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Los próximos despidos del gabinete y el Estado “low cost” que Macri le encargó a Dujovne
Por Alejandro Bercovich - Friday, Dec. 30, 2016 at 11:41 AM

30 de diciembre de 2016

Los próximos despido...
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-Se terminó, ya está. Con estos pelotudos no podía hacer más nada.

Por si quedaban dudas de quién eligió el momento para la eyección más anunciada del gabinete, el propio Alfonso Prat- Gay se ocupó de aclararlo el mismo lunes ante el variopinto puñado de confidentes que cultivó en los quince años que lleva dedicados a la política. Los aludidos por el epíteto que Fontanarrosa juzgó irreemplazable para la lengua castellana eran casi todos los demás ministros, ante quienes jamás ocultó ese parecer, pero estaba dirigido especialmente a dos: Juanjo Aranguren y Rogelio Frigerio.

Nada personal. Lo que convenció a Prat-Gay de que en el quinto piso del Palacio de Hacienda tenía menos poder que en el Banco Central en 2004, cuando se divorció de Néstor Kirchner algo más tensamente que ahora de Mauricio Macri, fueron dos decisiones del último mes: la de flexibilizar su proyecto de reforma del impuesto a las Ganancias y la de pactar con las petroleras cuatro subas de combustibles para 2017. El Presidente no lo consultó para ninguna. Y como se apuntó en esta columna el viernes pasado, el acuerdo para seguir aumentando el precio de la nafta y el gasoil (ya los más caros de Latinoamérica, excepto Uruguay) terminó de demoler la pauta inflacionaria del 17% que figura en el Presupuesto 2017.

Lo advirtió el martes casi sin eco mediático la Federación del Transporte de Cargas (FADEEAC): la primera de las subas que acordó Aranguren con sus excolegas petroleros para Reyes (8%) incrementará al menos un 3% el costo logístico para todas las empresas del país. Sin contar las paritarias, claro. El contexto no es floreciente. Entre enero y octubre de este año, aun con un alza menor que la inflación promedio, la venta de gasoil se derrumbó un 9,5%. El jubileo impositivo para el campo no llegó a compensar el desplome del transporte, asociado al ajuste del consumo. En esos mismos diez primeros meses de 2016 se patentaron 15% menos camiones cero kilómetro que en igual lapso de 2015.

Macri nunca soportó las ínfulas de Prat-Gay ni que se sintiera un primus inter pares dentro del gabinete económico. Llegó a retarlo en editoriales de columnistas amancebados. Pero lejos de amilanarse, el ministro saliente empezó a vengarse de sus enemigos en el gabinete con golpes bajo el cinturón que el kirchnerismo aplicaba a gobernadores díscolos: a Interior, por ejemplo, le cortó el chorro de fondos para obras y viviendas apenas arrancó diciembre. Así aceleró otro choque inexorable: el de Frigerio con el secretario de Obras Públicas, Daniel Chaín, un ex- SOCMA que acompañó a Macri desde 2007 en la Ciudad y que ya empezó a desalojar su despacho en el piso 11 de Economía. El mismo que ocupó durante largos años el lanzador de bolsos José López.

¡Next!
Aunque le dieron un año, Chaín no llegó a aprender a manejar la botonera de la patria contratista que heredó de la mano derecha de Julio De Vido. Forma parte del grupo de funcionarios que el tridente coordinador Peña- Quintana-Lopetegui considera los peores, una vez desplazado Prat-Gay. La pesada herencia del viejo gabinete de Macri en el gobierno porteño, que el propio Presidente pareció ayer empezar a despedir por radio. Uno es Jorge Lemus, cuyo mayor mérito como sanitarista fue haberlo rescatado cuando casi se ahoga con un bigote de Freddy Mercury. Su gestión en Salud se resume en dos datos: apenas ejecutó la mitad del presupuesto para la lucha contra el SIDA y redujo en un 30% la entrega a provincias de botiquines del Plan Remediar.

Otro al que no ven demasiado futuro en la Rosada es al latin lover Francisco Cabrera, como lo llama burlonamente Macri desde aquellas portadas de revistas del corazón que compartió con Juana Viale. En su cartera de Producción funciona la secretaría de Comercio, que no logró poner en marcha un solo programa que mitigara la inflación récord de este año o apuntalara el consumo. También la de Industria, un sector que venía estancado desde 2011 pero que no se derrumbaba un 5% (como este año) desde la crisis mundial de 2009.

