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Yo quiero la paz
Por El Orejiverde - Wednesday, Sep. 07, 2016 at 4:20 PM

Un documentado y emotivo ensayo acerca del gran lonko Mariano Rosas y los tratados firmados por el pueblo ranquel, escrito por un historiador y descendiente.

Yo quiero la paz...
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Mariano Rosas o Panguitruz Güor o Gnerr , “Zorro cazador de leones” fue uno de los máximos caciques de los ranqueles o ranküllche, con actuación a mediados del siglo XIX en las pampas argentinas . Como todos los grandes líderes indígenas, tiene una historia especial que es de la que se ocupa este libro de reciente aparición, con eje en los tratados suscriptos entre el pueblo ranquel y el gobierno entre 1858 y 1880.

Angel Daniel Gatica, su autor, es Lic en Historia y por sus venas corre la sangre ranquel. Para iniciar nuestra charla le pedimos justamente que nos hable un poco de esa ascendencia.

-Mi bisabuela paterna era ranquel de las tribus de Cochequingan, suponemos que eran dependientes del cacique Ramón Cabral asentados al oeste de Bagual, al norte de la Laguna Cochequingan, al sur de la actual de provincia de San Luis a unos 10 km de Unión.

Por mis tias supe que había alguien que era “indio” en la familia, y esta había sido mi bisabuela….al investigarlo veo que ella aparece en el Censo de 1869, tal como lo decían mis tias, en la estanca de los Gatica, e indicada como “manceba”.

Mi viejo sabía que él tenía sangre india pero no lo hablaba conmigo, como nunca me dijo que su mamá era “parda” de acuerdo a los documentos de la época, es decir hija de mulato e india. Aunque un año antes de morir me contó costumbres y tradiciones que había heredado de su abuela, tales como la forma de hacer un parto, la forma de curar enfermedades, y tradiciones como las luces de los enterratorios y los caballos blancos que anunciaban buena suerte. Todo esto mi viejo me lo transmitió en su último año de vida entre 1997 y 1998.

-¿Qué es lo que más te impactó de la vida del lonko Mariano Rosas?

-Sin dudas su deseo de que su pueblo participara de la Nación argentina. Por eso su colaboración con Urquiza y su admiración por él: ahí están los lanceros que le mandó en la batalla de Cepeda y por supuesto los tratados de paz Y ni que hablar de las cartas al padre Donati –una especie de intermediario cultural de aquellos tiempos, asentado en la frontera del Rio Cuarto- en las cuales le dice muchas veces que el es argentino.

-De acuerdo con el título del libro y con lo que me estás contando pensás que la historia podría haber sido otra…

-Totalmente. El mismo general Roca respetó a Mariano hasta el día de su muerte e incluso lo defendió. Existe un documento en el Archivo de Rio Cuarto donde Roca sostiene que “los ranqueles se abstuvieron de participar en el Malón Grande porque las tierras ranquelinas eran un oasis de paz”….

En una carta a Alsina, Roca escribe que “Mariano se ha portado bien y ha cumplido sus compromisos. No tomó parte de la invasión. El tratado 1872-1876 no ha caducado”

Yo creo que la “conquista del desierto” de alguna manera se hizo luego de la muerte de Mariano Rosas, esperando a que el no estuviera, básicamente por las buenas relaciones que se mantenían.

¿Pensás que la autodenominada “conquista del desierto” hubiera sido de otra manera con Mariano vivo ?

Yo creo que la decisión de quitarles las tierras a los indios era un hecho consumado. La suerte estaba echada desde la ley 215 de 1867 porque los ganaderos querían esa tierras.

Pero Mariano creía que la paz era posible, y por eso insistía en pedir escuelas y herramientas para sus jóvenes todo lo cual aparece en las cartas que el envía al padre Marcos Donati, que hacía las veces de intermediario entre los ranqueles y el gobierno.

-Cerrás tu libro con una experiencia personal en Leuvucó, allí adonde se asentaban las tolderías de Mariano….

-Yo ya había hecho algunos grupos de estudio con antropólogos referentes en el tema y así fui entendiendo un poco más acerca de la cosmovisión ranquel. Primero sentía que tenía que ir allí solo. Y sucedieron muchas cosas…Por el camino que va desde Gral. Pico a Victorica el viento se hacía insportable y recordé que mi padre decía que “había que hablar con el viento” por eso detuve el auto, me bajé y decidí pedir permiso tanto a Nguenechen como a los ancestros que suponía cuidaban el lugar.

El viento se calmó y entonces continué la marcha y unos kilómetros más adelante aparecieron miles de palomas que venian hacia mi coche a tal punto que tuve miedo de chocarlas. Nuevamente me detuve, busqué la cámara y cuando salí del coche ya no había nada, las palomas habían desaparecido. Para mi esta fue una aceptación y una señal de que me estaban dando la bienvenida. Me pregunté entonces: “ ¿representan estas aves las miles de almas que volaron algún día por las tierras ranqueles? “

-Volviendo al título del libro, él es como una clave de la historia del cacique y los ranqueles

-Si, y el titulo lo tomé de algunas de las cartas de Mariano Rosas a Donati. Muchas de ellas las cierra con esa frase : “Yo quiero la paz”

-¿Que nos podés contar de la repercusión de esta obra?

-El libro ya se presento en La Plata, en Victorica, Pinamar y próximamente en Santa Rosa y Realicó. En la reunión de Victoria hubo varios lonkos de la zona y descendientes, todos ellos querían su libro y lo tuvieron, mostraron gran interés y estaban de acuerdo con mi postura. También estuvo presente la directora de Cultura de Victorica.

Finalmente Daniel, ¿como sigue tu vida de escritor? ¿podés adelantarnos algo de lo que estás trabajando?

-En este momento estoy trabajando sobre temas que hacen a la pregunta “¿que pasó después de Mariano Rosas?” Sin detenerme en el conocido genocidio de la “conquista del desierto”, mi trabajo intenta determinar en que manos quedaron las tierras ranqueles de San Luis, los descendientes que fueron bautizados por Donati y la ubicación de ellos según el censo de 1895. Y también como se realizó la colonización puntana en las tierras que fueron de los ranqueles de San Luis.


Finalizamos la entrevista en un clima de recuerdos, de historias pasadas y presentes, con la sensación no solo de haber estado ante un gran libro y a un gran autor, sino acompañados por el espíritu inclaudicable de los hermanos ranqueles, ese que también anida en el vuelo amigable y misterioso de las palomas de Leuvucó. Muchas gracias Daniel.

Para mayor información:

Gatica, Angel Daniel. 2015. Yo quiero la paz. Mariano Rosas y los tratados de paz del pueblo ranquel entre 1856 y 1880. Buenos Aires, Dunken, 215 págs.

Angel Daniel Gatica es Lic en Historia (UNLPlata), y además de la historia de los pueblos originarios se ha dedicado a la genealogía. Es Presidente del Centro de Estudios Genealógicos de San Luis. Es conferencista sobre ambas temáticas. Algunas de sus obras son: “Origenes de las familias Gatica de San Luis de Loyola” (1993); “Los conquistadores de Cuyo” (1996); “Desarrollo poblacional de Verónica, Punta Indio, Buenos Aires” (2105); “Población del pago de Magdalena 1726” (2014); “Regreso a Cochequingan” (2015).

Glosario
Ngenechen: deidad de los mapuches y ranqueles

Por ElOrejiverde

Fecha: 31/08/2016

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