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Generar espacios para la libertad de expresión
Por Radio FLIA - Red Eco - Friday, Oct. 07, 2016 at 11:20 AM

Jueves 06 de Octubre de 2016 | El día viernes 30 de septiembre vinieron a Radio FLIA – el programa de la Feria del Libro independiente y autogestiva- Romina Pizzorno y Gabriela del Rio. Ambas son profesoras de literatura que enseñan tanto en el campo no formal como en el formal. Romina coordina y gestiona espacios donde se llevan a cabo talleres de lectura y escritura y Gabriela se especializa en narración oral. Radio FLIA – Red Eco Alternativo

Generar espacios par...
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(Radio FLIA – Red Eco) Ciudad de Buenos Aires- Conversamos con ellas sobre la importancia de descubrir y entender el rol dicotómico entre profesor y alumnx como personas integrales, que sienten, piensan, hablan, etc. Ese entendimiento podría ser un punto de fuga a la estructura del sistema hegemónico y a sus biopolíticas de dominio sobre nuestros cuerpos. Charlamos sobre las pequeñas revoluciones que se llevan a cabo en el aula: “es importante poder generar interdisciplinariedades en el pensamiento de los alumnos y revalorizar los contenidos que se enseñan en las diferentes materias para poder pensar cada una de ellas”. Es fundamental promover la libertad de expresión, el diálogo, el cuestionamiento a “lo dado”, la apertura de espacios y con ellos los ojos para ver/sentir la fuerza poderosa que se genera al realizar jornadas de actividades culturales, compartir experiencias y reconocernos como formadores culturales desde que somos niñes.  

Radio FLIA: ¿Cuál era la materia que les enseñaba a escapar de las estructuras de la educación?

Romina Pizzorno: Dos materias que se dictaban en tercer y cuarto año. Una de ellas era Observación a la enseñanza de la lengua y la literatura y la segunda era Práctica sobre la enseñanza de la lengua y la literatura. Ésta última cátedra era menos estructurada porque nos enseñaba que el profesor no era una persona que estaba ahí impartiendo conocimiento sino que era un sujeto con emociones, que vibraba, sentía y se relacionaba con los sujetos que también tienen emociones, vibran y sienten. Esta mirada aplicada a la lectura y escritura nos permitía pensar propuestas  que nos ampliaran el margen de la pregunta: ¿Para qué escribimos? ¿Para qué leemos?  Me parece necesario trabajar la pedagogía de la pregunta más que la de la pedagogía de la respuesta. No operar una lectura para que el chico dé una determinada respuesta sino abrir lecturas para que se abran preguntas.
Es necesario romper con la dinámica del aula.  En el aula está presente la dicotomía entre el estudiante y el profesor en el cual cada uno tiene sus roles y funciones determinadas, pero sabemos que se trata de un espacio abierto, de un taller, de un espacio de reflexión. La propuesta al diálogo es otra de las forma de comunicación que están oprimidas y de la cual se podría construir conocimiento. En eso andamos con Gabi, tratando de construir y pensar los espacios educativos desde el diálogo y desde la apertura a las diferentes lecturas que pueden hacerse sobre los textos.

RF: ¿Cómo se trabaja la palabra, la literatura dentro de un espacio de institución formal?

Gabriela del Rio: Parte de nuestra formación fue la educación no formal, pero luego el aprendizaje fue puesto en práctica y lo trabajamos también dentro del campo formal. Se trata de un espacio formal, pero siempre vibrando con la energía de lo no formal porque creemos que también se puede implementar esa dinámica en la escuela, más allá de sus límites y conflictos. 

RP: Hay cuestiones que son parte del sistema, que generan contradicciones y como profesoras mediamos con eso. La nota, por ejemplo, es parte de un sistema con el que yo no acuerdo pero en el cual opero de alguna manera.  Yo a los chicos les propongo que cada uno saque notas de un bolillero, de esta forma la nota sólo opera como azar no como un modo de evaluarlos. Los evalúo teniendo en cuenta la participación en clase, por sus tareas y lecturas; abarcando orgánicamente al sujeto.
GDR: Actualmente los chicos leen mucho porque la comunicación está presente en muchos soportes; facebook, instagram, whatsapp. La lectura atraviesa la cotidianeidad. A veces ellos leen cosas que quizás nosotras no y poder escuchar esas lecturas nos sirven como puente para luego proponer desde ahí.
El currículo son los textos e ideas proyectadas que nosotras  leemos con los alumnos. Por ejemplo, el Martín Fierro es obligatorio pero lo podes enseñar como un texto de denuncia porque existen múltiples formas de abordarlo.

