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Angelelli: acción, evangelio, mate y pueblo
Por Comunicación CTA Santa Fe - Friday, Aug. 05, 2016 at 12:52 PM

4 de Agosto de 2016. Por Sofía Alberti* | A 40 años del asesinato de Enrique ‘El Pelado’ Angelelli, desde la CTA Autónoma recorremos su ejemplo y entrega en la voz de distintos referentes sociales. Un militante con la convicción de empoderar al pueblo trabajador y pobre, defensor de los derechos humanos, que hizo carne la acción por la justicia como un derecho terrenal. Un apasionado del mate y las largas charlas. Hablan Carlos Custer, Luis ‘Vitín’ Baronetto, los Padres Edgardo Montaldo y Salvador Yaco, los referentes local y provincial de la Secretaría de Derechos Humanos de la CTA, Luis Vázquez y Norma Giménez y el dirigente de la CTA Provincia de Santa Fe, Gustavo Martínez.

Angelelli: acción, e...
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Hablar del Obispo Enrique Angelelli, es hablar de una época y del presente. Es mirar a una camada de religiosos de barro y activismo, compenetrados con la visión del evangelio como herramienta para transformar la sociedad entre la gente y con la gente, no como fin en sí mismo. Es mencionar a los obispos Jorge Novak (Quilmes, fundador del MEDH*), Esteban Hesayne (Viedma), Jaime de Nevares (Neuquén), Monseñor Zaspe (Santa Fe) y Ponce de León (San Nicolás), el Padre Mugica (Villa 31), entre muchos otros.

Es hablar de la Iglesia que disputó contra la institución reaccionaria, cerrada e incluso cómplice del terrorismo de Estado. Es hablar del Concilio Vaticano Segundo (Angelelli fue Padre Conciliar en los ´60), del Pacto de las Catacumbas para construir la iglesia en la opción por los pobres. Todo esto en una época en que se peleaba contra el apartheid en África mientras en Latinoamérica las experiencias socialistas con la Revolución Cubana a la cabeza subvertían el orden impuesto de prioridades y privilegios. Es hablar de techo, tierra y trabajo en un mundo profundamente desigual en el que, como dijeron desde la CGT de los Argentinos, ‘ el Pueblo Salvará al Pueblo’.

Pero también es hablar del hoy y sus complejidades y contradicciones. Del Papa Francisco (Jorge Bergoglio) a una semana de ser designado, recibiendo al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, quien le entregó una copia del Pacto de las Catacumbas por pedido del teólogo español de la liberación Pedro Casaldáliga. Del Padre Montaldo en Ludueña hace casi 50 años, de Claudio ‘Pocho’ Lepratti a quien el seminario lo empujó a los barrios y a abrazar a los pibes, hasta que una bala policial lo mató en 2001 sobre el techo de su lugar de trabajo. Es recordar al recientemente fallecido Obispo Metodista Federico Pagura, de otra rama cristiana, pero del mismo indiscutible compromiso con el pueblo y sus derechos. Es ver a un Papa latinoamericano que muestra cómo décadas después y ante una retracción de la raigambre social de la Iglesia Católica, el replanteo institucional pasa por retomar al menos discursivamente algunos de los planteos de esos curas y obispos que en su momento se enfrentaron desigualmente a la conservadora curia.

Y, en su fase más oscura, es mencionar el genocidio, el encubrimiento, el rol de las familias que manejaban La Rioja por los 70´, entre ellas los Menem, es el Teniente César Milani y su responsabilidad en los delitos de lesa humanidad en la provincia del oeste argentino. Es decir que, pese a que hace recién dos años los responsables del asesinato de Angelelli fueron condenados, hay más de 50 genocidas que hoy, por viejos, están volviendo a sus casas.


Un oído en el pueblo y otro en el evangelio

Luis ‘Vitín’ Baronetto es el fundador de la revista Tiempo Latinoaméricano de Córdoba, preso político en los ´70, militante cristiano de base, trabajador bancario que en su momento protagonizó la lucha contra la privatización del Provincia y ex Secretario de Derechos Humanos de la Municipalidad cordobesa. Recopilador y biógrafo de Angelelli, es uno de los actores fundamentales para que se abriera la causa por su asesinato. En una reciente entrevista* relató que tras ser corrido del arzobispado cordobés y ser enviado a La Rioja, ‘El Pelado’ tomó la tarea de “recorrer la provincia en una Estanciera y convocar a curas, monjas, laicos, creyentes y no creyentes, a una reunión pastoral donde la Iglesia sería interpelada desde dos preguntas. ¿Qué dices de ti misma? ¿Cuál es tu misión?”.

