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Apagón Científico: una vela para la Ciencia Tucumana
Por APA Prensa - Friday, Dec. 09, 2016 at 11:29 AM

6 diciembre de 2016 | Con el dictamen y aprobación del Presupuesto 2017, diseñado por el Poder Ejecutivo Nacional y refrendado por el Congreso de la Nación, se consuma un nuevo “apagón científico” en Argentina.

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“Luego de una década ininterrumpida de grandes avances en el Sistema de Ciencia y Tecnología argentino, como por ejemplo la triplicación del número de investigadores de CONICET y la repatriación de más de 1200 científicos argentinos, el presupuesto 2017 representa claramente un camino de cambio, y no precisamente positivo. Las consecuencias de este recorte se sienten primero en el CONICET, donde según trascendió se reduce en un 60% los ingresos a la carrera del Investigador de la Convocatoria 2016”, expresaron desde el Ateneo de Científicos Tucumanos.

El Presupuesto 2017 dispensa además ajustes en educación, salud, cultura, derechos humanos y en el sustento de las pequeñas y medianas empresas. En contrapartida, en el proyecto se denota el crecimiento del pago de intereses de deuda externa, lo cual no es ajeno a nuestra historia, como tampoco lo es su efecto devastador en la calidad de vida de los argentinos. La decadencia en la estructura económica, política, social y cultural en nuestro país siempre estuvo relacionado a ciclos de excesivo endeudamiento.
“El sistema científico no es indiferente a estos procesos. En sus varias versiones, estos ciclos de derrumbe estructural de la sociedad argentina conllevaron oleadas de emigración de muchas de nuestras mejores mentes. El ajuste producido al sistema científico y tecnológico contenido en el presupuesto 2017 representa la hoja de ruta planteada por este gobierno: un país para pocos en el cual no son prioridad el desarrollo tecnológico, la industria nacional ni los centros universitarios de calidad ya que la especulación financiera y la primarización de la economía son los mayores protagonistas”, ampliaron desde el Ateneo.
La ciencia y los científicos están acostumbrados a estos embates y a tener que convencer constantemente a sus dirigentes y a la sociedad beneficiaria que la ciencia es fundamentalmente una inversión. Esto es particularmente importante en momentos en que el crecimiento y el progreso de una Nación dependen del conocimiento y de la posibilidad de utilizarlo con soberanía. La ciencia es la herramienta clave para el desarrollo de procesos que permitan agregar valor a bienes y, en consecuencia, generar trabajo y riqueza. Pero cuando el apagón científico se ejecuta en Buenos Aires, en la Argentina “Profunda” la oscuridad se cierne con mayor rapidez. Entre 2004 y 2014, la inversión en I+D (en pesos) registró un aumento del 174%, lo que permitió alcanzar el 0,61% del PBI. La distribución de la inversión en las distintas provincias no fue equitativa a pesar de la existencia de una política de federalización llevada a cabo con instrumentos tales como becas y proyectos para áreas de vacancia geográfica, descentralización del CONICET, CIC en cada provincia, entre otros. Pero en números concretos, Buenos Aires obtuvo -en la década mencionada- una inversión de más de 4000 millones de pesos mientras que cada una de las provincias del NOA y del NEA la inversión recibida es, al menos, de un orden de magnitud menor. En coincidencia, se advierte una marcada concentración de investigadores en Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, seguidas por Córdoba, Santa Fe y Río Negro, en detrimento de provincias como Mendoza, Tucumán y Chubut, y el resto del país en su conjunto.
“Más preocupante aún es la falta de fondos o programas actuales de financiación de gran envergadura para poder resolver estas asimetrías ya históricas y para potenciar la investigación de problemáticas regionales con impacto y transferencia al sector socio-productivo de Tucumán y el NOA, por ejemplo. Si analizamos la última convocatoria de proyectos PICT de la Agencia Nacional para la Promoción Científica y Tecnológica, y tomando a los proyectos de la categoría más alta -que reciben el mayor financiamiento posible y suelen ser los más competitivos- se destaca que la tan mentada federalización de recursos estuvo prácticamente ausente: de $55.481.676 asignados a este Programa menos del 8% se invertirán en proyectos de investigación fuera de Provincia de Buenos Aires, Santa Fe o Córdoba”, explicaron los científicos agrupados en el Ateneo.
Sin embargo, consideraron que “no todo está perdido. Programas como Pampa Azul, que subsiste a pesar de un gran recorte en este presupuesto, es un buen ejemplo de potenciación de recursos financieros en pos de un tema de investigación estratégico y federal: nuestro mar y sus generosos recursos. Sin embargo, como tucumanos consideramos que es hora de que el Norte tenga su Plan Estratégico Regional de resarcimiento histórico en Ciencia y Tecnología: un Plan Yungas, un Plan Lillo, un Plan Obispo Colombres, por ejemplo Sobran estandartes de ciencia y tecnología para encaminar un proyecto que debiera consumarse sobre las acciones sinérgicas que se vienen gestando entre los distintos sectores del Sistema Científico y Tecnológico en Tucumán: Gobierno Provincial, CONICET-TUCUMAN, Universidades, INTA, INTI, etc”.

En este sentido, aseguraron que para llevar a cabo tal iniciativa es necesaria una decisión política federal e integradora que contemple la confluencia de intereses y necesidades pero también científicos comprometidos con su realidad social que puedan ser motores vitales de este gran sueño.
Por último, indicaron que “creemos firmemente que una propuesta ambiciosa de una Ciencia y Tecnología de alto nivel al servicio del progreso y desarrollo de la Nación y de nuestra Provincia, no podrá cristalizarse a menos que seamos capaces de pensarnos como trabajadores de la ciencia, integrados al conjunto de la sociedad y con un profundo sentido humanista”.

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