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Los jóvenes buscan recuperar la lengua mapuche Bariloche
Por Diario Río Negro - Monday, Jun. 06, 2016 at 11:28 AM

Los profesores se propusieron recuperar el “mapuzundum” y se prometieron trasladarlo a las futuras generaciones. Integrantes de la comunidad mapuche también se suman para transmitirlo a sus nietos.

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Lorena Roncarolo
lroncarolo@rionegro.com.ar

Desde el 2012 la Secretaría de Cultura de la Nación impulsa el proyecto. (Marcelo Martínez)

Durante décadas, muchos ancianos mapuches intentaron impedir que los jóvenes aprendieran la lengua, pensando que así se los resguardaba de las más terribles situaciones de discriminación. Otros, simplemente no aprendieron a hablar en mapuche porque a muy a temprana edad, debieron abandonar el campo para establecerse en la ciudad.

Todo parecía indicar que el idioma se perdía poco a poco. Pero en los últimos años, un grupo de jóvenes levantó la bandera para recuperar el “mapuzundun”. Prometen trasladarlo a las futuras generaciones y devolvérselo a sus propios padres y abuelos.

Pablo Cañumil nació en el paraje El Pantanoso, a 70 kilómetros de Bariloche, pero desde hace 11 años, vive en la ciudad lacustre. “Recuerdo a mi padre hablar en mapuzundun con mi tío. Pero a los chicos, nos dejaban afuera de toda conversación, como una cuestión de protección. Por eso, con mis hermanos no lo pudimos aprender. Conviví con el idioma pero sólo sabía algunas frases”, recordó el joven.

Establecido en Bariloche, Cañumil aprendió mapuzundun en la Ruca Mapuche, con Laureano Coyueque, y comenzó a visitar asiduamente a otros ancianos. En el 2012, concretó el sueño de dictar talleres de lengua mapuche y, un año después, la Secretaría de Cultura de Nación aprobó este proyecto que continúa al día de hoy, de marzo a noviembre, destinado a mapuches y no mapuches.

“Estamos rodeados por el mapuzundun, solo hay que prestar atención. Los nombres de los ríos y las montañas, por ejemplo. Mucha gente habla del Ñireco o del Nahuel Huapi. Desde ahí, se entra al idioma que está a flor de piel”, agregó Cañumil.
Los jóvenes buscan recuperar la lengua mapuche

El fenómeno de la recuperación de la lengua, aseguran, también se vive en Esquel, Neuquén, Viedma y El Bolsón. Sin embargo, el mapuzundun “sufre una transformación”. “Por un lado, está el idioma ancestral a través del cual los hablantes transmiten la cosmovisión mapuche; por otro, la gente más jóven intenta adaptar el idioma a la vida cotidianda y a la ciudad. Y hay muchos nuevos neologismos”, indicó Cañumil.

Zulma Santibañez Ñancucheo, de 44 años, es una de las primeras en llegar al taller que se dicta en uno de los salones de la Unter Bariloche. “Estudiar la lengua era algo pendiente que no pudimos hacer de chicos. Es recuperar nuestras raíces”, señaló, al tiempo que aclaró: “Nos tuvimos que venir a la ciudad a estudiar y mi abuela que era la única hablante, se quedó en Maquinchao. Nunca le enseñó a mi mamá porque estaba prohibido y cada vez que algún chico decía una palabra en mapuche, les pegaban. Hoy, mis nietos me escuchan con atención cada vez que les hablo en mapuche”.

Yanina Llancaqueo y su compañero, Claudio Railé, también participan del taller y lo replican en niños a partir de los 4 años en el barrio Frutillar. “Decidí estudiar la lengua por mis abuelos. Mis padres, de Cañadón Chileno, se vinieron a trabajar a Bariloche cuando eran muy chicos. Mi mamá nunca negó ser mapuche pero al venirse, fueron perdiendo costumbres”, manifestó la mujer de 31 años.

“No soy mapuche pero sentí que estudiar mapuzundun era un deber por el sólo hecho de elegir vivir acá”, dice Miguelina Aimé Sánchez, una joven de La Plata que vive en Bariloche desde hace 4 años.

“Primero, sentí curiosidad por saber cómo llamaban antiguamente a las cosas y así aprendí también parte de la cultura: los juegos, las historias, las ceremonias, el uso de los remedios medicinales, la importancia de los sueños y el vínculo con los animales”, explica Miguelina. Y agrega: “Conocer mejora las relaciones con el entorno y me di cuenta de que el proceso de civilización de la mano de la religión quisieron exterminar este conocimiento. Es tarea de nosotros, los jóvenes, aprovechar estos espacios para recuperar lo fragmentado”.

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