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12 de octubre de 1492: “Ese día el sol se eclipsó para nuestros ancestros”
Por Liliana Giambelluca - Sunday, Oct. 16, 2016 at 11:28 AM

Como cada 12 de octubre, pueblos originarios reunidos en la Plaza del Congreso realizaron jornadas de valorización de sus identidades étnicas y culturales en el marco del “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. En una ceremonia de reconocimiento a las ancianas, éstas ofrecieron hojas de coca a los presentes en repudio al castigo que recibieron choferes de colectivos de larga distancia por “akullicar” mientras manejaban. Al atardecer, marcharon por las calles de Buenos Aires.

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Pueblos y organizaciones originarias de distintas etnias que conforman el Movimiento Indígena de Argentina se reunieron durante tres días en la Plaza del Congreso. Fueron jornadas de reflexión histórica y política, de defensa de la cultura y espiritualidad ancestral y, sobre todo, de repudio al proceso iniciado por la corona española el 12 de octubre de 1492.

“Ese día el sol se eclipsó para nuestros ancestros”, remarcó el documento que leyeron dos niñas quechuas, Rosita y Kheswana, y Miguel Choque (de sangre quechua y aymara). “Fue el comienzo del genocidio más grande cometido a la humanidad, con más de 120 millones de indígenas muertos en todo el continente”, denunciaron.

Nadie olvida que la apropiación de los territorios implicó “civilizar” al “salvaje” mediante el sometimiento, las torturas, las violaciones a mujeres, el trabajo esclavo, el robo de niños y la pérdida absoluta de los derechos indígenas. A cambio se les ofreció la evangelización, el colonialismo y el saqueo de sus recursos naturales.

“Esas son las razones por las que hoy venimos a afirmar nuestros derechos”, destacó el documento. Los originarios rindieron homenaje a los héroes de los antepasados y reivindicaron “el sistema indígena milenario” en sus aspectos “ideológico, filosófico y espiritual” por el que “los hermanos lucharon y dieron su vida para construir un movimiento indígena”.

DÍA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA

Para los pueblos originarios, el 12 de octubre es un día de resistencia indígena. Y así como antes rechazaban el “Día de la Raza” -iniciativa de la Asociación Patriótica Española que se transformó en decreto presidencial-, hoy tampoco aceptan que se “festeje” el “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”, porque los genocidios no se festejan.

Han pasado 524 años y los indígenas continúan resistiendo porque los cambios sociales sólo son de forma. Y algunos ni de forma. Las comunidades que habitan en todo el país sufren maltrato, abandono, represión policial y muerte. La Constitución, las leyes nacionales y los convenios internacionales que protegen sus derechos dan respuesta a sus antiguos reclamos, pero la realidad contradice la normativa. El hecho empírico irrefutable es que los Estados nacional y provinciales no hacen más que profundizar su exclusión de las políticas públicas. La lucha es diaria y sin horizonte que ilumine una esperanza de cambios estructurales.

La retórica oficial y los tibios gestos políticos actuales ahora tienen formas delicadas y sobreactúan un interés que en algún momento se develará tan brutal e indiferente como el anterior. La prolongación del colonialismo indica que el contrato social con los excluidos tiene límites.

“Denunciamos que el gobierno actual aún no tomó conciencia que los indígenas también somos humanos, ya que no existe explicación para las muertes por desnutrición, contaminación y otras enfermedades”, aseguran en el documento. Hoy como ayer, niños y adultos indígenas mueren por desnutrición, por tuberculosis o falta de atención en los hospitales públicos. Se roban niños indígenas para su venta al extranjero y la comercialización de sus órganos. Se reprimen sus protestas y se continúa violando a las mujeres, “produciendo un exterminio silencioso, progresivo e inexorable, lo cual constituye una genocidio étnico”, se subrayó.

La lucha en defensa del territorio ancestral continúa porque los gobiernos aún ignoran la Ley 26.160. Mientras el indígena cuida la armonía de la naturaleza y lucha por la Madre Tierra, los gobiernos permiten la invasión de empresas mineras transnacionales con su modelo extractivista a cielo abierto y, a pesar de los derrames de cianuro que se han dado en los últimos meses, les amplían sus privilegios. También se avala la tala de árboles para entregar miles de hectáreas a los pools de siembra para que planten soja. Cuando el indígena se niega a abandonar su territorio ancestral, puede terminar asesinado, como el joven Cristian Ferreyra, quien vivía en una comunidad campesina de San Antonio, Santiago del Estero, y se negó a abandonar su tierra para dar lugar a una masiva plantación de soja. Entonces, los dueños de la plantación lo mandaron a asesinar en 2011. Al año siguiente, la víctima fue Miguel Galván.

“Repudiamos el Decreto 820/2016 que modifica la ley de tierras y favorece la extranjerización de tierras no urbanas, con las consecuencias que ello trae a las comunidades indígenas, campesinas y el detrimento al medio ambiente”, señaló el documento que se leyó frente al Congreso de la Nación. Asimismo, se repudió “el patentamiento de la quínoa por parte de un empresario capitalista, siendo éste un alimento milenario de los pueblos originarios”. También se rechazaron los emprendimientos mineros a cielo abierto porque “son una amenaza a nuestra Madre Tierra, ya que en su proceso se usa cianuro y arsénico”.

