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El ejército ingobernable, los impuestos de Franco y la crisis de 2036
Por Alejandro Bercovich - Friday, Oct. 07, 2016 at 11:18 AM

7 de octubre de 2016

El ejército ingobern...
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Alejandro Bercovich
abercovich@diariobae.com

El punto de ebullición al que llegaron las fuerzas de seguridad a dos meses del siempre problemático diciembre puso en alerta máxima al Presidente. En segundo plano quedaron otras dos preocupaciones de la semana: los cortocircuitos con la CGT por el bono de fin de año con el que se pretende compensar la negativa a reabrir las paritarias y el prematuro marchitamiento de los primeros brotes verdes de la economía. Todo se combina para potenciar internas y severos pases de factura, mientras el establishment luce cada vez más dividido entre quienes agradecen los favores recibidos en estos diez meses y quienes empiezan a sentir que se quedaron afuera. Aunque el apoyo público del empresariado a Mauricio Macri volverá a escenificarse a partir del miércoles en el coloquio de IDEA, sus corrillos subterráneos revelan cada vez más dudas sobre su éxito electoral el año próximo, clave para su continuidad en 2019.

Patricia Bullrich terminó de perder la batalla que libró todo el año contra su número dos, Eugenio Burzaco, apenas se viralizó el video del acto del viernes pasado donde agentes de la Federal que rechazan convertirse en comunales increparon por “traidor” al jefe de la Policía de la Ciudad, Néstor Calviño, a quien los abucheos de sus subordinados le impidieron cerrar la ceremonia. En esas horas de zozobra, y mientras las encuestas reflejan un nuevo pico de inquietud social por la inseguridad, tres comisarías porteñas decidieron suspender sus patrullajes. Un silencioso amotinamiento que tuvo origen en el mismo malestar transicional: los federales reclutados en las provincias quieren volver con sus familias y Calviño pretende retenerlos en Buenos Aires.

El boom de los smartphones baratos que tan buenos réditos empezó a reportarle a la ensambladora fueguina de Nicolás Caputo tuvo un efecto colateral aciago para la comunicación oficial que custodia celosamente Marcos Peña. No solo un policía logró captar ese “agrande” de la tropa (tal como lo define en vivo uno de los suboficiales que lo filma) sino que otro inmortalizó esta semana el momento en que un helicóptero de la empresa Modena, propiedad del exfiscal de Cambiemos Cristiano Rattazzi, era ploteado con el logo de la policía porteña luego de que se le removieran las insignias del SAME (su verdadero inquilino) para el lanzamiento formal de la nueva fuerza. Dos bloopers en una misma semana que, si no fuera por la protección mediática de la que goza el oficialismo, habrían catalizado renuncias al más alto nivel.

La crisis policial porteña, sin embargo, es un juego de niños frente a las que sacuden a la Prefectura y a la Bonaerense. Los primos pobres de la Marina debieron dar de baja ayer a los siete efectivos involucrados en un grave episodio de tortura de un menor de edad y un adolescente de 18 años en la villa Zavaleta, cuya denuncia llegará hoy a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en medio de un peligroso auge de la violencia policial contra los sectores de menores ingresos. Es la misma fuerza federal que volverá al Conurbano junto con la Gendarmería para socorrer a María Eugenia Vidal de una Bonaerense que trabaja, en el mejor de los casos, a reglamento.

No es un problema de recursos. La policía más numerosa y menos gobernable del país incrementó su dotación en casi un 50% en la última década (de 60.000 a 90.000 hombres, incluyendo los comunales) y la propia Vidal repartió desde abril entre los 135 municipios de la provincia la friolera de $3.000 millones para que compren cámaras y patrulleros. Tal inyección de dinero le acercó una catarata de nuevos clientes a la blindadora Strong, del grupo Dietrich, que en las últimas horas quedó además a un paso de quedarse con la mitad del contrato más jugoso de todos: el blindaje de los 450 nuevos patrulleros Toyota que encargó directamente la Provincia. La otra mitad -según fuentes del sector- se la encargarán a Next Glass, la empresa del polémico empresario Fernando Andújar, viejo conocido de Alejandro Granados, Hugo Matzkin y Daniel Scioli, a quienes supo proveer durante años los chalecos antibalas bonaerenses sin competencia alguna. Gradualismo.

El aislamiento de Bullrich es tal que dejó de ir a las reuniones de gabinete y su gestión es tan criticada por Vidal y Cristian Ritondo como por Horacio Rodríguez Larreta. El ministro de Seguridad bonaerense desahogó su bronca contra ella ayer, en un almuerzo con jóvenes candidatos a intendente del PRO en el oeste del Conurbano. A esta altura, y más si es reinstalado en la Aduana su enemigo Juan José Gómez Centurión, como descuentan en su entorno, la candidatura a diputada que le auguraban puertas adentro como salida elegante durante el verano suena a premio exagerado.