Los jóvenes Martín Etechegoyen y Fernando Grasso son los únicos dos funcionarios de la cartera productiva cuya tarea ponderan los atribulados dueños de fábricas grandes y chicas. Ambos vienen de la UIA. Allí empezó a picar en punta uno de los dos finalistas para suceder a Adrián Kaufmann en abril: el jefe de la poderosa cámara alimentaria (COPAL), el laboralista Daniel Funes de Rioja, quien por ahora suma más adhesiones que el aceitero Miguel Acevedo. Paradojas: Funes no amasó su fortuna entre tuercas y bulones sino como abogado patronal en conflictos laborales. La famosa “industria del juicio” que los manufactureros quieren desarticular y que Cambiemos busca limitar con la nueva ley de ART que logró media sanción en la última sesión del año del Senado.

Ahorrativos
Nicolás Dujovne desembarcará el lunes en Economía con un mandato simple: ordenar y recortar. Lo que no tuvo este año Macri, según las fuentes de su mesa chica consultadas por BAE Negocios, fue alguien que hiciera lo que Juan Carlos Pezoa con Cristina o el difunto Carlos Mosse con Néstor Kirchner: reportar diariamente los flujos de caja y alertar al vértice del poder si un gasto empezaba a desmadrarse o un ingreso a flaquear. Una lid monótona, de secretario, que Prat-Gay despreciaba.

En las notas que escribió Dujovne en La Nación en el último trimestre se lee nítida su intención de que el Estado haga el ajuste que ya hizo este año el sector privado, estrangulado por las altas tasas de interés que fijó el Banco Central, con los consecuentes desplomes del consumo y la inversión. Haría bien en revisar recovecos como las “unidades retributivas” que reparten discrecionalmente los ministros entre sus funcionarios o empleados. Aranguren, por caso, concedió el 22 de diciembre mediante ese mecanismo un bono de $119.286 al subsecretario de Energías Renovables, Sebastián Kind. Más llamativo resultó el premio de $162.000 para Marta Elsa Zaghini, una empleada con categoría A-8.

Lo difícil, por supuesto, será llevar adelante ese ajuste en un año electoral. Y el flamante ministro lo sabe, porque su relación con la política no nació cuando Ernesto Sanz lo convocó como asesor part-time al Senado, hace ya cuatro años y por el equivalente a $34.000 mensuales de hoy. De adolescente, en la acomodada Vicente López pero lejos de la vida VIP de los muchachos del Cardenal Newman, llegó a militar en el Frente Secundario Intransigente.

Todo se juega en octubre. Cuando mañana alcen sus copas, las principales espadas del oficialismo brindarán para que en 2017 el peronismo siga convenientemente dividido y el Frente Renovador todavía goce de buena salud. En la estratégica provincia de Buenos Aires, según las encuestas que lee Macri, Cambiemos tiene la mejor marca pero no los mejores candidatos. No puede jugar a María Eugenia Vidal, la única dirigente con mayor imagen positiva que la del mandatario y que hoy le ganaría seguro a Cristina Kirchner. La misión de enfrentar a la exmandataria y su casi 60% de intención de voto en secciones como la populosa tercera (Oeste y Sur del Conurbano) se le encomendará a Elisa Carrió, aunque Jorge Macri no pierde las esperanzas. Lo mismo le ocurre en la Ciudad con Horacio Rodríguez Larreta, quien hoy le ganaría fácil al ambiguo Martín Lousteau pero quien deberá dejar esa batalla en manos de su vice, Diego Santilli.

En la intimidad de Cumelén, Macri quizá brinde exclusivamente por la salud de su antecesora. Sabe que la perspectiva de su regreso y la ausencia de otras alternativas firmes es lo único que le garantiza la gobernabilidad tras un año para el olvido como el primero de su gestión. En el empresariado, por caso, en lo único que coinciden es en no extrañarla. Y de los 37 miembros de la Comisión Directiva de la CGT, solo tres no sienten un profundo rencor hacia ella: Omar Plaini, Víctor Santamaría y el “Barba” Gutiérrez. Es lo que explica que hayan ido a sacarse una foto con él a Olivos, aun rumiando bronca por cómo quedó Ganancias y mientras los científicos tomaban el Ministerio de Ciencia y Técnica contra los despidos en el CONICET.

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