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CGT: quieren aplicar el derecho de admisión a Venegas y a Viviani
Por Mariano Martín - Wednesday, Aug. 10, 2016 at 10:07 AM

NEGOCIACIONES PARA LA UNIFICACIÓN ENTRAN EN EL TRAMO FINAL

Miércoles 10 de Agosto de 2016 | El proceso de unidad llega a su fin, pero con disidencias internas. Vetos múltiples para el Consejo Directivo.

CGT: quieren aplicar...
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Foto: Unidad. Hugo Moyano y Luis Barrionuevo ya presentaron lista de nombres vetados para integrar la nueva conducción de la CGT unificada que debutará tras el Congreso del 22 de agosto.

La CGT se encamina a su reunificación aunque con derecho de admisión. El rural Gerónimo Venegas y el taxista Omar Viviani, quienes encabezan las mayores disidencias al proceso de unidad bajo la conducción de un triunvirato, fueron vetados por Hugo Moyano y Luis Barrionuevo para integrar el futuro Consejo Directivo, el máximo órgano ejecutivo de la central obrera. En ambos casos la imputación es la misma y se trata de un estigma frecuente en el ámbito gremial: el mote de traidores.

Las razones de la tirria hacia ambos dirigentes son variadas y no necesariamente compartidas por los "gordos" de los grandes gremios de servicios y los "independientes", otros sectores de gran influencia en la organización, pero amenazan con dejar afuera a dos históricos de las encarnaciones de la CGT de los últimos 20 años. Será, en definitiva, uno de los temas más ríspidos en el tránsito hacia el Congreso de unidad del 22 de este mes.

A Venegas sus detractores le endilgan en la superficie haberse recostado en Mauricio Macri para lanzarse a la carrera por la jefatura en soledad de la CGT. Una imputación, sin embargo, que bien podría caberle a la mayoría de los sindicalistas que en un momento u otro se declararon oficialistas en administraciones anteriores. Sin embargo, la diferencia es que el jefe de la UATRE se llevó consigo a gremios que le habían sido fieles, durante años a Moyano.

Son los casos de Miguel Angel Paniagua (SUTEP, espectáculos públicos), Oscar Mangone (personal del gas), José Ibarra (conductores de taxis) o Miguel Ángel Díaz (docentes bonaerenses, UDOCBA), que solían formar parte del círculo más afín al camionero, pero le dieron la espalda cuando Moyano eligió para el triunvirato al portuario Juan Carlos Schmid por encima de su propio hijo mayor, Pablo. Varios de esos dirigentes interpretaron que con Moyano a un costado en la próxima CGT perderían el lugar de escucha y consulta que ostentaron en los últimos años, cedido por el referente máximo de Azopardo.

Cerca de Moyano dijeron que el líder está más molesto con esos dirigentes que con el propio Venegas, pero que el veto recaerá necesariamente sobre el rural. Tampoco lo quiere Barrionuevo en el próximo Consejo Directivo, quien le achaca haber querido monopolizar el vínculo con la administración Macri que el propio gastronómico espera validar bajo sus propias reglas, como lo hizo en gobiernos como el de Carlos Menem o Eduardo Duhalde.

La inquina con Viviani, en cambio, es de más largo plazo y se extiende con más profundidad en los posicionamientos políticos de uno y otro. El taxista fue durante años mano derecha de Moyano tras la muerte del colectivero Juan Manuel "Bocha" Palacios, y ocupó la secretaría Gremial de la CGT. Era organizador de actos y congresos, y en buena medida portavoz de la central obrera.

La separación entre ambos se produjo luego del triunfo electoral en 2011 de Cristina de Kirchner, quien de inmediato comenzó a enfriar su relación con Moyano hasta la ruptura definitiva. En compensación, la expresidenta puso bajo su ala a los "independientes" e impulsó la creación de una CGT a su medida, la que todavía encabeza Caló, y que tuvo como armador central a Viviani. La estrella del taxista brilló junto con la del kirchnerismo y perdió intensidad con la derrota electoral de Daniel Scioli. Sin embargo tuvo el olfato político de agrupar a dirigentes todavía inspirados por el Gobierno anterior, como Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), el mecánico Ricardo Pignanelli (SMATA) o Guillermo Moser (Luz y Fuerza), y de montar sobre esa base lo que sería el Bloque Justicialista en la Cámara de Diputados, con la guía de Diego Bossio y la presidencia de Oscar Romero.

Ese armado, que tiene como eje el sello Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) animó a Viviani a reclamar -al igual que Venegas- una jefatura de unicato para la CGT con el argumento de que un triunvirato no cumple con los estatutos de la central obrera. Y nominó para ese cargo a Sasia. Para los negociadores fue la publicidad de una posición de máxima para negociar, en definitiva, cargos estratégicos en la futura conducción.

Como había explicado este diario, gremialistas como Sasia o Pignanelli tendrán sillas aseguradas en el Consejo Directivo. Y si bien Viviani también cuenta con galones como para sentarse a esa mesa, Moyano y Barrionuevo comparten la idea de excluirlo como una suerte de escarmiento. La rigidez en ese planteo puede anticipar un momento de tensión con los "gordos" y los "independientes", proclives a incorporar al taxista de pleno derecho. Las negociaciones, de todos modos, permanecerán abiertas hasta último momento. Los únicos puntos fuera de discusión para la mayoría son el formato de triunvirato y los nombres de Schmid (delegado de Moyano, Héctor Daer (Sanidad, representante de los "gordos" y los "independientes") y Carlos Acuña (estaciones de servicio, mano derecha de Barrionuevo). Otro que contará con un lugar asegurado, a pesar de su origen radical y su coqueteo con sectores externos como la CTA, es el bancario Sergio Palazzo, que también se nominó para una jefatura a solas y a quien invitarán a integrar el Consejo Directivo.

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