónicos (Parte I)

(*) Esta nota es parte del libro Sitratel Rosario: telefónicos en la historia. De su origen a la actualidad, de Leónidas Ceruti.

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