RP: “El guacho Martín Fierro” (Ed. Factótum, 2011) hace una lectura de la voz marginal pero en  la actualidad y esa es una forma de relacionarlo históricamente al  “Martín Fierro” de José Hernández. Es importante poder generar interdisciplinariedades en el pensamiento de los alumnos; historia no es un compartimiento aparte de lo que leemos en literatura. Revalorizar los contenidos que se enseñan en las diferentes materias para poder pensar cada una de ellas.
Igualmente es muy difícil lograrlo porque son siglos y siglos de dominación en la cabeza de los estudiantes. Todavía hoy los chicos creen que solo hay una única respuesta ante cada pregunta que le hacemos, también dudan sobre si pueden opinar libremente…

RF: Nosotras creemos que los pequeños cambios mueven mucho ¿Ustedes pueden reconocer que generaron “microrevoluciones” en sus alumnos por la forma en que les enseñan?

RP: El Festival de la Palabra fue un encuentro que se realizó en la escuela secundaria ubicada en Padilla y Juan B. Justo. Suspendimos las clases e invitamos a editores, escritores, a personas que hacen teatro, poesía, música y les propusimos crear espacios de talleres en relación a la palabra. A los talleres los mezclamos para que puedan asistir tanto niños de primer grado como de quinto grado y cada uno tenía la posibilidad de elegir el que más le guste. El festival fue un espacio poderoso no sólo para los chicos, también lo fue para los docentes, la institución y la comunidad, porque era un espacio abierto, ya que cada chico tenía la posibilidad de invitar a quien quiera.

RF: ¿Cuál es la respuesta que reciben de los chicos cuando trabajan con propuestas literarias? ¿Hay entusiasmo o cuesta llegar a eso? 

GDR: Es cambiante. Hay consignas que se aprenden enseguida, casi siempre las más lúdicas, pero hay otras que requieren de un proceso. Nosotras trabajamos mucho en el proceso de escribir y reescribir; les proponemos que se fijen, qué los escriban a mano o en computadora, revisándolo, sin apuros ni restricciones.

RP: También suele suceder que hay resistencia a los diferentes textos. Por ejemplo, yo amo la poesía y hay años que me entusiasmo y enseño mucha poesía, pero algunos les encanta y a otros no. La resistencia entre docente y alumno es casi natural por estar dentro de la escuela, pero también opera en estos casos. Yo estoy a favor de que los chicos puedan elegir que leer, pero también trabajo con otros textos que a mí me parecen necesarios.

RF: Las dos son profesoras de literatura, pero cada una se especializó en lo que más le gustaba. Vos Gabriela te dedicaste a la narración oral…

GDR: Un día en el profesorado escuché a una narradora oral y me acuerdo que tuve la sensación de querer hacer lo mismo. Actualmente me gustaría poder concretar un proyecto propio que se trata de registrar las experiencias de personas que alguna vez escucharon cuentos; describir qué sintieron y por qué recuerdan ese momento. Me gusta lo que hago y también busco generar espacios para que las personas se expresen. Tengo la convicción muy fuerte de que todos somos narradores, que tenemos algo para contar y está bueno generar los espacios para que esas voces estén vivas.

RF: Vos Romina te dedicaste a la gestión cultural…

RP: Me dediqué a la gestión y coordinación de espacios donde ocurren talleres de lectura y escritura que funcionan interdisciplinariamente con otros espacios de arte; música, danza, cine.  

RF: Uno de los objetivos que está presente en el currículo es los chicos escriban. Pero nos parece increíble que ustedes les habiliten a sus alumnos la posibilidad de editar, los inviten a crear sus propios libros. Vos Gabriela con tus alumnos editan una antología al final de la cursada, ¿no?

