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Jubileos, molinos de viento y movimientos en el banco (de suplentes)
Por Alejandra Bercovich - Friday, Jun. 03, 2016 at 12:13 PM

Jun 03 2016 | Melconian considera impagable el proyecto de saldar la deuda con jubilados.

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Alejandro Bercovich
abercovich@diariobae.com

Carlos Melconian se lo dijo sin vueltas a Mauricio Macri horas antes de que el megaproyecto de ley de blanqueo y reforma impositiva y previsional llegara al Congreso. “Esto es impagable. Ya es una locura así y puede salir todavía peor después del debate”. El jefe del Banco Nación, a quien el Presidente consulta religiosamente una o dos veces por semana sobre el rumbo económico de la gestión, funge desde diciembre como un lapidario auditor interno de Federico Sturzenegger y Alfonso Prat-Gay, enfrentados a su vez entre sí. Pero esta vez se erigió en portavoz de las preocupaciones de la City ante lo que banqueros y mesadineristas consideran el abandono definitivo de las banderas de la disciplina fiscal por parte del Gobierno. Entre los planteos de Elisa Carrió, Alberto Abad y el radicalismo contra la generosidad del blanqueo con los evasores pretéritos y los reparos de halcones como Melco respecto del gasto futuro que compromete el recálculo de los haberes jubilatorios, el proyecto de ley ómnibus cosechó hasta el momento más críticas en el seno del oficialismo que en la oposición.

El contrapunto podría leerse como una señal de saludable disenso interno y enriquecedor intercambio de opiniones, si no fuera porque la descoordinación de las decisiones del equipo económico empieza a nublar la perspectiva de un segundo semestre de rebote tras la estanflación que impusieron el ajuste y la devaluación. “Tenemos el dólar real atrasado de Kicillof pero con el consumo frenado y las tasas de interés por el cielo”, sintetizó ayer ante BAE Negocios el dueño de un importante laboratorio nacional, pasmado por los desplomes de la actividad industrial y de la construcción que admitió el INDEC esta semana.

El debate es en realidad más profundo. Una vez desmantelados los resabios “soviéticos” del cristinismo, como suele ufanarse de haberlo logrado Gustavo Lopetegui, lo que el establishment se pregunta es si Macri seguirá una hoja de ruta ortodoxa más fiscalista o si intentará revivir la heterodoxia endeudadora del primer Domingo Cavallo, posterior al plan Brady y previo al crac del Tequila. Al defender ante los diputados un proyecto que parece más un plan integral de gobierno que un paquete de medidas, anteayer, Marcos Peña elogió el modelo de Néstor Kirchner y dejó a muchos pensando. Pero para alcanzar sin una crisis como la de 2002 los tan mentados superávits gemelos de aquellos años habría que haber hecho las cosas bastante distinto a cómo las hizo el macrismo: un ajuste fiscal mucho más severo, un dólar a $20 y un férreo control de las importaciones.

Lo hecho hasta ahora, tal como suele advertirle Melconian a Macri, va en sentido contrario. El ahorro fiscal que generaron los despidos en el Estado se fue por la canaleta de la rebaja de retenciones a las megamineras y la conflictividad que generó lo primero no se vio compensada por inversiones apalancadas en lo segundo. La subejecución del resto del presupuesto no alcanzó ni por asomo a compensar la trasferencia de recursos a los exportadores de granos. El tarifazo energético, con el cual Juanjo Aranguren sí prometía recuperar lo resignado a favor del campo, terminó por verse acotado entre marchas y amparos. Y la inflación (de origen cambiario y tarifario) mantuvo el atraso del dólar.

Paritarias CEO
La opinión negativa de Melconian sobre el proyecto de ley jubilatoria e impositiva se lee nítida en el informe que difundió el lunes la consultora que fundó con Rodolfo Santangelo, rebautizada Macroview desde que el inseparable dúo tomó caminos distintos. “Pedirle al poderoso blanqueo de capitales que con un ingreso por única vez financie semejante globo de gasto permanente es inconducente”, reza el texto. Y agrega que, si se aprueba el proyecto del jubileo con coparticipación para los jubilados, “sería imposible cumplir con la meta de déficit fiscal primario cero en 2019”.