En ese transitar la vida del pueblo riojano, cuenta Vitín, se contactó con las injusticias y la pobreza que padecían los campesinos en los llanos y en los barrios periféricos de la ciudad. “Hablar de esto le trae problemas. Las misas radiales son prohibidas por el gobierno dictatorial de Onganía y Lanusse. En 1972, se agrava con la formación de cooperativas de producción, comercialización y consumo de nuez, vid y aceitunas. Este paso significaba una conciencia de participación distinta que toca los intereses de productores e intermediarios. Por eso la persecución inicial estuvo dirigida a desarticular las cooperativas de teleras y de viviendas”, recordó.


Luis ’Vitín’ Baronetto

Luego vinieron los intentos de expropiación, la formación de la Cooperativa de Trabajo de Aminga Limitada (CodeTral) y el miedo de los poderosos. “El poder establecido lo asesinó por promover el trabajo cooperativo y el reparto de la tierra. Los cruzados católicos se ponen del lado de los latifundistas con la ayuda de Monseñor Tortolo. Orquestan una campaña para desacreditar su labor, expulsarlo y ‘acusarlo’ de comunista. Paulo VI envía a Zaspe quien informa que el problema no era religioso sino socioeconómico y político. Desde Roma lo ratifican, pero los problemas siguen”, detalló.

Carlos Custer empezó a laburar a los 14 años. Dos años después ya estaba desarrollando actividad sindical, estudiantil y desde la Juventud de Acción Católica, y en los sectores progresistas de la Democracia Cristiana. En 1963, fue delegado en el Congreso de Normalización de la CGT, en 1967 participó en el Congreso Fundacional de la Confederación Latinoamericana de Trabajadores Estatales (CLATE), al año siguiente fue delegado al Congreso de la “CGT de los Argentinos”, y saltando varias experiencias que extenderían carillas enteras la presentación, fue fundador de la CTA en los 90 y embajador en el Vaticano.

“Tuve la suerte de tratar al Pelado como sacerdote, cuando fue obispo auxiliar en Córdoba, donde se acercó mucho a los trabajadores, a fines de los 60 -70. Tuve la oportunidad de verlo y conocer su compromiso social con el mundo del trabajo y los más pobres. Fue un ejemplo y testigo extraordinario, es uno de los precursores de lo que después define la iglesia como opción preferencial por los pobres. Eso y su compromiso con los Derechos Humanos le costaron la vida. Fue realmente un ejemplo, un mártir de nuestro tiempo que entrego su vida, sabía que estaba en peligro. A partir de la concepción de que todos los seres humanos tienen una dignidad que respetar, fue una voz profética”, definió.


Carlos Custer

Al hablar de Angelelli, la sonrisa se le dibuja en el rostro y el tono de su voz se le llena de recuerdos y un halo de tristeza por el arrebatamiento de su joven vida. “Le decíamos El Pelado. Era muy matero, usaba sotana y parecía un ropero. Era grandote, risueño, bonachón, de matear dos horas seguidas por ahí. Un tipo excelente, humano solidario, franco, transparente, un recuerdo hermoso”, relató Custer. “Fuimos marcados por la historia de Angelelli y su impronta y compromiso y cómo a partir del mensaje cristiano decía que eran los más obligados a dar testimonio de y con los pobres”, aseguró.

El Padre Edgardo Montaldo, ícono de la militancia eclesial de base en Rosario, llegó en 1968 a Barrio Ludueña. Allí fundó el Comedor, la escuela, fue impulsor y participe de la organización del barrio y también recibió a Lepratti como seminarista. Emocionado por la fecha, rememoró la preocupación en aquellos años por el destino de Angelleli, sellado con su asesinato. “Debemos ser una Iglesia definida, Angelelli trae el entusiasmo de una iglesia comprometida con la justicia, con la verdad”, destacó.


