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Cambio de pantalla
Por Sergio Arelovich - Friday, Mar. 18, 2016 at 1:38 PM

El videojuego consistía en superar todos los obstáculos para de ese modo pasar a la próxima pantalla, la cual contenía nuevos obstáculos y desafíos mayores. Era difícil salir ileso porque cada pantalla iba agregando complicaciones mayores. El fracaso tenía un nombre en inglés: game over. Afortunadamente la vida no es un videojuego pero a veces nos pone en situaciones en las que haber superado determinados obstáculos debería devolvernos tranquilidad y por el contrario nos enfrenta con escenarios más complicados. Este es uno de esos momentos.

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La recuperación de la práctica de la negociación paritaria y la creciente confianza adquirida en las luchas por el conjunto de los trabajadores después del 2001, debiera habernos permitido llegar a un piso de derechos que nos permita ir por más. El voto que le dio el triunfo popular a Macri cambió la situación y los riesgos de retroceso son muy altos. La revancha del capital contra los derechos alcanzados por los trabajadores no se hizo esperar. Las primeras medidas en el plano económico implicaron un regalo navideño para los exportadores del complejo oleaginoso, del complejo minero y otros, para los acreedores de la deuda pública interna y externa, para el sistema bancario, para los especuladores financieros, para las companías de seguros, para las grandes empresas locales y extranjeras, para los medios de comunicación más poderosos, para los propietarios de grandes extensiones de tierra, a los compradores de autos importados de alta gama, entre otros.

La inflación que ya venía acompañando a la vida de los argentinos, sufrió un brusco aceleramiento a partir de los anuncios pre electorales de los candidatos, fundamentalmente de quien ganó y después del 10 de diciembre como consecuencia de un conjunto de medidas que hicieron disparar los precios de todo o de casi todo. Se devaluó el peso respecto de las monedas extranjeras a partir del 17 de diciembre, se liberaron o desregularon un conjunto de precios desde los bienes de consumo masivo a las tasas de interés, desde los autos nuevos a las tarifas de electricidad, desde los peajes a los electrodomésticos, desde los precios cuidados a los precios creciendo en espiral. Todo aumentó y sigue aumentando. Entre octubre de 2015 y marzo de 2016, la inflación oficial medida por el instituto de estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires dará un guarismo cercano al 30%. En consecuencia, todo aumento salarial que percibido en abril de 2016 no sea al menos de ese porcentaje tendrá un poder de compra inferior al de septiembre. Sin embargo, tampoco alcanza con 30% porque la inflación alta sigue y probablemente se prolongue con intensidad hasta el primer trimestre de 2017. Si a eso se le agrega el apagón estadístico anunciado por el nuevo titular del INDEC Jorge Todesca, el complicado escenario es a la vez una oportunidad para discutir el salario en serio.

La tradición construida por los trabajadores aceiteros en torno de la discusión salarial no se basa en porcentajes sino en conceptos. Las autoridades ministeriales, los empresarios, la prensa en general ha tenido como obsesión traducir a porcentajes los aumentos salariales demandados. Las necesidades de los trabajadores no tienen forma de porcentaje sino de bienes y servicios concretos que hacen posible la vida urbana a esta altura del siglo XXI. Por eso la reivindicación del derecho constitucional del Salario Mínimo, Vital y Móvil que aparece como un discurso repetitivo, es en verdad la pelea por el acceso a una vida digna reconocida por nuestra Constitución Nacional. ¿Qué necesita un trabajador o trabajadora para vivir dignamente hoy en Argentina? Las necesidades abarcan un conjunto de capítulos que podrían comprender -al menos- alimentación, vestimenta, vivienda, transporte y comunicaciones, educación, salud, esparcimiento, vacaciones, entre otros. Estos capítulos son ni más ni menos los que integran los relevamientos de precios que realizan los organismos de estadística y en función de los cuales miden sus variaciones mes a mes, esto es: la inflación de los precios al consumidor. Tales capítulos son los enunciados en la constitución nacional, artículo 14 bis y en la ley 20.744 de contrato de trabajo en su artículo 116. Las necesidades tienen entonces nombre y apellido: son el conjunto de bienes y servicios comprendidos en esos capítulos.

¿Las necesidades pueden ser cubiertas con bienes o servicios sustituibles entre ellos? Por supuesto. La sed es una necesidad que puede cubrirse con agua, con gaseosa, con cerveza, con jugo. El transporte es una necesidad pero los medios de transporte son diversos. Al modo de atender necesidades se los conoce con el nombre de satisfactores. Cada necesidad puede ser atendida con distinto tipo de satisfactores. El capitalismo como sistema necesita vender cada vez más y todo el tiempo inventa satisfactores para cubrir las necesidades de siempre. La publicidad ejerce un papel central en la orientación de la sociedad empujándola a atender las necesidades de siempre con satisfactores cambiantes. En determinados rubros el sistema capitalista necesita que ciertos bienes y servicios se conviertan en obsoletos y requieran su reposición en plazos breves, es el caso de los teléfonos celulares. Pero los trabajadores tienen pocas posibilidades de torcer la voluntad de los empresarios en esta cuestión, excepto que decidan boicotear la compra de determinados satisfactores y cubran sus necesidades con otros.

¿Cómo se determina cuánto debe medir un salario para cubrir las necesidades teniendo en cuenta los satisfactores realmente existentes en cada realidad urbana? Debería hacérselo a partir del conocimiento de la composición del consumo de cada hogar. Cada hogar y cada familia es un mundo. Sin embargo es posible construir ciertos estándares según los diferentes tipos de hogar, región de residencia y otros. Eso es lo que hacemos cada año para determinar el salario mínimo a demandar en la negociación salarial. Partimos de las necesidades. Al salario lo determina el conjunto de necesidades y no el mercado ni los índices de precios. Se trata de un concepto y no de porcentajes.

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Este artículo fue publicado en el número Nº 4 de El Trabajador Aceitero y Desmotador, periódico de la F.T.C.I.O.D y A.R.A.

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Diciembre de 2001
Por Sergio Arelovich - Friday, Mar. 18, 2016 at 1:38 PM

Diciembre de 2001...
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El 19 y 20 de diciembre de 2001 el pueblo argentino se levantó contra el neoliberalismo.
En diciembre de 2015, contradictoriamente, el neoliberalismo más crudo retornó mediante el voto. Foto: Indymedia.

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