Melconian empezó a evocar con algo de nostalgia sus años en la vieja M&S, durante los cuales cobraba por cada conferencia para bancos o empresas lo mismo que hoy se lleva a casa por mes como número uno del Nación. Quizá para combatir esa morriña, quizá para darle una mano al entrañable amigo que quedó a cargo, el fanático racinguista empezó a auspiciar las charlas que ahora brinda Santangelo. La próxima será el martes, en el hotel Ros Tower de Rosario. El sponsoreo oficial es por partida doble, porque entre los mecenas del evento figura también Garantizar, la Sociedad de Garantías Recíprocas (SGR) que funciona como un tentáculo del Nación.

Son rebusques a los que la nueva camada de funcionarios apela para compensar lo que consideran casi una afrenta: los sueldos que paga el Estado, muy inferiores a los del planeta corporate. El periodista especializado en negocios Claudio Distéfano, quien bautizó como Gorros Frigios a quienes pegaron ese salto de la empresa al sector público (por lo que les gusta exhibir el escudito nacional en sus tarjetas personales), contó días atrás que a algunos de ellos les redujeron la carga horaria para que puedan destinar parte de su día a la consultoría privada y así complementar sus ingresos sin apelar a los métodos más cuestionables de algunos de sus antecesores. Loable objetivo que pierde de vista un detalle: ¿Quién podrá contratarlos sin hacerlos incurrir en un conflicto de intereses?

Electrizados
Aranguren tiene ya suficientes problemas con la rebelión que estalló en la Patagonia contra los tarifazos y los reproches a los gritos que llevaron contra él a la Rosada sus colegas Rogelio Frigerio, Alfonso Prat-Gay y, más recientemente, Jorge Triaca, a raíz de la ola de despidos que desencadenó la llegada de las facturas energéticas con aumento a muchas empresas. Pero uno de sus alfiles, el subsecretario de Energías Renovables Sebastián Kind, parece empeñado en salpicar su gestión con sospechas de corrupción. La licitación para construir nuevos parques eólicos y solares con subsidio estatal, que presentó Macri en persona y que interesa especialmente a la embajada estadounidense en Buenos Aires, es cuestionada por técnicos del sector que votaron sin dudar por Cambiemos y hasta por radicales como los del Instituto de Energía General Mosconi, quienes ayer por la mañana se reunieron en la UCES para compartir duros conceptos sobre los pliegos que redactó el fundador de la consultora Aires Renewables, menos cauteloso que Melconian al separar su faceta pública de su pasado reciente en el sector privado.

Lo que más critican los impulsores de las energías renovables es que el empresario que quiera acceder a esos subsidios deba acreditar que tiene experiencia en construcción y operación en proyectos de tecnología similar en el país, lo cual limita a solo dos los grupos con chances de imponerse: Genneia (cuyos dueños son el banquero Jorge Brito, su hijo, su cuñado Delfín Ezequiel Carballo y los mexicanos de Fintech) y la española Isolux. El grupo Pampa, del ascendente Marcelo Mindlin, también figura entre los favoritos por su acceso al financiamiento externo y por sus vínculos con la norteamericana General Electric, que podría aparecer como socia y aportar el know how que exige Kind.

El pliego de la polémica también reclama que los Reportes de Producción de Energía (RPE) de los candidatos se hayan certificado como máximo tres meses antes de la licitación. Un trabajo técnico que se superpone con los controles que ya hace la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico (CAMMESA) y que proveen consultoras como Aires Renewables.

Son peajes indirectos que inflan el “costo argentino” tan pernicioso para la competitividad local y que no solo generan los sindicatos y las regulaciones ambientales, como se inclinan a pensar los estrategas oficiales. Mecanismos de los Gorros Frigios para sostener vidas de CEO sin sacrificar el escudito en la tarjeta personal.

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