Padre Montaldo

Desde la Iglesia Santa Catalina de Capitán Bermúdez, el Padre Salvador Yaco, quien desde 1994 impulsa cada 28 de diciembre junto a otros curas, pastores y militantes sociales, la marcha “Sin trabajo digno no hay pan ni paz”, rescató de Angelelli su carácter “más que de Padre, de Hermano, estuvo a la altura de su gente, sin paternalismo. No venía con blandura pero tampoco era autoritario. No era cura de templo, sino fundamentalmente del pueblo pobre. Enseñó el tema de la dignidad que viene de ser hijos de Dios, unir la oración con la vida diaria, fomentar las cooperativas de trabajo, las luchas agrarias por el agua y la tierra, tierra techo y trabajo para su pueblo, enfrentó a los poderosos empresarios, los Menem gobernaban ya en aquel entonces La Rioja”. Rememoró la anécdota en una fábrica de cal, donde fue formalmente invitado como Obispo, y a la hora del almuerzo comió en la mesa de los obreros y no de los patrones, lo que le valió el desaire de los empresarios.


Padre Yaco

40 años después

Recién en 2014, el poder judicial condenó al general Luciano Menéndez y al comodoro Luis Estrella por el asesinato de Angelelli como "autores mediatos de homicidio doblemente calificado por el concurso de dos o más personas y por procurar la impunidad”. Los hechos sucedieron el 4 de agosto de 1976, cuando hallaron el cuerpo del obispo de La Rioja al costado de la ruta 38, camino a la capital provincial. Su acompañante, el entonces vicario episcopal, Arturo Pinto, sufrió numerosos golpes y perdió la conciencia, pero salvó su vida y su testimonio sería clave para establecer que no se había tratado de un accidente. Ambos regresaban de Chamical, donde unos quince días antes habían sido secuestrados, torturados y brutalmente asesinados los jóvenes sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias. El obispo había oficiado la misa del entierro el 22 de julio y en la camioneta llevaba una valija con documentos recogidos para esclarecer estos crímenes.

“Sentimos que triunfamos. No devolviéndole la muerte que le habían robado sino sobre los silencios cómplices, especialmente, de la institución eclesiástica que él había integrado como obispo. Con el fallo judicial se acababan las excusas para seguir impidiéndole la entrada en los ámbitos eclesiásticos. Aún así todavía hoy la cúpula episcopal argentina no ha tenido una palabra oficial al respecto. Pero la verdad se va imponiendo. No son pocos los esfuerzos del obispo Marcelo Colombo y fue importante el rol favorable que desarrolló en su momento el cardenal Jorge Bergoglio cuando presidió ese cuerpo colegial”, consideró Baronetto.

Para el biógrafo y seguidor de Angelelli, “quedó demostrado que para el poder establecido Angelelli era el peligro mayor. Lo tenía que asesinar porque dinamizaba la participación de las organizaciones populares de base que tocaban fuertes intereses. El Tribunal dijo que hubo dos móviles. Uno, la fuerza de la pastoral diseminada en toda la provincia. Y otro, relacionado con la documentación que tenía en su poder sobre las muertes de los curas”.

Molesto con la actitud de la institución eclesiástica, Yaco consideró que “la iglesia que hoy se queda con la celebración y pantomima de Angelelli, fue la que en su momento lo abandonó y desconfió de él”.

Para Custer en tanto, se perciben cambios en la curia actual, con discursos de altos mandos como Monseñor Arancedo, que se manifestó contra el encubrimiento de cualquier delito por parte de la Iglesia. Pero, alertó, “ese discurso hay que materializarlo en acciones concretas, debemos pedir la mayor transparencia que es lo que plantea hoy la Iglesia en su discurso”. Para el ex embajador en el Vaticano, la iglesia argentina tiene mucho que ver en la transformación de su jerarquía y en ella es muy importante Angelelli.

“Recordemos que al principio la mayoría de los obispos se aferraron a la idea del accidente. Pero todo el mundo sabía que había una intención de liquidar a Angelelli, como la hubo con el Obispo de San Nicolás de los Arroyos, Monseñor Ponce de León , que también murió en un ‘accidente’ después de que un Teniente Coronel hiciera un informe que pude hace poco ver en Roma, que decía que era un sacerdote rojo, subversivo. Por eso tenemos la necesidad de desarrollar una memoria activa, ser vigilantes para que bajo el pretendido manto de la reconciliación no se esconda el castigo que se merecen los genocidas que nunca siquiera se han arrepentido ni confesaron las cosas que saben”, destacó.

Más allá de lo religioso y lo institucional, lo cierto es que los más amplios sectores levantan el ejemplo de Enrique Angelelli. Norma Giménez, Secretaria de Derechos Humanos de la CTA Rosario, destacó la pluralidad de actores que lo llevan como bandera, incluso de izquierda, ateos o agnósticos, que rescatan su entrega y militancia con los trabajadores y los pobres. “Angelelli es de todos, dejó de ser de la Iglesia y es de los movimientos sociales que quieren justicia”, consideró.