GDR: Si. Les propongo que ellos seleccionen poemas y después editen su propio libro; de esta forma conocen todo el proceso editorial. También ellos mismos inventan el nombre de su editorial porque creo que lo material es necesario que esté en relación con su interior.

RP: Ellos mismos pueden gestionar la posibilidad de publicar o grabar algo.

RF: Hace algunos meses sonó un rap muy maravilloso en el programa escrito por un chico de 15 años, en el cual se manifestaba en contra de la trata. Sabemos que surgió de un taller que pertenece al programa “Club de Jóvenes”  ¿Qué es el Club de jóvenes y cómo surgió?

RP: El Club de Jóvenes es un espacio que funciona hace 15 años aproximadamente, fue creado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires debido al aumento de deserción escolar. La idea fue abrir las escuelas los sábados para que funcionasen como centros deportivos, recreativos o centros culturales y de esta forma lograr reinsertar a los chicos que habían abandonado la escuela.
Con los años se fue estableciendo como un espacio complementario a la escuela formal donde poder realizar distintos talleres. En el taller de lectura y escritura publicamos en ocho oportunidades “Poner el pecho”, producciones de pibes que concurrían a los Clubes de Jóvenes de la ciudad. Al estar con jóvenes, te das cuenta que empezás a trabajar con contenidos nuevos, por ejemplo, ésta canción se escribió en el marco de un taller de freestyle, estilo en que se hacen las letras del rap, algo que yo desconocía. Como docentes habilitamos a que los chicos mismos generen espacios y puedan organizarse entre ellos y nosotros acompañamos sumando textos y acercando lecturas.
El Club de Jóvenes funciona con secundarios y el Club de Chicos con primarios. Yo coordino los espacios de lectura y escritura de ambos clubes. A los chicos que concurren al taller de freestyle les propusimos que vayan a enseñarles a niños de 8, 9, 12 años que asisten al Club de Chicos. Fue una genialidad la experiencia porque los chicos de 15 años estaban felices de poder transmitir sus conocimientos a los más pequeños y los niños estaban fascinados con esos chicos más grandes. De ésta forma se genera un hecho educativo; no sólo los adultos enseñamos. Es importante enseñarles a los chicos que ellos también son formadores de otros, que son mediadores culturales y que pueden intervenir en las lecturas de los más chicos. Generar esos espacios es una de las pequeñas revoluciones que trato de hacer en mí tarea como educadora.

CAJITA DE FÓSFOROS 

el teatro es lo que nadie ve lo que nadie
oye lo que actuamos todos y reproducimos

desde la ventana
el recreo es un tablero
de cabecitas rojas y negras
círculos que se mueven
rápido y se sacan chispa

salta una roja
sobre un negro y
patea el tablero!
un aula:
filas de cajitas
ordenadas
casi siempre
de a dos

cuando suena el timbre
los acomodan por edad
por sexo o por tamaño
y ordenados esperan el saludo

para unos
las cabezas quemadas
se tiran al tacho porque
ya no sirven
ni para producir fuego
para otros
las cabecitas rojas se prenden
lo justo y necesario
no producen de más
pero
cuando la cajita está muy gastada
y se frota un fósforo con mucha insistencia
lo que más se perjudica es el fósforo

algunas cajitas
tienen dos lados:
uno, para los cabeza quemada
otro, para los que todavía tienen cabeza

algunas cajitas guardan
los fósforos quemados
para ser reutilizados porque
cuando la cabeza se quema
queda el cuerpito que sigue
el mismo proceso

poco a poco quedan pocos
fósforos rojos en la cajita
un lado se agranda y otro se achica

cabecitas rojas tienen
antes de prenderse
por eso las preguntas
menos pertinentes
generan foquismo

no son los fósforos
los que no sirven son
las cajitas

como los paquetes de cigarrillos
se aplastan
se tiran

ciertas ideas encienden
las cabezas y
revolucionan la paciencia

¿la tiza por la hoz
el manual por el manifiesto
las filas por un círculo de sillas?

revolucionar todos los fósforos
romper en mil pedazos
la cajita gastada e inservible y
al fin encender de otra manera

 Victoria Sastre Echarri


Oscar Fariña lee "El guacho Martín Fierro": https://www.youtube.com/watch?v=PJqwNx4wDBE 

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