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“La Conquista no significó el fin del pensamiento mesoamericano”: Miguel León-Portilla
Por Crónica / México - Saturday, Jun. 04, 2016 at 9:15 AM

Por MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ 2016-05-29 - * Se conservan varios conjuntos de códices muy importantes, los cuales son copias de textos prehispánicos —imagen o glifos— o derivados de ellos: Miguel León-Portilla, Premio Crónica 2013

“La Conquista no sig...
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La Conquista española no significó el fin del pensamiento ni de los códices mesoamericanos, dice el historiador Miguel León-Portilla.

En entrevista, el Premio Crónica 2013 e investigador emérito de la UNAM señala que “los vestigios arqueológicos, en particular las inscripciones y figuras que los acompañan en estelas y pinturas murales, así como unos cuantos libros pictoglíficos, son los únicos testimonios absolutamente incuestionables en los que, de manera explícita, se expresan testimonios del pensamiento mesoamericano.

—Podríamos considerar algunos otros testimonios recientes gracias a los estudios de la arqueología y la investigación antológica, ¿cuáles serían?

—Hay ciertamente otros testimonios, pero debe reconocerse que son más tardíos, resultado de varios modos de “transvase”, paso o conversión a otros sistemas de registro. Un género muy importante es el de la tradición oral que, después de la invasión española se transvasó en la escritura alfabética y se convirtió así en texto indígena expresado con letras europeas. También en ocasiones fue “la lectura” del contenido de algunos libros pictoglíficos lo que se convirtió en texto redactado alfabéticamente. En otros casos, partiendo de testimonios “mixtos” —oralidad, inscripciones y pinturas— hubo recopilaciones de textos mesoamericanos en los que perduraron en parte imágenes y algunos glifos. De cualquier forma, todas estas expresiones más explícitas han de tenerse obviamente como elaboraciones realizadas ya durante la época colonial. Hoy puede afirmarse que los logros de la investigación arqueológica mesoamericana son considerables. Gracias a ellos se ha revelado un impresionante esqueleto cultural, cuyos huesos dispersos parecen estar en espera de un soplo de vida que pueda restaurarles algo al menos de su espíritu, su carne y su significado.

—El sistema de escritura tradicional mesoamericana hoy día lo entenderíamos en relación con el libro, ¿cuál es su relación como usted dice entre el concepto moderno del libro y la antigua palabra?

—Los testimonios, tanto de españoles como de indígenas, relativos a la existencia de libros y bibliotecas (amoxcalli) en el México antiguo son relativamente abundantes. Antes que nada conviene recordar que, a pesar de que muchos fueron quemados o sufrieron otras formas de destrucción, hoy en día existen unos quince códices de origen prehispánico. Provienen del Altiplano Central, el área mixteca y la zona maya. Por sus contenidos pueden ser descritos como tonalámatl, o libros de cuentas de los días y destinos; xiuhámatl y tlacamecayoámatl, libros de los años y linajes, así como de naturaleza histórica, y teoámatl, libros acerca de las cosas divinas. Los códices prehispánicos que se conservan ofrecen ejemplos de estos géneros. Sabemos además, bien sea por referencias a ellos o por la existencia de otras producciones pictoglíficas de los primeros años de la Colonia, que había otros géneros de libros. Entre ellos estaban los tequiámatl o matrículas de tributos, los tlalámatl, libros de tierras, especie de registros catastrales, así como mapas y planos de ciudades, provincias y regiones mayores con indicaciones precisas de sus características geográficas más sobresalientes.

Y hay referencias (proporcionadas por los sabios y ancianos con los que conversó, entre otros, Bernardino de Sahagún) acerca de los cuicaámatl —libros de cantares— y los temicámatl —libros de sueños—; estos últimos probablemente relacionados con los tonalámatl —libros de los días y destinos—, utilizados para formular diagnósticos y predicciones astrológicas.

—¿De qué manera afectó la conquista el proceso de los glifos?

La Conquista española no significó el fin del pensamiento ni de la producción de códices en Mesoamérica nativa. Se han conservado varios conjuntos de códices muy importantes, los cuales son copias de libros prehispánicos o derivados de ellos, si bien algunos participan, en diversos grados, de la influencia cultural europea. Estos códices posteriores a la conquista incluyen a veces glosas en náhuatl, mixteca, otomí, español e incluso latín. De este modo aparecen como una suerte de puente que une la cultura indígena con elementos extraños a ella provenientes de la nueva sociedad dominante. Aunque algunos de esos códices culturalmente mestizos fueron empleados a veces como una especie de piedra roseta para aproximarse a los contenidos de los libros auténticamente indígenas, es cierto que pueden haber sufrido contaminaciones culturales y, por consiguiente, la información que aportan ha de someterse a un riguroso examen.

—¿Cuál es la relación entre cuícatl y tlahtolli, formas de expresión en náhuatl?

En mi libro pueden “ identificarse en la oralidad prehispánica y el contenido de los códices o libros pictoglíficos las fuentes de las que provienen composiciones que hoy conocemos transvasadas ya al alfabeto latino. De hecho han podido establecerse varias correlaciones entre algunos textos y el contenido de determinados códices, así como también con la iconografía presente en diversos monumentos arqueológicos. Tal procedimiento abre el camino para distinguir con sentido critico aquello que proviene de la cultura prehispánica, radicalmente distinto de elementos europeos cristianos que en ocasiones se infiltraron en los tiempos que siguieron al encuentro. Aunque la atención se concentra aquí en lo que ha llegado hasta nosotros de los pueblos nahuas de la región central de México, he tomado también en cuenta formas de conceptualización y expresión de otros grupos mesoamericanos. De ellos, pueden derivarse otras formas de evidencia externa.

—Algunos de los documentos nahuas, ¿los podríamos encasillar en un género literario?, o ¿cómo los clasificamos?

—Al estudiar y describir las distintas formas de expresión en náhuatl hay que fijarse en aquello que les es propio y característico. Abarca esto muchos elementos y atributos que van desde las que llamaré sus unidades de expresión, sus elementos no léxicos incluidos en ellas, su ritmo y rasgos estilísticos, hasta sus diversos géneros, de acuerdo con sus propias denominaciones. Justamente el acercamiento a todas estas características no en forma teórica sino acudiendo siempre a las composiciones en náhuatl, serán otra piedra de toque en la valoración del origen que puede atribuirse a las producciones que han llegado hasta nosotros. El análisis de diversos textos en náhuatl permite percibir en no pocos de ellos elementos y atributos que los diferencia de cualquier composición de origen europeo.

La captación de esto en determinados casos viene así a corroborar que se está ante una producción de la tradición cultural prehispánica. A su vez, al identificar casos de contaminación, bien sea en las características de las unidades de expresión o en los rasgos estilísticos en los varios géneros de composición, se tiene un doble argumento. Por una parte, se reconoce que se trata de una producción que no es ya netamente indígena. Por otra, puede percibirse también mejor las diferencias que existen entre los textos contaminados y aquellos que preservan sus atributos originales como creación debida a la tradición anterior a los tiempos del encuentro. Estos son los motivos que me determinaron a incluir en mi estudio las formas de expresión en náhuatl, enmarcándolo ahora a la luz del enfoque crítico que es asunto central del libro.

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