Luis Vázquez es militante ecuménico y Secretario de Derechos Humanos de la CTA Autónoma Provincia de Santa Fe. Su contacto con la figura del obispo riojano lo tuvo vía los libros de Fray Antonio Puigjané , quien tomó en sus textos la tarea pastoral del Pelado. “Me sentí totalmente identificado con el trabajo que realizaba, que no era solo de denuncia en una provincia gobernada hasta hoy por un pequeño grupo de familias, sino de trabajo con campesinos y cooperativas que se congregan en su diócesis. Eso me revolucionó. Debemos retomarlo en la dimensión simbólica y política para hoy”, aseguró.


Vázquez, Giménez y Martínez

Memoria activa

Ante un panorama de avance de la derecha a nivel continental, atentando contra los derechos de las mayorías expandiendo la pobreza y retrotrayendo incluso en nuestro país las prisiones perpetuas en cárcel común a los genocidas, Vázquez subrayó que “hay que hacer memoria porque nos permite ver por dónde construir hacia futuro, no recuperar hechos históricos sino resignificarlos en la práctica actual que cada uno realiza en su lugar de trabajo. La muerte de Angelelli tiene que ver no con cómo operaban los grupos de tareas, sino el tenor de la lucha de esa época en la que el solo hecho de llevar documentación sobre el asesinato de dos curas, es motivo de su asesinato que buscó encubrirse y hasta 2014 no se condenó como tal”.

“A él le quitaron la vida como a los treinta mil compañeros desaparecidos. Repudio el indulto de este gobierno que perdona para quedar bien con el establishment. Hay un movimiento militar que esta guiando los caminos del gobierno de turno, es imperdonable que vuelvan a sus casas. No nos tiene que ganar el odio, pero da mucha bronca cómo sonríen y vuelven a sus lugares. Hay que escracharlos, la sociedad debe condenarlos”, opinó Giménez.

“Darle un sentido a la vida es asumir un compromiso político y social al servicio de los más pobres y en el sueño de construir una sociedad diferente. A los jóvenes hay que decirles que deben asumir ese compromiso por solidaridad, pero no por resignación, sino convirtiéndola en algo activo para transformar la sociedad desde la vida cotidiana, para crear una sociedad diferente donde no haya explotadores ni explotados. Seguimos siendo un país rico con un pueblo pobre”, concluyó Custer.

A modo de síntesis, el Secretario General de la Central en la provincia de Santa Fe e impulsor de la campaña a 40 años del asesinato de Enrique Angelelli desde la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma, Gustavo Martínez, consideró que el obispo de La Rioja, “está en el mismo lugar de la historia y del presente del movimiento obrero que Agustín Tosco, Héctor Quagliaro, Raimundo Ongaro, Mario ‘El Negro’ Aguirre, René Salamanca, Atilio López, Germán Abdala y tantos otros. A Enrique Angelelli lo recordamos como Obispo, como Poeta, como Hermano y compañero de clase, como un despertador de conciencia”.

A 40 años de su asesinato, Martínez hizo público el reconocimiento en el nombre de Vitin Baronetto “a todo un colectivo de luchadores que dieron batalla contra la historia oficial que hablaba de "accidente". El grupo de la revista Tiempo Latinoamericano de Córdoba nos permitió conocer no la verdad sino descubrir a un Angelelli que era negado por los poderosos. Algo similar sucedió con otro obispo, Ponce de León, en este caso la verdad le gana a la mentira y a la impunidad por la militancia de compañeros como José María Cholo Budassi de San Nicolás quien toma como referencia lo que Tiempo Latinoamericano venía trabajando con la causa Angelelli. Cientos de militantes barriales y sociales de nuestra zona se formaron en esa escuela de cristianismo popular, comprometido con las luchas de los trabajadores. Desde 1980 a la fecha, los trabajos barriales que se han sostenido sin interrupción tienen que ver con las comunidades eclesiales de base y la educación popular...algo hay que aprender de estos compañeros y compañeras”.

*Sofía Alberti, Comunicación CTAA Provincia de Santa Fe

Referencias

* El testimonio de Luis ‘Vitín’ Baronetto, es extraído integralmente de la entrevista realizada por Katy García y publicada en la Agencia de Noticias ACTA

*MEDH: Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos

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