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Juicio a la CNU La Plata - Los crímenes de la derecha peronista en debate
Por HIJOS La Plata - Tuesday, Sep. 13, 2016 at 12:37 PM

El pasado 30 de agosto, y en el marco del Seminario "Conflicto y cambio social en la Argentina Contemporánea: Los años '70", realizamos desde HIJOS La Plata una charla debate en torno a los ejes “Estudiantes, peronismo y Terrorismo de Estado antes del '76”.

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Como sabemos, en poco tiempo el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata estará juzgando a Carlos Ernesto Castillo y Juan José Pomares, integrantes de la banda de la derecha peronista CNU de La Plata, aunque solo se incluirán en el debate los casos de 7 víctimas en 3 hechos, de una lista total de más de 60 asesinatos aún impunes cometidos en nuestra cuidad entre 1974 y 1976. Pasados más de 40 años de los hechos, el juicio es una excelente oportunidad para revisar la concepción de los crímenes de Estado previos a la última dictadura.

En el panel estuvieron Pablo Bonavena (sociólogo, docente e Investigador del Movimiento Estudiantil), Eduardo Soares (integrante de la Gremial de Abogados e hijo de un militante asesinado por la CNU) y un compañero de HIJOS La Plata. En la presentación de la charla planteamos nuestra intención de problematizar qué significaron los grupos de represión para-estatal de la derecha peronista en el periodo previo al golpe del 76, si un grupo de lúmpenes con banca y desbocados o a una estructura criminal del Estado, con todo lo que ello significa.

En principio Pablo Bonavena expuso una ajustada exposición sobre cuál fue el contexto que gestó y permitió el surgimiento de varias organizaciones fascistas y las graves violaciones a los Derechos Humanos producidas en ese interregno democrático entre las dictaduras del '66 y el '76. Señaló como en la dictadura de Onganía se comienza a delimitar al “comunismo” y la “subversión” como el enemigo a combatir, principalmente en las universidades. Aseguró: “Yo encuentro actuando a la CNU como grupo de choque contra el movimiento estudiantil en La Plata y Mar Del Plata ya desde el Cordobazo”. Definió que el programa inicial de la CNU era la lucha contra el movimiento reformista en la universidad, la defensa del ideario ultra-católico y una reivindicación del coraje y la acción directa: “era una premisa importante en la organización que lo que se decía había que demostrarlo con el cuerpo”. Bonavena también realizó un recorrido por los principales acciones de la banda en La Plata y Mar Del Plata, desde el asesinato de Silvia Filler en diciembre de 1971, pasando por la carta blanca para reprimir con la excusa de depurar el partido que significó el Documento Reservado del Consejo Superior Peronista de octubre de 1973 (*), y hasta la integración de muchos miembros de estas bandas para-estatales a los grupos de tareas de la última dictadura.

Además realizó una semblanza del creador de la CNU, profesor Carlos Alberto Di Sandro, titular de la cátedra de Lenguas Clásicas en la Facultad de Humanidades de la UNLP y quien acuñó el término “sinarquía” para definir a los supuestos intereses extranjeros que atacaban el espíritu de la sociedad occidental y cristiana, y que fue utilizado luego por los jerarcas de la última dictadura para defender el ideario del denominado Proceso de Reorganización Nacional. En este sentido señaló que si muchas veces se da por sentado un componente lumpen a los integrantes de las bandas de la CNU “en verdad el grupo inicial estaba integrado por los hijos de las 'buenas familias' de Mar Del Plata, como Oscar Héctor Corres que además de estudiante católico era policía”. En la misma cruzada antisubversiva en las universidades ubicó la gestión de Oscar Ivanisevich como ministro de educación del interventor militar en la provincia de Buenos Aires, Miguel Moragues, como luego de la presidenta María Estela Martínez de Perón.


A continuación Eduardo Soares se presentó como integrante de la Gremial de Abogados y militante del espacio “Convocatoria por la Liberación Nacional y Social- Segunda Independencia”, pero principalmente como ex militante de la agrupación Montoneros. Afirmó que estuvo presente en la asamblea universitaria donde la CNU ingresó a los tiros y asesinó a Silvia Filler, y definió al hecho como una bisagra: “antes del asesinato los enfrentamientos eran verbales y luego –sobre todo después de 1973 y en particular tras la muerte de Perón- el tenor de la violencia fue más allá de lo discursivo”. El accionar de esta banda toca en lo particular a Soares, ya que su padre fue secuestrado y asesinado por la CNU de Mar del Plata en 1975, en represalia por haber resuelto su propia situación de detención en una causa en manos del entonces fiscal De Marchi.

