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Semblanza de Camilo Torres Restrepo
Por Campaña Internacional Camilo Torres 50 años - Saturday, Feb. 06, 2016 at 12:43 PM

BIOGRAFÍA DE CAMILO TORRES RESTREPO. EL “CURA GUERRILLERO”.

Semblanza de Camilo ...
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Camilo Torres Restrepo nació el 3 de febrero de 1929 en Bogotá en el hogar formado por el Médico y Profesor Universitario Calixto Torres Umaña y la bella Isabel Restrepo Gaviria (la inolvidable Isabelita, compañera fiel y perenne de las causas de su amado hijo). Se trasladaron a Ginebra en 1.931 y vivieron, junto con Camilo y su hermano Fernando en el viejo Continente hasta 1.934. Desde su niñez sintió especial inclinación hacia los pobres y sus dificultades, a pesar de provenir de una familia de la aristocracia bogotana.

"A la edad de dos años lo llevamos a Europa, donde vivió por espacio de tres años en Bélgica y España (Barcelona). Allí adquirió una escarlatina, y su padre, preocupado por su salud, le prodigó múltiples cuidados, razón por la cual le contrató una institutriz que le enseño a leer y a escribir. Cuando creyó que la mejor manera de encontrar alivio a los sufrimientos del pueblo y por sus propias convicciones e inclinaciones, ingresó al Seminario Mayor y buscó en la caridad cristiana, en el evangelio y en sus mensajes la realización y la respuesta a sus propias inquietudes de justicia y libertad para su pueblo.

En el Seminario realizó sus estudios brillantemente y se destacó por su disciplina, a tal punto que el cardenal Duque le adelantó la ordenación para que fuera a la Universidad de Lovaina, en Bélgica, a estudiar sociología. Se ordena como sacerdote en 1954. En esta primera fase dos curas franceses que se encontraban en Colombia influyen en su formación y su pensamiento.
En Lovaina estudió ciencias sociales. Vivió después en un pueblo humilde, donde él mismo preparaba su comida y lavaba su ropa. Recorrió Europa.

“En París trabajó con el Abbé Pierre recogiendo basuras con indumentaria de obrero”.

Regresó al país en los momentos en que la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla era sustituida por una junta militar (1957), llamada de transición, y que luego da paso al Frente Nacional en 1958. Regresa a Lovaina a recibir su grado de ciencias políticas y sociales. En París comparte con revolucionarios argelinos que desarrollaban la guerra de liberación del pueblo argelino contra el colonialismo francés y participan de las marchas solidarias.

De nuevo en Colombia ingresa a la Universidad Nacional como capellán y comienza a desarrollar la investigación “Desarrollo de la comunidad” desde el barrio Tunjuelito, zona de invasión bogotana. Influye de manera decisiva en la Construcción del ECISE para la investigación social. En la Universidad Nacional se desenvuelve como profesor de sociología y funda la facultad de sociología con la colaboración del profesor Eduardo Umaña Luna en 1959.

Ya Camilo expresa la necesidad y la posibilidad histórica del “diálogo y la colaboración entre marxistas y cristianos”, pensamiento que en su desarrollo práctico varias situaciones nuevas en el terreno de la Iglesia y el cristianismo en los ámbitos nacional y mundial.

Su compromiso político realza una obligada síntesis entre el investigador, el científico, el sacerdote, el revolucionario, no como una dicotomía, sino como el resultado de una visión múltiple y plural de la sociedad colombiana y de su dimensión profundamente humana y social.
Soy revolucionario como colombiano, como sociólogo, como cristiano y como sacerdote.

Como colombiano, porque no puedo ser ajeno a las luchas de mi pueblo. Como sociólogo, porque gracias al conocimiento científico que tengo de la realidad he llegado al conocimiento de que las soluciones técnicas y eficaces no se logran sin una revolución.

Como cristiano, porque la esencia del cristianismo es el amor al prójimo y solamente con la revolución puede lograrse el bien de la mayoría.