Alineamientos
Sergio Massa aguardará hasta el 10 de diciembre para definir el perfil de su campaña electoral. Para entonces podrá decir que le dio un año de tregua a Macri, aunque de momento no parece haber chances de que unifique internas con el resto del peronismo para infligirle a Cambiemos la única derrota de la que le costaría recuperarse. Mientras tanto, muestra los dientes. José Ignacio de Mendiguren, uno de sus alfi les, convirtió la Comisión de Industria de Diputados en el confesionario de los sectores fabriles que sufren el frío de la recesión. Ayer recibió a los desahuciados ensambladores de netbooks y denunció que el Presupuesto 2017 mantiene los subsidios para Tierra del Fuego (0,37% del PBI) pese al anuncio de que en adelante se concentrarían exclusivamente en celulares, televisores y acondicionadores de aire. Justo los artefactos que fabrican allí Caputo, el “hermano” presidencial, y el ubicuo Rubén Cherñajovsky con su firma Newsan.

Guillermo Nielsen, otro massista con experiencia de gestión, salió a advertir a su vez los riesgos del vertiginoso ciclo de endeudamiento que impulsan los exJP Morgan Alfonso Prat-Gay y Luis Caputo, primo de Nicky y también ex CEO del Deutsche Bank en Argentina. “En vez de darle a la maquinita proponen salir a tomar deuda en el mercado internacional”, parangonó, mientras el ministro de Hacienda festejaba haber vuelto a pedir prestados euros: nada menos que 2.500 millones.

Aunque buena parte de esos fondos se captaron en Frankfurt, en el cóctel que sirvió la embajada alemana el martes por el Día de la Reunificación también se oyeron críticas al rumbo oficial. El más vehemente fue Víctor Klima, ex CEO de Volkswagen, expremier austríaco y actual jefe de la Eurocámara que agrupa a todas las cámaras de comercio bilaterales, quien advirtió a quienes le pidieron opinión sobre los riesgos de que Argentina vuelva a abrazar “un plan neoliberal”. En el Viejo Continente, de donde acababa de aterrizar, Klima había recomendado a representantes de varios gobiernos que se acercaran a Macri para evitar que termine de devolver al país al alineamiento automático con Washington y a la Alianza del Pacífico.

La canciller Susana Malcorra, por su parte, mordió anteayer el polvo en su campaña para comandar la ONU luego de que el portugués Antonio Guterres consiguiera levantar el veto ruso que pesaba en su contra y tras el tropezón de Macri en Nueva York, donde dijo que la premier británica había aceptado discutir la soberanía de Malvinas. Probablemente la favorita de Washington ya lo supiera el martes, cuando por primera vez recorrió todos los pisos del edificio vidriado frente al Palacio San Martín para saludar al personal de carrera, al que volvió a reunir ayer en un cóctel atrasado por el Día del Diplomático. ¿Buscará quedarse, ahora que perdió el premio mayor? Diez meses atrás, no parecía interesarle.

La muerte y los impuestos
En el marco dramático que plantea el 32% de pobreza medido por el INDEC y la crisis que augura para dentro de 20 años el hecho de que un 47% de los menores de edad sean pobres, ¿cómo se puede recuperar el equilibrio fi scal sin seguir endeudando al Estado ni encarar un ajuste draconiano que termine de ahogar la actividad? Cobrando impuestos. Sin subirlos, simplemente cobrando los que ya estipula la ley. Es lo que puso de manifiesto una monumental investigación del periodista Alejandro Rebossio para el sitio Chequeado.com, que probó que el 20% de las 112 mayores compañías del país no pagaron Ganancias entre 2012 y 2015. Y que, gracias a contabilidades creativas, la mayoría de las grandes corporaciones paga proporciones ínfimas de su facturación en impuestos. Los que menos contribuyen son los sectores químico (1,1%), supermercadista (1,1%), el comercio de electrodomésticos (1,3%), las curtiembres (1,4%), las autopistas (1,5%), el forestal (1,7%) y la construcción (2%).

Franco Macri no es la excepción dentro de la patria contratista. El dato surge de sus propias declaraciones ante la AFIP, que entregó Marcos Peña a Elisa Carrió cuando arreció el escándalo de los Panama Papers y que la diputada hizo públicas sin esconder el apartado “determinación de impuesto”. Esas declaraciones, que diseccionaron los asesores del diputado kirchnerista Darío Martínez, muestran que el padre del Presidente apenas abonó 8.000 dólares por año en promedio de impuesto a las Ganancias entre 2000 y 2005. Son unos $120.000 de hoy, lo mismo que tributa anualmente un petrolero jerárquico o un cirujano alcanzado por el tributo. En 2001, tal vez por la crisis, el patriarca no pagó nada por Ganancias. En 2000, en cambio, puso su granito de arena: veintidós pesos.

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