Además Soares patrocina a varios sobrevivientes y familiares de asesinados por la CNU en La Plata. En la charla contó que en la instrucción de esta causa pudo aportar el testimonio de un CNU arrepentido, el ex policía Alfredo Ricardo Lozano (alias “El Bóxer”). Lozano quería declarar desde hacía tiempo, pero el juez Arnaldo Corazza y su secretario se negaban sistemáticamente. Entonces Soares le hizo hacer una declaración ante escribano público para preservar el testimonio, que recién fue incorporado a la causa por insistencia de los querellantes. El testimonio es fundamental para el avance en la investigación de los asesinatos del médico Mario Alberto Gershanik y del militante gremial Horacio Salvador Urrera, y abre el abanico hacia otros integrantes de la CNU La Plata como Martín Sánchez (alias “Pucho”), Dardo Omar Quinteros, Antonio Agustín Jesús (alias “Tony”), David Masota (alias “Feiño”), Jacek Piechoki (alias “El Alemán”), Ricardo Walsh (alias “Richi”), Gustavo Guillermo Fernández Supera (alias “El Misto”), y Néstor Causa (alias “El Chino”).

Aportando a la premisa inicial de la charla, Soares reconoció que si bien en Mar Del Plata la mayoría de los CNU eran estudiantes o abogados, también en La Plata había un componente lumpen, como el “Indio” Castillo y el “Pipi” Pomares, a quienes definió como: “eran bardo, típicos punteros”. Relató también lo complejo que fue avanzar en Mar Del Plata con la causa CNU porque “todos los jueces se excusaban por la amistad manifiesta que tenían con estos personajes”, muchos de los cuales hasta hace poco estuvieron en funciones en el poder judicial local. Por ejemplo el ex fiscal Gustavo Demarchi, a quien se cruzó en varias oportunidades. Una de ellas fue una reunión en la CGT donde organizaciones peronistas de derecha y de izquierda se congregaron y Demarchi desafió a los sectores de la izquierda diciendo: “¿ Ustedes a quién representan?”. Demarchi actuó como fiscal en tres causas cercanas a Soares: la de su detención en mayo de 1975 donde le pidió 18 años de prisión de acuerdo a la ley contra “actividades subversivas” 20.840, otra a raíz de la denuncia por sufrir apremios ilegales cuando estuvo privado de su libertad, y la tercera por el asesinato de su padre, donde solicitó el rápido sobreseimiento de los acusados. Imputado hoy en el juicio a la CNU Mar del Plata, Demarchi ejerce su propia defensa y hasta fue habilitado a interrogar a los sobrevivientes, muchos de ellos víctimas de la banda de asesinos que él integraba.

Soares afirmó que la represión previa al golpe sigue siendo “un tema tabú” y que para entender algunas cuestiones hay que volver 20 o 30 años antes de la CNU. Por ello desarrolló una definición del peronismo como “un proyecto utópico que fracasó casi al comenzar: el planteo central de un Estado que redistribuyera la riqueza, conciliara los intereses de las dos clases históricas en pugna, explotadores y explotados, ese proyecto fracasa casi al comenzar o bien empezó con grandes contradicciones. Esa lucha de clases en el seno del peronismo siguió, ni siquiera el propio Perón la pudo parar, Ezeiza fue un ejemplo de eso, o el mismo 1 de mayo de 1974, es decir el enfrentamiento que nosotros tuvimos con Perón en la Plaza, enfrentamiento que ningún sector de la izquierda tuvo, porque una cosa era criticar y otra plantarse en la Plaza a decirle 'Que pasa General, está lleno de gorilas el gobierno popular'. Y encima con la CNU al lado”.

Para Soares, la avanzada represiva previa y luego el golpe militar del '76 vinieron a resolver, entre otras cosas, esa contradicción del avance de las fuerzas revolucionarias en Argentina en general y en el peronismo en particular. Afirmó: “La Triple A y la CNU no nacen de un repollo, sino que esto tiene que ver con que hubo una lucha de clases interna dura en el seno del peronismo, que se desequilibró a favor de los sectores pro-imperialistas y la derecha peronista”.

