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De magnetizadores y sonámbulos
Por (reenvio) Daniel Echezarreta-Sergio Hernández - Wednesday, Dec. 28, 2016 at 12:34 AM

22/12/16 Andrea Cavalletti explora la dimensión subconsciente del poder y los límites de la figura del encantador de masas en 'Sugestión. Potencia y límites de la fascinación política' (Adriana Hidalgo, 2015).

Flotaba en el aire, desde el principio: una atmósfera de contrariedad, de irritación, se situaba sobre la toscana italiana que inspiraría a Thomas Mann en la escritura de su Mario y el Mago (1930). En esa Italia del fascismo, de un Mussolini sugestionador de masas, hay una atmósfera que perturba profundamente a Thomas Mann y lo hipnotiza. Esa Italia, también, en la que nace Andrea Cavalletti y desde la que escribe Sugestión: Potencia y límites de la fascinación política, preguntándose por los orígenes de esa atmósfera que tanto afectó a Mann y por ese poder que tantas historias ha atravesado.

Andrea Hidalgo, la editora de esta obra de Andrea Cavalletti, profesor de estética y literatura italiana en el Instituto Universitario de Arquitetura de Venecia, parece apostar fuerte por una nueva historia foucaultiana de poder y dominación, siguiendo los ecos de anteriores obras del italiano también publicadas por ella: Mitología de la seguridad: la ciudad biopolítica (2010) y Clase: el despertar de la multitud (2013). Pero Sugestión…, lejos de ser otra obra más, tiene su propia atmósfera y envuelve al lector por completo en ella. Es precisamente desde esa atmósfera, que ya se deja sentir en las primeras páginas, desde donde Andrea Cavalletti arranca este relato de hipnosis, sugestión, poder y, en definitiva, dominación política. ¿Cómo resistir al puño en alto de Mussolini?

Llegados a este punto, nos preguntamos si acaso la cara de Pablo Iglesias en las papeletas de Podemos en las europeas de 2014 no es sino un gesto paradigmático de sugestión, de magnetismo, que perseguía interpelar a las masas a través de su propio rostro impreso.

Pocos meses después del primer triunfo electoral y de la polémica de la papeleta, Íñigo Errejón afirmaba que ese "uso estratégico del liderazgo no ha sido obstáculo, ni siquiera un complemento, sino componente central de la operación política" del partido en su guerra electoral. El gesto de poner la cara de Iglesias, por sí mismo, portaría un poder, una capacidad, que seduciría al votante indeciso. Entonces, ¿cómo no caer en esa fascinación, en ese magnetismo animal, a la que nos transporta el encantador? Sugestión... intenta analizar estos mecanismos y proporcionar herramientas para sustraerse de ellos.

Y es que Cavalletti encuentra en esa atmósfera la base de un dispositivo biopolítico de seguridad que no es sino una gran máquina de sugestión de masas. Pero, como decíamos, Sugestión… dista de ser otra obra foucaultiana más y nos ofrece nuevas líneas a trazar y caminos a tomar.

La apuesta arranca bien pronto con una genealogía que se adentra en el siglo XVIII y recorre más de cien años de sugestión a través de, primero, las teorías del magnetismo animal y, después, las de la hipnosis. Sirviéndose de un estilo elaborado, elegante, minucioso y, por qué no, con una atmósfera propia que engancha desde el principio al lector, Sugestión… nos acompaña en un recorrido que examina el mecanismo principal de gobierno y sugestión a que se somete a la población, desde Mesmer a Freud, de Genovesi a Bernheim.

A través de una visión biopolítica de la población, Cavalletti nos muestra que la sugestión es algo que se contagia por mímesis o imitación. La premisa tout est dans la suggestion nos plantea una distribución microfísica de la sugestión. Como un efecto de poder detrás del cual no hay nada.

Así, la obra que no cesa de representar Cipola, el magnetizador de Estado de Mario y el Mago –relato al que no cesa de remitir Sugestión... –, no es sino la expresión espectacular del poder y su capacidad de seducción.

El carácter fantasmagórico del poder queda desvelado, entonces, a través de esta teoría de la sugestión que nos aporta algunas sugerencias acerca de cómo pensar, no sólo la sujeción, sino los mecanismos de subjetivación a través de los cuales nos conformamos como sujetos, y el grado de voluntariedad o agencia implícito en este proceso.

¿Dónde radica este misterio del magnetismo? Otra vez, ¿cómo resistir al puño en alto de Mussolini? ¿Cómo resistir a la seducción de masas?

Al contrario de lo que puede sugerir en un primer momento, la sugestión es un proceso que requiere de dos sujetos agentes: los límites entre sugestionador y sugestionado no son tan claros como pudiera parecer, y aquí está, según Cavalletti, la potencia para la resistencia a la sugestión.

Toda relación sugestiva implica una co-sugestión. Lo que define al magnetizador y al sonámbulo es que el primero conoce el arte de provocar en el segundo un momento de vigilia, entre el sueño y el despertar, entre la pasividad y la actividad, y sabe prolongar el momento hasta que la idea transmitida se transforma en una acción.

El gesto de Mario, que acaba con Cipola y preconiza el final del propio Mussolini, viene de la sugestión misma. En la vigilia del sonámbulo y en el insomnio de quien se niega a dormir, se encuentra la huella de un carácter propio que hace frente a la mímesis y la imitación generalizadas. Y ese carácter es la piedra angular de la resistencia a una atmósfera sugestiva.

fuente http://www.diagonalperiodico.net/culturas/32605-magnetizadores-y-sonambulos.html

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