“PROHIBIR EL COQUEO, ES IGUAL QUE IMPEDIR QUE SE TOME MATE”

El miércoles al mediodía se realizó una ceremonia de reconocimiento a las ancianas indígenas. Ellas -al igual que los ancianos- son las consejeras y guías espirituales en el entorno familiar y comunitario de las etnias. Luego de cantar coplas, las ancianas ofrecieron hojas de coca a la Madre Tierra y a los presentes en repudio al castigo que semanas atrás recibieron choferes de colectivos de larga distancia por “akullicar” (masticar hojas de coca) mientras manejaban.

Cuatro choferes que fueron controlados con el test de drogas dieran positivo debido a que estaban “coqueando”. El aparato no diferencia cocaína de la hoja sagrada y, sin consultar a los choferes, los medios de comunicación hegemónicos difundieron en cadena la “aberración” cometida por los “adictos” trabajadores. La semana pasada, la Cámara Empresaria de Larga Distancia (CELADI) rechazó la práctica de akullicar por parte de los choferes y se comprometieron a “trabajar para erradicar esta costumbre, que aunque ancestral y hasta el momento legal, no representa el perfil de conductor profesional que caracteriza a nuestra actividad” (Perfil: “Rechazan el consumo de hoja de coca en los choferes de micros”, 9/10/2016).

Sisquito Flores (pueblo chicha de Jujuy), artesano y músico que rescata la cultura, las tradiciones y la lengua de nuestros ancestros, sostuvo que “La hoja de coca es un producto sagrado que acompaña nuestra vida cotidiana. Para nosotros tiene un significado espiritual, cultural y social que viene de nuestros ancestros, a la vez es un legado que le dejaremos a las generaciones futuras”.

Teniendo en cuenta que la Ley 23.737 no equipara el coqueo con el consumo de estupefacientes, Sisquito le pide a los dirigentes de la CELADI que reflexionen y tengan en cuenta que “más del 80 por ciento de los choferes pertenecen a pueblos originarios andinos, y para ellos, coquear forma parte de su cultura”.

El abogado Benito Espíndola (diaguita de Salta) manifestó que “en el norte no sólo coquean los indígenas, sino también los comisarios, los jueces, el gobernador y los legisladores porque es una práctica comunitaria colectiva. Prohibir el coqueo, es igual que impedir que se tome mate. Ambas son costumbres culturales muy arraigadas”. Agregó que “se han metido con nuestra identidad cultural, con parte de nuestra espiritualidad, pero es nuestra tarea esclarecer”.

Los entrevistados y distintos oradores en la ceremonia, además resaltaron las propiedades nutritivas y medicinales de la hoja de coca.

LA COSTUMBRE Y LA LEY

Los usos y las costumbres son fuente formal del derecho consuetudinario. Muchos juristas señalan que la costumbre fue la primera regla jurídica que se dieron los pueblos primitivos, pero con el avance de la teoría, ello perdió vigor y la norma escrita cobró mayor fuerza y un sentido universalista. “Toda nuestra tradición jurídica está dominada por la distinción entre dos modos típicos de producción del derecho: la costumbre y la ley”, afirmó el jurista y filósofo Norberto Bobbio.

Con relación al coqueo, en la Argentina tenemos la “costumbre” y la “normativa”. La Ley de Estupefacientes N° 23.737, sancionada y promulgada en 1989, en su artículo 15 establece que “La tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural destinado a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de estupefacientes”.

Los pueblos que conforman el Movimiento Indígena de Argentina en su documento solicitan la ampliación del citado artículo: que “se autorice la comercialización de la hoja de coca y se la declare ‘patrimonio cultural de los pueblos indígenas’”. En el Congreso de la Nación, los proyectos referidos al tema, aún esperan ser tratados por los legisladores.

“NO PUDIERON MATAR NUESTRAS RAÍCES”

Durante la tarde hubo música andina, alegría, rondas y bailes. Al atardecer comenzó la marcha. Las wiphalas flameaban en medio de una bulliciosa caminata de pueblos kolla, aymara, qom, guaraní, quechua, mapuche, ona, chicha, pilagá, diaguita, huarpe, wichi y calchaquí, entre otros. Los sikuris y bombistos acompañaban las canciones y marcaban el compás de la caminata desde el Congreso hacia el obelisco. Se retornó por Cerrito, Avenida de Mayo hasta llegar al punto de partida. La música y las danzas continuaron. Una anciana sonreía al mirarlos mientras intentaba proteger una pancarta que portó orgullosa durante toda la marcha con el mensaje: “Arrancaron nuestros frutos, cortaron nuestras ramas, quemaron nuestros troncos, pero no pudieron matar nuestras raíces”.

Liliana Giambelluca
Fotos: Jorge Form y LG

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Día de la Resistencia Indígena
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Niñas quechuas, Rosita y Kheswana, y Miguel Choque leen en Documento
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Las ancianas cantan coplas
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Hojas de coca para la Madre Tierra
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Sisquito Flores, artesano y músico del pueblo chicha de Jujuy
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Marcha de pueblos originarios
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