Soares concluyó señalando que la enseñanza que nos deja la aparición histórica de estas bandas es “en primer lugar una cuestión ejemplificadora: Si te organizás, te mato. Te dejo que seas revolucionario mientras hables, pintes una pared o pongas un cartel. Mientras tu pelea sea estudiantil, sindical, sectorial, por salario, por las tarifas, no hay problema. Pero cuando empezás a pelear para construir una patria de otra forma te enfrento y te mato. Cuando vos vas a pelear por el socialismo, cuando querés darme vuelta las estructuras como un guante, te enfrento. Y te enfrento no solo con la estructura estatal, sino también con la tercerización o privatización de la represión, como fue la CNU. La segunda enseñanza es que si no nos organizamos nos matan de todas formas”.

Para finalizar la charla, desde HIJOS sostuvimos que si con la lucha y el trabajo de las organizaciones de Derechos Humanos hemos podido hacer reconocer en la justicia el carácter sistemático, planificado y extendido que tuvo la represión de Estado durante la última dictadura, y hasta hemos logrado que se lo defina específicamente como un genocidio, es decir la eliminación del grupo nacional que se oponía al régimen, mucho falta por capitalizar respecto a lo que sucedió con la represión en el período previo al golpe.

En este sentido hicimos un repaso sobre la definición del crimen de Estado como delito de lesa humanidad, y comprobamos como pueden encuadrarse los crímenes de la CNU y las demás bandas de la derecha peronista como tal. Además señalamos cuáles son los principales escollos jurídicos y políticos para avanzar en el juzgamiento de los hechos cometidos en el período previo al golpe. Entre ellos que la democracia alfonsinista no tuvo intenciones de indagar, y mucho menos de impulsar, el proceso judicial contra los responsables de los crímenes de Estado previos al golpe. De hecho hasta negoció y puso un freno a la investigación de los crímenes de la dictadura con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Para nosotros hubo por entonces un pacto implícito: si se iba a fondo en la verdad más profunda sobre el origen y las motivaciones de la maquinaria de crímenes y desapariciones se iba a terminar enjuiciando la gestión del Partido Justicialista, algunos de cuyos dirigentes aún siguen en funciones en cargos del Estado, en sindicatos, o en el propio PJ. Para nosotros los fundamentos de ese pacto eran claros: si se lo ponía en cuestión, el peronismo iba a denunciar una nueva persecución y podía apoyarse en el aparato militar que acababa de abandonar el poder, para desestabilizar el sistema político.

Es entendible también que para los organismos de derechos humanos, por la dimensión de los crímenes y su vigente impunidad, el foco principal del reclamo haya sido por muchos años la estructura militar-policial-penitenciaria y no las bandas armadas del Estado en el gobierno peronista. Ni hablar de la impunidad superlativa que intentó sembrar la gestión menemista, perdonando con indultos desde el Estado y con pretensión de igualdad a los asesinos de la dictadura, a los criminales de la guerra de Malvinas y a los compañeros militantes con causas pendientes por su actividad política en los '70.

Por eso recordamos que este dilema estuvo pendiente incluso hasta la reapertura de los juicios a los genocidas de la última dictadura, y tuvo una clara muestra de la caja de Pandora que se estaba abriendo en enero de 2007, cuando el impresentable juez Espartacus Oyharbide pretendió extraditar de España y citar a indagatoria a Isabel Martínez de Perón por los crímenes de la Triple A, y la ciudad de Buenos Aires apareció afichada con carteles firmados por la CGT, la Fraternidad y las 62 Organizaciones que rezaban '”No jodan con Perón”.

Desde HIJOS entendemos que los juicios por crímenes de lesa humanidad no pueden ser hoy el límite de un nuevo pacto político de impunidad. Por eso decimos que la responsabilidad del gobierno peronista en los más de 1.000 asesinatos cometidos por la Triple A, la CNU, el Comando Libertadores de América y otras de sus bandas entre 1973 y 1976, y su caracterización como crímenes de lesa humanidad, son hoy innegables. Y afirmamos que ya es hora de discutir a fondo la organización desde el Estado de la represión a los opositores políticos antes del golpe y condenar esos crímenes.

(*) El Documento Reservado del Consejo Superior Peronista de octubre de 1973 puede consultarse en http://www.elortiba.org/pdf/documento_reservado.pdf

Para profundizar en los detalles del juicio a la CNU La Plata y en el debate sobre los crímenes de Estado previos al golpe, sumamos links de dos notas de HIJOS La Plata.

http://hijosprensa.blogspot.com.ar/2016/08/los-verdaderos-soldados-de-peron-al.html

http://hijosprensa.blogspot.com.ar/2016/08/los-verdaderos-soldados-de-peron-al_18.html

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Pablo Bonavena
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Eduardo Soares
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