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Política exterior de Argentina al servicio de una persona
Por Joaquín Cortes - Tuesday, Sep. 20, 2016 at 6:41 PM

La política exterior de Argentina está al servicio de los intereses y ambición de una persona (obviamente un infame traidor al país) y un gobierno entregador, que avala por conveniencia servil.

Susana Malcorra de doble ciudadanía argentina y español. Aún como Canciller no renunció a esta última sigue siendo española, y aspira desesperadamente a la secretaría general de Naciones Unidas (ONU). Necesita el voto de 15 miembros del Consejo de Seguridad del organismo, pero en realidad de los 5 miembros permanentes (China, Francia, Federación de Rusia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América), ya que su influencia determina a casi todos los demás para la recomendación que debe hacer el Consejo, a la Asamblea General que finalmente hará el nombramiento. En octubre, se define la sucesión de Ban Ki-moon en la ONU que finaliza su mandato en diciembre de 2016.

De ello se ha ocupado Malcorra a costo de entrega demasiado alto para los argentinos. Entre otros, para ganarse a EEUU subordinó la política exterior argentina a remolque de las decisiones que tome la política al imperialismo de Washington como ya se puede advertir fácilmente, nuevas relaciones carnales; para China se reconsideró la continuidad de las represas hidroeléctricas en el sur argentino y el gobierno pidió nuevos préstamos, de modo que Beijing ya anunció que votará a su favor en la ONU; con Rusia bajó los decibeles al punto, que negoció la continuidad de RT en la televisión digital abierta y el ministro de medios Lombardi visitó sus estudios televisivos en Rusia, y RT ya transmite entrevistas amistosas a funcionaros macristas como Federico Pinedo. De la entrega a Inglaterra se hablará un poco más adelante.

Malcorra es ingeniera eléctrica, trabajó en IBM, fue gerente general de Telecom donde un recorte del 10% en los sueldos de los trabajadores y ante el rechazo de Foetra, amenazó con despidos, mandando 400 telegramas de despido a empleados que no aceptaban una rebaja de sueldos.
En 2012 fue designada por Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, como de Jefa de Gabinete de esa organización. Cables y documentos filtrados por Wikileaks sostienen que durante sus años en Naciones Unidas, Malcorra trabajó a favor del gobierno de los Estados Unidos

Fue nombrada Canciller de la Nación por Mauricio Macri. Luego de asumir en el cargo, fue denunciada por pertenecer a la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Mas tarde la canciller venezolana la criticó por su persistente e ilegítima injerencia en asuntos internos de Venezuela. Luego la Cancillería de Argentina decidió no designar embajador a Venezuela, quedando solo un encargado de negocios. También se sospecha de sus relaciones encubiertas con el Foreign Office a través de su marido.

En 2015, la revista estadounidense Foreign Policy reveló una investigación interna de Naciones Unidas, en que Malcorra y otros altos funcionarios de Naciones Unidas habrían ocultado denuncias por abusos sexuales a menores de edad, perpetrados por Cascos Azules de la ONU y fuerzas de paz en Guinea, Chad y Guinea Ecuatorial en misiones en África. Además se ha criticado la designación de allegados en puestos claves en la Cancillería Argentina. Incorporó a dos ex ejecutivos de Telecom de su confianza al Ministerio de Relaciones Exteriores. También causó controversia la designación de embajadores en comisión sin la aprobación del Senado Argentino, entre ellos del cómico y político del PRO Miguel del Sel en Panamá, siendo criticada su falta de experiencia y conocimientos para el puesto. A mediados de 2016 se denunció la utilización de fondos públicos del Estado y de la cancillería para su campaña en la ONU.

Respecto de las Malvinas, manifestó en mayo de 2016 en el periódico británico The Financial Times que “Las Malvinas ya no son prioridad para el gobierno de Macri, ni tema dominante en la relación entre Buenos Aires y Londres“.

La nueva política exterior del macrismo hacia el Reino Unido y Malvinas es una vuelta a la política del ‘paraguas’ del menemismo entregador. El paraguas de soberanía significó que ambas partes podían discutir asuntos sobre el Atlántico Sur sin que esto significara renuncia al reclamo soberano, es decir de la soberanía ni se habla. Así, Malvinas sale de la esfera de la disputa de soberanía para pasar a ser una cuestión de negocios.

El vicecanciller Foradori y su par británico Duncan se reunieron en la Cancillería, y reflotaron infame paraguas’ de soberanía menemista, desechado por el gobierno anterior y convinieron que para ambos gobiernos, Malvinas es únicamente una cuestión de negocios.
No es casual que los recientes acuerdos con Inglaterra hayan cristalizado cuando ocurría el Foro de Negocios e Inversiones, y la declaración conjunta con Londres ratifica los infames Acuerdos de Madrid de los ’90 firmados por Domingo Cavallo, y renuncia a la soberanía de los recursos y territorios del Atlántico Sur.

Al mencionar los acuerdos de octubre de 1989 y su artículo 2°, el actual acuerdo reafirma los Acuerdos de Madrid y regresa al denigrante paraguas de soberanía, que permitió el avance británico sobre el Atlántico Sur. El nuevo acuerdo Malcorra-Macri permitirá la exploración y explotación de los recursos, sin ninguna sanción ni protesta por parte de Argentina. Todo lo contrario, se cooperará para que Inglaterra pueda desarrollar a su gusto sus actividades económicas, garantizando dar tranquilidad a los potenciales inversores.
En los hechos, el paraguas menemista permitió que Inglaterra controle casi 2 millones de kilómetros cuadrados y apoderarse de la pesca y exploración petrolera, sin que Argentina pudiera evitarlo, y ahora el paraguas macrista lo completa, liberalizando el saqueo del mar argentino y la pérdida casi total de soberanía.
Por eso en el texto, no hay mención a la soberanía como punto de negociación, lo que genera una renuncia del gobierno argentino al reclamo soberano ya no solo de Malvinas, sino sobre el Atlántico Sur y Antártida y sus recursos materiales y estratégicos, con la gravedad suma y la traición que esto implica.

El acuerdo de entrega Macri-Malcorra dice además que habrá más vuelos para Malvinas, se renunciará al bloqueo y sanciones económicas por la pesca ilegal y la exploración de hidrocarburos del Mar Argentino usurpado, que habrá operaciones conjuntas en la Antártida, que exhumarán los cuerpos de los argentinos enterrados en el cementerio de Darwin para identificarlos, contrariando a la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas que se ha expresado por la negativa a esta acción.

Asimismo, sin mencionar expresamente a los isleños, al comprometerse Argentina a eliminar todas las restricciones económicas, la declaración habla de un "compromiso positivo para TODOS los involucrados", es decir, se inserta a los isleños en las nuevas conversaciones. Y ello se debe interpretar así, ya que el propio gobierno británico de Malvinas ha declarado que desde ahora participarán en cada acuerdo y conversación que surja sobre los temas de exploración y explotación de recursos

Y sobre todo que Argentina dependerá de Londres para realizar cualquier actividad económica en el Atlántico Sur.

Un cipayaje como pocos, pero que no es sorpresa y era de esperar por un régimen neoliberal como el presente.

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