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La Cámara de la Construcción en el ojo de la tormenta
Por SITRAIC -
Thursday, Jul. 07, 2016 at 1:01 PM
La reciente entrevista telefónica realizada a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a colocar en el ojo de la prensa el negocio de la obra pública y el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos, entre ellos referentes de primera línea del modelo “nacional y popular”.
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La auditoría realizada por el actual gobierno arroja un promedio del 50% de sobreprecio en la obra pública que dio lugar al desvío de fondos del estado hacia los bolsillos de los funcionarios, empresarios y burócratas sindicales. La prensa se hace eco del caso Baez como un medio para dejar al descubierto la podredumbre del modelo kirchnerista y como una vía para evitar que la investigación salpique hacia los costados.
Queda claro a esta altura que no se trata del desfalco aislado de un empresario amigo del gobierno, sino de un negocio multimillonario del que participó el conjunto de la patria contratista. Allí están los Baez, pero también los Chediak, Calcaterra, Caputo, Esuco, Diecsa, y los otros que ocupan el ranking de licitaciones públicas y que reúnen la mesa chica de empresarios que manejan la Cámara Argentina de la Construcción.
La sobrefacturación a través de la sobrevaluación de ciertos ítems de los pliegos de licitación y de la suma posterior de montos a través de adendas (gastos adicionales) fueron el mecanismo corriente del principal negocio de la patria contratista, que consistió en embolsarse los fondos del estado a costa de la realización del obra pública necesaria para satisfacer las necesidades populares. Es costumbre que en emprendimientos importantes de obra pública muchas de estas empresas constituyeran Unidades Transitorias de Empresas para adquirir la licitación de común acuerdo.
Los negocios de unos son los negocios de toda la patria contratista. En esta canasta todas las manzanas se encuentran podridas. La novela de Baez, Lopez y De Vido, no tardara en incorporar nuevos protagonistas. Allá esperan su turno Gerardo Martínez junto a su tropa y las principales cabezas de la Cámara de la construcción.
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