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¿Y empiezan las clases?
Por Cecilia Rovito – Red Eco - Friday, Feb. 12, 2016 at 1:12 PM

Jueves 11 de Febrero de 2016 | Como todos los años, de al menos la última década, el tema que inundan los medios noticiosos es si se inician las clases, con la discusión principalmente centrada en la provincia de Buenos Aires. Reuniones entre el gobierno y los sindicatos bonaerenses, las declaraciones de unos sobre la “intransigencia sindical” y del otro lado “la oferta no es lo que esperábamos”. Lejos, muy lejos queda la discusión de qué educación queremos y qué presupuesto necesitamos.

¿Y empiezan las clas...
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(Cecilia Rovito – Red Eco) Provincia de Buenos Aires – El inicio del primer ciclo lectivo del gobierno de María Eugenia Vidal encuentra a los docentes con una profundización muy fuerte en el retraso del salario tras años de aceptación de porcentajes por debajo de la inflación (hoy el sueldo básico docente, es decir, en blanco no llega a los 3.500 pesos), el estado de la infraestructura de las escuelas públicas (con el reconocimiento desde hace años de al menos seis distritos en emergencia edilicia) y la situación de la obra social IOMA (con menos cobertura, menos atención en farmacias y médicos con pagos extras por el retraso en el envío de los pagos). A esta situación debemos sumar los tarifazos antes y después del balotaje, el incremento en las tarifas y la suba del transporte público que se anuncian para los próximos meses. Todos estos aumentos se espera que superen el 100% e incluso podrían llegar al 300%.
Por su parte, en la última reunión salarial de principios de febrero el gobierno bonaerense ofreció un porcentaje de un poco más del 23% en tres tramos: en enero un incremento del 4,9, para marzo llegaría al 9,1 y en agosto al 9.6 lo que daría un total hacia mitad de año del 23,6%.
Por su parte, el sindicato, como lo viene haciendo desde hace años, es reticente a declarar cuál es la suma que piden. En los últimos años, tanto gobierno como sindicatos centran su pedido en porcentajes sin aclarar ni unos ni otros cuánto de ese porcentaje se traduce en salario en blanco y cuánto en negro o cuasi negro (sumas remunerativas no bonificables, es decir, no bonifican o no inciden en el aguinaldo, la antigüedad, ni la jubilación).
Este año se suma la presión del gobierno del Pro de mostrar firmeza ante la sociedad e iniciar en fecha el ciclo lectivo (uno de los ejes del discurso de campaña). La provincia de Buenos Aires por su importancia numérica y geográfica marca el ritmo del resto de las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires. Lo saben tanto el gobierno como los sindicalistas. Por eso, funcionarios de la cartera educativa bonaerense llamaron prontamente a la mesa de discusión salarial. Pero las reuniones comenzaron ya a frustrarse ante el escaso ofrecimiento por parte del gobierno.

Los beneficiados son otros
El 1 de febrero por decreto de necesidad y urgencia (uno más) el gobierno de Mauricio Macri suspendió la aplicación del decreto 814 del 2001 que preveía dejar sin efecto “toda norma que contemple exenciones o reducciones a las contribuciones patronales”. Por el decreto 275 del 1 de febrero de 2016 se suspende por un año ese decreto anterior que eliminaba toda norma de exención o reducción de los aportes patronales pero solo “respecto de los empleadores titulares de establecimientos educativos de gestión privada”. Es decir, garantiza a los empresarios de la educación una mayor ganancia por la quita o reducción de los aportes que deben realizar como ente patronal.

La década ganada pero no para la educación, ni para los docentes
Si bien durante la década del gobierno kirchnerista la cercanía entre el gobierno y el sindicato más numeroso (Suteba) se hizo cada vez más evidente e implicó la postergación de problemáticas edilicias; el no cobro, el retraso o descuentos indebidos en el salario de miles de docentes; el deterioro de la atención y cobertura de la obra social IOMA, y la aceptación de sumas salariales irrisorias, muchas veces en sumas en negro o cuasi similar, entre los ejes más notorios de la “década ganada”.     
Sumado a esto la política educativa K se centró en un discurso bajado por inspectores a directivos y de estos a los docentes, sobre la necesidad de la inclusión y permanencia de los alumnos en la escuela, lo que se tradujo en una baja de la calidad educativa y en el corrimiento de la escuela como eje de aprendizaje para situarlo en la importancia de la “contención”. Es decir, la marcación a docentes sobre lo inoportuno de tantos chicos desaprobados, la imposibilidad de poner una calificación por debajo de 4, la insistencia de darle al estudiante instancias de examen, entre tantos discursos que circularon por las escuelas.
Si a pesar de esta prioridad de la política educativa provincial del gobierno kirchnerista, el alumno repetía o abandonaba la escuela se crearon los Planes Fines que son ni más ni menos que el trabajo docente totalmente en negro y la minimización de la exigencia en contenidos y asistencia a clases. El docente o estudiante que trabaje en el Plan Fines no está amparado por ni un solo artículo del Estatuto docente mientras que los alumnos en menos de un año pueden completar la escuela secundaria sin rendir un solo examen.

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