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Macrismo verde: entre la ecología y la meritocracia
Por Lea Ross, Ecos Córdoba - Friday, Oct. 28, 2016 at 10:31 PM

Un caso testigo en Córdoba sobre la adaptación de discursos verdes y prácticas ecológicas a la lógica macrista: una actividad barrial contra el consumismo, apoyada por una empresa sospechada por trata de personas y lavado de dinero.

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Por Lea Ross | @LeandroRoss
Fotos: Esteban Morales | @EMoralesLR

En tiempos de la modernidad líquida, el consumismo muestra sus movidas a pasos globales y a velocidades por minuto. Todo lo que es comprable, se desecha al año siguiente por estar condenado a ofuscar su funcionamiento y empujado a ser reemplazado por algo más moderno.

Electrodomésticos, celulares, vestimentas, todo es desechable. La producción-desecho está siendo polemizado desde distintas organizaciones internacionales, por su generación incesante de consumo de energía, de producciones de gases de efecto invernadero y de la extracción de recursos limitados. A la búsqueda de un modo de vida distinta, las alternativas dicen presente. Ya sea para cambiar las estructuras. O para mantenerlas. La meritocracia querrá preservar de las suyas.

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Los reparadores

Es un sábado templado en la ciudad de Córdoba. La pequeña plazoleta León Morra divide a los barrios Junior y General Paz. El segundo va cambiando su identidad barrial, al ritmo del crecimiento de los edificios y la instalación de condominios con alto glamour. En ese escueto espacio verde, reparadores de distintas ramas ponen sus mesas a la hora de ayudar a vecinos y vecinas a recuperar sus objetos dañados.

“El Club de Reparadores” es una iniciativa itinerante, importada desde Buenos Aires, con la idea de interactuar con los barrios a la hora de impulsar un modo de vida contrapuesto a la que instala la sociedad de consumo.

Gabriel Peralta muestra sus “cochecitos” de distintos modelos en sus mesas. Toys Time (ubicada en la calle Rosario de Santa Fe al 1.092) es la juguetería donde ejerce su oficio y vino a la actividad para reparar juguetes a la vecindad. Un karting sin terminar ocupa mucho espacio arriba de la mesa. “Es del año 1936. Es el modelo que usaba Juan Manuel Fangio. Para cuando esté terminada, va para la vidriera”, nos cuenta el reparador, sin dejar al lado que también repara muñecas y otros juguetes.

Por su parte, el joven Mariano le reparó una mountain bike a una vecina. Nos comenta que gracias a su experiencia en reparar bicis le permite trabajar en un Centro de Actividades Juveniles (CAJ) de un IPEM de zona sur, compartiendo un taller de ciclomecánica. Sin embargo, su “boom” empezó cuando le reparó la bicicleta a la actriz y poeta Camila Sosa Villada. Luego de que la autora de la obra teatral Putx madre publicara su agradecimiento en las redes sociales, el reparador recibió mucho más pedidos por delivery. “Desde entonces dejé de laburar en el kiosco”, nos comenta. Su contacto vía facebook es “Reparación de bicicletas Pilier”. Junto a él, compartió el día de reparaciones Francisco, quien lleva adelante junto a un amigo el emprendimiento Ronin Bikes (también por contacto vía Facebook), a través del cual restaura bicicletas antiguas, cuidando los diseños originales y repuestos de la época.

Junto a ellos, en la plaza compartieron el espacio reparadores de tocadiscos, de aparatos eléctricos y de textiles.

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Del lavado a la lavada

La actividad estuvo organizada por la Universidad Libre de Ambiente, la fundación Tierra Vida, Patio Mundo y la Generación Vitnik. Esta última es un proyecto impulsado por los dueños de la marca comercial Vitnik, la más famosa de ropa deportiva de Córdoba, donde tratan de “formar la próxima generación de profesionales en la industria textil”, señala una de sus integrantes a ECOS Córdoba. Generación Vitnik fue conformada el año pasado y su centro de trabajo, a la hora de llevar a los jóvenes al mundo laboral, es el llamado “Vitniklab”, que precisamente está instalado al frente de la plazoleta donde se lleva a cabo la actividad de los reparadores.

La empresa Anavi S.A., creadora de la marca Vitnik, es recordada por haber estado investigada en un caso de explotación laboral y trata de personas en el 2011.