Como sacerdote, porque la entrega al prójimo que exige la revolución es un requisito de caridad fraterna, indispensable para realizar el sacrificio de la misa, que no es una ofrenda individual, sino de todo el pueblo de Dios por intermedio de Cristo.

Esta síntesis de hombre puro y generoso que recorre los caminos del compromiso revolucionario desde una visión y una práctica integrales y universales, que une el humanismo a la ciencia, la razón a la técnica, la práctica a la teoría, la verdad al amor, la historia al pueblo, es la que va desbordando los cauces del poder omnipotente que hace desesperados esfuerzos por diluirlo, obstruirlo, relegarlo al olvido o tratar de mostrarlo como un “loquito sin causa”. El humorista Klim (Lucas Caballero Calderón) llama a Camilo “su ex reverencia Camilo Torres”.

En su rebelión contra estos sepultureros a sueldo Camilo va dimensionando la historia social y política del país para proponer alternativas ciertas de revolución proponiendo la construcción de una organización revolucionaria que condujera a las masas, a la clase popular – como él en su plena sabiduría las llamó -, al triunfo revolucionario.

Nace en su ideario y su dirección el Frente Unido.

Simultáneamente con la aparición de la declaración programática del ELN enero de 1965, Camilo Torres Restrepo hace pública su Plataforma para un Movimiento de Unidad Popular”, conocida luego como “Plataforma del Frente Unido.”

Su vida política y revolucionaria nace ligada al contexto histórico y social en el que surge el ELN y esto explica las profundas coincidencias “entre el ELN y Camilo, entre la declaración programática del ELN y la Plataforma del Frente Unido”. No fue la casualidad ni el azar lo que más adelante llevó a Camilo a las filas elenas. En efecto, el 17 de marzo de 1965 sale a luz pública la “Plataforma para un Movimiento de Unidad Popular” Camilo como sociólogo, sacerdote, cristiano, colombiano y revolucionario era inmenso. La oligarquía temblaba con su acción, sus discursos, sus profecías. Los militares avizoraron su identidad política con las guerrillas del ELN y reclamaron, como siempre, mano dura y pulso firme contra el cura díscolo.

Las jerarquías eclesiales lo excomulgaban e instaban a abandonar el país y renunciar al sacerdocio; los partidos liberal y conservador, temerosos veían pasar las masas hacia el Frente Unido y soñaban con reeditar para susfeudos tal caudal; los gremios económicos sintieron la revolución de lospobres a las puertas de sus “Camiloco”. Así las cosas, eran inminentes los riesgos contra su vida que se sumaban a los ambientes tensos y divisionistas al interior del Frente Unido, a la falta de recursos económicos, las presiones desde arriba para que ninguna editorial publicara los periódicos del Frente Unido, a las órdenes militares de detener a todo aquel que lo distribuyera. Camilo en su honda dimensión humana y revolucionaria entendió que había llegado la hora de pasar de la acción legal, amplia y de masas a la acción ilegal, clandestina y guerrillera. La simbiosis predicada en los meses de vida del Frente Unido no era
elucubración sociológica, sino realidad presente en su compromiso libertario y popular.

Estaba decidido. Asumía el compromiso revolucionario en las filas de las guerrillas del ELN y con su participación directa no sólo daba el primer paso en la larga incorporación de sacerdotes a la lucha armada, específicamente dentro del ELN; sinon que mostraba un camino cierto de dignidad, de altura, de consecuencia, a los nuevos y viejos dirigentes de masas que
parapetados en sus puestos y su importancia, se niegan a reafirmar su compromiso, cuando las condiciones así lo requieren y optan por acciones heroicas de ser punto de mira de las hordas sicariales y paramilitares del estado, en una clara posición de valentía, loable pero innecesaria.

Ayer como hoy, esta decisión sigue generando controversias y polémicas, y argumentos en pro y en contra seguirán llenando muchas cuartillas sobre el tema.

