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Ya salió el Roble Nº 100 de Mayo
Por Periódico El Roble - Wednesday, May. 04, 2016 at 11:03 AM

04/05/2016 · 11:47

Ya salió el Roble Nº...
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100 Editoriales…

El panorama actual evidencia que la burguesía, nuestra enemiga, ha dejado al comando del Estado a lo más reaccionario de su elenco. En apenas un par de meses el gobierno de Cambiemos ha logrado asestarnos duros golpes. La bronca aumenta, pero el temor de “los líderes” de la oposición a empujar la lucha y que ésta sobrepase su mando, aletarga la reacción y estira los tiempos, buscando resolver todo en los marcos del teatro propio, no sea cosa que a la gente le dé por arrancar los asientos, arrojar botellas al elenco y prender fuego el escenario completo…
Así las cosas, se puede entender perfectamente el complemento (y no la continuidad directa o similitud exacta) entre el anterior gobierno y éste, identificados con modelos que se comprenden y se encubren más allá de los discursos.
Si muchos/as mantenían aun expectativas en la oposición que podía encarar el kirchnerismo, hacemos notar que a los aumentos de tarifas y del transporte, a la quita de retenciones al agro y a la industria, a la derogación de las leyes de
“pago soberano” y el acuerdo de pago con los “fondos buitre”, al despido de decenas de miles de trabajadores/as en el Estado, a la evidente corrupción del macrismo, a la falta de debida atención en los casos de inundados o de infectados por dengue… a esta breve lista en la que podríamos seguir enumerando ejemplos concretos, como el desmantelamiento de programas sociales, de desarrollo tecnológico o de asistencia y ayuda, a todo este “terremoto”, desde el FPV apenas sobrevino una tibia ola de protestas cuyas armas principales fueron un termo y un paquete de yerba.
Mientras tanto, desde otros sectores “de lucha” se promueven paros aislados e inconsultos, o medidas “unificadas y contundentes” como la movilización del 29/4 convocada por todas las centrales sindicales (menos la Azul y blanca del gastronómico Barrionuevo que se pasó el día del trabajador comiendo un locro con Macri). Eso sí, a ninguna de ellas se le ocurrió convocar a un paro, no sea cosa que la afluencia a los actos y la cercanía del 1 de mayo promueva en el seno de la clase obrera algún tipo de rebelión en serio y se pudra el rancho para todos.
Ahora bien. Por qué los pueblos se vuelcan hacia un gobierno algo más benefactor o algo más déspota es una de las preguntas importantes a hacerse.
Pero por qué nos cuesta tanto dejar de lado la idea de estar un poquito mejor o un poquito peor y elegir la forma de estar verdaderamente bien es una incógnita aun mayor (y clave).
Algunas respuestas creemos tener:
La ruptura generacional que ejecutó la dictadura del 76; el adoctrinamiento ideológico que todos los partidos políticos del 83 a la fecha se encargaron de reforzar; el enquistamiento de cúpulas burocráticas pro-patronales en los sindicatos; la despolitización y desideologización a la que contribuyen los medios masivos de comunicación; y por supuesto, la falta de una articulación sólida, efectiva y REAL de la vanguardia obrera (un verdadero Partido de la clase, reconocido como tal, no autoproclamado).
En ese listado es posible encontrar algunas explicaciones de la división entre laburantes y de la dispersión y parcialidad de las luchas que se encaran.
Por suerte –por trabajo en realidad y no por azar– existen experiencias que aunque no sean tan visibles masivamente (los medios no son tontos), van marcando camino y se convierten en guía para muchos/as otros/as. Ahí están los aceiteros por ejemplo, construcción y lucha ejemplar para la clase obrera toda.
Ahí está la recuperación del SUTNA que ahora, por fin, con la unidad lograda corrigió la tendencia a la división y logró vencer a la burocracia. Ahí está el modesto pero firme SIPREBA, sindicato de prensa de la Ciudad de Buenos Aires que surge como una nueva herramienta de lucha.
Resta mucho por hacer por supuesto.
A los enemigos reconocidos, debemos sumar nuestras propias falencias y no pocas veces la mezquindad y confusión de quienes hoy son corrientes mayoritarias en la izquierda. Sin embargo, sabemos que hay un límite preciso que diferencia a los y las laburantes de los patrones: Para vivir como ellos viven, necesitan que nosotros vivamos como vivimos. Para cambiar nuestras vidas, hay que afectar la de ellos. Ninguna lucha, ningún cambio en la historia de la humanidad se ha dado por común acuerdo entre opresores y oprimidos. Es necesario comprender que para erradicar una injusticia, por mínima que fuera, no se puede esperar que desaparezca por sí sola. Hay que sentirla en lo más hondo de nuestro ser y luchar decididamente contra ella y sus causantes.

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