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El ansiado mes bisagra y cómo flexibilizar el trabajo sin pasar por el Congreso
Por Alejandro Bercovich - Friday, Sep. 02, 2016 at 11:18 AM

Sep 02 2016 - 10:27

El ansiado mes bisag...
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Alejandro Bercovich
abercovich@diariobae.com

Osvaldo Cornide demoró más de una hora el arranque del acto de ayer por el Día de la Industria para ver si aparecía Rogelio Frigerio, su última esperanza para mostrarse cerca del poder de turno, como jamás dejó de hacerlo en casi cuatro décadas. Más temprano se habían excusado Gabriela Michetti y Jorge Triaca, para quienes había dispuesto especialmente una rampa de acceso al escenario. Cuando casi al mediodía el ministro del Interior confirmó que tampoco haría las cuatro cuadras que separan la Casa Rosada de la nueva sede de la CAME sobre Leandro Alem, el sempiterno dirigente pyme decidió conformarse con las presencias del porteño Horacio Rodríguez Larreta y el santafesino Miguel Lifschitz y enfrentar con un discurso picante a los más de 600 empresarios que ya empezaban a impacientarse: “El acto nos quedó justo cuando el Indec informa que la actividad industrial cayó un 7,9%. Va a estar complicado el festejo”, soltó.

Del otro lado de la 9 de Julio, en la tradicional casona de la UIA en Avenida de Mayo, un auditorio empresarial menos nutrido pero más selecto recibía a la misma hora a Francisco Cabrera y a Marcos Peña. Con varios de sus colegas del G-6 (las cámaras de Comercio y de la Construcción, la Bolsa, la Sociedad Rural y la Asociación de Bancos) y justo mientras ese lobby de lobbies calienta motores para volver a reunir a sus popes por primera vez desde que asumió Mauricio Macri, Adrián Kaufmann desgranó un discurso donde advirtió los riesgos de abrirle las fronteras a un mundo en crisis, con gigantescos excedentes de producción que buscan mercados y un comercio internacional estancado por las barreras comerciales que levantan los países ricos para protegerse.

Había caras largas en los dos encuentros y no era para menos. En la CAME, donde exactamente un año atrás Cornide había recibido al Daniel Scioli candidato como el hijo pródigo que vuelve al hogar con anécdotas de su padre José, uno de los fundadores de la entidad, los comerciantes compartieron sus penas mercadointernistas e intentaron ahogarlas en vasos de gaseosa. El dueño de un taller de Bragado comentaba que en el puerto de Buenos Aires los contenedores empezaron a apilarse de a seis en vez de cuatro, por lo que aumentó la llegada de bienes de consumo. Y que los corredores entre esas moles de metal se angostaron de 8,5 metros a 6 para hacerle lugar a más mercadería. “Todavía están los 1.500 ‘tachos’ que mandó frenar Gómez Centurión. Cada uno tiene 26 toneladas de ropa. ¡Si eso sale a precio de remate nos funde a todos!”, le respondió un colega textil.

Cornide lo sabe bien, porque consiguió para la CAME ese local privilegiado con salida a Alem y a 25 de Mayo a un precio de ganga en el remate judicial del banco fundido que antes lo ocupaba. Embarcado en una pelea a brazo partido contra las tarjetas de crédito, ayer pidió “aplicar la ley para evitar los abusos” y abogó por que el Congreso limite las comisiones que los plásticos cobran a los comercios en vez de confiar en “exhortaciones” como la que hizo la Comisión de Defensa de la Competencia al denunciar abuso de posición dominante de Prisma S.A., tal como se anticipó en exclusiva en esta columna el viernes pasado.

Cuento chino
En la UIA, las muecas de preocupación respondían por un lado a la eyección de su antigua economista Leila Nazer de la subsecretaría de Comercio Exterior y por otro a los dichos del embajador argentino en Beijing, Diego Guelar, quien se apuró a opinar que China debía ser admitida como “economía de mercado” en diciembre, cuando venza el plazo que la Organización Mundial de Comercio (OMC) le dio al gigante asiático para readecuarse. Con Macri en pleno vuelo hacia Hangzhou para la cumbre del G-20, los industriales encendieron todas sus alarmas. Si el país le admitiera ese status, ya no podría fijar aranceles antidumping para frenar el ingreso de los productos que sus empresas fabrican con costos muy inferiores a los criollos.

El latin lover Cabrera tranquilizó a los industriales apenas llegó. “¿Quién es este Guelar para fijar la política con China?”, lo desautorizó ante el primero que le preguntó. “Los mexicanos siempre dicen que los chinos tienen dos embajadores: el que mandan ellos y el que les manda uno”, se envalentonó un hombre de Techint, acaso el grupo local más activo en el lobby contra las importaciones de ese origen. En su discurso, de todos modos, Cabrera insistió con el discurso aperturista y llamó a imitar a Chile, que “tiene acuerdos comerciales con el 90% del mundo”. Lo que no hay del otro lado de la Cordillera, cuchicheó uno que lo oyó en primera fila, es industria manufacturera.