Para muchos analistas la vinculación de Camilo al ELN obedeció a unas particularidades históricas concretas sin comparación en otros tiempos; para otros era el camino inexorable de la intelectualidad revolucionaria en América Latina en aquellos días de efervescencia y calor insurreccional; para muchos, particularmente de vertientes ajenas a la lucha armada, aquella decisión era producto de la concepción foquista del ELN que alejaba a los dirigentes de masas de todo tipo de acción legal, para, a decir de ellos, rendirles culto al mesianismo y al guerrillerismo foquista; para no pocos, Camilo se vinculó a la lucha armada por hechos casuísticos como las caídas de cartas y caletas que lo comprometían ante los militares de manera directa con el ELN.

Para nosotros, las viejas y nuevas generaciones elenas, esta polémica es clara y cerrada con contundencia por la historia: Camilo se hizo guerrillero como sociólogo, porque como científico comprendió que no bastaba diagnosticar sobre los males que aquejan a las sociedades capitalistas en sus siempre presentes síntomas de insalubridad, hambre, miserias, injusticias, exclusión; sino que era necesario formula soluciones radicales y violentas que extirparan de raíz y para siempre todas estas ausencias juntas. Camilo concluyó que sin un cambio profundo de estructuras, de Estado, resultaría imposible la verdadera justicia social.

Como sacerdote y cristiano, Camilo se hizo guerrillero por ser fiel a sus convicciones y creencias en cuanto a que “el deber de todo cristiano es hacer la revolución”. Se comprometió hasta las últimas consecuencias, renunciando a las posibilidades sociales y económicas que su extracción de clase le permitía. Fue seguidor de Cristo y precursor de cientos de hombres y mujeres que al igual que él y en unión del evangelio se alzaron en armas contra los tiranos en la patria americana.

Como colombiano porque en su dimensión humana, de pueblo, de patria, y por sus conocimientos de la historia nacional, ve atónito cómo la alternancia en el poder de las viejas y nuevas momias oligárquicas, se suceden en cadena como en los tronos imperiales o en las llamadas monarquías constitucionales, y todo en nombre de la democracia, de la libertad, de la justicia, de la constitución y de la ley ? Cómo violentar este ciclo monótono, infame e injusto? Como hombre patriótico, puro, generoso, acepta el reto de toparse con la realidad concreta en sus recorridos por los libros, la geografía nacional y el color de las pobrecías. Se decide por el mundo desconocido pero enaltecedor de una guerrilla a la cual no era ajeno ni en sus convicciones ni en sus amores, ni en sus búsquedas. Los mejores dan su testimonio de
cara a ese pedazo infinito de tierra, mares y soles que llamamos Colombia.

Como dirigente de masas, porque en sus afanes recorrió todos los espacios posibles rescatando los valores óptimos del pueblo; sudó con él, peleó con él se alzó y se unió a aquellas masas llenas de desamparo y de hambre física e intelectual. Luchó de cara al país, como suele decirse hoy, contra las oligarquías, los altos mandos militares, las jerarquías eclesiales, los partidos petrificados que ya sabemos y esa izquierda caótica y criticista que encerrada en sus propios altares, hacía apología a sus propias desdichas. Cerrados todos los caminos para la acción urbana, ¿cuál era el camino para un hombre como Camilo?, ¿el exilio?, descartado para alguien de su temple, ¿La renuncia? No, porque éste es el camino de los cobardes, de los timoratos, de los amigos de las corbatas y las buenas chequeras; jamás será considerada siquiera como una opción, para la gente digna, y dignidad le sobraba a Camilo.

Su ejemplo era sólo la lógica de su obra y la prolongación de su vida sumiéndola y entendiéndola de manera integral, sin dicotomías ni falsos dilemas, y sin pretender separar de manera absurda al hombre, al político, al científico, al colombiano, al dirigente popular y menos separarlo de los momentos históricos en que actuó y desarrolló su compromiso político, revolucionario y militante. Su desenlace ni fue dramático ni fue el final.

Es el camino escogido para quienes deciden luchar con la pluma, con el verbo y con el valor de su ejemplo.
Camilo murió en combate el 15 de febrero de 1966 en la Vereda Patio
Cemento (Santander del Sur).

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