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España: ¿Izquierdas?
Por (reenvio) Blas Matamoro* / The Cult - Friday, Jan. 20, 2017 at 9:55 PM

Es un tópico, aunque algo desteñido, con cierta vigencia, decir que España es una sociedad mayormente de izquierdas. Para ello se suman marbetes que repiten la palabra pero que, observados de cerca, admiten diferencias bastante radicales.

Hay una izquierda reformista, notoriamente la socialista, hoy impedida por la conjetural subsistencia o inexistencia orgánica del PSOE. También hay una izquierda anticapitalista, cuya opción europea se ha desdibujado tras la experiencia del gobierno Tsipras en Grecia, del que nadie parece querer acordarse. Y hay unas izquierdas nacionalistas, ajenas a la tradición ilustrada de las izquierdas clásicas, internacionalistas, y que reivindican el hecho diferencial, máscara de una creencia romántica de orden étnico. Los marbetes admiten ser sumados pero la realidad multicolor no les responde, de modo que la mayoría social de izquierdas españolas se vuelve una entelequia.

Desde luego, la cuestión se inscribe en un dilema mayor: ¿qué son las izquierdas europeas tras la descongelación de los comunismos soviético y chino, y las vacilaciones socialdemócratas ante las sucesivas crisis económicas del continente?

En el mundo se advierte una ola contraria a la globalización y partidaria del ensimismamiento nacionalista, el despiece en contra de la integración. Esto también chirría con las izquierdas clásicas, siempre inscritas en el movimiento de la historia, que hoy parece tener un empecinamiento globalizador.

Contra la globalización y a favor del ensimismamiento nacional están Trump, Madame Le Pen, las ultras de Austria, Alemania y Holanda, y el alcohólico y neofascista Mister Farage, que sobrevive gracias a un sueldo del Europarlamento. También, desde luego, el compañero Urban, las CUP catalanas y los restos de la cobertura política de la ETA, a la cual seguimos creyendo ser la llamada izquierda abertzale.

Los resultados de este oleaje antiglobal pueden ser llamativos. Tomo un solo ejemplo, el único a mano. Trump convence a la Ford para que no invierta en México y sí en Estados Unidos. Desde luego, los salarios de los obreros metalúrgicos de Detroit no son los de San Luis Potosí. La Ford deberá pagar más por ellos y sus precios perderán competencia. O se echará mano de los robots y aumentará el paro. Pero ya sabrá Trump extraer el conejo de su chistera. Hoy no toca hacer profecías.

Entre tanto, las izquierdas españolas se dividen y subdividen. No miran al lejano adversario, la derecha, la que sigue gobernando. Miran al lado, donde están sus conjeturales compañeros, y pelean con ellos. Freud diría que su deseo inconsciente y secreto es no gobernar sino dejar que lo hagan aquellos otros: Rajoy, Trillo, Bárcenas y compañía. Tal vez exista una profunda convicción, que sacaría de su tumba a don Manuel Fraga Iribarne: España es naturalmente un país de derechas y nada es peor, para un político, que ir contra la naturaleza de las cosas.

*Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista, Blas Matamoro es un pensador respetado en todo el ámbito hispanohablante. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de La Opinión y La Razón (Buenos Aires), Cuadernos Noventa (Barcelona) y Vuelta (México, bajo la dirección de Octavio Paz).

fuente http://www.thecult.es/el-fondo-de-la-maleta/izquierdas-por-blas-matamoro.html

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