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Biblioteca Nacional: Llegó la policía del pensamiento
Por Silvina Friera - Página/12 - Tuesday, Mar. 29, 2016 at 9:51 AM

Martes, 29 de marzo de 2016 | Carros de asalto de la Policía Federal cercaron ayer el edificio de la BN. Los trabajadores lo consideran una provocación, teniendo en cuenta que los gremios se reunirán hoy con autoridades del Ministerio de Modernización para exigir la reincorporación de los despedidos.

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Una imagen triste para una institución que hasta hace unos meses era un orgullo cultural. Imagen: Jorge Larrosa

Por Silvina Friera

La política del miedo parece ser la única política cultural del macrismo. El repudio generalizado hacia Elsa Barber, la directora de la Biblioteca Nacional (BN) hasta que asuma Alberto Manguel, aumenta día tras día, luego de haber avalado el despido de 240 trabajadores, aproximadamente el 25 por ciento de los empleados de la institución. Hay imágenes que echan más leña al fuego de la rabia, el dolor y la indignación. Carros de asalto de la Policía Federal cercaron ayer el edificio de la BN. “La policía en la Biblioteca es una bravuconada para amedrentar a los empleados y despedidos; es una manera de decir: ‘Ojo, te estamos vigilando’”, cuenta un trabajador que, como el resto de sus compañeros, pide a Página/12 que no se publique su nombre. “Yo llegué muy temprano y a las 7.30 ya estaban en el playón. Recién a las 9.30 los gremios actuaron y le pidieron al jefe de seguridad que los invitara a retirarse porque no había ninguna orden... Pero si no había ninguna orden, ¿para qué estaban los policías ahí? Salieron del playón y se estacionaron enfrente, pero como les sacaban fotos se fueron para la esquina de Agüero y Copérnico. Ya es una guerra psicológica. No sé cómo termina todo esto”, advierte el mismo trabajador y recuerda que pasado mañana vence el plazo que se había fijado a todos los contratados en la administración pública, “lo que quiere decir que puede haber más despidos”. Los tres gremios que representan a los trabajadores de la Biblioteca, ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), UPCN (Unión de Personal Civil de la Nación) y Soeme (Sindicato de Obreros y Empleados de la Educación y la Minoridad), se reunirán hoy con autoridades del Ministerio de Modernización para iniciar una mesa de diálogo para reincorporar a los trabajadores despedidos.

“Al principio creíamos que era lo que pasa en otros organismos, que ponen a la policía para no dejar entrar a los despedidos”, comenta Juan Domingo Pignataro de la Junta interna de delegados de ATE. “Nos dijeron que la policía estaba por los actos de violencia de la semana pasada, que tenían que cuidar a la gente y las instalaciones. Les dijimos que trabajar con la policía adentro era una provocación y con el correr de las horas se fueron del playón. En el Café del Lector, el martes pasado a la tarde, se pelearon dos facciones de UPCN, rompieron todo el bar y hubo gente herida. Uno de los grupos se jactaba de que tenía la lista de los despidos antes y la gente que quedó despedida dijo: ‘si vos tenés la lista antes es porque la elaboraste’... Y empezaron los enfrentamientos”. Pignataro anticipa que durante la reunión de hoy en Modernización los tres gremios exigirán la reincorporación de los despedidos. “La Biblioteca no puede funcionar sin los 240 trabajadores porque hay áreas que quedaron desmanteladas.” El delegado de ATE agrega que los telegramas de despido fueron emitidos desde la BN y que algunos están firmados por Barber. “Ella dijo que no tuvo intervención en la confección de la lista de despidos. Cuando le dijimos: ‘mirá, pero los mandaste de acá’, ella nos dijo: ‘Esa fue la orden que recibí’. Imagino que después del nombramiento, le habrán exigido despedir porque los telegramas no vinieron desde el Ministerio de Cultura o de Modernización; salieron de acá. Eso es lo grave de todo esto: que aunque Barber diga que no es responsable, es responsable”, subraya Pignataro.

La comunidad de intelectuales, lectores y usuarios de la Biblioteca está alarmada y movilizada. “Desde el Centro PEN Argentina, rama local del PEN Internacional con sede en Londres, estamos atentos al indiscriminado vaciamiento del ámbito cultural y expresamos nuestra preocupación por las apresuradas e improvisadas medidas que resultaron en la masiva ola de despidos en la Biblioteca Nacional”, plantea la institución que preside la escritora Luisa Valenzuela en un comunicado de prensa. “Solicitamos que se examine caso por caso los despidos, entre los que se cuentan investigadores de larga data, técnicos de digitalización y microfilmación, doctores en filosofía, en artes, en historia, personal idóneo y absolutamente necesario para el buen funcionamiento de una institución de esta envergadura”, concluye el Centro PEN Argentina. También Beatriz Sarlo manifestó su preocupación en el programa radial de la periodista María 0’Donnell por Radio Continental. “La excusa que pone Manguel para no asumir no se sostiene, ya que cualquier universidad estadounidense celebraría el nombramiento y le permitiría asumir en la Biblioteca. Tengo que pensar que Manguel no asume para que cuando él asuma esté hecho el trabajo de los despidos”, dijo Sarlo.

Una bibliotecaria de la BN escribió una crónica que está circulando entre los miembros de Abgra (Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina). En un tramo de este texto se refiere a Barber. “Qué cosa se puede decir de alguien que primero dijo que si había despidos renunciaba porque ella no los iba a avalar y luego, no sólo avaló la lista de despidos sino que llegó ese día a la Biblioteca, a las 8 de la mañana (bien temprano cosa de cruzarse con pocos) custodiada por dos gigantes patovicas que le hacían de guardaespaldas. O en todo caso, ¿hace falta agregar algo más que esto? Creo que esto es más que elocuente. No se puede jugar a ser kirchnerista en la UBA y macrista en la Biblioteca Nacional. (...) El afecto y respeto que el personal de la Biblioteca Nacional llegó a sentir por Barber, materializado en una placa de agradecimiento que se entregó a finales del año pasado, ese afecto y ese respeto ahora están muertos y enterrados. Ahora no cosecha más que un repudio generalizado.”

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