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Prohiben a Kraftwerk, pioneros de la música electrónica, con argumentos medievales
Por Washington Benítez, Partido Obrero - Thursday, Nov. 10, 2016 at 4:48 PM

9 de noviembre de 2016 | El concierto que el grupo alemán iba a brindar el 23 de noviembre fue cancelado con argumentos insólitos.

Prohiben a Kraftwerk...
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El concierto que el grupo alemán de música electrónica Kraftwerk tenía previsto brindar en la Ciudad de Buenos Aires el próximo 23 de noviembre fue definitivamente cancelado por la productora debido a que no obtuvo la autorización correspondiente de la Agencia Gubernamental de Control.

¿La razón? Tras el desastre de Time Warp, una ONG de recuperación de adictos, otra de cartoneros y Adrián Lutvak, co-presidente de la FUBA, presentaron un recurso de amparo solicitando la prohibición de la música electrónica en todo el ámbito de la ciudad.

Como en el onganiato, cuando se perseguía a los hippies de pelo largo que se reunían a tocar la guitarra en Plaza Francia, la AGC considera que, si bien se trata de un concierto y no de una fiesta animada por disc jockeys, la resolución aplica al show del grupo “por utilizar como instrumento principal un sintetizador o sampler”. Paradójicamente, un grupo que hace culto al futuro y la tecnología es prohibido con argumentos medievales.

Mientras las discotecas de Costa Salguero continúan funcionando a pleno, Kraftwerk, la banda pionera de la música electrónica a nivel mundial –su primer álbum es de 1970–, cuya influencia estética y musical alcanzó a millones de artistas –desde David Bowie hasta De la Soul, por decir algo– no podrá ofrecer su recital en la que sería su cuarta visita al país. Los organizadores evalúan trasladar el show a territorio bonaerense.

Encubrimiento

El desastre de Time Warp –ocurrido en abril de este año– no tuvo nada que ver con el espectáculo, el tipo de música o los instrumentos que utilizan los artistas sino con la codicia de los empresarios y la complicidad de la propia AGC, el gobierno porteño y la Prefectura.

Time Warp fue una zona liberada para la venta de drogas sintéticas, un negocio inseparable de este tipo de eventos. Mientras los dealers se movían a sus anchas repartiendo pastillas de colores, los organizadores clausuraban las canillas de los baños y vendían agua envasada y bebidas energizantes de su propia marca a precios exorbitantes. En un galpón habilitado para 10.500 personas, se hacinaron 20.000, sometidas a un calor sofocante. El resultado fueron cinco muertos y una decena de internados.

Costa Salguero es un reducto habitual del PRO. La empresa concesionaria –que paga un canon ridículo a la Ciudad por la ocupación de un espacio público privilegiado, a la vera del Río de la Plata– participa Fernando Polledo Olivera, el esposo de la vicepresidenta primera de la Legislatura porteña.

Comentario aparte merece el descuelgue de Lutvak, que firmó el amparo de manera inconsulta y al margen del resto de la conducción de la FUBA, en la que también participa la UJS del Partido Obrero. En lugar de atacar las responsabilidades políticas y empresarias, Lutvak –cuya agrupación viajó a confraternizar con el Papa al Vaticano– la emprendió por la prohibición de las fiestas. Un tiro al aire.

Los empresarios, las autoridades de la AGC, Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich son los que deben rendir cuentas por los muertos de Time Warp.

Los sintetizadores de Ralf Hütter, en cambio, no mataron a nadie. Por el contrario, abrieron nuevos rumbos para la música pop.

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