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Los que se fueron sin saber
Por Luis Eduardo Pincén / El Orejiverde - Wednesday, Jun. 01, 2016 at 12:08 PM

Muchos hermanos se han ido ignorando las grandes y pequeñas cosas de nuestra cultura y otros corren ese riesgo, pero muchos otros -indígenas y no indígenas- siguen hoy un camino espiritual que nos llevará a un mundo mejor y más sabio.

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Estando en el Nguillatún de la comunidad de Huncal que se realiza en los últimos días del mes de abril pudimos disfrutar de excelentes momentos: agradecimos y pedimos a Futa Chao, buscamos a través de la danza y los cantos sagrados entrar en armonía con el Universo y conectarnos con nuestros Ancestros.

Todo ello en un ambiente cálido y armonioso entre los más de seiscientos hermanos que participamos durante los tres días. Todo fue maravilloso, pero cuando llegó el momento de la despedida y me correspondió hablar como Lonko de mi comunidad me invadió cierta tristeza al pensar en todos aquellos que no tuvieron o tienen la suerte de ser parte de esta Ceremonia y toda la riqueza de la que nos nutrimos en esos días.

Pensé en mi papá Inocencio Nicasio Pincén que cerca de la muerte me comentaba que debido a la negación de su origen no había aportado mucho a la lucha de nuestro Pueblo, pensé en todos mis Mayores que por vergüenza o ignorancia nunca se reconocieron. Me vino la imagen de mi tío Puchi que para que no reconocieran su origen indígena le agregó al apellido Pincén una t para que pareciera francés (Pincent).

Cuánto dolor y cuánta tristeza para tomar semejante decisión. En mi familia cuentan que el papá del tío Puchi murió en una pelea a facón y luego fue vengado por un familiar. Ese hecho violento debe haber sido determinante para la negación de su pasado. Las hijas del tío Puchi siguieron su camino, una de ellas que es taoísta me trató de salvaje por el hecho de que durante la Ceremonia nosotros matábamos chivos para comer, yo la entiendo porque sé que los taoístas no comen carne y aunque no me guste su pensamiento debo respetarla.

Todos ellos se fueron o se van a ir sin saber, ignorando las grandes y pequeñas cosas de nuestra cultura y lo peor de todo sumando sus acciones al mundo negativo, rompiendo el equilibrio entre el bien y el mal tal como lo plantea nuestra cosmovisión.

Mi familia no es la única que tiene integrantes que ignoran esta realidad profunda de nuestra cultura y cosmovisión. Hay hermanos y hermanas que desde su conocimiento intentan ser Machis, otros que creen que ser indígena es un acto de buena voluntad y que no necesitan aprender, un ejemplo de ello es un Nguillatún que se hizo en Trenque Lauquen y donde se comía choripán.

Más grave aún es la existencia de hermanos que “trabajan” de indios y se visten de indios como si ponerse un trarilonko (vincha) o un makún (poncho) los convirtiera en algo que jamás van a ser. Este querer Ser no siempre implica un acto de malicia, en la mayoría de los casos es desconocimiento.

También puede suceder que existan otras formas e intereses en esto de ser indígena, lo podemos ver cuando los hermanos más occidentalizados tienen como temas prioritarios para la cuestión indígena el capitalismo, el neoliberalismo, el comunismo, las religiones foráneas y todo tipo de debate relacionado a la política partidista y cuestiones de poder.

Muchos hermanos ponen toda su energía en estas cuestiones y están convencidos en que están haciendo lo correcto. Pero ¿Cómo saber si esto está bien cuando no participan en la vida comunitaria de sus pueblos, cuando no comparten ceremonias o al menos toman unos mates con sus Mayores? ¿Podemos decir que un hermano con todo su atuendo originario, que habla la lengua pero que está vacío por dentro, que ha perdido su esencia, es un buen representante del indígena?

Sin duda todos estos hermanos si no recapacitan también se irán sin saber y esto no me alegra, por el contrario me llena de tristeza y preocupación. Porque el destino de todos los humanos y del medio ambiente en el cual vivimos depende de las acciones de todos y si las mismas van en el sentido contrario a la naturaleza estaríamos condenando a todos.

Aun así tenemos esperanza, hoy son muchos los que siguen un camino espiritual (indígenas y no indígenas), nosotros mismos ignorantes en el pasado hoy somos parte de este camino y creemos firmemente en que los diferentes senderos de la espiritualidad confluirán en un mundo mejor y más sabio.

Por Luis Eduardo Pincén
Fecha: 30/5/2016

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