Más allá de esas contradicciones y de que Nazer dejó el cargo por diferencias de criterio con el secretario de Comercio Mike Braun, quien designó en su lugar al Harvard boy Shunko Rojas, los industriales confían en que la salida de la funcionaria no redundará en una apertura comercial indiscriminada. En agosto, de hecho, notaron que amainó la avalancha de importados del primer semestre. En todo caso, esperan poder bloquear cualquier avanzada en este sentido de la mano de los dos interlocutores que conservan: el subsecretario de Industria, Fernando Grasso, y el director de Gestión Comercial Extera, Pablo Lavigne. Productivamente, en tanto, se entusiasman con un tibio rebote a partir del mes que acaba de terminar, que el Gobierno apuesta a convertir en su mes bisagra.

Ausentes con aviso
Lo que aglutina al Gobierno y a los empresarios de todos los sectores es la urgencia por reducir el costo laboral. La estrategia que pactó Jorge Triaca con la CGT mientras se negociaba la reunificación de su conducción, como publicó este diario el 5 de agosto, es negarse a reabrir paritarias y compensar con bonos de fin de año a los gremios que peor cerraron las suyas, con el argumento de que la inflación se redujo y que lo que se negocia es el futuro y no el pasado. Así se consolidaría el hachazo del salario real que exigen los hombres de negocios para volver a invertir, sin demasiada conflictividad. Eduardo Eurnekian, uno de los magnates VIP que ayer se dejó ver en la UIA, lo resumió con poca sutileza: “¿Por qué arrancó el campo y el resto de los sectores no? ¡Porque un peón de campo gana 7 u 8 mil pesos y uno de Aerolíneas gana 70 u 80 mil! Ellos ya hicieron el ajuste y nosotros no, y todavía tenemos que hacerlo”, soltó.

Triaca procura tranquilizar a los gremialistas para estirar lo máximo posible la tregua que aceitó el pago de la deuda oficial con las obras sociales. Jura que el Gobierno no tiene en carpeta proyecto alguno de flexibilización laboral y que la insistencia del Presidente en machacar contra el ausentismo laboral y ciertos derechos sindicales es “porque le jode la ventajita”. En privado, según el jefe de la cartera laboral, hasta los sindicatos admiten que sus afiliados faltan cada vez más a trabajar. En el primer encuentro que mantuvo con él a poco de asumido Macri, Antonio Caló llegó a pedirle que el fútbol de primera división se juegue los domingos hasta las ocho de la noche, porque cuando se juega de diez a doce se afecta el presentismo en las fábricas los lunes.

Las cifras de Trabajo solo dan cuenta de un leve aumento del ausentismo, del 3,3% a inicios de 2013 (cuando se empezó a medir) al 4,1% actual. Y especifican que las “faltas injustificadas” son apenas el 10% del total, a la vez que indican que es más un problema de las grandes empresas (donde llega al 5,2%) que de las Pymes, donde se mantiene en el 3,3%. Pero los industriales dicen que muchas de las faltas por enfermedad se justifican con certificados truchos que incluso se venden por internet. Bernardo Kosacoff, el economista fabril más respetado del país, asegura que en el sector manufacturero se duplicó en solo siete años. “Y la solución no es flexibilizar sino educar, porque también somos el país con más ausentismo en colegios secundarios de América latina”, comentó.

Por donde desfilaron sindicalistas en las últimas semanas pero con mayor sigilo es por la sede de la Procuración General de la Nación. Allí, Alejandra Gils Carbó empezó a advertirlos sobre la flexibilización laboral de hecho que puede imponer el macrismo si logra transferir la Justicia a la Ciudad, como impulsa el proyecto que envió el Ejecutivo al Congreso el 1º de junio. Precisamente el primer fuero que el Ejecutivo busca traspasar a la órbita porteña es el laboral, el mismo que el Presidente criticó varias veces por fallar siempre a favor de los empleados. “Lo que quieren es un fuero laboral donde ganen siempre las empresas”, acicateó la procuradora en una de esas citas secretas.

Para el Gobierno, el dilema es el mismo que con el decreto cuyo borrador circula desde hace semanas por distintos despachos, que dispone que los juicios por accidentes de trabajo se tramiten en los fueros de la seguridad social y no en los laborales. Si tensa demasiado la cuerda, catalizará el conflicto callejero con los gremios en un verano que ya promete tensión por el deterioro de los indicadores sociales. Si no lo hace, la sequía inversora puede prolongarse indefinidamente. Habrá que optar .

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