En ese entonces, una serie de allanamientos fue llevada a cabo en distintos puntos de la ciudad de Córdoba, donde se preparan prendas con la etiqueta Vitnik. En ese entonces, fueron arrestados los dueños de Anavi durante un mes y medio. En el 2013, el juez federal a cargo de la causa, Ricardo Bustos Fierro, ordenó que sobreseyeran a los dueños de Vitnik al no encontrar pruebas que confirmen la existencia de trata. Desde Generación Vitnik, aseveraron que en 2014, hubo un segundo sobreseimiento a favor de la empresa. “Si vos vas adentro de la empresa, vas a ver que todos trabajan felices, todos están contentos con su trabajo”, señala una de sus integrantes al cronista.

Si de casos policiales se trata, otra cuestión que pocos conocen es que la empresa Anavi S.A. figura como uno de los clientes de la financiera ilegal CBI Cordubensis, cuyo funcionamiento fue destapado en 2014 y que se espera el juicio contra sus dueños. En la grilla de abajo, se observa que la cuenta a nombre de Anavi tenía un depósito de casi 730 mil pesos en CBI.

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Este registro se expuso por primera vez en el programa televisivo Justicia Legítima de Canal 10. Dicho sea de paso, la causa de CBI estaba en manos de Bustos Fierro, quien fue apartado del caso luego de que se supiera que poseía amistades con algunos empresarios involucrados. Habrá que ver si la empresa textil era lo suficiente ingenua como para confiar en semejante caudal monetario a una entidad que necesitaba de abultados ingresos para generar su bicicleta financiera clandestina.

Macrismo verde

El Club de Reparadores fue fundado a fines del año pasado por dos mujeres. Una de ellas, es la encargada desde hace ocho meses del Observatorio de Higiene Urbana de Buenos Aires, distrito manejado por la fuerza política del presidente Mauricio Macri desde el año 2007. A partir de la ausencia del discurso kirchnerista sobre las cuestiones ambientales -sin otorgar una respuesta a varias problemáticas ligadas a los agroquímicos, la megaminería y el fracking-, el macrismo emergió como fuerza nacional llenando ese espacio vacío, a partir de la experiencia que tuvo el actual presidente durante su gestión como jefe de gobierno de Buenos Aires en el período 2007-2015. En ese entonces, sus políticas ligadas a la instalación de bicisendas y el manejo responsable de la basura, pretendieron ser instalados como el sello ambiental de su política.

Y ahora como presidente, sus medidas al apoyo a fuentes de energía alternativas y renovables, la presencia de la fauna autóctona en los billetes argentinos, la creación de un Ministerio de Ambiente y el rechazo al consumo excesivo de gas y energía -para así justificar los “tarifazos”- fueron esa respuesta que ofrece el macrismo y que el kirchnerismo directamente no respondía.

“El macrismo tiene eso que llaman ecologismo bobo, economía verde, el propio Papa en la Encíclica lo llama ‘ecologismo superficial’, y el propio (Eduardo) Galeano lo define como ‘esos que se pintan de verde’. -señala el abogado e investigador de problemáticas ambientales, Enrique Viale-. Pero eso ya lo habíamos vivido en Buenos Aires, a través del eslogan del propio Macri que era ‘Ciudad Verde’. Y que más que verde por el ecologismo, era el verde de los dólares. Porque nunca antes había crecido tanto la especulación inmobiliaria y nunca habían decrecido tanto los espacios verdes de la ciudad como fueron en los ocho años del macrismo”.

De hecho, una de las figuras centrales-verde dentro del macrismo fue Juan Carlos Villalonga, ex referente del partido Los Verdes, quien aceptó el cargo de la Agencia de Protección Ambiental en Buenos Aires. Y una de sus primeras medidas fue aprobar el estudio de impacto ambiental del proyecto del shopping Los Arcos, de la cuestionada inmobiliaria IRSA.

En estos tiempos de la meritocracia -idea instalada por una cuestionada publicidad de una famosa marca de automóviles-, el discurso verde del macrismo es una oportunidad que tienen las empresas a la hora de legitimarse ante la opinión pública, apoyando incitativas ecológicas, como es el caso de Vitnik, para mostrar sus méritos a la hora de preservar el medio ambiente. Y desviar así el eje de sus verdaderos méritos que se ocultan detrás de sus crecimientos.

Es más: la publicación de la nueva base de datos del INDEC le ha permitdo al Gobierno Nacional que la sociedad, con ayuda de los medios masivos de comunicación, esté hablando de la pobreza y no así de la desigualdad.

Pero de alguna manera, el “Relato Mc” es un discurso que cava su propia fosa. Intentar compatibilizar la preservación del modelo saqueador de los bienes comunes y augurar la búsqueda de modos de vida distintos, solo llevarían su discurso a la implosión. De hecho, ya comenzó a implosionar, a partir de la declaración del ministro de ambiente Sergio Bergman: si no hay presupuesto, hay que rezar.

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